María José Cordero
Sábado, 06 de Abril de 2024

Nostradamus

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Hay quien se empeña en verlo todo negro, oscuro, dramático. Pronostican, como verdaderos ‘Nostradamus de bolsillo’, para todo aquél que les quiera oír sus predicciones espantosas. Al llegar el verano decían, “¡Nos moriremos de sed; nos vamos a quedar sin agua!”. Con la llegada del otoño y el veranillo de San Miguel…”ya verás cuando llegue el invierno”. Y esa manía, ese tufillo o tendencia al pesimismo, y a ser unos agoreros profesionales, que sólo escuchan lo pésimo del futuro, ha terminado por quitarles credibilidad y, en lugar de agradar su compañía, a veces sales por pies para no hundirte en sus miserias.

 

¿No hay nada hermoso en este día? “Dímelo tú”-me dijo.

 

Pues sí, te digo que el sol brilla, que he estado haciendo un nuevo parterre en el jardín; he cortado las últimas rosas del verano para un búcaro que he puesto encima de la mesa de mi escritorio; estamos aquí, en una terraza tomándonos un café, observando las idas y venidas del paisanaje, tranquilos, disfrutando del momento.

 

Pues sí, te digo que el calor de la amistad, y la belleza de la bondad, que existe, me reconforta y la veo a mi alrededor, en los ojos de mi perro; en la llamada que me alegra el corazón muchos días; en las manos que preparan viandas para recibirme y, yo a mi vez, preparo para recibir a los que quiero…

 

Cuánto daño hace la abulia, la falta de responsabilidad, el estar sin hacer nada de provecho. ¡Cuánto daño hace! ¿Acaso están deseando que llegue el apocalipsis? Debe de haber cierto disfrute en ello pero, también, cuánta inseguridad y frustración contienen estas personas en su interior. Un ser humano, con un alma llena y agradecida a la vida, no pierde el tiempo en lamentos. Quién sabe lo que nos deparará el futuro, seres caducos somos, así que disfrutemos y valoremos el momento, porque de otro modo perderemos la vida sin remedio.

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