La mentira agita la esperanza
Mientras media España está indignada la otra media se dedica a hacer cuchufletas y alimentar el odio. Y España entera esperando al lunes con un signo de interrogación encima de la cabeza.
Las mentiras, usadas cada vez con más intensidad para provecho propio, es lo que está meciendo al Mundo. Las puertas al uso impúdico, uso indiscriminado, las abrió aquel desfachatado presidente de los EEUU, George Bush, con la gran farsa de las ‘armas de destrucción masiva’, para entrar en Irán a quedarse con lo que le interesaba de la estratégica zona y dar salida a su armamento. Una gran mentira mundial que desestabilizó completamente la zona del llamado Oriente Medio, pero que a Bush le vino bien para arreglar su economía. Se desenmascaró su estrategia pero se fue de rositas, como los que le apoyaron, entre ellos el presidente del PP, Aznar. Aquí guerra pero yo gloria. Ahora tenemos a Netanyahu utilizando los mismos métodos, arrasando una población con la justificación de matar ‘fantasmas’ de Hamás. Y el mundo mira impertérrito. Después de siete meses de matanzas de más de 35.000 personas. Es como si no pasa gran cosa. Denuncias con boca floja y apoyo internacional al agresor porque ‘el que calla otorga’. Mientras EEUU sigue con sus business alimentando las matanzas para dar salida a su negocio de las armas.
Y llegamos a la actualidad de nuestro país. De nuevo la derecha utiliza ese sistema de derrocar al contrario a base de mentiras y bulos para conseguir sus fines. Es su regla política. Sabe que mentir no cuesta nada y lo dicho siempre deja huella aunque se demuestre lo contrario. Los bulos bien orquestados en las redes son la mejor arma para destruir al adversario. En esos se basan sus reglas políticas y es una vileza que utilizan con total desparpajo.
Es escalofriante ver con que desvergüenza actúan estas personas que se hacen llamar políticos pero no parece que sepan qué significa ser político. Para estos políticos de la derecha ser político parece que consiste en inventarse historias denigrantes del contrario, saber insultar con energía, mostrarse imperturbable ante sus falacias, repetir y repetir como un mantra sus agravios para que acaben calando en una población adormecida de criterio.
Desde que Pedo Sanchez llegó a la Presidencia del Gobierno, sus adversarios, la derecha, no han dejado de acosarle, criticarle y organizar campañas para hundirle en lugar de aportar planteamientos políticos beneficiosos para todos. No. Su regla y aportación política a la ciudadanía ha sido el acoso y derribo del que gobierna a base de insultos constantes, agresividades personales, injurias, ofensa, desprecios, burlas, infamias…, llevando la cosa política a una diatriba pueril de ‘patio de colegio’, el insulto por el insulto. Es realmente sorprendente esa inquina tan feroz con la que han arrancado desde el primer momento de ser oposición.
Se le llama a gritos, en foros, en redes… “sinvergüenza”, “perro”, y lindezas similares.
Desde el primer momento en que Sánchez tomó las riendas de la gobernanza del país, ha sido constantemente zaherido. La oposición en seguida inventó el ‘Sanchismo’, término con pretensión de despreciar todo lo que el Presidente del Gobierno hiciera o dijera. Una voz que pretende englobar lo peor de lo peor, sin saber ni entender, la mayoría de las veces, eso que consideran de antemano lo peor.
¿Por qué Pedro Sánchez suscita tanta animosidad a la derecha? Esa hostilidad contra la persona de Sanchez, tan primaria, no puede corresponder a un desacuerdo con las políticas del Gobierno, porque para ello están los debates en el Parlamento, que para eso existe un Parlamento. Una motivación que, a mi parecer, influye bastante en el impulso y proceso de crecimiento de esa inquina, mucho más de lo que podría pensarse, es algo que puede parecer banal pero que sin embargo enciende ese vicio tan nacional (no sé si también internacional) que es el del sentimiento de la envidia. Y la envidia suele ser muy peligrosa. Sí, digo bien, la envidia. Pedro Sanchez, Tiene porte de modelo, movimientos de pasarela, cara de primer actor de Hollywood, talante budista, vestimenta moderna que le sienta como un guante, actitud relajada y condescendiente, sonrisa cautivadora, una mujer espectacular y profesional, se mueve bien en el exterior, habla idiomas, es un muy buena baza de representación nacional… Si Pedro Sanchez es envidiable en sí mismo (en el exterior le llaman el guapo con admiración y aquí la oposición le llaman el guaperas con desprecio) y, además, se atreve a hacer cosas en política que a la oposición le hubiera gustado tener el valor de hacer pero nunca se hubiera atrevido.
