Mi alma aragonesa VII / Antonio Tramullas y el cine internacional
![[Img #69994]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2024/5730_tramullas_e_hijo.jpg)
Tras la desaparición de Ignacio Coyne, Antonio Tramullas crea su propia productora Sallumart (Su apellido invertido), que debuta con Parada militar en el paseo. Entre los años 1913 a 1930 realiza, con la colaboración de su hijo Antonio, una extensa labor documental, con títulos como Los riegos de Aragón, Inauguración del Ferrocarril Internacional del Canfranc, Los tambores de Híjar, Romería de Mequinenza y Fiestas de Calatayud. Aparte de una serie de documentales médicos, los Tramullas hicieron sus pinitos en la ficción con El Rajá de Lasfará en Zaragoza, El último milagro de la Virgen del Villar y El diablo está en Zaragoza.
Tramullas se decantó como documentalista, destaca en ese campo como documento por su contenido más que por su creatividad y aporta su valor como archivo de imágenes de esta época, de las que se nutriría Televisión Española en sus series, sobre los primeros años del siglo, recogiendo unos fondos apreciables conservados.
Antonio Tramullas, hijo de Antonio de Padua Tramullas, que acabó estableciéndose en Jaca, seguía en la década de los 70 regentando su tienda de fotografía y rodeado en su casa de las viejas cámaras que utilizara su padre y de los recuerdos de la época dorada y regañando con TVE, que le había desbaratado sus fondos. Como he contado, me explicaba la diferencia entre las 18 imágenes del cine mudo y las 24 del sonoro por segundo, avanzando o reduciendo el giro de su mano, con el que figuradamente accionaba el giro de la manivela de la primitiva cámara que utilizara su padre.
Hijo del cineasta que, como documentalista, había propiciado los fondos que había rodado en las primeras décadas del pasado siglo XX, empleados para la serie de TVE España Siglo XX y que luego no había recuperado. El mismo, que regentaba la tienda de fotografía en Jaca, mantenía un espíritu de reportero de la naturaleza, empleando las mañanas de los domingos en rodar escenas de pájaros en sus nidos, que yo aprovechaba con placer para el programa informativo regional Meridiano de TVE en Aragón.
Un día me llamó para que me acercara a verle. Se encontraba internado en la clínica de El Pilar, al comienzo del Paseo de Ruiseñores, en donde se estaba levantando, en el número 59, el edificio de la primera televisión aragonesa. Al día siguiente iba a pasar por el quirófano y quería encontrarse tranquilo por si algo salía mal. Me pidió que transmitiera a Televisión Española, por si algo le pasaba, que les perdonaba por haberle perdido los originales de su padre. ¿Se perdieron o se extraviaron? Algún día se sabrá.
El cine que se hacía en España en aquellos años correspondía al periodo en el que lo que ahora conocemos como cine no se había descubierto. Ahí reside toda la importancia de Antonio de Paula Tramullas, que, tras los pasos de Coyne, se adentra y se especializa en el cine documental o noticioso, en su sentido tan alejado del actual, cuando a través de la televisión informativa se vive la inmediatez. Muy alejado de las técnicas del norteamericano Robert Joseph Flaherty, al que se le considera el autor del primer documental de la historia del cine por su Nanuk, el esquimal, 1022, y Hombres de Aran, 1934, genuinas e imprescindibles cintas de filmoteca.
Tramullas no podía imitarlo porque estas producciones son posteriores a sus trabajos, que no dejan de ser documentales, precursores del reporterismo que luego se ha realizado en la televisión en España.
Mientras Coyne siguió el camino poco explorado y experimentó con la ficción, Tramullas se especializó en el documental y aparece en el campo, hoy tan en auge, de los efectos especiales Segundo Chomón. Hasta el año 1925, de la mano de Florián Rey y con Imperio Argentina, no llega la primera versión de Nobleza baturra, con la que se inicia el género tan genuino de las españoladas.
El panorama del cine estaba muy tomado por los aragoneses, pues se atribuye a Ernesto Jiménez Caballero, representante del vanguardismo de la generación del 27 y uno de los introductores e ideólogos del fascismo en España, y a Luis Buñuel la creación en Madrid del primer cineclub, en 1928, cuando Madrid era ya la principal cantera industrial fílmica, por la cantidad de títulos que se producían y dominaban en el conjunto nacional.
En Europa el cine seguía otros caminos. Surgieron grandes empresas cinematográficas, con Francia a la cabeza. Tras la Gran Guerra la hegemonía pasó a EE. UU. Hasta 1914 Europa contó con productoras como Gaumont, en París, e Itala Films, en Turín, que dominaron los mercados internacionales. Son los años del cine cómico francés, con Max Linder y del colosalismo italiano con películas como Quo vadis?, 1912, y Cabiria, 1914, de las que aprendieron Charles Chaplin, Police, 1916, y el cine cómico norteamericano de Mack Sennet, reconocido con un óscar honorífico, Harold Lloyd, Marinero de agua dulce,1921 o Harry Laugdon, con Tramp, tramp, tramp, 1925 y con Buster Keaton, El maquinista de la General, 1926.
