Mi alma aragonesa XIII / Teicoscopia y el expresionismo alemán
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Una teicoscopia no es algo que nos hayamos inventado, imitando a los griegos clásicos tan hábiles para poner nombres a las cosas y a las ideas. Para hacerlo, como en aquella canción de Joaquín Sabina El hombre puso nombre a los animales, tendríamos que tener tanta capacidad e inventiva como aquellos griegos.
La inventaron ellos mismos, con una referencia muy antigua, el Canto III de la Ilíada de Homero, cuando el rey troyano Príamo observa, desde la muralla de Troya, acompañado de sus nobles, el desarrollo de la batalla y la bella Helena, griega, les describe a algunos de los jefes aqueos que divisan.
La batalla se detiene para celebrar el duelo entre el príncipe Paris, el raptor de Helena, y el rey de Esparta, Menelao, su esposo, que ha sido desafiado por el príncipe, como forma de acabar con la contienda, que, cuando La Ilíada inicia su relato, lleva diez años en marcha. Al príncipe enamorado le salvó de morir a manos del enfurecido marido Menelao la diosa Atenea, porque todavía no le había llegado su hora. La teicoscopia permite contemplar la tragedia de la guerra en sus detalles, hasta la vida y la muerte de los humanos, de la mano de Homero.
La figura literaria está clara como definición de la observación que permite desde un lugar elevado contemplar el campo de batalla y sus circunstancias. Presupone licencias extrañas, como la de hacer la identificación de los jefes aqueos, cuando llevan diez años de guerra. También las temamos nosotros, que podíamos haberlo denominado troyalo o troyascopia, incurriendo en la invención nominal de los sabios griegos, pero hemos preferido la suya, como no hemos citado gratuitamente a Sabina y su canción. El también compuso la música y después puso la letra.
Observar desde buena altura, la de las murallas de la ciudad, en este caso las de Astorga, como ya lo hacíamos en la Casa de Panero, con los veteranos periodistas, que acudían a exponer ante los asistentes la historia de sus carreras profesionales, en el marco del ciclo Panorama desde la Muralla. Con mucha más enjundia denomínanos así esta propuesta para observar la vida y la obra de René Clair, desde un punto de vista que arranca en los límites de la ciudad, Castrillo, una de sus pedanías, y llega a todos los confines, sin límites geográficos y temporales.
La Asociación Asturic cumple con esta teicoscopia, teniendo como uno de sus fines el de conocer y promover su patrimonio, en este caso el cultural e inmaterial, basado en un hecho puntual para remontarse a su inserción en el panorama internacional, como se propone ahora y se propondrá más adelante con otras propuestas, mientras proseguimos nuestro peregrinar por Zaragoza, Huesca y Teruel y Aragón todo. Por París, Lyon y 'La Francia'. Por Hollywood y Estados Unidos y el mundo todo.
El expresionismo alemán. Cine de filmoteca
El conocido como expresionismo eclosiona en el cine alemán en la década de los 20. Se denomina así a un movimiento que se manifestó inicialmente en la pintura, en coincidencia con el fauvismo francés, caracterizado por un empleo provocativo del color, que emergió entre los años 1904 a 1908.
Expresionismo y fauvismo serán los pilares de las “vanguardias históricas”. En el cine el expresionismo alemán engloba un grupo de producciones cinematográficas con aspectos comunes, que tiene correspondencia con la corriente expresionista, en contraste con la impresionista de la pintura. Si esta tendía a la representación de la objetividad, en el expresionismo lo que prima es la expresión subjetiva. Al siglo XX se le ha definido como bañado en negatividad, tras la experiencia de la Primera Guerra Mundial, cuando las potencias vencedoras dejaron a Alemania en la incertidumbre política y moral, agravada por la fuerte recesión económica.
El movimiento llega tardío al cine, como reacción a las películas anti alemanas que se habían hecho en el extranjero, por lo que se impuso un cine alemán como propaganda de Alemania, de la mano de cineastas alemanes como Ernst Lubistch, Fritz Lang, Robert Wiene. Friedrich Murnau, que integran este movimiento, que guarda relación con la obra gráfica y pictórica y muestra simbolismos para darle más profundidad a las películas. Se acentúa el carácter enigmático, macabro, siniestro, mórbido, como un repliegue “en la profundidad del alma”. Su punto de ebullición, en la década de los 20, que es cuando cuaja.
