Miguel García Bañales
Domingo, 19 de Enero de 2014
Esos mitos de la Guerra Civil (IV)
La fotografía es de un cuadro de Ramón Pontones (profesor de dibujo en el Instituto de Astorga). Ramón, cuando llega en 1933 a Astorga, era, políticamente, de Izquierda Republicana, en 1936 se hizo socialista y en la Guerra, que le cogerá en su tierra, en Murcia, comunista. Pontones pertenecerá a la corriente llamada del 'desencanto', es decir a la de aquellos que se marcharon a Rusia finalizada la Guerra y volvieron “desencantados” al comprobar la realidad rusa bajo el dominio comunista, aunque él nunca estuvo allí, pues se exilió primero a Argentina y después a México. Creo que intenta plasmar la crueldad de la 'esclavitud' de las dictaduras tanto de derechas como de izquierdas (en particular, por la fecha del cuadro, estas últimas) con sus ejecuciones y sus desaparecidos de los que claman contra ellas (segundo plano). En el primer plano, el sometimiento, la humillación y, al que no lo hace, el exterminio.
Nos sublevamos porque venía el fascismo
El Partido Socialista comienza la época republicana siendo un partido reformista: era su línea la socialdemocracia. Al principio, después de las elecciones parlamentarias y en el bienio reformista, de la coalición gobernante era el partido mayoritario: el presidente Alcalá Zamora, dentro de sus atribuciones, no le dejó presidir el Gobierno. Creo que acertadamente, pues iría demasiado rápido y propiciaría la rápida involución. Así lo hizo, creo que también acertadamente, con la coalición de derechas en el bienio negro en el cual no dejó que gobernara Gil Robles, presidente de la CEDA, que también era mayoritario, aunque por el motivo contrario, es decir por el riesgo de que apoyara la involución, como así fue.
Cuando se habla de la sustitución de Azaña, ya en 1933 por los sucesos de Casas Viejas, tampoco se le deja gobernar al Partido Socialista por dos veces y parece que ahí empieza la deriva hacia la vía revolucionaria que solo se plasma, de momento, en los mensajes verbales de Largo Caballero: “si no nos dejan gobernar, tomaremos el poder”. Su salida del Gobierno por la entrada de Lerroux, derecha republicana, para presidir el Gobierno, parece que ya hace determinante esa decisión. Largo Caballero está también muy apretado por las Juventudes Socialistas que están ya radicalizadas, probablemente por la infiltración de los comunistas, que, aunque son pocos, ya están muy activos y muy bien formados: en esa época ya están infiltrados en la CNT asturiana. Esto último debió de tener una gran influencia, pues no podía permitir que se le marcharan del partido. Después de perder las elecciones, la vía revolucionaria, por la preparación de explosivos para diciembre (acordaron ir con la CNT al movimiento revolucionario de este mes, pero no lo cumplieron, seguramente por que la CEDA no entra en el Gobierno) y el plan revolucionario, que se redacta y difunde, también, en diciembre-enero de 1933-1934, ya está en marcha. En febrero del 34 Largo se hace con el poder de la UGT e introduce en ella la vía revolucionaria también: Besteiro, líder sindical saliente y socialista moderado, defenderá la vía sindical, era la de siempre, y no la vía política que quiere Largo. Los sucesos en Europa, Austria, Alemania, lo que se presume en Francia y, ya de tiempo, Italia, abren la vía del exterminio socialista en el panorama político. Largo ve que la entrada de la derecha tradicional en el Gobierno va incrementar y facilitar esta posibilidad, por lo que pone como fecha esa señal, y así lo cumplió. El dilema, como dice Besteiro, es: ¿sucedería esto o no?
Los monárquicos, como sabemos, empiezan a 'incordiar' a la República muy pronto, ya en 1931. Los incidentes golpistas y su dominio de las JONS, movimiento político fascista, por que las subvencionaba, no cuajan, puesto que el país no recoge de momento estos ámbitos en su proyecto. La oligarquía, tanto en sus ramas política y económica como militar y religiosa, se impacienta y prepara varias acciones que confluirán en el Golpe de Sanjurjo. Ya no importa que el golpe sea expresamente monárquico o fascista, que ven que no es viable, lo importante es parar las reformas como sea, por lo que buscarán una solución republicana, más bien aparentemente republicana, y para ello “implican” a Lerroux, ya que para ejecutar un acto de este tipo se necesita un importante respaldo político y social. La elección de Sanjurjo, que es monárquico, pero no comprometido con el Rey ausente, se hace para arrastrar al Ejército, ya que es un general de un gran prestigio: el golpe fracasará.
Seguirán las conspiraciones y se llega a los sucesos de Casas Viejas de 1933. Estos sucesos, que parecen accidentales, provocarán que la oligarquía suelte toda su “artillería” contra Azaña, incluso intentarán matarlo; aunque se sabe que fue por anarquistas las dos veces, también sabemos que estos normalmente estaban financiados por la oligarquía económica: de los dos, el segundo se sabe que lo fue.
