Mi alma aragonesa XV / Más Florián Rey
![[Img #70518]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2024/4313_56252794_10216653500444060_1732157248165117952_n.jpg)
Cuando regresa a España en la conocida como Edad de Plata, que había llegado como consecuencia de los aires de libertad que habían llegado con la República, a partir de 1931, realizó Sierra de Ronda, en 1933, al más puro estilo del western y considerada entre las mejores suyas y que será su primera colaboración con Cifesa. Sigue con El honor de mama, 1934, un musical que evidencia su perfección en el oficio que había adquirido en Hollywood.
Con Cifesa abordó una versión sonora de La Hermana San Sulpicio, 1934, con Imperio Argentina de novicia exuberante y alegre en un convento, ambientada en Andalucía y basada en la novela de Armando Palacio Valdés, que participa de la alegría de los tiempos republicanos. Con Miguel Ligero de protagonista, repitiendo la misma película, ahora en versión sonora, que había rodado en 1927, con Florián de director y protagonista y que significó el debut de Imperio Argentina. Ella había intentado entrar en el cine en su Argentina natal sin conseguirlo. A pesar de ser muda cantaba por deseo del director que inició aquí su idilio con ella, después de que le rechazara por estar casado, pero acabarían juntos y colaborando en varias de sus obras. La película se rodó en el célebre balneario de Marmolejo, en Jaén. En él residieron personajes como Charles Chaplin, Rodolfo Valentino o el mismo Armando Palacio Valdés.
Existe otra versión de la historia de la bella y exuberante andaluza que se hace monja y vive un amor imposible, mientras ambos atienden a los enfermos del sanatorio. Ésta, de 1952, fue dirigida por Luis Lucía y protagonizada por Carmen Sevilla, Todavía hay otra versión libre, dirigida también por Luis Lucia y protagonizada por Roció Durcal, bajo el título de La novicia rebelde.
Morena Clara,1936, recrea Andalucía, con su gracia y colorido opuestos a su Aragón natal. Cuando llega la Guerra Civil, Florián con Imperio se trasladan a Estados Unidos y viajan por Hispanoamérica y luego se trasladan a Berlín para colaborar con la Hispano Film Produktion, como hizo Benito Perojo con Estrellita Castro, y realiza dos películas españolas para los mercados de habla hispana.
Esto lo recreó Fernando Trueba en La niña de tus ojos, 1999, con Penélope Cruz de protagonista, que cosechó un gran éxito. En Berlín nació Carmen de Triana, 1938, inspirada en la Carmen de Prosper Mérimée, Tras la Guerra Civil Florián trabajó en la nueva Cifesa de la España de Franco y rueda La Dolores, protagonizada por Concha Piquer, por haberse separado Florián de Imperio y esto marca el declive del cineasta.
En 1942 rueda una nueva versión de La aldea maldita, con idéntico argumento, pero acentuados los ingredientes religiosos. Contiene valores en cuanto a la realización, en relación a su versión de 1929, que quedó reconocida como la mejor película española del cine mudo.
Rueda Orosia, en 1943, como un drama de amor y honor en juego, que escenifica la venganza en el ambiente rural del Pirineo.
Florián en el nuevo Régimen y bajo sus ansias proteccionistas, que él siempre había repudiado, no consigue levantar cabeza. En 1938, en plena guerra, en Burgos se había organizado el Departamento de Cinematografía, que pasó a depender de la Dirección Nacional de Propaganda, tal como siempre lo han entendido los fascismos de ayer y de hoy. Ese mismo año se puso en marcha la Comisión de Censura.
Él siempre se había manifestado como un empedernido conservador, exaltador de lo popular y de su folclore dentro de un marco de libertad formal, pues la crítica social, que parecía contener su versión de La aldea maldita, no la había realizado por un planteamiento ideológico, sino como simple consecuencia del guión. Lo mismo que el aire ligeramente libertino y anticlerical que le dio a la versión sonora de La Hermana San Sulpicio. Tampoco entrañaba una posición ideológica, sino una desenfadada adaptación al tiempo que se vivía, la misma que le llevó a las variaciones de la versión sonora de La aldea maldita, y su inmersión en la religiosidad, propia de ese momento.
En su etapa triunfadora se había reiterado como defensor de su trabajo en la más absoluta libertad e independencia. “Que ningún político ponga sus manos pecadoras –repetía- sobre el cine, con intención de protegerlo. Que el Estado no se acuerde nunca de nosotros es lo que más deseo.”