Entre las películas precursoras está El gabinete del doctor Caligari, 1920, de Robert Wiene, inspirada en una serie de crímenes que sucedieron en Hamburgo. Con dos escenas, la inicial y la final, que cambian el relato, para hacer ver al director del Hospital psiquiátrico, el doctor Caligari, como un loco, que usa a un sonámbulo para cometer los asesinatos. El brutal personaje representa al Gobierno alemán que condiciona a los hombres, como a los soldados, a matar.
El azar ayuda a conseguir un especial dramatismo, por la especial limitación de la iluminación, que se acentúa en el efecto de los decorados con luces y sombras. El filme resulta una premonición del ascenso de Hitler y el nazismo y se convierte en “revolucionario”. Al mismo tiempo, presenta el contraste entre la cordura y la locura y la percepción subjetiva de la realidad. Se la considera la primera película de culto y la precursora del cine de arte, que tuvo una gran influencia. Particularmente en el cine negro y en los géneros de terror. Del éxito alcanzado se pasa a una iluminación más compleja, como medio expresivo.
Friedrich Wilhelm Murnau filmará Nosferatu, 1922, en la que cuenta el mito del vampiro y logra una de las altas cumbres del género. Rodará en escenarios naturales, frente a los de plató, e introducirá elementos reales en una historia fantástica y pasará del mundo real al ultrareal.
Fritz Lang, es otro de los maestros, que influenciará en Luis Buñuel, llevándole a hacerse director de cine. Con Los Nivelungos, 1924, demuestra su madurez, con una exaltación aria, en la que los hunos son presentados como seres de raza inferior, anticipándose a los tiempos que vendrán. En Metrópolis, 1927, ofrecerá imágenes inolvidables, con un opresivo mundo subterráneo y el pánico en la ciudad. En 1933 realiza El testamento del doctor Mabuse, 1933, una película de gángsteres alemanes, que fue prohibida por Goebells, ya como ministro de propaganda de Hitler, y él huyó a EE.UU.
Georg Wilhelm Pabts es el último representante del expresionismo. En Bajo la máscara del placer, 1925, en la que contó con Grata Garbo, presenta por primera vez la situación de la burguesía alemana, tras la guerra. Introdujo el psicoanálisis, realizando un estudio sobre la impotencia. En La Caja de Pandora, 1929, hace una crítica amarga sobre la Alemania de la época. Se adentra así en el realismo social, con películas que fueron prohibidas en 1933, tras el ascenso del nacionalsocialismo. Huyó a Francia y en los años 50 filmó allí un alegato contra el nazismo.
Una teicoscopia no es algo que nos hayamos inventado, imitando a los griegos clásicos tan hábiles para poner nombres a las cosas y a las ideas. Para hacerlo, como en aquella canción de Joaquín Sabina El hombre puso nombre a los animales, tendríamos que tener tanta capacidad e inventiva como aquellos griegos.
La inventaron ellos mismos, con una referencia muy antigua, el Canto III de la Ilíada de Homero, cuando el rey troyano Príamo observa, desde la muralla de Troya, acompañado de sus nobles, el desarrollo de la batalla y la bella Helena, griega, les describe a algunos de los jefes aqueos que divisan.
La batalla se detiene para celebrar el duelo entre el príncipe Paris, el raptor de Helena, y el rey de Esparta, Menelao, su esposo, que ha sido desafiado por el príncipe, como forma de acabar con la contienda, que, cuando La Ilíada inicia su relato, lleva diez años en marcha. Al príncipe enamorado le salvó de morir a manos del enfurecido marido Menelao la diosa Atenea, porque todavía no le había llegado su hora. La teicoscopia permite contemplar la tragedia de la guerra en sus detalles, hasta la vida y la muerte de los humanos, de la mano de Homero.
La figura literaria está clara como definición de la observación que permite desde un lugar elevado contemplar el campo de batalla y sus circunstancias. Presupone licencias extrañas, como la de hacer la identificación de los jefes aqueos, cuando llevan diez años de guerra. También las temamos nosotros, que podíamos haberlo denominado troyalo o troyascopia, incurriendo en la invención nominal de los sabios griegos, pero hemos preferido la suya, como no hemos citado gratuitamente a Sabina y su canción. El también compuso la música y después puso la letra.
Observar desde buena altura, la de las murallas de la ciudad, en este caso las de Astorga, como ya lo hacíamos en la Casa de Panero, con los veteranos periodistas, que acudían a exponer ante los asistentes la historia de sus carreras profesionales, en el marco del ciclo Panorama desde la Muralla. Con mucha más enjundia denomínanos así esta propuesta para observar la vida y la obra de René Clair, desde un punto de vista que arranca en los límites de la ciudad, Castrillo, una de sus pedanías, y llega a todos los confines, sin límites geográficos y temporales.