Por fin se llegará a las elecciones de 1933, las cuales perderá la izquierda por ir desunidos, por la pérdida de votos del Partido Socialista (le reprochan mucho legislar y poco cumplimiento) y de Azaña por los sucesos de Casas Viejas, lo cual llevará a la abstención de los anarquistas (llamará la atención la gran cantidad de dinero que emplean estos en la campaña de abstención), y por la trascendencia del voto de la mujer: los perdedores cargarán la culpa sobre esto último, pero parece ser que no fue tan trascendente.
Al ganar las elecciones, la derecha gobernante paralizará las reformas, ya que legalmente podían hacerlo y así lo llevaban en su programa. Hay que tener en cuenta que la Constitución, que se hizo por consenso e incluyendo a la derecha republicana, tenía la gran ausencia de participación de la derecha tradicional, por sus pocos parlamentarios y porque no quiere o no la dejan participar. La involución o paralización de la legislación laboral, la disminución de la obra pública y la exagerada bajada de los salarios aumentará mucho la tensión social y por lo tanto la agresividad en los conflictos, especialmente en el campo andaluz, que era donde más miseria había. En esta época empezará una represión sindical durísima, pero, también, basada en la ley de Orden público que hizo la izquierda: por lo tanto, legal. No era tan legal la permisividad de la presión que ejercían los patronos y “sus matones” sobre los trabajadores, también especialmente en Andalucía.
El suceso cumbre será la amnistía en abril de 1934. Con ella a todos los procesados por colaborar con la Dictadura los amnistiarán: esto tampoco parece reprobable, ya que es una facultad al constituirse un nuevo régimen. Lo que sí fue trascendente es el hecho de amnistiar a los implicados en el Golpe de Sanjurjo que sí habían atacado al Gobierno legítimo. Alguno pensará, nosotros lo hicimos con los del 23F y no pasó nada, pero la historia es completamente distinta. Sanjurjo se subleva con el respaldo económico de March, se le procesa, se le condena a muerte, se le indulta y, más tarde, se le amnistía. ¿Que es lo que se está diciendo a los próximos sublevadores?, pues que no pasará nada, ya que March te pagará y un próximo gobierno te indultará. En cierto modo, la izquierda está recibiendo este mensaje también, pues, por agravio comparativo, si te levantas otro gobierno te amnistiará, como así fue con la amnistía de 1936. El presidente Niceto ve que esta amnistía es de una gran trascendencia política y tan negativa que se negará a firmarla, aunque más tarde presionado lo hará.
Las preguntas rápidas que se hace uno son: ¿está toda la derecha involucrada? La respuesta es fácil, pues sí, porque son los que la proponen, votan a favor y por lo tanto la aprueban. ¿Se ve en ello una manera de pacificar o se pretende la involución? Por parte de la derecha republicana no se ve la involución, pero la tradicional da síntomas de una gran radicalización, aunque, como ésta no está en el Gobierno, no se muestra. Creo que Gil Robles se radicaliza cada vez más para que no se le vayan los más jóvenes del partido, y con la culminación del acto de Covadonga, de septiembre de 1934, adquiere unos aires pseudofascistas, pero no creo que se le pueda juzgar aún de golpista, pero sí de involucionista reformista: su máxima aspiración es modificar la Constitución. También, de momento, dará síntomas de aceptar el sistema democrático, que tanto preocupaba, y a estos miembros de la derecha se les llamará neorrepublicanos.
Veamos que hacen lo monárquicos y la oligarquía en este tiempo: hasta el golpe de Sanjurjo habían fracasado, por lo que prepararán un golpe para mediados del 33, en el que parece está implicado el general Goded, pero no cuajará. En este tiempo intentan crear lo que será Falange, pero ante la presión del Gobierno fracasa. Es más tarde, en octubre, con un Gobierno de derecha republicana, cuando, a la vista de que la presión será menos fuerte, se crea Falange, que se presentará en la Coalición de Derechas y obtendrá un escaño. Después de las elecciones se crea, también, la UME, asociación militar clandestina y fundada por militares falangistas. La filosofía parece clara, se crean dos órganos de agitación, uno social y otro militar: hay que agitar y atemorizar a la burguesía para que se implique de un lado o del otro, ya que saben que a la hora de decidir, al ser la otra opción la revolucionaria, seguramente, como así fue, se implicará con ellos. En lo militar, también, será agitar e introducir el falangismo en el Ejército, como reconocerá Gil Robles. A pesar de haber conseguido la amnistía, casi de inmediato prepararán otro golpe e incluso querrán que lo dirija Sanjurjo.
Ya en abril, seguimos en el 34, los monárquicos habían pactado con Mussolini al objeto de restaurar la monarquía y que les proporcione armas y dinero. En esas fechas se fusionarán las JONS y Falange y acordarán con los monárquicos la unidad de doctrina, la subvención, ya se la daban a las JONS, y un elemento impuesto por los monárquicos, que será el que dirija los comandos de acción.
