Adiós al Casino de Astorga
![[Img #68583]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/04_2024/5670_casinoastorga-astorga-128-ok.jpg)
Tras mi dimisión como presidente del Casino de Astorga muchos me han preguntado por mis razones para hacerlo, que se han ocultado. Estas son:
Los Estatutos del Casino de Astorga vigentes, actualizados en el año 2004, adaptándolos a la por entonces nueva Ley de Asociaciones, marcan entre sus fines, aparte de las actividades lúdicas y sociales, las culturales e intersociales y estas las enumeran, a modo de ejemplo, como actos musicales, teatro, concursos diversos, cine fórum, etc., que se han venido incumpliendo. Por otra parte, contamos con la fehaciente constatación de que el Casino de Astorga es insostenible por las actividades lúdicas, que se mantienen en la actualidad (billar, cartas y bingo y limitadas sociales), pues no proporcionan, por las cuotas, los fondos necesarios para el mantenimiento.
Son otras las actividades, que yo acometí desde que por primera vez me vinculé a la Junta, por encargo del entonces presidente José Fernández Cordero, y las que me condujeron, posteriormente, a hacerme cargo de la presidencia. Sobre mis dudas de entonces permanece este correo suyo, de fecha 8.02.22, que me dice:
Te agradezco el detalle de mantenerme informado y me agrada enormemente tu capacidad para hacer realidad esa palabra que, aun figurando en los estatutos de la asociación, poco o nunca se ha llevado a la práctica: " CULTURAL".
Es así como he trabajado en esa línea, sin perder, ni renunciar a lo que se hacía, pero abriendo nuevas perspectivas que integraran a nuevos socios, siguiendo los consejos y las orientaciones que él me daba, cuando, por ejemplo, me escribía el 23.01.21:
Algo importantísimo es NO POLITIZAR LA ASOCIACIÓN. En todos los años que llevo en la directiva (del 82 al 2000 y del 2006 hasta hoy) he colaborado con todas las corrientes políticas sin importarme su signo. Todos sabemos que al Casino, con fundamento, se le considera de derechas, pero para ganar adeptos hay que darle un aspecto más liberal, donde todo el mundo se respete al margen de sus ideas. Este nuevo aspecto, al que yo he intentado llegar sin conseguirlo, no quiere decir que todo el mundo disfrute de la Asociación sin ser SOCIO. No se puede provocar a los socios que pagan todos los meses su recibo y que gracias a eso se mantiene abierto el Casino. Hay que cebar el río para poder pescar, pero siempre pensando en captar un nuevo socio. Y añadía: Vete pensando en presentar candidatura el próximo domingo.
En la anterior Asamblea General celebrada en el mes de noviembre, en la que fue aprobada la nueva Junta, propuse, previamente, presentar, en el plazo de dos meses, un nuevo plan de actividades y reformas, de cara a la elaboración posterior del Reglamento. No se pudo llevar a cabo en plazo, como consecuencia del accidente que sufrí, pero, sin embargo, se contó con el empeño de la nueva Junta designada para desarrollar actividades sociales, mientras otros miembros efectuaron actividades culturales e intersociales, que se recogen en la correspondiente memoria, y colaboraron en el desarrollo del plan.
El camino ha sido más largo de lo que podía suponer por mis dificultades familiares y mi enfermedad, pero también porque me he topado con la contradicción del expresidente, junto a su innegable voluntad de servicio, de hacer lo posible para que esta renovación no se hiciera, primero enfrentándose con miembros de la Junta y obligándoles a desaparecer. Ahora dividiendo a la misma, desde la convicción de que el Casino de Astorga es suyo.
No es necesario demostrar como lo ha hecho, sin malicia aparente, pero con malas artes y, cuando ha visto que yo formulaba mi propuesta salvadora y no podía impedirlo, me ha pedido con descaro que dimitiera. Mi respuesta fue que no dimitía, porque los miembros de la Junta que estaban en el empeño de conseguirlo, me pidieron que no dimitiera. Por eso no lo hice.
