Max Alonso
Sábado, 24 de Febrero de 2024

El desencanto

[Img #67698]

 

 

Voy a hablar de él a propósito de la Tercera Columna de Astorga Redacción de la semana pasada, porque el desencanto es la idea que subyace en los artículos que la integran.

 

José Luis Puerto refleja en su comentario de opinión como retrocedemos, partiendo de que todo en nuestro entorno retrocede: la democracia, la civilización, el humanismo… Alude a la masacre israelí contra el pueblo palestino. A las tractoradas de los campesinos en contraposición a la cultura del mundo del cine y a la agricultura en general, para acabar reivindicando que hace falta que entre los agricultores surjan voces sensatas y racionales, que sepan platear sus problemas y exigir sus soluciones.

 

Nuria Viuda se muestra consternada ante las barbaridades que llega a perpetrar en el Salvador Nayib Bukele, enfrascado en una nueva ética carcelaria, con técnicas con crueles torturas represivas hitlerianas. Javier Huerta prosiguió con su serial sobre el enamorado de Felicidad Blanc, asustado por los desaires de los hijos hacia la madre. En donde subyace todo el drama de El Desencanto, por lo que no hay nada más que decir.

 

Mercedes Unzeta en su relato plasma el drama del campo, a pesar de las mejoras laborales y de las subvenciones mal entendidas y peor administradas, donde lo que sepierde es la felicidad y recurre a los filósofos para constatar estas realidades, que entrañan desaliento y frustración. De Heidegger a Nietzsche o los griegos Epicteto, Sócrates, que asocia felicidad y hacer el bien. Platón y la bondad y otras cualidades pérdidas o Aristóteles, que la antepone al poder. Todo queda fuera, constata, de la civilización que tenemos.

 

Más allá va Samuel Yebra Pimentel, que se centra en la última Astorga como pueblo de vacas y lo ilustra con un buey ante el Ayuntamiento, para aludir a los últimos desengaños que nos llegan a nivel nacional y local, cuando se habla de una Astorga grande, pero no sabe si libre. Con la amenaza de los lodos a la salida de casa, para que no dañen a Santiagomillas, y otras reducciones que se han venido haciendo.

 

Paz Martínez se centra en al cine español, al que le hace un hermoso canto para desagraviarle de las inmundicias que le echa encima el vicepresidente vallisoletano, cuando domina la ignorancia sobe el conocimiento y no se reconoce el talento, ni la diversidad, ni la riqueza, sino que se menosprecian, como al malo de la película.

 

Yo no llego directamente a ese desencanto, que se registra en todas las columnas. Me quedo señalando a la democracia pervertida, como una causa.

 

Será que el desencanto, a partir de El Desencanto, la película española, lo repetimos, que ostenta el record de ser la más vista del cine español fuera de España, el docudrama sobre la desintegración de una familia astorgana, vista como símbolo de la familia al final del franquismo, está en nuestra esencia, más de lo que nos creíamos, o simplemente que estamos en la depresión correspondiente a la postpandemia y el desencanto está en el ánimo de todos. En el pasado, después de la terrible Primera Guerra Mundial y de la mal llamada gripe española vinieron los Alegres Años Veinte. ¿Los estamos esperando y no llegan?

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.