El cine nace como teatro filmado en escenarios teatrales, de interiores, y la cámara estática. Poco a poco surgirán las nuevas técnicas, que le son propias, como el plano y el contraplano, el travelling para el desplazamiento de la cámara, el ángulo picado y el contrapicado. En USA David W. Griffith rodó sus superproducciones El nacimiento de una nación e Intolerancia, en 1916, y son los años en los que se encadenan obras maestras. Con el expresionismo alemán y El gabinete del doctor Caligari, 1919, que contenía los miedos de la Europa de la posguerra. Seguida por Nosferatu, el vampiro, 1922 y la aparición del movimiento surrealista en la pintura, la literatura y el cine, con su mayor exponente de Un perro andaluz de Luis Buñuel y Salvador Dalí. En la Unión Soviética Sergei Eisenstein rueda El Acorazado Potenkin, 1925 y Octubre. 1928 y con todas estas obras el lenguaje fílmico alcanza su madurez a lo largo de la década de los años 20.
La cantante española Concha Piquer intervino en el primer cortometraje sonoro de habla hispana, con sonido sincronizado, con el título From far Sevilla. La misma Concha rodó en París El negro que tenía el alma blanca, en 1927 y, en 1930, rueda la película parcialmente sonorizada La bodega, dirigidas ambas por Benito Perojo y es en ese año de 1930 cuando llega a España el cine sonoro.
En ese mismo aparece en España, La aldea maldita, de Florián Rey, en una primera versión muda, que alcanzó el éxito en París, al mismo tiempo que Buñuel y Dalì ruedan Un perro andaluz, a la vanguardia del surrealismo, que emerge en la pintura, la literatura y el cine. que recrea Woody Allen en la película Medianoche en París, 2011 y en los tiempos de René Claire, que en Castrillo de los Polvazares evocará muchos años más tarde la presencia de las dos parisinas, una de ellas Brosnia, su viuda.
En España se trabaja con pocos medios, por la falta de una adecuada financiación por parte de la burguesía, ajena al potencial de la nueva industria.
![[Img #69994]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2024/5730_tramullas_e_hijo.jpg)
Tras la desaparición de Ignacio Coyne, Antonio Tramullas crea su propia productora Sallumart (Su apellido invertido), que debuta con Parada militar en el paseo. Entre los años 1913 a 1930 realiza, con la colaboración de su hijo Antonio, una extensa labor documental, con títulos como Los riegos de Aragón, Inauguración del Ferrocarril Internacional del Canfranc, Los tambores de Híjar, Romería de Mequinenza y Fiestas de Calatayud. Aparte de una serie de documentales médicos, los Tramullas hicieron sus pinitos en la ficción con El Rajá de Lasfará en Zaragoza, El último milagro de la Virgen del Villar y El diablo está en Zaragoza.
Tramullas se decantó como documentalista, destaca en ese campo como documento por su contenido más que por su creatividad y aporta su valor como archivo de imágenes de esta época, de las que se nutriría Televisión Española en sus series, sobre los primeros años del siglo, recogiendo unos fondos apreciables conservados.
Antonio Tramullas, hijo de Antonio de Padua Tramullas, que acabó estableciéndose en Jaca, seguía en la década de los 70 regentando su tienda de fotografía y rodeado en su casa de las viejas cámaras que utilizara su padre y de los recuerdos de la época dorada y regañando con TVE, que le había desbaratado sus fondos. Como he contado, me explicaba la diferencia entre las 18 imágenes del cine mudo y las 24 del sonoro por segundo, avanzando o reduciendo el giro de su mano, con el que figuradamente accionaba el giro de la manivela de la primitiva cámara que utilizara su padre.
Hijo del cineasta que, como documentalista, había propiciado los fondos que había rodado en las primeras décadas del pasado siglo XX, empleados para la serie de TVE España Siglo XX y que luego no había recuperado. El mismo, que regentaba la tienda de fotografía en Jaca, mantenía un espíritu de reportero de la naturaleza, empleando las mañanas de los domingos en rodar escenas de pájaros en sus nidos, que yo aprovechaba con placer para el programa informativo regional Meridiano de TVE en Aragón.
