Otoño ¡Qué cercano el frío!
El otoño presagiaba primavera
pero llegó el invierno.
La melodía doliente de las hojas
bajo un caminar adolescente
abrumó de languidez la luz bruñida.
¡Qué lejos la balada de ayer!
¡Qué cercano el frío!
![[Img #70400]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2024/7097_img_20191031_132527-1.jpg)
Este poema escrito hace tiempo me viene a la cabeza estos días con insistencia. Pasó el verano con su verdor, su colorido, su calor y su alegría, y estamos en el tránsito hacia el frío invierno, libre de todo artificio, con su recogimiento interior, con su luz nítida y su escarcha hermoseando las madrugadas.
Hoy las hojas de los chopos amarillean y caen apaciblemente produciendo un dulce sonido al desprenderse de su rama; es la suave lluvia del otoño que con sus suaves tonos nos envuelve en una placentera melancolía. Algunas especies se visten de rojo y naranja, con infinidad de matices, como fiesta de despedida antes de retirarse a dormir hasta la primavera siguiente. El colorido que nos ofrece es su manera de intentar alegrarnos algo el humor que se nos vuelve lánguido en esta época del año en la que la naturaleza transita entre una abatida sensación de finitud y un soterrado impulso hacia un nuevo comienzo. Algo acaba y algo se prepara para empezar. La naturaleza ofrece esas fluctuaciones de aliento a nuestro espíritu y nuestro ánimo. Tiempo de silencios que necesitamos y que deberíamos aprovechar para renovar energías. Es una lección natural, pero qué poco la escuchamos.
Deberíamos aprender de esta sabiduría. Deberíamos sumarnos de una manera consciente a los ciclos de la naturaleza ya que formamos parte de ella y tenemos un ciclo vital semejante: nacemos, vivimos y morimos, y necesitamos alimento y cariño para sobrevivir adecuadamente.
Pero, no, nada de esto pasa. Somos como los burros de las norias de antes que daban vueltas y vueltas en el mismo círculo, sacando siempre la misma cantidad de agua. Pobres…, hacían eso porque ‘el amo’ les obligaba, no tenían escapatoria o les faltaba arrojo para salir a la carrera de aquel circuito alienante. Pues tengo la impresión desagradable de que esto es lo que le pasa a esta sociedad nuestra. Es evidente que tenemos ‘unos amos’ que gobiernan a su antojo, antojo siempre económico, naturalmente, y el resto de la humanidad estamos dando vueltas a una noria que no sabemos, ni podemos, ni parece que queremos salir de ella.
El circuito se estrecha o se amplía dependiendo de las circunstancias de ‘los amos’, pero siempre hay un circuito del que es prácticamente imposible salir.
EEUU se erigió hace tiempo en ‘el amo’ del Mundo. ¿Cómo y por qué? Pues porque eran los ‘nuevos ricos’, y ya se sabe que los nuevos ricos siempre quieren más y más y conquistar el poder y hacer ostentación de su poder. Nació un país nuevo que tenía dinero, sabía de estrategia y no tenía escrúpulos. Es enorme y decisivo ese impulso de quererlo todo cuando no se ha tenido nada. Porque en general lo que llamamos Norteamérica se pobló, en sus inicios, con las ambiciones de los que no tenían y querían. Y así, por la cara y por un sentido práctico de la vida, este país ha sabido utilizar con eficacia sus recursos y disponer con astucia de los recursos ajenos. Han aprendido bien las ambiciosas estrategias de la Madre Patria inglesa y han sabido mejorar con astucias sus habilidades para conseguir sus codiciosos propósitos.
Los norteamericanos son puros comerciantes, no dan nada a cambio de nada. Todo tiene un precio, y eso, hasta cierto punto, es lógico siempre que el precio sea adecuado a lo que se ofrece. El problema con ellos radica precisamente en el precio, siempre es alto o desmesuradamente alto. Y el problema sigue siendo que prácticamente nunca hay opción a decir NO a cualquier comercio con ellos porque para ellos el No no es una opción. La cuestión es si o si, y si no es si por las buenas es si por las malas. Si no es un si amistoso es un si forzado. La banca siempre gana. Ellos se creen, y en verdad lo son, los amos que desde hace tiempo hacen girar la noria del mundo.
Y en este punto tenemos a Israel queriendo ampliar su territorio haciendo desaparecer a los palestinos del mapa, porque sí, porque se le antoja a Netanyahu haciendo alusión a la Biblia como justificante de sus derechos territoriales. ¡Alucinante convencimiento! No me voy a meter en detalles de esa guerra ominosa porque el artículo sería interminable, y porque ya hay mucho dicho, pero a lo que voy, con esta petulante creencia tan absurda, tan fuera del tiempo, llevan bombardeando meses y llevando trágicamente a cabo sus ambiciones sin que nadie, ninguno de los dirigentes internaciones, le ponga veto.
