Burgos, Gamonal, balón de oro
JOSÉ MARÍA SANTAMARTA/
Hoy no puedo sino escribir sobre el triunfo de la democracia real en Burgos. Creo que es la noticia más importante del día. Y lo sería del año, pasado o presente, si cundiera el ejemplo. No recuerdo ya si del anterior y anterior, tragedias aparte, claro. Gamonal balón de oro decía la pancarta de una chica. Genial.
Porque quiero ver, en este paso atrás del alcalde ante una obra no deseada por sus ciudadanos, un renacer de la democracia participativa más limpia, más honesta, más radical (de raíz), más transparente, más real, es decir, más atenta al sentimiento de sus verdaderos protagonistas, de sus dueños legítimos, del pueblo. La gente. Es sencillo. Hagánlo señores y señoras políticos. No se dejen llevar por intereses oscuros, por no ser ofensivo, y escuchen a quienes tienen el voto, la soberanía verdadera, el mando. No olviden ustedes que les pagan su sueldo para eso. Porque ellos no tienen tiempo de solucionar los problemas de todos. Tienen que trabajar para comer y, desgraciadamente cada vez más, vivir: curarse, dar una buena educación a sus hijos, cuidar a sus mayores, vestirse, vivir bajo techo, etc. Así que deciden entre todos pagarles a ustedes para que se ocupen de gestionar esos dineros que entre todos ponen-mos para mantener estas cosinas de la res pública.
Porque el desapego de la gente es realmente hacia los políticos, no hacia la política…los jóvenes tienen más que nunca interés en la política, pero, o porque, detestan a los políticos y su forma de hacer política. Que es una forma de hacer negocios últimamente. De los mayores, nada digo, porque han tenido mucho más interés en la política desde siempre.
Pero, maldita sea, esto es lo que se ha pedido durante mucho tiempo en nuestras plazas y calles. Que me aspen si no era esto es lo que pedían los perroflautas (despectivamente denominados así por muchas de las meleninas más repeinadas del país) desde sus tiendas de campaña, desde sus sacos de pan, sus paelleras y sus campingases. Y desde sus ejemplares pancartas de cartón llenas de sabia sencillez e ingenio. Más democracia directa, más consultas al pueblo. Que la democracia no consista únicamente en votar cada cuatro años un programa que, seamos bienintencionados, puede no poder ser cumplido como se prometió por las circunstancias que fueren. Y más justicia. Para todos. Es difícil resumir todo lo que se gritaba en las calles en este artículo. Pancartas y pancartas llenas de ilusión y ganas de justicia social. E ingenio, repito. Probablemente lo podríamos resumir en libertad, igualdad y fraternidad, aunque creo que se queda corto también. Seguramente mucho. ¿No hay pan para tanto chorizo? Lollamandemocraciaynoloes, quizás mejor.
Recuerdo las calles pidiendo democracia real hace ¡ya! tres años, ahí al ladito nuestro, y me parece heróico todo aquello-esto. Ustedes seguramente también los vieron. Habría de todo, claro, pero lo que supuso un movimiento espontáneo y tan generalizado como aquel que podemos acordar denominar 15M Democracia Real Ya fue insólito: una plaza en cada ciudad de España; Portada de la revista internacional Time; Occupy Wall Street de Nueva York; 99%; Vendetta; Indignados; Anonymous; movimiento 15M mundial; primaveras árabes; Stop Desahucios; Marea Verde por la Educación Pública; Marea Blanca por la Sanidad Pública; y otras mareas varias, multicolores, todas, con este y otros nombres que han hecho y están haciendo de la tristeza, de la rabia, del desaliento y de la indignación que nos dijo Hessel que sentíamos, un torrente de reivindicación seria y alegre que lucha por los derechos suyos y de todos con un coraje emocionante. Porque no es fácil, señores, encapucharse y plantarse frente a los defensores de sus leyes. Ni pasar la noche en mugrientos calabozos. Ni ser esposado o embridado. Ni dar el DNI. Ni ser empujado. O apaleado. O disparado. Desde el Seatle del siglo XXI antiglobalización hasta el Gamonal de Burgos pasando por el Sol de España, la Primavera de Túnez o el Sí se puede, es todo lo mismo: los de abajo defendiéndose; de los de arriba. Ya está en nuestra conciencia.
Dice ahora el alcalde de Burgos, el joven Javier Lacalle, que la calle ya no va a sufrir la revolución bulevariana que ayer era impepinable. Que mejor un mejor acuerdo que una mala calle. Que una buena convivencia bien vale 50 bulevares. Que ya ni son turistas manifestantes (puagh, eran de allí los detenidos), ni atentados de Botella (puagh, era un lapsus), ni nadená. Que ya veremos.
