En Valcabado miraron al techo y descubrieron maderas mudéjares
La Junta promociona "Ruta de los Artesanados Mudéjares en la Vía de la Plata"
Roberto Carro nació en Valcabado del Páramo. Vive en su pueblo, entre otras tareas, como “mecenas de la memoria”.
? Soy un vecino preocupado por el pasado, presente y futuro del pueblo. Esta convicción personal tiene una proyección directa en conocer su historia: el cómo aconteció y por qué; quiénes habitaron las casas que hoy están cerradas o a punto de derribo; cómo eran las labores del campo, sus usos y costumbres…
Un compendio de conocimientos que tratamos de preservar porque forman nuestra identidad. Al final, ese apego a las raíces condiciona, para bien, la forma en la que me desenvuelvo. En definitiva y con terminología moderna, somos un grupo de vecinos subidos al carro etnográfico de Valcabado, algo así como “gestores culturales”. Aunque también me gusta el término de mecenas de la memoria.
![[Img #67257]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2024/2643_img-20230612-wa0008-1.jpg)
Un día, todavía era un niño, David Fernández miró al cielo de la iglesia de Valcabado y se encontró con el artesonado mudéjar. Desde entonces se deterioró un poco más con el rodar de los años y un grupo de vecinos soñaron que podían poner remedio al desgaste, recuperar su esplendor y hacerlo juntos.
Lo lograron y, el pasado diciembre, la Diputación de León otorgó a la asociación “Ave fénix” el premio “Concejo de Patrimonio” (dotado con 5.000 euros) por restaurar, divulgar y ser capaz de que otros muchos reconocieran el enorme valor de las maderas mudéjares entrelazadas en cúpulas y bóvedas de no menos de 13 pueblos de esta tierra, mayoría en iglesias de la diócesis de Astorga. Roberto nos apunta los detalles.
Hablamos de un artesonado mudéjar de finales del XVI que cubre la nave principal de la iglesia de Santiago, en Valcabado. Uno de los más grandes del noroeste español. Quizá el premio no es tanto por recuperar la pieza sino por la forma en que lo conseguimos.
Lo inició David (joven con sensibilidad exquisita que se postula como relevo generacional) y una campaña de mecenazgo con Hispania Nostra. Tuvimos claro la frase de Peridis: “Restaurar… ¿para qué?”, que completamos con un axioma que compartimos: “Solo se pierde lo que se olvida”.
![[Img #67256]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2024/5171_10295084_1390899827860964_2816278735852377643_o-1.jpg)
Un antecedente, el monasterio que recordó Augusto Quintana.
A este artesonado no podía pasarle lo mismo que al monasterio de repoblación, dúplice, cuyo documento de referencia está datado el 1 de abril del 956 en Valcabado. De la construcción monacal quedan unos apuntes en el Archivo Diocesano de Astorga y en el libro de Augusto Quintana: “Monasterios bañezanos”. Ni siquiera sabemos dónde se ubicaba, cómo era su trazado. Nada…, ni una piedra.
Restaurar el artesonado nos ha permitido, con la colaboración del Obispado, abrir la iglesia, mostrarlo a la gente y, como colofón, dar a conocer un corredor patrimonial a lo largo de la Vía de la Plata en la provincia leonesa y el norte de Zamora. Son 13 poblaciones con presencia de obra mudéjar que, a día de hoy y con patrocinio de Turismo de la Junta, forman parte de una ruta turística, que pretende llevar viajeros a los pequeños pueblos.
La Junta aporta la web de la ruta por 13 pueblos mudéjares
Ruta de los Artesonados Mudéjares en la Vía de la Plata comparte con el viajero cultural la lacería portaestandarte de Santa Colomba de la Vega, pero sin olvidar ni obviar, por su calidad y valor artístico, las ruedas de lazo de Azares del Páramo y Grajal de la Ribera y el zamorano Maire de Castroponce. Las armaduras de Lordemanos, Saludes de Castroponce, Alija del Infantado, Valcabado, Riego de la Vega y San Félix de la Vega. El barroco en la iglesia de Santa María de La Bañeza, y en Zamora: San Cristóbal de Entreviñas, Villanueva de Azoague y Santa Colomba de las Carabias.