A finales de julio, a pesar de que uno de los principios de Falange será la violencia legítima, a los monárquicos no les gusta la poca que se produce, por lo que prepararán un atentado contra José Antonio Primo de Rivera, con el objetivo de eliminarlo.
Como este no se ejecuta, meses después y a la vista de la poca afiliación por la fuerte radicalización de la CEDA, Calvo Sotelo pide la entrada en Falange, pero Jose Antonio no lo quiere: el objetivo de Calvo, seguramente, él se declarará fascista, será formar un gran partido falangista, y, ante la negativa, dejarán de lado a Primo de Rivera y sólo aprovecharán sus elementos de acción, que los dirigirá directa o indirectamente un monárquico, como ya dije.
Ya en el año 34 a Largo Caballero se le presentan las siguientes circunstancias nuevas: la amnistía, la involución reformista y la efectividad del gobierno en la represión de la agitación laboral. Se seguirá diciendo que si entra la CEDA se levantarán, el plan revolucionario se seguirá completando, aunque muy precario, y siguen armándose.
También, le aparece el nuevo golpe después de la amnistía, no hay que olvidarse de los cuatro intentos de golpe de estado anteriores, el pacto con Mussolini, la entrada de Falange a través de la UME en el Ejército y los nuevos aires de “reconquista” de Gil Robles en Covadonga. El Gobierno, que como sabemos, es de derecha republicana, no se prevé o no se demuestra que esté implicado en la llegada del fascismo, aunque vemos que, por su tolerancia, este ya campea a sus anchas.
A lo largo de 1934, el Gobierno será tan eficiente que provocará varias huelgas que ganará y a la vez descubrirá los almacenamientos más importantes de armamento, con ambas cosas el posible levantamiento queda muy quebrantado. En junio se difunde en Madrid el rumor del intento de secuestro del Presidente, del que se dirá que tenía el objetivo de conocer todos los posibles militares republicanos leales, ya que creen que algunos podían estar a “favor” del previsible movimiento revolucionario: la realidad es que participarán o colaborarán muy pocos, la palabra exacta es poquísimos; la mayoría de lo militares leales republicanos de Madrid acudieron a sus unidades, rápidamente, por si era preciso defender al Presidente y, también, parece ser que arrestaron a un general conspirador por este infundio. En el fondo de lo anterior subyace la oposición del Presidente a la entrada de la CEDA en el Gobierno.
Ya a principios de agosto el partido Socialista anuncia a sus seguidores la proximidad del golpe fascista para que estén preparados. Y será a finales de septiembre cuando el Gobierno aprovecha unas maniobras en Astorga ya previstas (la bibliografía lo cuenta al revés), son las tropas que actuarán en octubre en Asturias, para que, una vez finalizadas estas, Lerroux dé entrada a la CEDA en el Gobierno: es decir, se provoca la señal que quería Largo. El Gobierno estaba preparado, pero, ante las extraordinarias y graves circunstancias que se producen, quedará desbordado.
Así llegamos a los aberrantes sucesos de octubre de los que será responsable la izquierda tradicional y la también aberrante represión posterior de la que será responsable toda la derecha: finalizando los sucesos revolucionarios, el teniente coronel Yagüe, falangista y jefe de la Fuerzas Africanas que actuaron por el norte de Asturias, clamará por aprovechar y seguir para dar un nuevo golpe de estado.
La clave, a descifrar como decía Besteiro, está en qué iba a suceder si entra la CEDA, por lo que vamos a ver que sucede después de los sucesos del 34, cuando ésta entra en el Gobierno: lo siguiente hay que verlo con el lastre que supuso para el país la revolución del 34.
La aspiración de la CEDA es cambiar la Constitución, ya que, para obtener la mayoría suficiente, sólo necesita el acuerdo con la derecha republicana: esto lo permite la propia Constitución.
En abril de 1935 entra Gil Robles de Ministro de la Guerra y nombrará a los generales Franco, Jefe del Estado Mayor Central, a Fanjul, Subsecretario, y más tarde a Goded, jefe de la III inspección, a Mola, Jefe del Ejército Oriental de Marruecos, y al teniente coronel Ungría para Telefónica: esto, también, es legal, aunque como vemos serán los futuros sublevados en 1936. El Ejército, en este momento, estará muy posicionado en contra de los socialistas por las muertes de mandos militares en los sucesos del 34, y de antes, ya desde el 32, por la agresividad de la prensa socialista con los militares: estos lo estaban con el Ejército por los sucesivos intentos de golpe de estado y después de la durísima represión aún más.
Seguirá Gil Robles con el cese de varios generales (la mayoría eran y serán leales a la República) acusados por el diputado Cano (implicado en el golpe de Sanjurjo) en el Parlamento de que eran masones, la mayoría de los que cita no lo eran y, de los que lo eran, alguno se habían dado de baja: esto es legal, ya que, aunque fuera injusto, está en sus atribuciones.
