Plataforma Ciudadana por la Igualdad y Contra la Violencia
Miércoles, 11 de Septiembre de 2024

OPINIÓN / Para cuándo los Derechos Humanos

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La violencia contra las mujeres no conoce fronteras, países, edades, ni clases sociales. Las víctimas son mujeres y los culpables son hombres que no consideran a las mujeres sus iguales en dignidad y derechos. Hombres que establecen con ellas relaciones de dominación.


El régimen talibán ha enterrado a las mujeres afganas en vida, ante la pasividad de los organismos y las autoridades de la comunidad internacional. Y en los últimos días hemos conocido el asesinato de la atleta ugandesa Rebecca Cheptegei que, tras cumplir el sueño de representar a su país en los Juegos Olímpicos de París, fue quemada viva por su exnovio.


En Francia un hombre drogaba a su esposa y la ofrecía para que la violaran y lo grabaran. Dominique Pélicot de 71 años, padre de tres hijos y abuelo, drogó durante más de nueve años a la mujer con la que estuvo casado cinco décadas y anunciaba en un foro de citas la posibilidad de agredirla sexualmente en su propia casa.


Se han contabilizado casi un centenar de violaciones de las que la policía ha identificado a más de 50 violadores. Un bombero, un periodista, un comerciante, un simple jubilado, un repartidor, o un funcionario de prisiones. Algunos eran padres estupendos, maridos atentos, e incluso entrañables abuelos. Todos ellos hombres de entre 21 y 68 años, participaron de forma separada o conjunta en la violación de una mujer cuyo marido mientras tanto grababa la secuencia o participaba en la agresión. Ninguno de estos hombres sufre de alguna patología psíquica reseñable, pero todos, según los expertos forenses, “tienen un sentimiento de omnipotencia sobre el cuerpo de las mujeres”.


Ante el tribunal que los juzga, aunque han admitido los hechos, se han defendido diciendo que no violaban a la mujer porque tenían el consentimiento del marido, parece que en la Europa del siglo XXI todavía perdura la creencia de que es el esposo el que decide, el que es el dueño de “su mujer”.


La victima a la que se le han diagnosticado cuatro enfermedades sexualmente transmisibles directamente imputables a las violaciones y un fuerte estrés postraumático con pensamientos suicidas, ha tenido la valentía y la dignidad de pedir que el juicio sea público, declaró: “Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quizás nunca serán reconocidas como víctimas”.


Los crímenes contra las mujeres se dan en todas las partes del mundo porque su raíz es la desigualdad y la subordinación del sexo femenino al masculino, y esa es una realidad global. Pero las democracias avanzadas tendrían que ser capaces de ir mucho más deprisa en la erradicación del machismo y no es así. En España, en la última semana, dos mujeres han sido asesinadas por los hombres que eran o habían sido sus parejas; una en Castellón y la otra en Madrid. Otra está gravemente herida en un hospital de Vitoria.


No podemos avanzar mientras se sigan produciendo hechos como que un alcalde haga apología de la pederastia y del abuso sexual a niñas en el escenario de las fiestas de su pueblo en la provincia de Ávila.


Parece que en vez de avanzar retrocedemos; la reciente memoria de la Fiscalía General del Estado relativa a los datos de 2023 revela un nuevo aumento de los delitos sexuales cometidos por menores de edad, una “alarmante espiral que no para de crecer” en los últimos seis años. En esta memoria se explica que las razones del incremento son “complejas” pero apunta a varias: “La carencia de una adecuada formación en materia ético-sexual, el consumo del alcohol, el acceso temprano a contenidos pornográficos sin una adecuada educación sexual” y también “la constatada banalización de las relaciones sexuales y de la intimidad en particular”. “La preocupación por el incremento de estos delitos es común a todas las secciones de menores, destacando la imperiosa necesidad de reforzar la prevención y educación sexual y digital”.


Es urgente que se tomen medidas en España y es urgente que se protejan los Derechos Humanos de las mujeres en todo el mundo.

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