Carta de la ministra
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En estos días como pensionista, y tantos que somos, he recibido la carta de la ministra del ramo, comunicándome el incremento de las pensiones. Una carta que ya es habitual cada año desde aquellos tiempos en los que la ministra Fátima Báñez gastaba más dinero en las cartas que en los incrementos. Mi placer ha sido el de tirarla directamente a la papelera, sin leerla. Es lo que enseña la experiencia, después de haber leído otros años los regateos que hacen para venderte la moto.
Con “palabras de político” te hablan del incremento del coste de la vida y que ahora están ellos para salvarte. Se vanaglorian del porcentaje que te incrementan, sin referirse a los descuentos que también te incrementan y el resultado es que sí que te suben, pero para ellos a los que les llega más que lo que te llega a ti. Lo compruebas en la hoja informativa que la precede, luego sobra la carta.
Emplean muchas palabras de político para venderte la escoba, sin advertir que los pensionistas ya no estamos para milongas y no nos va lo que a ellos les interesa, sino lo que a nosotros nos llega, y no suben lo que dicen por lo que ellos se quedan. Ellos son los que hacen la ley y la trampa. Si te suben un porcentaje determinado, en base a lo que argumentan, para compensar lo que ha subido la vida, que eso sea lo que te llegue, sin meter la mano para quitarte de lo prometido.
Por eso sobra la carta y el gasto en decirlo para engañarte. En este caso remediar la ofensa es fácil, no así en tantas otras leyes, ni en otras tantas cosas de las que dicen, porque no hablan en román paladino, es decir en el lenguaje llano de los que no quieren confundirte. Los políticos han pulido y repulido tanto su lenguaje que les escuchas y te quedas con cara de tonto. Sin enterarte o enterándote y no dando crédito a lo escuchado. Por norma, pase lo que pase, ellos siempre te cuentan lo ocurrido como a ellos les interesa que lo escuches, no como es.
No sabes, después de escucharles si la amnistía es o no constitucional. Si el que manda es o no Puigdemónt, con más cara de ser el quinqui de la esquina, que huye de los municipales vestidos de jueces, pero está claro que en su propuesta no está el interés general, ni lo que le interesa a su propio partido. Solo lo que interesa a él, que para eso es el rey del mambo. Hemos llegado a una situación que la verdad es lo que no se dice y es que tú, como jubilado, no eres tonto, sino que lo que pasa es que ellos cada vez andan más perdidos y de tanto ir por el filo de la navaja engañan peor.
El placer de los jubilados, es tirar la carta sin leerla. Una mentira menos. Podrían implantar, las cartas como sistema, que cada tontería que dijeran te llegara una. Te podrías consolar tirándolas. No te ibas a perder nada y si ganar esos minutos, que no pierdes.
Seguirás sin entender porque no se renueva el Consejo del Poder Judicial, que ya hace tiempo que huele a muerto, sin que se hagan las cosas que de él dependen, por ejemplo, los nombramientos para que los casos no sigan parados. Tampoco sabrás lo que es constitucional o no, que lo es o no, según le interesa al que lo diga. Por qué los bancos no devuelven lo que recibieron prestado, cuando más beneficios declaran. Cuál va a ser el precio de la electricidad, dependiendo del viento que sople, que ya no lo saben ni ‘tantas’ hombres y mujeres del tiempo que hay. A lo mejor la confusión viene de tantos como hay, que no pasaba cuando había uno. Como dijeron que era mejor que hubiera más televisiones que no solo una, cuando lo que tenía que haber era una buena y no muchas malas. Las cadenas de Mediaset poco han aportado como producto a no ser negocio fácil para los berluscones y poco más de lo mismo las otras cadenas privadas de A3. Mientras la pública, en vez de mejorar anda enfangada y hundiéndose, cargándose con los famosillos ya caducados de aquellas. ¿Quién será el lince que en TVE diseña estos programas, que los das por visto en las promociones que te encaloman, en vez de diseñar programas buenos?
Como no comprendes lo que te cuentan los periodistas, ahora que dicen que periodismo ya no hay, pero ellos hablan y hablan, sin que se les comprenda. A ellos no les importa, que están en otras cosas. Como tertulianos opinadores. Por eso han tenido que surgir los politólogos, para que expliquen lo que ellos no dicen. En definitiva, palabras, palabras y palabras. A menos palabras menos cartas.