La acción de restaurar y la reacción de crear una ruta revitaliza, descubre la potencialidad del turismo cultural de interior. A eso aspirábamos cuando asumimos el “restaurar, ¿para qué?”. Y la consecuencia obvia: “Se valora lo que se conoce; solo así se preserva y se comparte”. En ese punto estamos.
Llamar la atención y convencer a las instituciones
Otras personas se preocupan por sus pueblos, restauran patrimonio, reciben subvenciones. En Valcabado utilizaron un método inusual aquí, el mecenazgo (30.000 euros). Con ese fondo se fueron a Junta, Diputación y Obispado a contarles su proyecto, su base para comenzar y la necesidad imperiosa de necesitar apoyo económico. Y el dinero afluyó hasta los 270.000 euros que costó recuperar el arte del templo de Valcabado en 2023.
Iniciamos una campaña de mecenazgo con la buena fortuna de encontrar eco en medios provinciales y en periódicos y televisiones nacionales (la moda de la España vaciada). Con esta proyección nos resultó fácil dar a conocer nuestro proyecto. Después convencimos a las instituciones. Así, a nuestra aportación con el mecenazgo se sumaron las colaboraciones económicas de Patrimonio de la Junta, Diputación de León y Obispado de Astorga. El acuerdo financiero se completó con nuestro compromiso de restaurar el artesonado para ser útil y que tuviera reflejo y provecho en la sociedad.
![[Img #67255]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2024/9454_artesonado-foto-iluminacion-1.jpg)
Parece un proceso fácil, un camino sin baches en el interior de la iglesia de Valcabado. Pero no.
El apoyo económico de más de 350 personas del pueblo, comarca y provincia, pero también de Barcelona, Valencia, Madrid, Santander…, e incluso paisanos nuestros que emigraron a Buenos Aires, supuso un ejemplo de solidaridad y compromiso con el patrimonio.
El proyecto de restauración abrió nuevas sinergias y colaboraciones: el Centro de los Oficios de León, con Agustín Castellanos y Ricardo Cambas ?exponentes de la carpintería de armar? sin los cuales no tendríamos la armadura del presbiterio, atrio y pórtico de la iglesia. Haciendo el camino encontramos el estímulo y apoyo de Promonumenta, del museo Sefardí de Toledo, la cátedra de Territorios Sostenibles y Desarrollo Local de UNED, de Hispania Nostra, la asociación de Guías Oficiales de Turismo de León…
Es lo maravilloso de este asunto, ver cómo una sociedad civil organizada y con entusiasmo bien pertrechado obra pequeños-grandes milagros.
Centro de Interpretación de la Carpintería de Armar
Y con los sueños que se hacen realidad, seguro que aparecen otros; ideas para materializar en un pequeño pueblo de esta tierra ayuna ?eso parece al que no busca en lo profundo? de paisanos y proyectos.
Además de mantener lo conseguido, pretendemos ampliar horizontes; que la asociación Carpintería de Armar en la Vía de la Plata y su zona de influencia abarque nuevos pueblos que esconden celosamente sus artesonados y quieran sumarse a esta “cultura mudéjar rural” que tan buenos resultado está obteniendo.
Por otro lado, estamos en la última fase de construcción en Valcabado del Centro de Interpretación de la Carpintería de Armar en la Vía de la Plata. Su proyecto de musealización lo gestiona otro joven afincado en la localidad, José Manuel Olmos.
El Centro de los Oficios de León (con Agustín y Ricardo) tiene mucho que decir: su singular fórmula de intervenir en el patrimonio con una técnica carpintera ancestral ?como lo hacían los alarifes hace cuatrocientos años? es un método cuyo acierto y sostenibilidad económica son un revulsivo. Demostramos que juntos, haciendo lo mismo, somos más y mejores.
Podría ser que los visitantes no fuesen muchos, que…
Solo que haya uno que agradezca honestamente el trabajo que estamos haciendo, ya merece la pena todo el esfuerzo. No es el caso. Es un orgullo que la gente se acerque y nos diga que se está haciendo un gran trabajo. Las referencias del libro de visitas, que exponen sus agradecimientos y loas, nos confirman que estamos yendo por buen camino. Son lógicos discrepancias, desaciertos e incluso encontronazos con quienes no opinan del mismo modo o simplemente aparezcan para deslucir y criticar infundadamente lo que se está haciendo. Los aceptamos, pero continuamos.