Pero ‘los amos’ americanos egoístamente respaldan estas ambiciones, por eso los invasores pueden seguir adelante ante la atónita mirada de medio mundo, mientras el otro medio piensa en alguna ganancia de todo esto. El cinismo y la hipocresía danzan alrededor del lamentable espectáculo. Los amos son los amos, y si ‘leales banqueros’ bombardean un hospital o un colegio o una ciudad entera alegando que había algún terrorista escondido (que no suele aparecer rastro alguno de tal suposición) y saltándose todas las reglas del establecido juego internacional y la presumible integridad moral, pues se le mira con condescendencia, se les da una palmadita en la espalda, y que sigua la lluvia de obuses sobre los territorios deseados mientras se recogen los miles de muertos.
Yo me he preguntado: ¿y si en Israel sabían de la incursión de octubre de Hamás en su territorio pero se hicieron los locos para poder tener motivo de iniciar esta guerra ‘santa’ y quedarse con todos los territorios ambicionados más allá de la franja de Gaza? Parece un pensamiento loco pero desde luego no es descabellado pensarlo viendo y oyendo lo que hace y dice el delirante de Netanyahu. El genocidio se ha desatado en nuestras narices, pero la noria humana sigue impasible funcionando a su tran-tran. ¿Por qué se permite esta barbaridad? Pues porque tenemos al gran ‘adalid de la democracia’, el ‘protector de la ‘justicia’, el ‘valedor de la libertad y la igualdad de la sociedad’, el ‘gran guardaespaldas del mundo’, el custodio Estados Unidos de Norteamérica, nuestro amo, apoyando, respaldando, justificando lo que hace su amigo israelí, Sus intereses económicos en todos los conflictos que empieza, o apoya, son siempre muy grandes, por eso entra al trapo, y por eso se salta a la torera sus consignas y valores que tanto llenan los oídos de los que escuchan sus discursos, pero en este caso de Israel, sus intereses y sus compromisos con los israelíes son enormes. No sólo por el lucrativo negocio de ingente venta de armas, sino también por las inmensas inversiones de los judíos en su país, empezando por las principales universidades, como es la de Harvard.
Como anécdota ilustrativa, hace unos días echaron de la biblioteca de la Universidad de Harvard, y vetaron la entrada durante una temporada, a unos estudiantes de la Universidad por haber propuesto el llegar a un dialogo y entendimiento con los palestinos en el conflicto israelí. El money money manda por encima de la sabiduría, el conocimiento y la inteligencia.
Y si nos centramos en nuestro circuito particular, entiéndase nacional, nos volvemos a quedar ojipláticos con los llamados políticos (estos no son amos, son una escala inferior, son dirigentes) que pretenden dirigir nuestro país. Impresionante la calidad de este personal. Cómo pretenden llegar a dirigir el país unos personajes cuyo discurso está absolutamente centrado en insultar, malmeter, infamar y despreciar a la persona que gobierna. No argumentos de gobierno, no propuestas positivas, sólo campaña de desprestigio en batalla de insultos. Impresionante la calidad de la oposición. Es como si estuviéramos en el patio del colegio en las peleas de haber quién es el más fuerte y el más guapo. Por cierto, aludiendo a lo de ‘guapo’, estoy convencida de que la planta, el físico y su talante relajado, son parte importante de los motivos por los Pedro Sanchez revuelve al ‘gallinero’ opositor y promueve el lanzamiento de calificativos como hedonista, prepotente, engreído…, y otras lindezas. Su sonrisa y su aplomo pienso que les enciende todas las envidias y les suscita gran animadversión, casi más que su política. Eso de la belleza, ya se sabe, excita unas rivalidades tremendas, sobre todo cuando las diferencias estéticas son grandes.
Y aquí estamos. Los que damos vueltas a la noria seguimos girando para que el flujo económico circule, ‘los amos’ puedan mandar, los gobernantes desgobernar, las fortunas crecer, los curritos currar, la maquinaria engordar, la incertidumbre reinar y la desazón imperar en los corazones sensibles y desalentados.
Pero el otoño, impasible a los avatares humanos, sigue ofreciéndonos su sosiego, su serenidad y placidez para que relajemos nuestro espíritu, aunque sea por un ratito, antes de que nos llegue más frío.
