Nuria Viuda
Martes, 07 de Mayo de 2024

Agencias matrimoniales

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Las plataformas modernas para encontrar pareja están llegando a su decadencia. “Tinder” y otros nombres ininteligibles por el estilo, superan ya todos los límites posibles hasta que la gente se ha comenzado a cansar. Exprimir tanto el limón hace que este acabe por parecer una papa arrugada, como algunos corazones sedientos de no sé qué; ¿aventuras?

 

Resulta aterrador este sistema de ligoteo, tanto más si lo que se desea es encontrar algo o alguien medianamente aceptable, entiéndase  relación o personaje. El asunto funciona más o menos así: subes una foto y esperas a que alguien se manifieste. Parecido a la güija, pero con menos espiritualidad. El miedo está servido. La sensación de vacío también. Bien es cierto que existen plataformas de pago que permiten cribas, selecciones de personal para eliminar moscones ávidos de aventuras superfluas y anodinas; ¿peligrosas? Yo diría que desde luego. Ofrecerse al mejor postor como en un mercado es otra manera moderna de prostituirse. La pereza  y el pavor de quedar con alguien que no conoces de nada, que  vive lejos y te ha contado la película que le ha dado la real gana, mintiendo incluso en su aspecto físico, y esperar a que surja lo improbable, lo abocado desde el minuto uno al más estrepitoso fracaso es, como poco, una insensatez. Intentar adrede y forzar los sentimientos nunca  sale bien. Todo debe ser espontáneo e inesperado como el fluir de la vida.

 

¿En qué demonios se ha convertido el arte de la conversación, el interés por el otro, la seducción lenta ( por ambas partes) apacible, delicada, amistosa y feliz? Como si por arte de  birlibirloque y rogando a los hados fuese a aparecer la persona idónea con la que congeniar hasta la extrema paz del alma. No. El pescado está vendido ya. Los jóvenes y no tan jóvenes han comenzado a valorar la amistad y el tiempo de otra manera. Prefieren conocer personas afines en la cotidianidad del día a día. En la cola del súper o en una biblioteca de barrio, en el bus de línea o directamente en el chiringuito o el café de turno. La gente se ha dado cuenta de la banalidad y la situación azarosa de estas plataformas que exhiben gentes como ganado de feria.Los más jóvenes se están negando a ser tratados como mercancía; lo cual debe regocijarnos sobremanera. ¡Aleluya!

 

 En estos “no lugares” donde el tiempo flota porque todo es virtualidad y pantalleo, no somos más que piezas de un engranaje siniestro que nos conduce a la alienación y el ninguneo de nuestra esencia como seres vivos, seres de luz, seres sociales y comunicativos. Encuentro mucho más divertido, para quien lo necesite, recuperar las agencias matrimoniales donde todo era mucho más honesto y encantador. El cara a cara, la presencia y la posibilidad de entablar inmediatamente una conversación con un café de por medio.

 

“Tinder“se hunde, las estadísticas lo anuncian. Nuestros muchachos se han cansado del “gosthing” y otras variedades de lo ignoto que los trastoca hasta límites muy peligrosos. Viva la nueva era del “Face to Face” de toda la vida. De chocarte esos cinco en los bancos del parque, en los coles, los cines,la cafetería de la universidad o del barrio, y por descontado nada como  recuperar los lentos en las discotecas que vuelven a estar muy en boga y boca de todos, todas y todes.

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