![[Img #67254]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2024/69_img-20200408-wa0017-1.jpg)
Merece la pena vivir y preocuparse por un pequeño pueblo de León
Roberto Carro tiene ideas y, sobre todo, convicciones firmes en estos tiempos líquidos.
No te quepa duda, las raíces siempre lo merecen. La memoria de nuestros antepasados necesitan un refrendo y ese es un honor que está en nuestras manos. Dignificarlo ha de ser la máxima encomienda. ¡Qué sería de nosotros si no supiésemos a dónde ir por no saber, justamente, de dónde venimos!
En Valcabado tenéis una asociación, “Ave fénix”.
Se fundó y se refundó. El primer Ave fénix fue gestado por unos maestros de escuela en los ochenta, María Jesús y su marido. Fue un período prolífico porque consiguieron generar entusiasmo en varias generaciones de jóvenes. Su empeño todavía hoy se recuerda. La refundación se produjo en 2010. Aquel pájaro de fuego resurgió con la fuerza y el espíritu de sus predecesores. Desde entonces hemos pretendido que la actividad asociativa tocase a todos los vecinos, que en el grueso de las actividades estuviese representada toda la gente de Valcabado.
Una entidad cultural y vital que quiere sentarse en la mesa camilla.
Aunque pueda parecer pretencioso, procuramos tocar todos los palos. Revivir costumbres propias, las que nos han dado identidad en el tiempo; comunes a otros localidades y que conforman la cultura popular.
Mantener las celebraciones que nos ha unido desde tiempo inmemorial: reuniones populares, juegos, usos y costumbres que ayudan a mantener a salvo la raíz común. A ello arrimamos eventos culturales y deportivos para que todas las generaciones estén representadas en la actividad. Que cada uno encuentre su espacio de ocio y entretenimiento, su nicho cultural. En consecuencia, las semanas culturales que hemos organizado, las romerías con pendón y pendoneta, la celebración de santo Tirso, domingo tortillero o san Isidro; la activad teatral del grupo “Ave Fénix”, la revista “Hacendera”, talleres, exposiciones, conciertos, charlas temáticas, cursos, jornadas astronómicas, ludotecas, campus deportivos para niños y hasta recuperación del patrimonio.
Creer en el filandón y practicarlo el fin de semana
Un guitarrista en el Páramo y más allá.
Dicho así puede resultar pretencioso. No, más bien soy aficionado o eterno aprendiz de músico. Un dominguero de la guitarra con la ambición de compartir aquello que le emociona. Para ello me he rodeado de amigos, que son los verdaderos artistas, gente de pueblo como yo con la que compartimos ideales y desvelos. Hemos hecho causa común y se nota cuando vamos por los pueblos, ofreciendo conciertos teatralizados sobre el filandón leonés. Es nuestro compromiso con la tradición y seña de esa carismática ruralidad de la que siempre hacemos gala. Porque dicen que si lo que te emociona, se comparte, se disfruta doblemente. En eso andamos.
El filandón hecho teatro y un cestero en el escenario. Son agroartistas en tiempos de wifi.
Podría ser una rareza, pero ese fue el origen del grupo “Romanza&mimbre” (folk de filandón). En los inicios tratábamos de hacer germinar el ambiente de los filandones como eran antaño, con artesanías, cantos y cuentos. Al principio hacíamos cestos en el escenario y ahora se teje un jersey mientras hacemos pedagogía del filandón; contamos historias de tradición oral y cantamos romances medievales. Esa es la puesta en escena y nuestra contribución al blindaje de una tradición emblemática de esta tierra. Como dice un buen amigo: “Somos agroartistas en tiempo de wifi”.
No tañen las campanas como aviso, no salen con palas, pero es una auténtica hacendera en Valcabado.