Después la nueva legislación para poder expulsar del Ejercito sin procedimiento judicial a cualquier militar, se habían suprimido los Tribunales de Honor, que permitían esto, en la Constitución: esto, pues, era anticonstitucional. Lo anterior, unido a la persecución interna de militares republicanos, llevará a que algunos ante la presión se marchen del Ejército: esto es lo que se pretendía.
Más tarde la nueva organización del voluntariado y su ampliación que permite cubrir con los voluntarios más puestos de confianza: esto es muy importante ya que “alguno” actuará trascendentemente de “soplón”. También el proyecto de la nueva apertura de la Academia General Militar, la habían cerrado por que decían que era una fábrica de “fascistas” cuando la mandaba Franco. Y se creará también una orden preparatoria para que, en el Estado de Guerra, el Ejército, según un plan previsto, controle las ciudades: casi todo, como vemos, es legal.
En mayo se produce un suceso muy grave, que ya conocemos por un artículo anterior, el intento de matar a Azaña por un militar y un policía, porque a pesar de conocerlo la Dirección General de Seguridad no se tomarán medidas.
Durante el año 35 gobierna Lerroux, pero en septiembre estalla un caso de corrupción, el asunto Estraperlo, y el presidente Alcalá Zamora le obliga a dimitir. Seguirá el Gobierno en manos de las derechas republicanas y con Chapaprieta, políticamente independiente, de Primer Ministro. Lerroux continúa de Ministro hasta que en el mes de octubre estalla otro caso de corrupción, el asunto Nombela, por el cual Lerroux dimitirá. En el Parlamento, curiosamente, la acusación la había llevado en julio el golpista Diputado Cano, que ya conocemos, y Nombela, que es militar, será llamado por Franco: Franco le queda muy agradecido, por lo que a posteriori beneficiará a Nombela. Parece que este último caso pretende derribar al Gobierno y que entre Gil Robles de Primer Ministro, el cual lo sugiere, pero no fue así. Creo que se pasaron de frenada ya que Gil Robles había firmado, entre varios, la entrega de dinero y después, cuando se complicaba el asunto, intentó taparlo: este lo negará. La CEDA torpedeará continuamente a este último Gobierno para que entre Gil Robles, por lo que en diciembre dimite Chapaprieta y el Presidente nombrará a Portela, uno de los suyos del centro político, para que convoque las elecciones de febrero de 1936: seguramente buscando la imparcialidad.
En la primera quincena de noviembre Gil Robles le había dado el mando de la Aviación a Goded, el de todas las Fuerzas Africanas a Mola y ascendió a general a Varela, gran conspirador y jefe de requetés, saltándose a otros: es decir, las fuerzas más importantes del Ejército quedan en manos de futuros sublevados.
En estas fechas vendrá, de nuevo, la preparación de un golpe en Madrid para conseguir la destitución del presidente Alcalá Zamora que está diseñado por el teniente coronel Ungría, seguramente, otra vez, para presionar (o amedrentar) al Presidente y forzar así la entrada de Gil Robles de Primer Ministro.
Será en diciembre cuando Gil Robles ve que ya no entrará nunca de Primer Ministro, que tiene que dejar, además, el Ministerio de la Guerra y, por lo tanto, se desesperará diciendo que el Presidente Niceto ha dado un Golpe Institucional. El mismo día, al saber su futuro cese y que no presidirá el Gobierno, se lo comunica al general Fanjul, era el Subsecretario, y este le pide que tome el poder, pero Gil Robles le dice que no al golpe, que lo hagan ellos, los militares. Dirá Gil Robles: “… si el Ejército… decide que debe ocupar transitoriamente el poder… yo no constituiré ningún obstáculo…” Ante tal invitación, ese día se reúnen Franco, Fanjul, Goded y Varela: Franco, como no lo ve seguro, dice que no, y así se lo manifiestan a Gil Robles, que estaba a la espera. Ya decía de Franco Sanjurjo, cuando no le respaldó en su golpe, que era muy “cuco”. Franco se sublevará en julio del 36 cuando todo estará atado, muy bien atado. Después de la entrada de Portela, en diciembre, vendrá el intento de sublevación del coronel Moscardó con los falangistas en Toledo, que también paró Franco, y en enero de 1936 más escarceos militares hasta llegar a las elecciones de febrero.
Niceto Alcalá Zamora, con sus errores y con sus aciertos, es un personaje que me gusta, como vemos será perseguido por la derecha y, curiosamente, en el año 36 lo echará de la Presidencia la izquierda: ¡qué gran error!
Hace años el expresidente de las Cortes y rector de la Universidad Carlos III, el socialista Gregorio Peces Barba, fue crítico con los sucesos de 1934 y los calificó de “un gran error porque no se respetaron las reglas del juego democrático”. Santiago Carrillo, en el tiempo, reconocerá que “intentaron subir las escaleras de golpe cuando tenían que haberlas subido peldaño a peldaño”.
