Horacio Borliz
Martes, 12 de Noviembre de 2024

Concejales ahítos y ciudadano heladito

[Img #70410]

 

Los once concejales del Ayuntamiento de Astorga se han acostumbrado a firmar escritos, que publican en algún medio y, aunque reinciden, no creo que nadie les acuse de intrusismo, porque no tienen nada de periodísticos, sino solamente son insultantes, que cada cual da de lo que tiene, no de lo que carece. Todo lo más son dispendiosos, porque las malas lenguas, esas que dicen lo que piensan, como ellos, sin moderarse, sostienen que acuden a alguien para que se lo escriba y le pagan religiosamente, lo que no quiere decir que con su dinero, sino con el de todos, y que son generosos. Cera que no cuesta mejor que arde. Yo eso no me lo creo, porque parece rebuscado y mal intencionado, y la verdad verdadera suele ser sencilla y nada complicada.

Yendo al grano. Su última diatriba la fundamentaban en una cita de un tal Silverstone, que debe ser algo así como el pobre Einstein, al que le atribuyen de todo. Lo curioso era que para zaherír al autor, al que replicaban, tiraban a matar, como acostumbran. Intentaban humanamente despedazarle, pero no respondían a lo que él planteaba, sino que lo ejemplificaban. Y no dejaban de ser once contra uno, que ya lo dijo quien sabía mucho de cloacas, que manos blancas no ofenden. Como el Silverstone, podría decir que para ofender hay que saber, porque lo que más ofende es la ignorancia y que sea la de uno no la hace más llevadera, dicho con AI.

 

El tema para mí se quedaba agotado, pero me fui a tomar un café y en el local me di de bruces con dos de estos afamados autores. Quise aclararme la duda, tan angustiosa, y les espeté:

 

¿Quién es Silverstone?

 

Lo había releído, pensando que pudieran referirse al Rambo de Stallone, pero no podía ser, porque quien lo hubiera redactado tenía aspiraciones de académico, lo que hacía imposible que fuera uno de los once. A no ser que sean de los de la ONCE. Es decir, además, ciegos.

 

Me miraron, dicho a lo cursi, ahítos, en el sentido de satisfechos, no de empachados, y el más inteligente me respondió:

 

Debe ser el circuito de bólidos que tiene Ecclestone.

 

Heladito me quedé yo. No ahíto sino, heladito, en el sentido más de petrificado que de heladizo, sin captar la cita culta, que estaba claro que era del negro, dicho no en alusión racista, sino en la coloquial, como se dice de los que escriben por encargo, para que lo firmen otros, blancos o negros o concejales, con independencia del color de la piel.

 

Es la fama que tienen los once de nuestro ayuntamiento, pues según definición de un experto en la materia, nada que ver con Silverstone, entre los once no han leído un libro en los últimos treinta años. Oh, Dios, ¿no querrán meterse a ordenar la Biblioteca Municipal, con lo que se creen que es suya, no de los ciudadanos? Capaces son, como en 'Misión de audaces' y, acuérdense, el coronel Henry Fonda acabó capado. Luego, ya no caben dudas. Silverstone es un conocido del negro. Yo sólo podría citar a Voltaire, que escribió aquello de que los periódicos son los archivadores de las memeces o bagatelas.

 

Puestas las cosas así, me quedo con Voltaire, que es más rotundo, que lo dicho en el cuento, sea amigo del negro o tenga el alma blanca, que hay blancos, que tienen el alma negra, expresión que tampoco es racista, no se me vaya a enfadar un concejal, sino cromática. Así las cosas, se puede decir lo que se quiera, porque esto es una charleta de café o un escarceo cultural no literario, entre los autores del once locales y yo, que me han dejado heladito, después de lo ahítos que les vi. Había un estirado en nuestra ciudad que decía que él no hablaba con quienes no superaran el cinco en conocimientos y en información, por lo que más que hablar se callaba.

 

Hablando de otro tema más caliente, a propósito de la tragedia de Levante: “Nadie puede tomar decisiones en función de una información que puede ser exacta, que puede ser inexacta, que puede ser mejorable”, dijo el primer jueves de la tragedia valenciana, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un intento de excusar al presidente valenciano, hace falta morro, Carlos Mazón, y tras señalar explícitamente a “organismos con competencia exclusiva del Gobierno central”, en referencia a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Bajó todavía más debajo de su mínima altura y lo más suave que le han llamado es indecente, lo mismo que alguien en el pasado le llamó a su predecesor y, según algunos, así empezó el frentismo.

 

Olvidando los muertos y los desastres sufridos, más difícil lo tiene el presidente del PP para que se olvide lo suyo y las bajezas que ha sumado a sus incapacidades y descontrol. Lo de los bajos coeficientes ya están algunos intentándolo, con frases lapidarias que escriben directamente para la antología del disparate, cuando todavía Trump no había llegado. Feijóo se lo llevó por delante: “Cuestionar el trabajo de sus profesionales para lo único que sirve es para que la población desconfíe de las alertas futuras y del trabajo de los meteorólogos. Eso, como se ha visto, acaba en desgracias personales”. Lo que equivale a decirle a los políticos, más si se creen hombres de Estado, que cuando no tengan nada que decir, que se mantengan callados y no hablen por hablar. O lo que es lo mismo, cada mochuelo a su olivo. Tanto en el Levante, como en otros lares. Porque, como decía Silverstone… a los astorganos nos pasa como a los valencianos: no queremos lodos. Escúchelo, antes de irse, señor Mazón. El de allí y el de aquí, que tampoco se entera y las cosas van muy rápidas, que van por Amazon.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.