Cuando regresa a España en la conocida como Edad de Plata, que había llegado como consecuencia de los aires de libertad que habían llegado con la República, a partir de 1931, realizó Sierra de Ronda, en 1933, al más puro estilo del western y considerada entre las mejores suyas y que será su primera colaboración con Cifesa. Sigue con El honor de mama, 1934, un musical que evidencia su perfección en el oficio que había adquirido en Hollywood.
Con Cifesa abordó una versión sonora de La Hermana San Sulpicio, 1934, con Imperio Argentina de novicia exuberante y alegre en un convento, ambientada en Andalucía y basada en la novela de Armando Palacio Valdés, que participa de la alegría de los tiempos republicanos. Con Miguel Ligero de protagonista, repitiendo la misma película, ahora en versión sonora, que había rodado en 1927, con Florián de director y protagonista y que significó el debut de Imperio Argentina. Ella había intentado entrar en el cine en su Argentina natal sin conseguirlo. A pesar de ser muda cantaba por deseo del director que inició aquí su idilio con ella, después de que le rechazara por estar casado, pero acabarían juntos y colaborando en varias de sus obras. La película se rodó en el célebre balneario de Marmolejo, en Jaén. En él residieron personajes como Charles Chaplin, Rodolfo Valentino o el mismo Armando Palacio Valdés.
Existe otra versión de la historia de la bella y exuberante andaluza que se hace monja y vive un amor imposible, mientras ambos atienden a los enfermos del sanatorio. Ésta, de 1952, fue dirigida por Luis Lucía y protagonizada por Carmen Sevilla, Todavía hay otra versión libre, dirigida también por Luis Lucia y protagonizada por Roció Durcal, bajo el título de La novicia rebelde.
Morena Clara,1936, recrea Andalucía, con su gracia y colorido opuestos a su Aragón natal. Cuando llega la Guerra Civil, Florián con Imperio se trasladan a Estados Unidos y viajan por Hispanoamérica y luego se trasladan a Berlín para colaborar con la Hispano Film Produktion, como hizo Benito Perojo con Estrellita Castro, y realiza dos películas españolas para los mercados de habla hispana.
Esto lo recreó Fernando Trueba en La niña de tus ojos, 1999, con Penélope Cruz de protagonista, que cosechó un gran éxito. En Berlín nació Carmen de Triana, 1938, inspirada en la Carmen de Prosper Mérimée, Tras la Guerra Civil Florián trabajó en la nueva Cifesa de la España de Franco y rueda La Dolores, protagonizada por Concha Piquer, por haberse separado Florián de Imperio y esto marca el declive del cineasta.
En 1942 rueda una nueva versión de La aldea maldita, con idéntico argumento, pero acentuados los ingredientes religiosos. Contiene valores en cuanto a la realización, en relación a su versión de 1929, que quedó reconocida como la mejor película española del cine mudo.
Rueda Orosia, en 1943, como un drama de amor y honor en juego, que escenifica la venganza en el ambiente rural del Pirineo.
Florián en el nuevo Régimen y bajo sus ansias proteccionistas, que él siempre había repudiado, no consigue levantar cabeza. En 1938, en plena guerra, en Burgos se había organizado el Departamento de Cinematografía, que pasó a depender de la Dirección Nacional de Propaganda, tal como siempre lo han entendido los fascismos de ayer y de hoy. Ese mismo año se puso en marcha la Comisión de Censura.
Él siempre se había manifestado como un empedernido conservador, exaltador de lo popular y de su folclore dentro de un marco de libertad formal, pues la crítica social, que parecía contener su versión de La aldea maldita, no la había realizado por un planteamiento ideológico, sino como simple consecuencia del guión. Lo mismo que el aire ligeramente libertino y anticlerical que le dio a la versión sonora de La Hermana San Sulpicio. Tampoco entrañaba una posición ideológica, sino una desenfadada adaptación al tiempo que se vivía, la misma que le llevó a las variaciones de la versión sonora de La aldea maldita, y su inmersión en la religiosidad, propia de ese momento.
En su etapa triunfadora se había reiterado como defensor de su trabajo en la más absoluta libertad e independencia. “Que ningún político ponga sus manos pecadoras –repetía- sobre el cine, con intención de protegerlo. Que el Estado no se acuerde nunca de nosotros es lo que más deseo.”