La Asociación Asturic cumple con esta teicoscopia, teniendo como uno de sus fines el de conocer y promover su patrimonio, en este caso el cultural e inmaterial, basado en un hecho puntual para remontarse a su inserción en el panorama internacional, como se propone ahora y se propondrá más adelante con otras propuestas, mientras proseguimos nuestro peregrinar por Zaragoza, Huesca y Teruel y Aragón todo. Por París, Lyon y 'La Francia'. Por Hollywood y Estados Unidos y el mundo todo.
El expresionismo alemán. Cine de filmoteca
El conocido como expresionismo eclosiona en el cine alemán en la década de los 20. Se denomina así a un movimiento que se manifestó inicialmente en la pintura, en coincidencia con el fauvismo francés, caracterizado por un empleo provocativo del color, que emergió entre los años 1904 a 1908.
Expresionismo y fauvismo serán los pilares de las “vanguardias históricas”. En el cine el expresionismo alemán engloba un grupo de producciones cinematográficas con aspectos comunes, que tiene correspondencia con la corriente expresionista, en contraste con la impresionista de la pintura. Si esta tendía a la representación de la objetividad, en el expresionismo lo que prima es la expresión subjetiva. Al siglo XX se le ha definido como bañado en negatividad, tras la experiencia de la Primera Guerra Mundial, cuando las potencias vencedoras dejaron a Alemania en la incertidumbre política y moral, agravada por la fuerte recesión económica.
El movimiento llega tardío al cine, como reacción a las películas anti alemanas que se habían hecho en el extranjero, por lo que se impuso un cine alemán como propaganda de Alemania, de la mano de cineastas alemanes como Ernst Lubistch, Fritz Lang, Robert Wiene. Friedrich Murnau, que integran este movimiento, que guarda relación con la obra gráfica y pictórica y muestra simbolismos para darle más profundidad a las películas. Se acentúa el carácter enigmático, macabro, siniestro, mórbido, como un repliegue “en la profundidad del alma”. Su punto de ebullición, en la década de los 20, que es cuando cuaja.
Entre las películas precursoras está El gabinete del doctor Caligari, 1920, de Robert Wiene, inspirada en una serie de crímenes que sucedieron en Hamburgo. Con dos escenas, la inicial y la final, que cambian el relato, para hacer ver al director del Hospital psiquiátrico, el doctor Caligari, como un loco, que usa a un sonámbulo para cometer los asesinatos. El brutal personaje representa al Gobierno alemán que condiciona a los hombres, como a los soldados, a matar.
El azar ayuda a conseguir un especial dramatismo, por la especial limitación de la iluminación, que se acentúa en el efecto de los decorados con luces y sombras. El filme resulta una premonición del ascenso de Hitler y el nazismo y se convierte en “revolucionario”. Al mismo tiempo, presenta el contraste entre la cordura y la locura y la percepción subjetiva de la realidad. Se la considera la primera película de culto y la precursora del cine de arte, que tuvo una gran influencia. Particularmente en el cine negro y en los géneros de terror. Del éxito alcanzado se pasa a una iluminación más compleja, como medio expresivo.
Friedrich Wilhelm Murnau filmará Nosferatu, 1922, en la que cuenta el mito del vampiro y logra una de las altas cumbres del género. Rodará en escenarios naturales, frente a los de plató, e introducirá elementos reales en una historia fantástica y pasará del mundo real al ultrareal.
Fritz Lang, es otro de los maestros, que influenciará en Luis Buñuel, llevándole a hacerse director de cine. Con Los Nivelungos, 1924, demuestra su madurez, con una exaltación aria, en la que los hunos son presentados como seres de raza inferior, anticipándose a los tiempos que vendrán. En Metrópolis, 1927, ofrecerá imágenes inolvidables, con un opresivo mundo subterráneo y el pánico en la ciudad. En 1933 realiza El testamento del doctor Mabuse, 1933, una película de gángsteres alemanes, que fue prohibida por Goebells, ya como ministro de propaganda de Hitler, y él huyó a EE.UU.
Georg Wilhelm Pabts es el último representante del expresionismo. En Bajo la máscara del placer, 1925, en la que contó con Grata Garbo, presenta por primera vez la situación de la burguesía alemana, tras la guerra. Introdujo el psicoanálisis, realizando un estudio sobre la impotencia. En La Caja de Pandora, 1929, hace una crítica amarga sobre la Alemania de la época. Se adentra así en el realismo social, con películas que fueron prohibidas en 1933, tras el ascenso del nacionalsocialismo. Huyó a Francia y en los años 50 filmó allí un alegato contra el nazismo.