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La fotografía es de un cuadro de Ramón Pontones (profesor de dibujo en el Instituto de Astorga). Ramón, cuando llega en 1933 a Astorga, era, políticamente, de Izquierda Republicana, en 1936 se hizo socialista y en la Guerra, que le cogerá en su tierra, en Murcia, comunista. Pontones pertenecerá a la corriente llamada del 'desencanto', es decir a la de aquellos que se marcharon a Rusia finalizada la Guerra y volvieron “desencantados” al comprobar la realidad rusa bajo el dominio comunista, aunque él nunca estuvo allí, pues se exilió primero a Argentina y después a México. Creo que intenta plasmar la crueldad de la 'esclavitud' de las dictaduras tanto de derechas como de izquierdas (en particular, por la fecha del cuadro, estas últimas) con sus ejecuciones y sus desaparecidos de los que claman contra ellas (segundo plano). En el primer plano, el sometimiento, la humillación y, al que no lo hace, el exterminio.
Nos sublevamos porque venía el fascismo
El Partido Socialista comienza la época republicana siendo un partido reformista: era su línea la socialdemocracia. Al principio, después de las elecciones parlamentarias y en el bienio reformista, de la coalición gobernante era el partido mayoritario: el presidente Alcalá Zamora, dentro de sus atribuciones, no le dejó presidir el Gobierno. Creo que acertadamente, pues iría demasiado rápido y propiciaría la rápida involución. Así lo hizo, creo que también acertadamente, con la coalición de derechas en el bienio negro en el cual no dejó que gobernara Gil Robles, presidente de la CEDA, que también era mayoritario, aunque por el motivo contrario, es decir por el riesgo de que apoyara la involución, como así fue.
Cuando se habla de la sustitución de Azaña, ya en 1933 por los sucesos de Casas Viejas, tampoco se le deja gobernar al Partido Socialista por dos veces y parece que ahí empieza la deriva hacia la vía revolucionaria que solo se plasma, de momento, en los mensajes verbales de Largo Caballero: “si no nos dejan gobernar, tomaremos el poder”. Su salida del Gobierno por la entrada de Lerroux, derecha republicana, para presidir el Gobierno, parece que ya hace determinante esa decisión. Largo Caballero está también muy apretado por las Juventudes Socialistas que están ya radicalizadas, probablemente por la infiltración de los comunistas, que, aunque son pocos, ya están muy activos y muy bien formados: en esa época ya están infiltrados en la CNT asturiana. Esto último debió de tener una gran influencia, pues no podía permitir que se le marcharan del partido. Después de perder las elecciones, la vía revolucionaria, por la preparación de explosivos para diciembre (acordaron ir con la CNT al movimiento revolucionario de este mes, pero no lo cumplieron, seguramente por que la CEDA no entra en el Gobierno) y el plan revolucionario, que se redacta y difunde, también, en diciembre-enero de 1933-1934, ya está en marcha. En febrero del 34 Largo se hace con el poder de la UGT e introduce en ella la vía revolucionaria también: Besteiro, líder sindical saliente y socialista moderado, defenderá la vía sindical, era la de siempre, y no la vía política que quiere Largo. Los sucesos en Europa, Austria, Alemania, lo que se presume en Francia y, ya de tiempo, Italia, abren la vía del exterminio socialista en el panorama político. Largo ve que la entrada de la derecha tradicional en el Gobierno va incrementar y facilitar esta posibilidad, por lo que pone como fecha esa señal, y así lo cumplió. El dilema, como dice Besteiro, es: ¿sucedería esto o no?
Los monárquicos, como sabemos, empiezan a 'incordiar' a la República muy pronto, ya en 1931. Los incidentes golpistas y su dominio de las JONS, movimiento político fascista, por que las subvencionaba, no cuajan, puesto que el país no recoge de momento estos ámbitos en su proyecto. La oligarquía, tanto en sus ramas política y económica como militar y religiosa, se impacienta y prepara varias acciones que confluirán en el Golpe de Sanjurjo. Ya no importa que el golpe sea expresamente monárquico o fascista, que ven que no es viable, lo importante es parar las reformas como sea, por lo que buscarán una solución republicana, más bien aparentemente republicana, y para ello “implican” a Lerroux, ya que para ejecutar un acto de este tipo se necesita un importante respaldo político y social. La elección de Sanjurjo, que es monárquico, pero no comprometido con el Rey ausente, se hace para arrastrar al Ejército, ya que es un general de un gran prestigio: el golpe fracasará.
Seguirán las conspiraciones y se llega a los sucesos de Casas Viejas de 1933. Estos sucesos, que parecen accidentales, provocarán que la oligarquía suelte toda su “artillería” contra Azaña, incluso intentarán matarlo; aunque se sabe que fue por anarquistas las dos veces, también sabemos que estos normalmente estaban financiados por la oligarquía económica: de los dos, el segundo se sabe que lo fue.