Pero oye, que ha tenido que salir a la calle en cuestión la señora en cuestión que estaba haciendo la cena en cuestión para su familia en cuestión. Y el vecino del tercero que estaba acechando a su chaval con los deberes y no tenía más que hacer que bajar a la calle por la noche. Y su hija ya universitaria que está de exámenes. Y las asociaciones diversas. Y la camarera del bar de la esquina. Y el limpiador de escaparates con su bicicleta. Y el que está pensando en irse a Londres a buscar el futuro que aquí no termina de encontrar por ningún lado por más que se gasta en buscarlo. En fin, todos. Han tenido que salir todos, dejando sus quehaceres cotidianos, a recordarle al alcalde lo que seguramente creen que ya sabía: que no le pagan para esto. Que los negocios con constructores jefes y magnates de la prensa de rancho no quieren pagarlos ellos. Que no. Que no lo haga. Que lo primero es antes. Y que libere a los detenidos.
Y ojo, que ni siquiera le creen lo que ha dicho del todo. Ahí van a estar vigilando dicen. No vaya a ser solo un paso atrás para tomar impulso. Quizás antes lo había tenido que hacer el susodicho. “Rectificar es de sabios, pero seguramente él no lo ha sido…ya no creemos en nada, así que seguramente algo habrá detrás” decía una vecina que salía por la tele. Será el miedo al contagio, dicen, como en la guerra civil española y la SGM. O como en el mismo 15M que pasó de 40 personas a 4000…ni se sabe por disolver en el Sol de Madrid sus sueños aquella noche del 15 de Mayo de 2011 ¡Y qué violentos son los violentos, ay! -dicen los tertulianos canallas de Valle-Inclán. Ponerse así por unos 8 millones de euros de nada. Qué gentuza. Serán etarras. Porque serían pocos, pero, y voy a decirlo, quizás sin esos pocos vecinos violentos que defendían los intereses de los otros muchos vecinos y que son foco avizor de todas las cámaras de los periódicos más o menos parciales, no se hubiera conocido el problema en Madrid, ni en España. Quién sabe. No seré yo quien aliente a la violencia, pero es para pararse a pensar en la cadena de acontecimientos y causalidades. Estos vecinos están cambiando nuestro barrio, nuestro pueblo, nuestro ayuntamiento, nuestro país y hasta nuestro mundo por nosotros. Arriesgando su pellejo. Y gratis.
En León parece que tenemos también ahora nuestro propio Gamonal, mutatis mutandis, en la preciosa y querida Plaza del Grano. Salen en los periódicos los vecinos y salen también los mandamases…veremos. Hubo otros Gamonales antes como se puede leer en esta misma edición de AstorgaRedAcción.
Y los periódicos de este miércoles hablarán de la mano negra, con perdón, que give me five a Rajoy last night, man, y el nuestro jefe, ¡eh? (como diría él mismo) amagando a Christine Lagarde Efemeí con la manito.
Un Crematorio que diría Chirbes.
JOSÉ MARÍA SANTAMARTA/
![[Img #7311]](upload/img/periodico/img_7311.jpg)
Hoy no puedo sino escribir sobre el triunfo de la democracia real en Burgos. Creo que es la noticia más importante del día. Y lo sería del año, pasado o presente, si cundiera el ejemplo. No recuerdo ya si del anterior y anterior, tragedias aparte, claro. Gamonal balón de oro decía la pancarta de una chica. Genial.
Porque quiero ver, en este paso atrás del alcalde ante una obra no deseada por sus ciudadanos, un renacer de la democracia participativa más limpia, más honesta, más radical (de raíz), más transparente, más real, es decir, más atenta al sentimiento de sus verdaderos protagonistas, de sus dueños legítimos, del pueblo. La gente. Es sencillo. Hagánlo señores y señoras políticos. No se dejen llevar por intereses oscuros, por no ser ofensivo, y escuchen a quienes tienen el voto, la soberanía verdadera, el mando. No olviden ustedes que les pagan su sueldo para eso. Porque ellos no tienen tiempo de solucionar los problemas de todos. Tienen que trabajar para comer y, desgraciadamente cada vez más, vivir: curarse, dar una buena educación a sus hijos, cuidar a sus mayores, vestirse, vivir bajo techo, etc. Así que deciden entre todos pagarles a ustedes para que se ocupen de gestionar esos dineros que entre todos ponen-mos para mantener estas cosinas de la res pública.
Porque el desapego de la gente es realmente hacia los políticos, no hacia la política…los jóvenes tienen más que nunca interés en la política, pero, o porque, detestan a los políticos y su forma de hacer política. Que es una forma de hacer negocios últimamente. De los mayores, nada digo, porque han tenido mucho más interés en la política desde siempre.
Pero, maldita sea, esto es lo que se ha pedido durante mucho tiempo en nuestras plazas y calles. Que me aspen si no era esto es lo que pedían los perroflautas (despectivamente denominados así por muchas de las meleninas más repeinadas del país) desde sus tiendas de campaña, desde sus sacos de pan, sus paelleras y sus campingases. Y desde sus ejemplares pancartas de cartón llenas de sabia sencillez e ingenio. Más democracia directa, más consultas al pueblo. Que la democracia no consista únicamente en votar cada cuatro años un programa que, seamos bienintencionados, puede no poder ser cumplido como se prometió por las circunstancias que fueren. Y más justicia. Para todos. Es difícil resumir todo lo que se gritaba en las calles en este artículo. Pancartas y pancartas llenas de ilusión y ganas de justicia social. E ingenio, repito. Probablemente lo podríamos resumir en libertad, igualdad y fraternidad, aunque creo que se queda corto también. Seguramente mucho. ¿No hay pan para tanto chorizo? Lollamandemocraciaynoloes, quizás mejor.