“La envidia es una maldad que se justifica a sí misma”, dijo alguien con cierta ironía. La envidia es una comparación de nosotros mismos con otra persona; nos hace ver que no tenemos la capacidad de lo que admiramos de alguien, y eso puede suscitar amargura insatisfacción y resentimiento.
La envidia es el deseo de algo que no se posee. Es un mal de nuestro tiempo. La palabra procede del latín invidere que significa mirar con malos ojos a alguien. Bertrand Russel sostenía que la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad. “Siendo universal es el más desafortunado aspecto de la naturaleza humana porque aquel que envidia no sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia sino que además alimenta el deseo de producir el mal a otros”.
En la envidia pura supone que uno es más merecedor del objeto de deseo que aquel a quien se envidia, produciendo alegría ante el fracaso de este.
Miguel de Unamuno dixit : “La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”.
Otro movimiento es el de echar balones fuera. Lo llamado en psicología: ‘proyección’. Ese es otro vicio nacional, y fundamental en la derecha española, y más específicamente en el personaje Ayuso. Consiste en criticar al contrario con los mismos argumentos que la persona que critica utiliza para defenderse. Es decir, yo me siento acosada porque mi hermano se ha enriquecido a costa de mi posición política y para salvar el pellejo lo niego pero además le coloco este ‘marrón’ al de enfrente, a mi contrario, acusando de tráfico de influencias a todos sus familiares. Invento una mentira salvadora. Mientras se arma el gran revuelo de si es o no es verdad lo que he lanzado ‘al ruedo’ se olvidan de mi cuestión. Esta es la principal táctica de la derecha política española. Ella enfanga con mentiras, insultos y desprecios el relato político a la vez que pone toda su energía en pregonar que el partido socialista es el culpable de enlodar la política. Eso es echar balones fuera, eso es la proyección. Y la activista principal de esta habilidad para manejar con soltura la despreciable e innoble táctica es la presidenta de la Comunidad de Madrid, la vedette Ayuso.
Esta figurante surgió de ‘la nada’ y bajo los susurros del ínclito MAR (su asesor personal Miguel Ángel Rodríguez) se ha ido creciendo a base se banalidades, dislates, despropósitos, falsedades y continuas ofensas, hasta creerse la reina del mambo. Parece que tiene el propósito oculto, y no tan oculto, de llegar a la Moncloa, quizás antes que el presidente de su partido, y por eso en lugar de ceñirse a ocuparse de su demarcación, y de sus asuntos oscuros, que los tiene, anda siempre cantando disparates contra el Presidente del Gobierno. Esa es la vía por donde sabe transitar y por dónde quiere llegar a lo más alto. La vía del desprestigio ajeno. Ya lo dice con todo descaro su asesor particular, MAR: “Si quieren hablar de la pareja de Ayuso hablaremos de la mujer del presidente”.
Pero, Ayuso es sólo una muestra, un botón, porque esta coalición, en los desbarros, van ‘todos a una como en Fuenteovejuna’. El continúo escarnio- es decir: acusación de delitos hacia una persona con conocimiento de falsedad, o sea, sabiendo que son mentiras (definición del derecho penal)- de los dirigentes y fanáticos peperos es francamente insostenible e indignante para todo aquel que tenga un mínimo de cordura, criterio y memoria.
No sé cómo no les da vergüenza decir lo que dicen. Una pequeña muestra: dice, por ejemplo en Onda Cero, el periodista Rubén Amón: “cuesta demasiado trabajo desvincular su decisión (la de la carta) de su personalidad caprichosa y narcisista” “es difícil de digerir que a un depredador le moleste tanto la sangre. Él, que ha sido una máquina de triturar carne, que se vea tan afectado de cómo le salpica su propio lenguaje”. “Así maltrataba a sus empleados Begoña Gómez”, titular de una noticia, cuando en realidad ni eran sus empleados ni eran maltratados, ella era una trabajadora más como directiva de un área de la empresa. Crítica feroz en las redes porque Sanchez lleva las manos en los bolsillos. Sanchez criminaliza a los jueces. Sanchez, dicen, no quiere dejar el poder, como si ellos dejarían el poder de estar en él, cuando están orquestando una guerra sucia para llegar a él.
Ante una hoja en blanco me planteaba ¿de qué puedo escribir que no sea lo que en este momento más altera mi corazón y mi cabeza? Quisiera no meterme a revolver en ese fango que está ahogando el sentido político de la democracia pero mi indignación no me permite esquivarlo.
