Max Alonso
Martes, 19 de Noviembre de 2024

Mi alma aragonesa XIV / Florián Rey

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Nacido en La Almunia de doña Godina, así denominada la localidad aragonesa de la provincia de Zaragoza, situada en una importante confluencia de caminos, en el cuadrante nordeste de España, a 50 km de la capital. Su nombre se refiere al huerto de su antigua propietaria.

Se llamaba Antonio Martínez Castillo, e inició su vida profesional como periodista en Zaragoza y luego pasó a la prensa de Madrid, con el nombre de Florián Rey. En 1920 debutó como actor y trabajó varios años como galán, hasta que se estrenó como director en la versión cinematográfica de la famosa zarzuela cinematográfica La Revoltosa, que, junto a La verbena de la Paloma, forman las dos cumbres del género chico, sobre los ambientes vecinales del Madrid del siglo XIX, que se trasladan a la escena y a la pantalla. Cuenta con la maestría del libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, y la música sinfónica y popular del maestro Ruperto Chapí, que se había estrenado en 1897. La elección de la obra, por su temática y estilo, indica lo que van a ser las preferencias de la obra de Florián.

 

En el campo de la exhibición ha comenzado el acoso de la industria norteamericana sobre las empresas y la industria nacional. Con el cine y el séptimo arte, que tomó como propio, descubrió el cauce para la difusión de su creatividad, en el campo de las artes escénicas, iniciando esta difusión, que continúa. La industria española se vio obligada a dedicarse a géneros genuinamente españoles, como forma competitiva de lo que le llega de fuera. Se dedicaban a pasar al celuloide comedias costumbristas y sainetes, dramas rurales y el conocido como género chico nacional, la zarzuela.

 

Florián Rey con Benito Perojo se reparten las producciones del momento. El madrileño Benito Perojo era hijo de un periodista y político, de origen cubano, acaudalado, que estudió en Londres Ingeniería Eléctrica, con lo que accedió a las nuevas tecnologías de entonces, que hicieron de él uno de los padres del cine español. Se inició como actor, con su personaje Peladilla, al estilo del Charlot de Charles Chaplin, y pasó por todas las especialidades, como guionista, director y productor.

 

Los dos, Florián y Benito, se repartieron las producciones del momento, con sainetes como La Chavala, 1925. La zarzuela Gigantes y cabezudos, con libreto del aragonés Miguel Echegaray y música del maestro Fernández Caballero, que se había estrenado en el teatro Principal de Zaragoza, en 1998, con enorme éxito y que dará pábulo a la tozudez aragonesa. Los chicos de la escuela, 1926. Con comedias costumbristas como El pilluelo de Madrid, 1926 y folletines como El cura de la aldea, 1926.

 

Florián rey se especializa en ajustar las modernas técnicas cinematográficas al tipismo de su tierra natal, mostrando sus costumbres y sus rasgos más singulares, con la visión tópica. A la vez que su exaltación, mezclando dichos populares con música y aires folclóricos, junto a la sabiduría rural, extraída con un especial arte.

 

Florián Rey realiza dos películas cumbre de sus obsesiones aragonesas. Agustina de Aragón, 1928, sobre la heroína de los Sitios de Zaragoza y Nobleza baturra, 1928, en la que incide en la exaltación de lo aragonés.

 

Con Imperio Argentina reincide en sus obsesiones de visión romántica, bajo los postulados más populistas y concesiones a la exaltación de las virtudes aragonesas tópicas, idealistas y machistas, de la más pura vena del casticismo.

 

En 1926 aborda realizar La aldea maldita, que es una nueva versión del tradicional drama rural con tintes trágicos, expresión del tradicionalismo y conservadorismo hispano. Éxito que alcanza fuera de nuestras fronteras y le abre las puertas de Hollywood y le contrata La Paramount, como luego ocurriría con Blasco Ibáñez, Jardiel Poncela, Edgar Neville y Martínez Sierra, este último por las obras que firmaba, escritas por su mujer María de la O Lejárraba, que todavía en aquellos años se tenía mal visto que las mujeres escribieran y se recurría a este deshonesto despropósito.

 

Para La Paramount codirigió con Louis Mercaton Noche de Bodas, 1931, con Imperio Argentina y Miguel Ligero y la comedia musical Lo mejor es reír, 1931. Rodó también Luces de Buenos Aires, Espérame y Melodía de arrabal, las tres en 1933 con Carlos Gardel.

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