Por fin se llegará a las elecciones de 1933, las cuales perderá la izquierda por ir desunidos, por la pérdida de votos del Partido Socialista (le reprochan mucho legislar y poco cumplimiento) y de Azaña por los sucesos de Casas Viejas, lo cual llevará a la abstención de los anarquistas (llamará la atención la gran cantidad de dinero que emplean estos en la campaña de abstención), y por la trascendencia del voto de la mujer: los perdedores cargarán la culpa sobre esto último, pero parece ser que no fue tan trascendente.
Al ganar las elecciones, la derecha gobernante paralizará las reformas, ya que legalmente podían hacerlo y así lo llevaban en su programa. Hay que tener en cuenta que la Constitución, que se hizo por consenso e incluyendo a la derecha republicana, tenía la gran ausencia de participación de la derecha tradicional, por sus pocos parlamentarios y porque no quiere o no la dejan participar. La involución o paralización de la legislación laboral, la disminución de la obra pública y la exagerada bajada de los salarios aumentará mucho la tensión social y por lo tanto la agresividad en los conflictos, especialmente en el campo andaluz, que era donde más miseria había. En esta época empezará una represión sindical durísima, pero, también, basada en la ley de Orden público que hizo la izquierda: por lo tanto, legal. No era tan legal la permisividad de la presión que ejercían los patronos y “sus matones” sobre los trabajadores, también especialmente en Andalucía.
El suceso cumbre será la amnistía en abril de 1934. Con ella a todos los procesados por colaborar con la Dictadura los amnistiarán: esto tampoco parece reprobable, ya que es una facultad al constituirse un nuevo régimen. Lo que sí fue trascendente es el hecho de amnistiar a los implicados en el Golpe de Sanjurjo que sí habían atacado al Gobierno legítimo. Alguno pensará, nosotros lo hicimos con los del 23F y no pasó nada, pero la historia es completamente distinta. Sanjurjo se subleva con el respaldo económico de March, se le procesa, se le condena a muerte, se le indulta y, más tarde, se le amnistía. ¿Que es lo que se está diciendo a los próximos sublevadores?, pues que no pasará nada, ya que March te pagará y un próximo gobierno te indultará. En cierto modo, la izquierda está recibiendo este mensaje también, pues, por agravio comparativo, si te levantas otro gobierno te amnistiará, como así fue con la amnistía de 1936. El presidente Niceto ve que esta amnistía es de una gran trascendencia política y tan negativa que se negará a firmarla, aunque más tarde presionado lo hará.
Las preguntas rápidas que se hace uno son: ¿está toda la derecha involucrada? La respuesta es fácil, pues sí, porque son los que la proponen, votan a favor y por lo tanto la aprueban. ¿Se ve en ello una manera de pacificar o se pretende la involución? Por parte de la derecha republicana no se ve la involución, pero la tradicional da síntomas de una gran radicalización, aunque, como ésta no está en el Gobierno, no se muestra. Creo que Gil Robles se radicaliza cada vez más para que no se le vayan los más jóvenes del partido, y con la culminación del acto de Covadonga, de septiembre de 1934, adquiere unos aires pseudofascistas, pero no creo que se le pueda juzgar aún de golpista, pero sí de involucionista reformista: su máxima aspiración es modificar la Constitución. También, de momento, dará síntomas de aceptar el sistema democrático, que tanto preocupaba, y a estos miembros de la derecha se les llamará neorrepublicanos.
Veamos que hacen lo monárquicos y la oligarquía en este tiempo: hasta el golpe de Sanjurjo habían fracasado, por lo que prepararán un golpe para mediados del 33, en el que parece está implicado el general Goded, pero no cuajará. En este tiempo intentan crear lo que será Falange, pero ante la presión del Gobierno fracasa. Es más tarde, en octubre, con un Gobierno de derecha republicana, cuando, a la vista de que la presión será menos fuerte, se crea Falange, que se presentará en la Coalición de Derechas y obtendrá un escaño. Después de las elecciones se crea, también, la UME, asociación militar clandestina y fundada por militares falangistas. La filosofía parece clara, se crean dos órganos de agitación, uno social y otro militar: hay que agitar y atemorizar a la burguesía para que se implique de un lado o del otro, ya que saben que a la hora de decidir, al ser la otra opción la revolucionaria, seguramente, como así fue, se implicará con ellos. En lo militar, también, será agitar e introducir el falangismo en el Ejército, como reconocerá Gil Robles. A pesar de haber conseguido la amnistía, casi de inmediato prepararán otro golpe e incluso querrán que lo dirija Sanjurjo.
Ya en abril, seguimos en el 34, los monárquicos habían pactado con Mussolini al objeto de restaurar la monarquía y que les proporcione armas y dinero. En esas fechas se fusionarán las JONS y Falange y acordarán con los monárquicos la unidad de doctrina, la subvención, ya se la daban a las JONS, y un elemento impuesto por los monárquicos, que será el que dirija los comandos de acción.