Estamos asistiendo a un comportamiento insólito del funcionamiento político de un partido que utiliza una indecente guerra de guerrillas utilizando la mentira como balines para acabar con el supuesto ‘enemigo’. Porque aquí la política no se entiende como debería entenderse, que es la de aportar una manera de gobernar que sea atractiva, equitativa y saludable para el ciudadano y tratando de confrontar y superar a la que está en vigor. No. No se aportan ideas novedosas y gratificantes para la sociedad. No. Estamos asistiendo a un acoso y derribo del que gobierna a base de insultos constantes, agresividades personales, injurias, ofensa, desprecios, burlas, infamias…, llevando la cosa política a una ofensa tal que la tensión no se queda sólo en los políticos sino que también nos llega a los ciudadanos provocándonos un gran malestar.
No, los dos ‘bandos’ no son iguales. Se da mucho eso de generalizar y meterlos a todos en el mismo saco cuando se opina sobre la lamentable situación política, pero nada que ver. No es lo mismo atacar que defenderse. No es lo mismo jugar sucio que rebotar la jugada. No es lo mismo un gruñido que un maullido como respuesta.
Los dirigentes peperos no soportan el aplomo de Sanchez, y cuanto más le azuzan para que pierda los estribos más les solivianta su serenidad. El in crescendo de rabia y envidia ha llegado a los insultos más viles pero siempre han chocado con la ataraxia de Sanchez. Eso les resulta insoportable.
Este partido de la oposición ha perdido el norte en su papel de opositor. Se ha olvidado de que el cometido de la oposición no es el de oponerse, en el sentido de negarse, denigrar y despreciar todo lo que venga del gobierno, incluso a sus integrantes. Se ha olvidado de que su función, su objetivo, debería ser la de aportar ideas y proyectos que puedan confrontarse y valorarse con lo que está en vigor. Oponer en el sentido de confrontar asuntos para ser valorados. Es decir aportar a la política y a la ciudadanía proyectos válidos y beneficiosos.
Nada de eso ha hecho este partido de la oposición desde que es como tal. La rabia de no estar donde querría estar le confiere esa narrativa agresiva, irascible, furiosa, mentirosa, delirante y energúmena. Es el soporte de su esperanza hacia el poder.
O tempora o mores.
Mientras media España está indignada la otra media se dedica a hacer cuchufletas y alimentar el odio. Y España entera esperando al lunes con un signo de interrogación encima de la cabeza.
Las mentiras, usadas cada vez con más intensidad para provecho propio, es lo que está meciendo al Mundo. Las puertas al uso impúdico, uso indiscriminado, las abrió aquel desfachatado presidente de los EEUU, George Bush, con la gran farsa de las ‘armas de destrucción masiva’, para entrar en Irán a quedarse con lo que le interesaba de la estratégica zona y dar salida a su armamento. Una gran mentira mundial que desestabilizó completamente la zona del llamado Oriente Medio, pero que a Bush le vino bien para arreglar su economía. Se desenmascaró su estrategia pero se fue de rositas, como los que le apoyaron, entre ellos el presidente del PP, Aznar. Aquí guerra pero yo gloria. Ahora tenemos a Netanyahu utilizando los mismos métodos, arrasando una población con la justificación de matar ‘fantasmas’ de Hamás. Y el mundo mira impertérrito. Después de siete meses de matanzas de más de 35.000 personas. Es como si no pasa gran cosa. Denuncias con boca floja y apoyo internacional al agresor porque ‘el que calla otorga’. Mientras EEUU sigue con sus business alimentando las matanzas para dar salida a su negocio de las armas.
Y llegamos a la actualidad de nuestro país. De nuevo la derecha utiliza ese sistema de derrocar al contrario a base de mentiras y bulos para conseguir sus fines. Es su regla política. Sabe que mentir no cuesta nada y lo dicho siempre deja huella aunque se demuestre lo contrario. Los bulos bien orquestados en las redes son la mejor arma para destruir al adversario. En esos se basan sus reglas políticas y es una vileza que utilizan con total desparpajo.
Es escalofriante ver con que desvergüenza actúan estas personas que se hacen llamar políticos pero no parece que sepan qué significa ser político. Para estos políticos de la derecha ser político parece que consiste en inventarse historias denigrantes del contrario, saber insultar con energía, mostrarse imperturbable ante sus falacias, repetir y repetir como un mantra sus agravios para que acaben calando en una población adormecida de criterio.