¡Qué lejos la balada de ayer! ¡Qué cercano el frío!
O tempora o mores
pero llegó el invierno.
La melodía doliente de las hojas
bajo un caminar adolescente
abrumó de languidez la luz bruñida.
¡Qué lejos la balada de ayer!
¡Qué cercano el frío!
Este poema escrito hace tiempo me viene a la cabeza estos días con insistencia. Pasó el verano con su verdor, su colorido, su calor y su alegría, y estamos en el tránsito hacia el frío invierno, libre de todo artificio, con su recogimiento interior, con su luz nítida y su escarcha hermoseando las madrugadas.
Hoy las hojas de los chopos amarillean y caen apaciblemente produciendo un dulce sonido al desprenderse de su rama; es la suave lluvia del otoño que con sus suaves tonos nos envuelve en una placentera melancolía. Algunas especies se visten de rojo y naranja, con infinidad de matices, como fiesta de despedida antes de retirarse a dormir hasta la primavera siguiente. El colorido que nos ofrece es su manera de intentar alegrarnos algo el humor que se nos vuelve lánguido en esta época del año en la que la naturaleza transita entre una abatida sensación de finitud y un soterrado impulso hacia un nuevo comienzo. Algo acaba y algo se prepara para empezar. La naturaleza ofrece esas fluctuaciones de aliento a nuestro espíritu y nuestro ánimo. Tiempo de silencios que necesitamos y que deberíamos aprovechar para renovar energías. Es una lección natural, pero qué poco la escuchamos.
Deberíamos aprender de esta sabiduría. Deberíamos sumarnos de una manera consciente a los ciclos de la naturaleza ya que formamos parte de ella y tenemos un ciclo vital semejante: nacemos, vivimos y morimos, y necesitamos alimento y cariño para sobrevivir adecuadamente.
Pero, no, nada de esto pasa. Somos como los burros de las norias de antes que daban vueltas y vueltas en el mismo círculo, sacando siempre la misma cantidad de agua. Pobres…, hacían eso porque ‘el amo’ les obligaba, no tenían escapatoria o les faltaba arrojo para salir a la carrera de aquel circuito alienante. Pues tengo la impresión desagradable de que esto es lo que le pasa a esta sociedad nuestra. Es evidente que tenemos ‘unos amos’ que gobiernan a su antojo, antojo siempre económico, naturalmente, y el resto de la humanidad estamos dando vueltas a una noria que no sabemos, ni podemos, ni parece que queremos salir de ella.
El circuito se estrecha o se amplía dependiendo de las circunstancias de ‘los amos’, pero siempre hay un circuito del que es prácticamente imposible salir.
EEUU se erigió hace tiempo en ‘el amo’ del Mundo. ¿Cómo y por qué? Pues porque eran los ‘nuevos ricos’, y ya se sabe que los nuevos ricos siempre quieren más y más y conquistar el poder y hacer ostentación de su poder. Nació un país nuevo que tenía dinero, sabía de estrategia y no tenía escrúpulos. Es enorme y decisivo ese impulso de quererlo todo cuando no se ha tenido nada. Porque en general lo que llamamos Norteamérica se pobló, en sus inicios, con las ambiciones de los que no tenían y querían. Y así, por la cara y por un sentido práctico de la vida, este país ha sabido utilizar con eficacia sus recursos y disponer con astucia de los recursos ajenos. Han aprendido bien las ambiciosas estrategias de la Madre Patria inglesa y han sabido mejorar con astucias sus habilidades para conseguir sus codiciosos propósitos.
Los norteamericanos son puros comerciantes, no dan nada a cambio de nada. Todo tiene un precio, y eso, hasta cierto punto, es lógico siempre que el precio sea adecuado a lo que se ofrece. El problema con ellos radica precisamente en el precio, siempre es alto o desmesuradamente alto. Y el problema sigue siendo que prácticamente nunca hay opción a decir NO a cualquier comercio con ellos porque para ellos el No no es una opción. La cuestión es si o si, y si no es si por las buenas es si por las malas. Si no es un si amistoso es un si forzado. La banca siempre gana. Ellos se creen, y en verdad lo son, los amos que desde hace tiempo hacen girar la noria del mundo.
Y en este punto tenemos a Israel queriendo ampliar su territorio haciendo desaparecer a los palestinos del mapa, porque sí, porque se le antoja a Netanyahu haciendo alusión a la Biblia como justificante de sus derechos territoriales. ¡Alucinante convencimiento! No me voy a meter en detalles de esa guerra ominosa porque el artículo sería interminable, y porque ya hay mucho dicho, pero a lo que voy, con esta petulante creencia tan absurda, tan fuera del tiempo, llevan bombardeando meses y llevando trágicamente a cabo sus ambiciones sin que nadie, ninguno de los dirigentes internaciones, le ponga veto.