Con ese título de la revista pretendíamos recuperar el espíritu de las antiguas hacenderas, en las que todos hacían de todo por salvaguardar “el común”. La memoria de vida de nuestro pueblo, hecho el giro metafórico, transita necesariamente por pasar a limpio el saber que está en el recuerdo y cómo fueron las vivencias de nuestros mayores. Creo que trazar esa hoja de ruta en el cuaderno de bitácora de nuestro acontecer pasado y presente es, en esencia, la mejor muestra de compromiso con nuestra intrahistoria. Y hecho así, sumando esfuerzos, es la mejor senda de darle lustre y permanencia a través de una publicación como “Hacendera”.
? Soy un vecino preocupado por el pasado, presente y futuro del pueblo. Esta convicción personal tiene una proyección directa en conocer su historia: el cómo aconteció y por qué; quiénes habitaron las casas que hoy están cerradas o a punto de derribo; cómo eran las labores del campo, sus usos y costumbres…
Un compendio de conocimientos que tratamos de preservar porque forman nuestra identidad. Al final, ese apego a las raíces condiciona, para bien, la forma en la que me desenvuelvo. En definitiva y con terminología moderna, somos un grupo de vecinos subidos al carro etnográfico de Valcabado, algo así como “gestores culturales”. Aunque también me gusta el término de mecenas de la memoria.
Un día, todavía era un niño, David Fernández miró al cielo de la iglesia de Valcabado y se encontró con el artesonado mudéjar. Desde entonces se deterioró un poco más con el rodar de los años y un grupo de vecinos soñaron que podían poner remedio al desgaste, recuperar su esplendor y hacerlo juntos.
Lo lograron y, el pasado diciembre, la Diputación de León otorgó a la asociación “Ave fénix” el premio “Concejo de Patrimonio” (dotado con 5.000 euros) por restaurar, divulgar y ser capaz de que otros muchos reconocieran el enorme valor de las maderas mudéjares entrelazadas en cúpulas y bóvedas de no menos de 13 pueblos de esta tierra, mayoría en iglesias de la diócesis de Astorga. Roberto nos apunta los detalles.
Hablamos de un artesonado mudéjar de finales del XVI que cubre la nave principal de la iglesia de Santiago, en Valcabado. Uno de los más grandes del noroeste español. Quizá el premio no es tanto por recuperar la pieza sino por la forma en que lo conseguimos.
Lo inició David (joven con sensibilidad exquisita que se postula como relevo generacional) y una campaña de mecenazgo con Hispania Nostra. Tuvimos claro la frase de Peridis: “Restaurar… ¿para qué?”, que completamos con un axioma que compartimos: “Solo se pierde lo que se olvida”.
Un antecedente, el monasterio que recordó Augusto Quintana.
A este artesonado no podía pasarle lo mismo que al monasterio de repoblación, dúplice, cuyo documento de referencia está datado el 1 de abril del 956 en Valcabado. De la construcción monacal quedan unos apuntes en el Archivo Diocesano de Astorga y en el libro de Augusto Quintana: “Monasterios bañezanos”. Ni siquiera sabemos dónde se ubicaba, cómo era su trazado. Nada…, ni una piedra.
Restaurar el artesonado nos ha permitido, con la colaboración del Obispado, abrir la iglesia, mostrarlo a la gente y, como colofón, dar a conocer un corredor patrimonial a lo largo de la Vía de la Plata en la provincia leonesa y el norte de Zamora. Son 13 poblaciones con presencia de obra mudéjar que, a día de hoy y con patrocinio de Turismo de la Junta, forman parte de una ruta turística, que pretende llevar viajeros a los pequeños pueblos.
La Junta aporta la web de la ruta por 13 pueblos mudéjares
Ruta de los Artesonados Mudéjares en la Vía de la Plata comparte con el viajero cultural la lacería portaestandarte de Santa Colomba de la Vega, pero sin olvidar ni obviar, por su calidad y valor artístico, las ruedas de lazo de Azares del Páramo y Grajal de la Ribera y el zamorano Maire de Castroponce. Las armaduras de Lordemanos, Saludes de Castroponce, Alija del Infantado, Valcabado, Riego de la Vega y San Félix de la Vega. El barroco en la iglesia de Santa María de La Bañeza, y en Zamora: San Cristóbal de Entreviñas, Villanueva de Azoague y Santa Colomba de las Carabias.
La acción de restaurar y la reacción de crear una ruta revitaliza, descubre la potencialidad del turismo cultural de interior. A eso aspirábamos cuando asumimos el “restaurar, ¿para qué?”. Y la consecuencia obvia: “Se valora lo que se conoce; solo así se preserva y se comparte”. En ese punto estamos.