Parte de la Junta, digamos que la que se ha ocupado de las actividades sociales, se opusieron a la intervención de otros miembros de la Junta, dedicados a la elaboración del plan prometido, contraviniendo la designación efectuada por la Asamblea e incumpliendo los estatutos. En el ejercicio de la libertad, considero que estas ideas y propuestas se deben hacer con el empeño de todos y no con algunos poniendo palos en las ruedas. Aunque cuento con más miembros de la Junta que quieren que el Casino de Astorga se salve, porque puede, reconozco que esta salvación ha de llegar de la buena voluntad de todos y no la hay.
Nos vamos los que no queríamos que el Casino se cierre, que no echamos a nadie, ni queremos que se vayan quienes tengan buena voluntad y capacidad y el espíritu para que esta casa sea de todos los que las tengan. Ese nefasto placer se lo dejamos a ellos y a quienes quieran seguirles y quienes cuenten con el beneplácito municipal para seguir acabando con lo que no les gusta, porque no lo entienden. Que lo cierren después de politizarlo, como el mismo expresidente explicaba cuando quería camelarme.
Como Casino no hemos estado en política, ni contra ninguna política. Solamente contra la mala, que se apoya en la petulancia de la ignorancia y hace enemigos a los otros, mientras destruyen con sus torpes manazas a las instituciones e intenta apoderarse de ellas a la fuerza, que es el caso.
Hace muchos años, por causa de mi trabajo en el País Vasco, me vi acosado y amenazado por ETA en los tiempos en los que mataba y mucho. No podía imaginarme, que, cincuenta años después, me iba a ver amenazado y chantajeado en mi tierra, no por mi actuación en el Casino, sino por mi trabajo de periodismo fuera. Esta vez por otro radicalismo, igualmente insensato y despreciable, porque lo malo de los radicalismos no es solo lo que hacen, sino lo que pueden hacer o han hecho.
Elijo ser libre y feliz, mientras continúan incumpliendo sus estatutos para imponer su voluntad. Pueden salvar el billar, que nadie ha dicho que peligre, pero imponen que el Casino de Astorga, sin remedio, permanezca ajeno al siglo XXI. Dejo una Junta constituida, que él no fue capaz de articular, pero ahora quebrada, para que sea la parte que se queda la que lo cierre tras la euforia beoda de los primeros meses, pero yo no voy a convivir con quienes no merecen respeto, ni consideración.
Tras mi dimisión como presidente del Casino de Astorga muchos me han preguntado por mis razones para hacerlo, que se han ocultado. Estas son:
Los Estatutos del Casino de Astorga vigentes, actualizados en el año 2004, adaptándolos a la por entonces nueva Ley de Asociaciones, marcan entre sus fines, aparte de las actividades lúdicas y sociales, las culturales e intersociales y estas las enumeran, a modo de ejemplo, como actos musicales, teatro, concursos diversos, cine fórum, etc., que se han venido incumpliendo. Por otra parte, contamos con la fehaciente constatación de que el Casino de Astorga es insostenible por las actividades lúdicas, que se mantienen en la actualidad (billar, cartas y bingo y limitadas sociales), pues no proporcionan, por las cuotas, los fondos necesarios para el mantenimiento.
Son otras las actividades, que yo acometí desde que por primera vez me vinculé a la Junta, por encargo del entonces presidente José Fernández Cordero, y las que me condujeron, posteriormente, a hacerme cargo de la presidencia. Sobre mis dudas de entonces permanece este correo suyo, de fecha 8.02.22, que me dice:
Te agradezco el detalle de mantenerme informado y me agrada enormemente tu capacidad para hacer realidad esa palabra que, aun figurando en los estatutos de la asociación, poco o nunca se ha llevado a la práctica: " CULTURAL".
Es así como he trabajado en esa línea, sin perder, ni renunciar a lo que se hacía, pero abriendo nuevas perspectivas que integraran a nuevos socios, siguiendo los consejos y las orientaciones que él me daba, cuando, por ejemplo, me escribía el 23.01.21:
Algo importantísimo es NO POLITIZAR LA ASOCIACIÓN. En todos los años que llevo en la directiva (del 82 al 2000 y del 2006 hasta hoy) he colaborado con todas las corrientes políticas sin importarme su signo. Todos sabemos que al Casino, con fundamento, se le considera de derechas, pero para ganar adeptos hay que darle un aspecto más liberal, donde todo el mundo se respete al margen de sus ideas. Este nuevo aspecto, al que yo he intentado llegar sin conseguirlo, no quiere decir que todo el mundo disfrute de la Asociación sin ser SOCIO. No se puede provocar a los socios que pagan todos los meses su recibo y que gracias a eso se mantiene abierto el Casino. Hay que cebar el río para poder pescar, pero siempre pensando en captar un nuevo socio. Y añadía: Vete pensando en presentar candidatura el próximo domingo.