Desde que Pedo Sanchez llegó a la Presidencia del Gobierno, sus adversarios, la derecha, no han dejado de acosarle, criticarle y organizar campañas para hundirle en lugar de aportar planteamientos políticos beneficiosos para todos. No. Su regla y aportación política a la ciudadanía ha sido el acoso y derribo del que gobierna a base de insultos constantes, agresividades personales, injurias, ofensa, desprecios, burlas, infamias…, llevando la cosa política a una diatriba pueril de ‘patio de colegio’, el insulto por el insulto. Es realmente sorprendente esa inquina tan feroz con la que han arrancado desde el primer momento de ser oposición.
Se le llama a gritos, en foros, en redes… “sinvergüenza”, “perro”, y lindezas similares.
Desde el primer momento en que Sánchez tomó las riendas de la gobernanza del país, ha sido constantemente zaherido. La oposición en seguida inventó el ‘Sanchismo’, término con pretensión de despreciar todo lo que el Presidente del Gobierno hiciera o dijera. Una voz que pretende englobar lo peor de lo peor, sin saber ni entender, la mayoría de las veces, eso que consideran de antemano lo peor.
¿Por qué Pedro Sánchez suscita tanta animosidad a la derecha? Esa hostilidad contra la persona de Sanchez, tan primaria, no puede corresponder a un desacuerdo con las políticas del Gobierno, porque para ello están los debates en el Parlamento, que para eso existe un Parlamento. Una motivación que, a mi parecer, influye bastante en el impulso y proceso de crecimiento de esa inquina, mucho más de lo que podría pensarse, es algo que puede parecer banal pero que sin embargo enciende ese vicio tan nacional (no sé si también internacional) que es el del sentimiento de la envidia. Y la envidia suele ser muy peligrosa. Sí, digo bien, la envidia. Pedro Sanchez, Tiene porte de modelo, movimientos de pasarela, cara de primer actor de Hollywood, talante budista, vestimenta moderna que le sienta como un guante, actitud relajada y condescendiente, sonrisa cautivadora, una mujer espectacular y profesional, se mueve bien en el exterior, habla idiomas, es un muy buena baza de representación nacional… Si Pedro Sanchez es envidiable en sí mismo (en el exterior le llaman el guapo con admiración y aquí la oposición le llaman el guaperas con desprecio) y, además, se atreve a hacer cosas en política que a la oposición le hubiera gustado tener el valor de hacer pero nunca se hubiera atrevido.
“La envidia es una maldad que se justifica a sí misma”, dijo alguien con cierta ironía. La envidia es una comparación de nosotros mismos con otra persona; nos hace ver que no tenemos la capacidad de lo que admiramos de alguien, y eso puede suscitar amargura insatisfacción y resentimiento.
La envidia es el deseo de algo que no se posee. Es un mal de nuestro tiempo. La palabra procede del latín invidere que significa mirar con malos ojos a alguien. Bertrand Russel sostenía que la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad. “Siendo universal es el más desafortunado aspecto de la naturaleza humana porque aquel que envidia no sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia sino que además alimenta el deseo de producir el mal a otros”.
En la envidia pura supone que uno es más merecedor del objeto de deseo que aquel a quien se envidia, produciendo alegría ante el fracaso de este.
Miguel de Unamuno dixit : “La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”.
Otro movimiento es el de echar balones fuera. Lo llamado en psicología: ‘proyección’. Ese es otro vicio nacional, y fundamental en la derecha española, y más específicamente en el personaje Ayuso. Consiste en criticar al contrario con los mismos argumentos que la persona que critica utiliza para defenderse. Es decir, yo me siento acosada porque mi hermano se ha enriquecido a costa de mi posición política y para salvar el pellejo lo niego pero además le coloco este ‘marrón’ al de enfrente, a mi contrario, acusando de tráfico de influencias a todos sus familiares. Invento una mentira salvadora. Mientras se arma el gran revuelo de si es o no es verdad lo que he lanzado ‘al ruedo’ se olvidan de mi cuestión. Esta es la principal táctica de la derecha política española. Ella enfanga con mentiras, insultos y desprecios el relato político a la vez que pone toda su energía en pregonar que el partido socialista es el culpable de enlodar la política. Eso es echar balones fuera, eso es la proyección. Y la activista principal de esta habilidad para manejar con soltura la despreciable e innoble táctica es la presidenta de la Comunidad de Madrid, la vedette Ayuso.