Llamar la atención y convencer a las instituciones
Otras personas se preocupan por sus pueblos, restauran patrimonio, reciben subvenciones. En Valcabado utilizaron un método inusual aquí, el mecenazgo (30.000 euros). Con ese fondo se fueron a Junta, Diputación y Obispado a contarles su proyecto, su base para comenzar y la necesidad imperiosa de necesitar apoyo económico. Y el dinero afluyó hasta los 270.000 euros que costó recuperar el arte del templo de Valcabado en 2023.
Iniciamos una campaña de mecenazgo con la buena fortuna de encontrar eco en medios provinciales y en periódicos y televisiones nacionales (la moda de la España vaciada). Con esta proyección nos resultó fácil dar a conocer nuestro proyecto. Después convencimos a las instituciones. Así, a nuestra aportación con el mecenazgo se sumaron las colaboraciones económicas de Patrimonio de la Junta, Diputación de León y Obispado de Astorga. El acuerdo financiero se completó con nuestro compromiso de restaurar el artesonado para ser útil y que tuviera reflejo y provecho en la sociedad.
Parece un proceso fácil, un camino sin baches en el interior de la iglesia de Valcabado. Pero no.
El apoyo económico de más de 350 personas del pueblo, comarca y provincia, pero también de Barcelona, Valencia, Madrid, Santander…, e incluso paisanos nuestros que emigraron a Buenos Aires, supuso un ejemplo de solidaridad y compromiso con el patrimonio.
El proyecto de restauración abrió nuevas sinergias y colaboraciones: el Centro de los Oficios de León, con Agustín Castellanos y Ricardo Cambas ?exponentes de la carpintería de armar? sin los cuales no tendríamos la armadura del presbiterio, atrio y pórtico de la iglesia. Haciendo el camino encontramos el estímulo y apoyo de Promonumenta, del museo Sefardí de Toledo, la cátedra de Territorios Sostenibles y Desarrollo Local de UNED, de Hispania Nostra, la asociación de Guías Oficiales de Turismo de León…
Es lo maravilloso de este asunto, ver cómo una sociedad civil organizada y con entusiasmo bien pertrechado obra pequeños-grandes milagros.
Centro de Interpretación de la Carpintería de Armar
Y con los sueños que se hacen realidad, seguro que aparecen otros; ideas para materializar en un pequeño pueblo de esta tierra ayuna ?eso parece al que no busca en lo profundo? de paisanos y proyectos.
Además de mantener lo conseguido, pretendemos ampliar horizontes; que la asociación Carpintería de Armar en la Vía de la Plata y su zona de influencia abarque nuevos pueblos que esconden celosamente sus artesonados y quieran sumarse a esta “cultura mudéjar rural” que tan buenos resultado está obteniendo.
Por otro lado, estamos en la última fase de construcción en Valcabado del Centro de Interpretación de la Carpintería de Armar en la Vía de la Plata. Su proyecto de musealización lo gestiona otro joven afincado en la localidad, José Manuel Olmos.
El Centro de los Oficios de León (con Agustín y Ricardo) tiene mucho que decir: su singular fórmula de intervenir en el patrimonio con una técnica carpintera ancestral ?como lo hacían los alarifes hace cuatrocientos años? es un método cuyo acierto y sostenibilidad económica son un revulsivo. Demostramos que juntos, haciendo lo mismo, somos más y mejores.
Podría ser que los visitantes no fuesen muchos, que…
Solo que haya uno que agradezca honestamente el trabajo que estamos haciendo, ya merece la pena todo el esfuerzo. No es el caso. Es un orgullo que la gente se acerque y nos diga que se está haciendo un gran trabajo. Las referencias del libro de visitas, que exponen sus agradecimientos y loas, nos confirman que estamos yendo por buen camino. Son lógicos discrepancias, desaciertos e incluso encontronazos con quienes no opinan del mismo modo o simplemente aparezcan para deslucir y criticar infundadamente lo que se está haciendo. Los aceptamos, pero continuamos.
Merece la pena vivir y preocuparse por un pequeño pueblo de León
Roberto Carro tiene ideas y, sobre todo, convicciones firmes en estos tiempos líquidos.