En la anterior Asamblea General celebrada en el mes de noviembre, en la que fue aprobada la nueva Junta, propuse, previamente, presentar, en el plazo de dos meses, un nuevo plan de actividades y reformas, de cara a la elaboración posterior del Reglamento. No se pudo llevar a cabo en plazo, como consecuencia del accidente que sufrí, pero, sin embargo, se contó con el empeño de la nueva Junta designada para desarrollar actividades sociales, mientras otros miembros efectuaron actividades culturales e intersociales, que se recogen en la correspondiente memoria, y colaboraron en el desarrollo del plan.
El camino ha sido más largo de lo que podía suponer por mis dificultades familiares y mi enfermedad, pero también porque me he topado con la contradicción del expresidente, junto a su innegable voluntad de servicio, de hacer lo posible para que esta renovación no se hiciera, primero enfrentándose con miembros de la Junta y obligándoles a desaparecer. Ahora dividiendo a la misma, desde la convicción de que el Casino de Astorga es suyo.
No es necesario demostrar como lo ha hecho, sin malicia aparente, pero con malas artes y, cuando ha visto que yo formulaba mi propuesta salvadora y no podía impedirlo, me ha pedido con descaro que dimitiera. Mi respuesta fue que no dimitía, porque los miembros de la Junta que estaban en el empeño de conseguirlo, me pidieron que no dimitiera. Por eso no lo hice.
Parte de la Junta, digamos que la que se ha ocupado de las actividades sociales, se opusieron a la intervención de otros miembros de la Junta, dedicados a la elaboración del plan prometido, contraviniendo la designación efectuada por la Asamblea e incumpliendo los estatutos. En el ejercicio de la libertad, considero que estas ideas y propuestas se deben hacer con el empeño de todos y no con algunos poniendo palos en las ruedas. Aunque cuento con más miembros de la Junta que quieren que el Casino de Astorga se salve, porque puede, reconozco que esta salvación ha de llegar de la buena voluntad de todos y no la hay.
Nos vamos los que no queríamos que el Casino se cierre, que no echamos a nadie, ni queremos que se vayan quienes tengan buena voluntad y capacidad y el espíritu para que esta casa sea de todos los que las tengan. Ese nefasto placer se lo dejamos a ellos y a quienes quieran seguirles y quienes cuenten con el beneplácito municipal para seguir acabando con lo que no les gusta, porque no lo entienden. Que lo cierren después de politizarlo, como el mismo expresidente explicaba cuando quería camelarme.
Como Casino no hemos estado en política, ni contra ninguna política. Solamente contra la mala, que se apoya en la petulancia de la ignorancia y hace enemigos a los otros, mientras destruyen con sus torpes manazas a las instituciones e intenta apoderarse de ellas a la fuerza, que es el caso.
Hace muchos años, por causa de mi trabajo en el País Vasco, me vi acosado y amenazado por ETA en los tiempos en los que mataba y mucho. No podía imaginarme, que, cincuenta años después, me iba a ver amenazado y chantajeado en mi tierra, no por mi actuación en el Casino, sino por mi trabajo de periodismo fuera. Esta vez por otro radicalismo, igualmente insensato y despreciable, porque lo malo de los radicalismos no es solo lo que hacen, sino lo que pueden hacer o han hecho.
Elijo ser libre y feliz, mientras continúan incumpliendo sus estatutos para imponer su voluntad. Pueden salvar el billar, que nadie ha dicho que peligre, pero imponen que el Casino de Astorga, sin remedio, permanezca ajeno al siglo XXI. Dejo una Junta constituida, que él no fue capaz de articular, pero ahora quebrada, para que sea la parte que se queda la que lo cierre tras la euforia beoda de los primeros meses, pero yo no voy a convivir con quienes no merecen respeto, ni consideración.