Recuerdo las calles pidiendo democracia real hace ¡ya! tres años, ahí al ladito nuestro, y me parece heróico todo aquello-esto. Ustedes seguramente también los vieron. Habría de todo, claro, pero lo que supuso un movimiento espontáneo y tan generalizado como aquel que podemos acordar denominar 15M Democracia Real Ya fue insólito: una plaza en cada ciudad de España; Portada de la revista internacional Time; Occupy Wall Street de Nueva York; 99%; Vendetta; Indignados; Anonymous; movimiento 15M mundial; primaveras árabes; Stop Desahucios; Marea Verde por la Educación Pública; Marea Blanca por la Sanidad Pública; y otras mareas varias, multicolores, todas, con este y otros nombres que han hecho y están haciendo de la tristeza, de la rabia, del desaliento y de la indignación que nos dijo Hessel que sentíamos, un torrente de reivindicación seria y alegre que lucha por los derechos suyos y de todos con un coraje emocionante. Porque no es fácil, señores, encapucharse y plantarse frente a los defensores de sus leyes. Ni pasar la noche en mugrientos calabozos. Ni ser esposado o embridado. Ni dar el DNI. Ni ser empujado. O apaleado. O disparado. Desde el Seatle del siglo XXI antiglobalización hasta el Gamonal de Burgos pasando por el Sol de España, la Primavera de Túnez o el Sí se puede, es todo lo mismo: los de abajo defendiéndose; de los de arriba. Ya está en nuestra conciencia.
Dice ahora el alcalde de Burgos, el joven Javier Lacalle, que la calle ya no va a sufrir la revolución bulevariana que ayer era impepinable. Que mejor un mejor acuerdo que una mala calle. Que una buena convivencia bien vale 50 bulevares. Que ya ni son turistas manifestantes (puagh, eran de allí los detenidos), ni atentados de Botella (puagh, era un lapsus), ni nadená. Que ya veremos.
Pero oye, que ha tenido que salir a la calle en cuestión la señora en cuestión que estaba haciendo la cena en cuestión para su familia en cuestión. Y el vecino del tercero que estaba acechando a su chaval con los deberes y no tenía más que hacer que bajar a la calle por la noche. Y su hija ya universitaria que está de exámenes. Y las asociaciones diversas. Y la camarera del bar de la esquina. Y el limpiador de escaparates con su bicicleta. Y el que está pensando en irse a Londres a buscar el futuro que aquí no termina de encontrar por ningún lado por más que se gasta en buscarlo. En fin, todos. Han tenido que salir todos, dejando sus quehaceres cotidianos, a recordarle al alcalde lo que seguramente creen que ya sabía: que no le pagan para esto. Que los negocios con constructores jefes y magnates de la prensa de rancho no quieren pagarlos ellos. Que no. Que no lo haga. Que lo primero es antes. Y que libere a los detenidos.
Y ojo, que ni siquiera le creen lo que ha dicho del todo. Ahí van a estar vigilando dicen. No vaya a ser solo un paso atrás para tomar impulso. Quizás antes lo había tenido que hacer el susodicho. “Rectificar es de sabios, pero seguramente él no lo ha sido…ya no creemos en nada, así que seguramente algo habrá detrás” decía una vecina que salía por la tele. Será el miedo al contagio, dicen, como en la guerra civil española y la SGM. O como en el mismo 15M que pasó de 40 personas a 4000…ni se sabe por disolver en el Sol de Madrid sus sueños aquella noche del 15 de Mayo de 2011 ¡Y qué violentos son los violentos, ay! -dicen los tertulianos canallas de Valle-Inclán. Ponerse así por unos 8 millones de euros de nada. Qué gentuza. Serán etarras. Porque serían pocos, pero, y voy a decirlo, quizás sin esos pocos vecinos violentos que defendían los intereses de los otros muchos vecinos y que son foco avizor de todas las cámaras de los periódicos más o menos parciales, no se hubiera conocido el problema en Madrid, ni en España. Quién sabe. No seré yo quien aliente a la violencia, pero es para pararse a pensar en la cadena de acontecimientos y causalidades. Estos vecinos están cambiando nuestro barrio, nuestro pueblo, nuestro ayuntamiento, nuestro país y hasta nuestro mundo por nosotros. Arriesgando su pellejo. Y gratis.
En León parece que tenemos también ahora nuestro propio Gamonal, mutatis mutandis, en la preciosa y querida Plaza del Grano. Salen en los periódicos los vecinos y salen también los mandamases…veremos. Hubo otros Gamonales antes como se puede leer en esta misma edición de AstorgaRedAcción.
Y los periódicos de este miércoles hablarán de la mano negra, con perdón, que give me five a Rajoy last night, man, y el nuestro jefe, ¡eh? (como diría él mismo) amagando a Christine Lagarde Efemeí con la manito.
Un Crematorio que diría Chirbes.