En estos días como pensionista, y tantos que somos, he recibido la carta de la ministra del ramo, comunicándome el incremento de las pensiones. Una carta que ya es habitual cada año desde aquellos tiempos en los que la ministra Fátima Báñez gastaba más dinero en las cartas que en los incrementos. Mi placer ha sido el de tirarla directamente a la papelera, sin leerla. Es lo que enseña la experiencia, después de haber leído otros años los regateos que hacen para venderte la moto.
Con “palabras de político” te hablan del incremento del coste de la vida y que ahora están ellos para salvarte. Se vanaglorian del porcentaje que te incrementan, sin referirse a los descuentos que también te incrementan y el resultado es que sí que te suben, pero para ellos a los que les llega más que lo que te llega a ti. Lo compruebas en la hoja informativa que la precede, luego sobra la carta.
Emplean muchas palabras de político para venderte la escoba, sin advertir que los pensionistas ya no estamos para milongas y no nos va lo que a ellos les interesa, sino lo que a nosotros nos llega, y no suben lo que dicen por lo que ellos se quedan. Ellos son los que hacen la ley y la trampa. Si te suben un porcentaje determinado, en base a lo que argumentan, para compensar lo que ha subido la vida, que eso sea lo que te llegue, sin meter la mano para quitarte de lo prometido.
Por eso sobra la carta y el gasto en decirlo para engañarte. En este caso remediar la ofensa es fácil, no así en tantas otras leyes, ni en otras tantas cosas de las que dicen, porque no hablan en román paladino, es decir en el lenguaje llano de los que no quieren confundirte. Los políticos han pulido y repulido tanto su lenguaje que les escuchas y te quedas con cara de tonto. Sin enterarte o enterándote y no dando crédito a lo escuchado. Por norma, pase lo que pase, ellos siempre te cuentan lo ocurrido como a ellos les interesa que lo escuches, no como es.
No sabes, después de escucharles si la amnistía es o no constitucional. Si el que manda es o no Puigdemónt, con más cara de ser el quinqui de la esquina, que huye de los municipales vestidos de jueces, pero está claro que en su propuesta no está el interés general, ni lo que le interesa a su propio partido. Solo lo que interesa a él, que para eso es el rey del mambo. Hemos llegado a una situación que la verdad es lo que no se dice y es que tú, como jubilado, no eres tonto, sino que lo que pasa es que ellos cada vez andan más perdidos y de tanto ir por el filo de la navaja engañan peor.
El placer de los jubilados, es tirar la carta sin leerla. Una mentira menos. Podrían implantar, las cartas como sistema, que cada tontería que dijeran te llegara una. Te podrías consolar tirándolas. No te ibas a perder nada y si ganar esos minutos, que no pierdes.
Seguirás sin entender porque no se renueva el Consejo del Poder Judicial, que ya hace tiempo que huele a muerto, sin que se hagan las cosas que de él dependen, por ejemplo, los nombramientos para que los casos no sigan parados. Tampoco sabrás lo que es constitucional o no, que lo es o no, según le interesa al que lo diga. Por qué los bancos no devuelven lo que recibieron prestado, cuando más beneficios declaran. Cuál va a ser el precio de la electricidad, dependiendo del viento que sople, que ya no lo saben ni ‘tantas’ hombres y mujeres del tiempo que hay. A lo mejor la confusión viene de tantos como hay, que no pasaba cuando había uno. Como dijeron que era mejor que hubiera más televisiones que no solo una, cuando lo que tenía que haber era una buena y no muchas malas. Las cadenas de Mediaset poco han aportado como producto a no ser negocio fácil para los berluscones y poco más de lo mismo las otras cadenas privadas de A3. Mientras la pública, en vez de mejorar anda enfangada y hundiéndose, cargándose con los famosillos ya caducados de aquellas. ¿Quién será el lince que en TVE diseña estos programas, que los das por visto en las promociones que te encaloman, en vez de diseñar programas buenos?
Como no comprendes lo que te cuentan los periodistas, ahora que dicen que periodismo ya no hay, pero ellos hablan y hablan, sin que se les comprenda. A ellos no les importa, que están en otras cosas. Como tertulianos opinadores. Por eso han tenido que surgir los politólogos, para que expliquen lo que ellos no dicen. En definitiva, palabras, palabras y palabras. A menos palabras menos cartas.