A finales de julio, a pesar de que uno de los principios de Falange será la violencia legítima, a los monárquicos no les gusta la poca que se produce, por lo que prepararán un atentado contra José Antonio Primo de Rivera, con el objetivo de eliminarlo.
Como este no se ejecuta, meses después y a la vista de la poca afiliación por la fuerte radicalización de la CEDA, Calvo Sotelo pide la entrada en Falange, pero Jose Antonio no lo quiere: el objetivo de Calvo, seguramente, él se declarará fascista, será formar un gran partido falangista, y, ante la negativa, dejarán de lado a Primo de Rivera y sólo aprovecharán sus elementos de acción, que los dirigirá directa o indirectamente un monárquico, como ya dije.
Ya en el año 34 a Largo Caballero se le presentan las siguientes circunstancias nuevas: la amnistía, la involución reformista y la efectividad del gobierno en la represión de la agitación laboral. Se seguirá diciendo que si entra la CEDA se levantarán, el plan revolucionario se seguirá completando, aunque muy precario, y siguen armándose.
También, le aparece el nuevo golpe después de la amnistía, no hay que olvidarse de los cuatro intentos de golpe de estado anteriores, el pacto con Mussolini, la entrada de Falange a través de la UME en el Ejército y los nuevos aires de “reconquista” de Gil Robles en Covadonga. El Gobierno, que como sabemos, es de derecha republicana, no se prevé o no se demuestra que esté implicado en la llegada del fascismo, aunque vemos que, por su tolerancia, este ya campea a sus anchas.
A lo largo de 1934, el Gobierno será tan eficiente que provocará varias huelgas que ganará y a la vez descubrirá los almacenamientos más importantes de armamento, con ambas cosas el posible levantamiento queda muy quebrantado. En junio se difunde en Madrid el rumor del intento de secuestro del Presidente, del que se dirá que tenía el objetivo de conocer todos los posibles militares republicanos leales, ya que creen que algunos podían estar a “favor” del previsible movimiento revolucionario: la realidad es que participarán o colaborarán muy pocos, la palabra exacta es poquísimos; la mayoría de lo militares leales republicanos de Madrid acudieron a sus unidades, rápidamente, por si era preciso defender al Presidente y, también, parece ser que arrestaron a un general conspirador por este infundio. En el fondo de lo anterior subyace la oposición del Presidente a la entrada de la CEDA en el Gobierno.
Ya a principios de agosto el partido Socialista anuncia a sus seguidores la proximidad del golpe fascista para que estén preparados. Y será a finales de septiembre cuando el Gobierno aprovecha unas maniobras en Astorga ya previstas (la bibliografía lo cuenta al revés), son las tropas que actuarán en octubre en Asturias, para que, una vez finalizadas estas, Lerroux dé entrada a la CEDA en el Gobierno: es decir, se provoca la señal que quería Largo. El Gobierno estaba preparado, pero, ante las extraordinarias y graves circunstancias que se producen, quedará desbordado.
Así llegamos a los aberrantes sucesos de octubre de los que será responsable la izquierda tradicional y la también aberrante represión posterior de la que será responsable toda la derecha: finalizando los sucesos revolucionarios, el teniente coronel Yagüe, falangista y jefe de la Fuerzas Africanas que actuaron por el norte de Asturias, clamará por aprovechar y seguir para dar un nuevo golpe de estado.
La clave, a descifrar como decía Besteiro, está en qué iba a suceder si entra la CEDA, por lo que vamos a ver que sucede después de los sucesos del 34, cuando ésta entra en el Gobierno: lo siguiente hay que verlo con el lastre que supuso para el país la revolución del 34.
La aspiración de la CEDA es cambiar la Constitución, ya que, para obtener la mayoría suficiente, sólo necesita el acuerdo con la derecha republicana: esto lo permite la propia Constitución.
En abril de 1935 entra Gil Robles de Ministro de la Guerra y nombrará a los generales Franco, Jefe del Estado Mayor Central, a Fanjul, Subsecretario, y más tarde a Goded, jefe de la III inspección, a Mola, Jefe del Ejército Oriental de Marruecos, y al teniente coronel Ungría para Telefónica: esto, también, es legal, aunque como vemos serán los futuros sublevados en 1936. El Ejército, en este momento, estará muy posicionado en contra de los socialistas por las muertes de mandos militares en los sucesos del 34, y de antes, ya desde el 32, por la agresividad de la prensa socialista con los militares: estos lo estaban con el Ejército por los sucesivos intentos de golpe de estado y después de la durísima represión aún más.
Seguirá Gil Robles con el cese de varios generales (la mayoría eran y serán leales a la República) acusados por el diputado Cano (implicado en el golpe de Sanjurjo) en el Parlamento de que eran masones, la mayoría de los que cita no lo eran y, de los que lo eran, alguno se habían dado de baja: esto es legal, ya que, aunque fuera injusto, está en sus atribuciones.