Pero ‘los amos’ americanos egoístamente respaldan estas ambiciones, por eso los invasores pueden seguir adelante ante la atónita mirada de medio mundo, mientras el otro medio piensa en alguna ganancia de todo esto. El cinismo y la hipocresía danzan alrededor del lamentable espectáculo. Los amos son los amos, y si ‘leales banqueros’ bombardean un hospital o un colegio o una ciudad entera alegando que había algún terrorista escondido (que no suele aparecer rastro alguno de tal suposición) y saltándose todas las reglas del establecido juego internacional y la presumible integridad moral, pues se le mira con condescendencia, se les da una palmadita en la espalda, y que sigua la lluvia de obuses sobre los territorios deseados mientras se recogen los miles de muertos.
Yo me he preguntado: ¿y si en Israel sabían de la incursión de octubre de Hamás en su territorio pero se hicieron los locos para poder tener motivo de iniciar esta guerra ‘santa’ y quedarse con todos los territorios ambicionados más allá de la franja de Gaza? Parece un pensamiento loco pero desde luego no es descabellado pensarlo viendo y oyendo lo que hace y dice el delirante de Netanyahu. El genocidio se ha desatado en nuestras narices, pero la noria humana sigue impasible funcionando a su tran-tran. ¿Por qué se permite esta barbaridad? Pues porque tenemos al gran ‘adalid de la democracia’, el ‘protector de la ‘justicia’, el ‘valedor de la libertad y la igualdad de la sociedad’, el ‘gran guardaespaldas del mundo’, el custodio Estados Unidos de Norteamérica, nuestro amo, apoyando, respaldando, justificando lo que hace su amigo israelí, Sus intereses económicos en todos los conflictos que empieza, o apoya, son siempre muy grandes, por eso entra al trapo, y por eso se salta a la torera sus consignas y valores que tanto llenan los oídos de los que escuchan sus discursos, pero en este caso de Israel, sus intereses y sus compromisos con los israelíes son enormes. No sólo por el lucrativo negocio de ingente venta de armas, sino también por las inmensas inversiones de los judíos en su país, empezando por las principales universidades, como es la de Harvard.
Como anécdota ilustrativa, hace unos días echaron de la biblioteca de la Universidad de Harvard, y vetaron la entrada durante una temporada, a unos estudiantes de la Universidad por haber propuesto el llegar a un dialogo y entendimiento con los palestinos en el conflicto israelí. El money money manda por encima de la sabiduría, el conocimiento y la inteligencia.
Y si nos centramos en nuestro circuito particular, entiéndase nacional, nos volvemos a quedar ojipláticos con los llamados políticos (estos no son amos, son una escala inferior, son dirigentes) que pretenden dirigir nuestro país. Impresionante la calidad de este personal. Cómo pretenden llegar a dirigir el país unos personajes cuyo discurso está absolutamente centrado en insultar, malmeter, infamar y despreciar a la persona que gobierna. No argumentos de gobierno, no propuestas positivas, sólo campaña de desprestigio en batalla de insultos. Impresionante la calidad de la oposición. Es como si estuviéramos en el patio del colegio en las peleas de haber quién es el más fuerte y el más guapo. Por cierto, aludiendo a lo de ‘guapo’, estoy convencida de que la planta, el físico y su talante relajado, son parte importante de los motivos por los Pedro Sanchez revuelve al ‘gallinero’ opositor y promueve el lanzamiento de calificativos como hedonista, prepotente, engreído…, y otras lindezas. Su sonrisa y su aplomo pienso que les enciende todas las envidias y les suscita gran animadversión, casi más que su política. Eso de la belleza, ya se sabe, excita unas rivalidades tremendas, sobre todo cuando las diferencias estéticas son grandes.
Y aquí estamos. Los que damos vueltas a la noria seguimos girando para que el flujo económico circule, ‘los amos’ puedan mandar, los gobernantes desgobernar, las fortunas crecer, los curritos currar, la maquinaria engordar, la incertidumbre reinar y la desazón imperar en los corazones sensibles y desalentados.
Pero el otoño, impasible a los avatares humanos, sigue ofreciéndonos su sosiego, su serenidad y placidez para que relajemos nuestro espíritu, aunque sea por un ratito, antes de que nos llegue más frío.
¡Qué lejos la balada de ayer! ¡Qué cercano el frío!
O tempora o mores