No te quepa duda, las raíces siempre lo merecen. La memoria de nuestros antepasados necesitan un refrendo y ese es un honor que está en nuestras manos. Dignificarlo ha de ser la máxima encomienda. ¡Qué sería de nosotros si no supiésemos a dónde ir por no saber, justamente, de dónde venimos!
En Valcabado tenéis una asociación, “Ave fénix”.
Se fundó y se refundó. El primer Ave fénix fue gestado por unos maestros de escuela en los ochenta, María Jesús y su marido. Fue un período prolífico porque consiguieron generar entusiasmo en varias generaciones de jóvenes. Su empeño todavía hoy se recuerda. La refundación se produjo en 2010. Aquel pájaro de fuego resurgió con la fuerza y el espíritu de sus predecesores. Desde entonces hemos pretendido que la actividad asociativa tocase a todos los vecinos, que en el grueso de las actividades estuviese representada toda la gente de Valcabado.
Una entidad cultural y vital que quiere sentarse en la mesa camilla.
Aunque pueda parecer pretencioso, procuramos tocar todos los palos. Revivir costumbres propias, las que nos han dado identidad en el tiempo; comunes a otros localidades y que conforman la cultura popular.
Mantener las celebraciones que nos ha unido desde tiempo inmemorial: reuniones populares, juegos, usos y costumbres que ayudan a mantener a salvo la raíz común. A ello arrimamos eventos culturales y deportivos para que todas las generaciones estén representadas en la actividad. Que cada uno encuentre su espacio de ocio y entretenimiento, su nicho cultural. En consecuencia, las semanas culturales que hemos organizado, las romerías con pendón y pendoneta, la celebración de santo Tirso, domingo tortillero o san Isidro; la activad teatral del grupo “Ave Fénix”, la revista “Hacendera”, talleres, exposiciones, conciertos, charlas temáticas, cursos, jornadas astronómicas, ludotecas, campus deportivos para niños y hasta recuperación del patrimonio.
Creer en el filandón y practicarlo el fin de semana
Un guitarrista en el Páramo y más allá.
Dicho así puede resultar pretencioso. No, más bien soy aficionado o eterno aprendiz de músico. Un dominguero de la guitarra con la ambición de compartir aquello que le emociona. Para ello me he rodeado de amigos, que son los verdaderos artistas, gente de pueblo como yo con la que compartimos ideales y desvelos. Hemos hecho causa común y se nota cuando vamos por los pueblos, ofreciendo conciertos teatralizados sobre el filandón leonés. Es nuestro compromiso con la tradición y seña de esa carismática ruralidad de la que siempre hacemos gala. Porque dicen que si lo que te emociona, se comparte, se disfruta doblemente. En eso andamos.
El filandón hecho teatro y un cestero en el escenario. Son agroartistas en tiempos de wifi.
Podría ser una rareza, pero ese fue el origen del grupo “Romanza&mimbre” (folk de filandón). En los inicios tratábamos de hacer germinar el ambiente de los filandones como eran antaño, con artesanías, cantos y cuentos. Al principio hacíamos cestos en el escenario y ahora se teje un jersey mientras hacemos pedagogía del filandón; contamos historias de tradición oral y cantamos romances medievales. Esa es la puesta en escena y nuestra contribución al blindaje de una tradición emblemática de esta tierra. Como dice un buen amigo: “Somos agroartistas en tiempo de wifi”.
No tañen las campanas como aviso, no salen con palas, pero es una auténtica hacendera en Valcabado.
Con ese título de la revista pretendíamos recuperar el espíritu de las antiguas hacenderas, en las que todos hacían de todo por salvaguardar “el común”. La memoria de vida de nuestro pueblo, hecho el giro metafórico, transita necesariamente por pasar a limpio el saber que está en el recuerdo y cómo fueron las vivencias de nuestros mayores. Creo que trazar esa hoja de ruta en el cuaderno de bitácora de nuestro acontecer pasado y presente es, en esencia, la mejor muestra de compromiso con nuestra intrahistoria. Y hecho así, sumando esfuerzos, es la mejor senda de darle lustre y permanencia a través de una publicación como “Hacendera”.