Después la nueva legislación para poder expulsar del Ejercito sin procedimiento judicial a cualquier militar, se habían suprimido los Tribunales de Honor, que permitían esto, en la Constitución: esto, pues, era anticonstitucional. Lo anterior, unido a la persecución interna de militares republicanos, llevará a que algunos ante la presión se marchen del Ejército: esto es lo que se pretendía.
Más tarde la nueva organización del voluntariado y su ampliación que permite cubrir con los voluntarios más puestos de confianza: esto es muy importante ya que “alguno” actuará trascendentemente de “soplón”. También el proyecto de la nueva apertura de la Academia General Militar, la habían cerrado por que decían que era una fábrica de “fascistas” cuando la mandaba Franco. Y se creará también una orden preparatoria para que, en el Estado de Guerra, el Ejército, según un plan previsto, controle las ciudades: casi todo, como vemos, es legal.
En mayo se produce un suceso muy grave, que ya conocemos por un artículo anterior, el intento de matar a Azaña por un militar y un policía, porque a pesar de conocerlo la Dirección General de Seguridad no se tomarán medidas.
Durante el año 35 gobierna Lerroux, pero en septiembre estalla un caso de corrupción, el asunto Estraperlo, y el presidente Alcalá Zamora le obliga a dimitir. Seguirá el Gobierno en manos de las derechas republicanas y con Chapaprieta, políticamente independiente, de Primer Ministro. Lerroux continúa de Ministro hasta que en el mes de octubre estalla otro caso de corrupción, el asunto Nombela, por el cual Lerroux dimitirá. En el Parlamento, curiosamente, la acusación la había llevado en julio el golpista Diputado Cano, que ya conocemos, y Nombela, que es militar, será llamado por Franco: Franco le queda muy agradecido, por lo que a posteriori beneficiará a Nombela. Parece que este último caso pretende derribar al Gobierno y que entre Gil Robles de Primer Ministro, el cual lo sugiere, pero no fue así. Creo que se pasaron de frenada ya que Gil Robles había firmado, entre varios, la entrega de dinero y después, cuando se complicaba el asunto, intentó taparlo: este lo negará. La CEDA torpedeará continuamente a este último Gobierno para que entre Gil Robles, por lo que en diciembre dimite Chapaprieta y el Presidente nombrará a Portela, uno de los suyos del centro político, para que convoque las elecciones de febrero de 1936: seguramente buscando la imparcialidad.
En la primera quincena de noviembre Gil Robles le había dado el mando de la Aviación a Goded, el de todas las Fuerzas Africanas a Mola y ascendió a general a Varela, gran conspirador y jefe de requetés, saltándose a otros: es decir, las fuerzas más importantes del Ejército quedan en manos de futuros sublevados.
En estas fechas vendrá, de nuevo, la preparación de un golpe en Madrid para conseguir la destitución del presidente Alcalá Zamora que está diseñado por el teniente coronel Ungría, seguramente, otra vez, para presionar (o amedrentar) al Presidente y forzar así la entrada de Gil Robles de Primer Ministro.
Será en diciembre cuando Gil Robles ve que ya no entrará nunca de Primer Ministro, que tiene que dejar, además, el Ministerio de la Guerra y, por lo tanto, se desesperará diciendo que el Presidente Niceto ha dado un Golpe Institucional. El mismo día, al saber su futuro cese y que no presidirá el Gobierno, se lo comunica al general Fanjul, era el Subsecretario, y este le pide que tome el poder, pero Gil Robles le dice que no al golpe, que lo hagan ellos, los militares. Dirá Gil Robles: “… si el Ejército… decide que debe ocupar transitoriamente el poder… yo no constituiré ningún obstáculo…” Ante tal invitación, ese día se reúnen Franco, Fanjul, Goded y Varela: Franco, como no lo ve seguro, dice que no, y así se lo manifiestan a Gil Robles, que estaba a la espera. Ya decía de Franco Sanjurjo, cuando no le respaldó en su golpe, que era muy “cuco”. Franco se sublevará en julio del 36 cuando todo estará atado, muy bien atado. Después de la entrada de Portela, en diciembre, vendrá el intento de sublevación del coronel Moscardó con los falangistas en Toledo, que también paró Franco, y en enero de 1936 más escarceos militares hasta llegar a las elecciones de febrero.
Niceto Alcalá Zamora, con sus errores y con sus aciertos, es un personaje que me gusta, como vemos será perseguido por la derecha y, curiosamente, en el año 36 lo echará de la Presidencia la izquierda: ¡qué gran error!
Hace años el expresidente de las Cortes y rector de la Universidad Carlos III, el socialista Gregorio Peces Barba, fue crítico con los sucesos de 1934 y los calificó de “un gran error porque no se respetaron las reglas del juego democrático”. Santiago Carrillo, en el tiempo, reconocerá que “intentaron subir las escaleras de golpe cuando tenían que haberlas subido peldaño a peldaño”.