Esta figurante surgió de ‘la nada’ y bajo los susurros del ínclito MAR (su asesor personal Miguel Ángel Rodríguez) se ha ido creciendo a base se banalidades, dislates, despropósitos, falsedades y continuas ofensas, hasta creerse la reina del mambo. Parece que tiene el propósito oculto, y no tan oculto, de llegar a la Moncloa, quizás antes que el presidente de su partido, y por eso en lugar de ceñirse a ocuparse de su demarcación, y de sus asuntos oscuros, que los tiene, anda siempre cantando disparates contra el Presidente del Gobierno. Esa es la vía por donde sabe transitar y por dónde quiere llegar a lo más alto. La vía del desprestigio ajeno. Ya lo dice con todo descaro su asesor particular, MAR: “Si quieren hablar de la pareja de Ayuso hablaremos de la mujer del presidente”.
Pero, Ayuso es sólo una muestra, un botón, porque esta coalición, en los desbarros, van ‘todos a una como en Fuenteovejuna’. El continúo escarnio- es decir: acusación de delitos hacia una persona con conocimiento de falsedad, o sea, sabiendo que son mentiras (definición del derecho penal)- de los dirigentes y fanáticos peperos es francamente insostenible e indignante para todo aquel que tenga un mínimo de cordura, criterio y memoria.
No sé cómo no les da vergüenza decir lo que dicen. Una pequeña muestra: dice, por ejemplo en Onda Cero, el periodista Rubén Amón: “cuesta demasiado trabajo desvincular su decisión (la de la carta) de su personalidad caprichosa y narcisista” “es difícil de digerir que a un depredador le moleste tanto la sangre. Él, que ha sido una máquina de triturar carne, que se vea tan afectado de cómo le salpica su propio lenguaje”. “Así maltrataba a sus empleados Begoña Gómez”, titular de una noticia, cuando en realidad ni eran sus empleados ni eran maltratados, ella era una trabajadora más como directiva de un área de la empresa. Crítica feroz en las redes porque Sanchez lleva las manos en los bolsillos. Sanchez criminaliza a los jueces. Sanchez, dicen, no quiere dejar el poder, como si ellos dejarían el poder de estar en él, cuando están orquestando una guerra sucia para llegar a él.
Ante una hoja en blanco me planteaba ¿de qué puedo escribir que no sea lo que en este momento más altera mi corazón y mi cabeza? Quisiera no meterme a revolver en ese fango que está ahogando el sentido político de la democracia pero mi indignación no me permite esquivarlo.
Estamos asistiendo a un comportamiento insólito del funcionamiento político de un partido que utiliza una indecente guerra de guerrillas utilizando la mentira como balines para acabar con el supuesto ‘enemigo’. Porque aquí la política no se entiende como debería entenderse, que es la de aportar una manera de gobernar que sea atractiva, equitativa y saludable para el ciudadano y tratando de confrontar y superar a la que está en vigor. No. No se aportan ideas novedosas y gratificantes para la sociedad. No. Estamos asistiendo a un acoso y derribo del que gobierna a base de insultos constantes, agresividades personales, injurias, ofensa, desprecios, burlas, infamias…, llevando la cosa política a una ofensa tal que la tensión no se queda sólo en los políticos sino que también nos llega a los ciudadanos provocándonos un gran malestar.
No, los dos ‘bandos’ no son iguales. Se da mucho eso de generalizar y meterlos a todos en el mismo saco cuando se opina sobre la lamentable situación política, pero nada que ver. No es lo mismo atacar que defenderse. No es lo mismo jugar sucio que rebotar la jugada. No es lo mismo un gruñido que un maullido como respuesta.
Los dirigentes peperos no soportan el aplomo de Sanchez, y cuanto más le azuzan para que pierda los estribos más les solivianta su serenidad. El in crescendo de rabia y envidia ha llegado a los insultos más viles pero siempre han chocado con la ataraxia de Sanchez. Eso les resulta insoportable.
Este partido de la oposición ha perdido el norte en su papel de opositor. Se ha olvidado de que el cometido de la oposición no es el de oponerse, en el sentido de negarse, denigrar y despreciar todo lo que venga del gobierno, incluso a sus integrantes. Se ha olvidado de que su función, su objetivo, debería ser la de aportar ideas y proyectos que puedan confrontarse y valorarse con lo que está en vigor. Oponer en el sentido de confrontar asuntos para ser valorados. Es decir aportar a la política y a la ciudadanía proyectos válidos y beneficiosos.
Nada de eso ha hecho este partido de la oposición desde que es como tal. La rabia de no estar donde querría estar le confiere esa narrativa agresiva, irascible, furiosa, mentirosa, delirante y energúmena. Es el soporte de su esperanza hacia el poder.
O tempora o mores.