Max Alonso
Sábado, 12 de Octubre de 2024

Mi alma aragonesa IX / Woody Allen y París

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Medianoche en París, 2011, de Woody Allen consiguió el óscar al mejor guion original y fue la que abrió el Festival de Cannes de ese mismo año y ha sido la más taquillera de Allen en los EE. UU. Cuenta la historia de un exitoso y, a la vez, desencantado guionista de Hollywood, que está de vacaciones en París con su mujer y sus suegros. Está intentando concluir su primera novela sobre un hombre que trabaja en una tienda y su mujer le anima a seguir con la escritura de guiones, tarea que es más lucrativa. Allí se encuentran con un amigo, Paul, pedante y pseudo intelectual, que evoca los aspectos más destacables de París, provocando el rechazo del guionista.

 

Una noche, tras una cata de vinos, se emborracha y en la calle se encuentra con un taxi, con los pasajeros vestidos de época, de la década de los años 20, del pasado siglo. Le invitan a una fiesta con Jean Cocteau, que destacó como poeta, dramaturgo, escritor, ensayista, pintor, diseñador y director de cine, que, se responsabilizaría de la primera versión de La bella y la bestia, la incomparable Orfeo y El testamento de Orfeo. A la fiesta asiste el compositor y letrista de más de mil canciones, el norteamericano Cole Porte y su esposa Linda. Scott Fitzgerald y su esposa Zenda y aparece Josephine Baker bailando. Cuando llega Ernest Hemingway, con el torero Juan Belmonte, Zenda se va con el torero a St. Germain y allí llega apresurado Scott, que no le agrada que su esposa esté con el español.

 

Hemingway le ofrece al guionista mostrarle la novela en la que trabaja a Gertrude Stein, novelista y coleccionista de arte norteamericana, que se ha instalado en París y en cuya casa se reúnen las principales figuras del modernismo: Pablo Picasso, Hemingway, Fitgerald, Sinclair Lewis, Ezra Pound, Sherwood Anderson y el pintor Henry Matisse.

 

Cuando el guionista va a su hotel a buscar su original, se encuentra que ha regresado al 2010. A la noche siguiente, el guionista se hace acompañar de su mujer para compartir su experiencia, pero ella le abandona y, cuando suenan las campanadas de la media noche, aparece el mismo taxi. El guionista se va con Hemingway y en la casa de Gertrude conoce a Adriana, la amante de Picasso y los dos se quedan prendados.

 

Gertrude lee el comienzo de la novela del guionista. En las siguientes noches el guionista prosigue con sus viajes en el tiempo y su esposa se preocupa por sus desapariciones. Su padre contrata a un detective para que le siga. Él se ve sumido en un conflicto, por la atracción que siente por Adriana, y se lo cuenta a los españoles Salvador Dalí y Luis Buñuel y a Man Ray, el artista visual norteamericano, que también vivía en París. Como surrealistas que son, no se sorprenden por su afirmación de que ha venido del futuro. Discuten sobre la imposibilidad de la relación del guionista con Adriana y se preguntan, como artistas, cuál de sus obras podría seguir el romance. El guionista le sugiere a Buñuel la trama de El ángel exterminador, con un grupo de aristócratas atrapados en una mansión, después de una cena y que no pueden irse, y el cineasta no le entiende.

 

El guionista conoce a Gabriela, una anticuaria y admiradora de la Generación Perdida, la que alcanzó la mayoría de edad durante la Primera Guerra Mundial. También se refiere al grupo de escritores norteamericanos expatriados, que vivieron en París en la década de 1920, con los que el guionista hollywoodiense se reencuentra cada noche.

 

En una librería de viejo, de las orillas del Sena, descubre el diario de Adriana, en el que cuenta que estaba enamorada de él y que esperaba recibir el regalo de unos pendientes y hacer el amor. Intenta robárselos a su mujer, pero al no ser capaz compra unos. Se encuentra con Adriana en una fiesta y la lleva a pasear, le da los pendientes y se besan. Entonces aparece un carruaje de caballos, que lleva a una pareja vestida con lujo y les invitan a dar un paseo con ellos. El carruaje les lleva a la Belle Époque, la que Adriana persiste en considerar la Edad de Oro de París. (De 1870 a 1914, que coincide con la Segunda Revolución Industrial y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Con los nuevos valores de las sociedades europeas, el auge del imperialismo y fomento del capitalismo y la fe en la ciencia y el progreso).

 

Van al restaurante Maxim´s y luego al cabaret Moulin Rouge y se encuentran, en un salto anacrónico, con Henry de Toulouse Lautrec, el pintor y cartelista, verso suelto del local y del espectáculo; el posimpresionista Paul Gauguin, después de haber regresado de América y fallecido, que ahora había alcanzado el reconocimiento, y Edgar Degás, opuesto al impresionismo, pero considerado uno de sus fundadores. El guionista les pregunta cuál creen ellos que fue la mejor época y ellos le contestan, con resolución. que el Renacimiento.

 

A Adriana se le ofrece un trabajo para diseñar trajes de ballet y ella propone al guionista que se queden, pero este, al observar que los diferentes personajes anhelan “edades doradas” distintas, se da cuenta de que cualquier tiempo puede convertirse en aburrido, por lo que lo mejor es permanecer en su tiempo. Adriana decide quedarse en el suyo y se separan.

 

El guionista reescribe su novela y descubre que su mujer se ha enamorado del estúpido Paul. Ella considera que su enamoramiento ha sido una aventura sin importancia, pero el guionista rompe con ella y decide que se quedará en París. Caminando por la orilla del Sena vuelve a encontrarse con Gabriela y aprecian complacidos, caminando bajo la lluvia, que comparten su amor por París.

 

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