Un día me llamó para que me acercara a verle. Se encontraba internado en la clínica de El Pilar, al comienzo del Paseo de Ruiseñores, en donde se estaba levantando, en el número 59, el edificio de la primera televisión aragonesa. Al día siguiente iba a pasar por el quirófano y quería encontrarse tranquilo por si algo salía mal. Me pidió que transmitiera a Televisión Española, por si algo le pasaba, que les perdonaba por haberle perdido los originales de su padre. ¿Se perdieron o se extraviaron? Algún día se sabrá.
El cine que se hacía en España en aquellos años correspondía al periodo en el que lo que ahora conocemos como cine no se había descubierto. Ahí reside toda la importancia de Antonio de Paula Tramullas, que, tras los pasos de Coyne, se adentra y se especializa en el cine documental o noticioso, en su sentido tan alejado del actual, cuando a través de la televisión informativa se vive la inmediatez. Muy alejado de las técnicas del norteamericano Robert Joseph Flaherty, al que se le considera el autor del primer documental de la historia del cine por su Nanuk, el esquimal, 1022, y Hombres de Aran, 1934, genuinas e imprescindibles cintas de filmoteca.
Tramullas no podía imitarlo porque estas producciones son posteriores a sus trabajos, que no dejan de ser documentales, precursores del reporterismo que luego se ha realizado en la televisión en España.
Mientras Coyne siguió el camino poco explorado y experimentó con la ficción, Tramullas se especializó en el documental y aparece en el campo, hoy tan en auge, de los efectos especiales Segundo Chomón. Hasta el año 1925, de la mano de Florián Rey y con Imperio Argentina, no llega la primera versión de Nobleza baturra, con la que se inicia el género tan genuino de las españoladas.
El panorama del cine estaba muy tomado por los aragoneses, pues se atribuye a Ernesto Jiménez Caballero, representante del vanguardismo de la generación del 27 y uno de los introductores e ideólogos del fascismo en España, y a Luis Buñuel la creación en Madrid del primer cineclub, en 1928, cuando Madrid era ya la principal cantera industrial fílmica, por la cantidad de títulos que se producían y dominaban en el conjunto nacional.
En Europa el cine seguía otros caminos. Surgieron grandes empresas cinematográficas, con Francia a la cabeza. Tras la Gran Guerra la hegemonía pasó a EE. UU. Hasta 1914 Europa contó con productoras como Gaumont, en París, e Itala Films, en Turín, que dominaron los mercados internacionales. Son los años del cine cómico francés, con Max Linder y del colosalismo italiano con películas como Quo vadis?, 1912, y Cabiria, 1914, de las que aprendieron Charles Chaplin, Police, 1916, y el cine cómico norteamericano de Mack Sennet, reconocido con un óscar honorífico, Harold Lloyd, Marinero de agua dulce,1921 o Harry Laugdon, con Tramp, tramp, tramp, 1925 y con Buster Keaton, El maquinista de la General, 1926.
El cine nace como teatro filmado en escenarios teatrales, de interiores, y la cámara estática. Poco a poco surgirán las nuevas técnicas, que le son propias, como el plano y el contraplano, el travelling para el desplazamiento de la cámara, el ángulo picado y el contrapicado. En USA David W. Griffith rodó sus superproducciones El nacimiento de una nación e Intolerancia, en 1916, y son los años en los que se encadenan obras maestras. Con el expresionismo alemán y El gabinete del doctor Caligari, 1919, que contenía los miedos de la Europa de la posguerra. Seguida por Nosferatu, el vampiro, 1922 y la aparición del movimiento surrealista en la pintura, la literatura y el cine, con su mayor exponente de Un perro andaluz de Luis Buñuel y Salvador Dalí. En la Unión Soviética Sergei Eisenstein rueda El Acorazado Potenkin, 1925 y Octubre. 1928 y con todas estas obras el lenguaje fílmico alcanza su madurez a lo largo de la década de los años 20.
La cantante española Concha Piquer intervino en el primer cortometraje sonoro de habla hispana, con sonido sincronizado, con el título From far Sevilla. La misma Concha rodó en París El negro que tenía el alma blanca, en 1927 y, en 1930, rueda la película parcialmente sonorizada La bodega, dirigidas ambas por Benito Perojo y es en ese año de 1930 cuando llega a España el cine sonoro.
En ese mismo aparece en España, La aldea maldita, de Florián Rey, en una primera versión muda, que alcanzó el éxito en París, al mismo tiempo que Buñuel y Dalì ruedan Un perro andaluz, a la vanguardia del surrealismo, que emerge en la pintura, la literatura y el cine. que recrea Woody Allen en la película Medianoche en París, 2011 y en los tiempos de René Claire, que en Castrillo de los Polvazares evocará muchos años más tarde la presencia de las dos parisinas, una de ellas Brosnia, su viuda.
En España se trabaja con pocos medios, por la falta de una adecuada financiación por parte de la burguesía, ajena al potencial de la nueva industria.





