La felicitación navideña de Esteban Carro Celada
![[Img #70750]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2024/7908_imagen-de-whatsapp-2024-12-22-a-las-111144_e85455a4.jpg)
La destitución, exigida al obispo Briva por la autoridad gubernativa, en noviembre de 1968, del sacerdote, escritor y profesor Esteban Carro Celada, de sus cargos como director de Radio Popular de Astorga y de la revista diocesana Día 7, fue, obviamente, la noticia más importante en los dos meses últimos de aquel año. Encuadernó la emisora local, desde su apertura, en 1962, los dos periódicos vigentes durante decenios, La Luz de Astorga y El Pensamiento Astorgano, colecciones ambas depositadas en el Archivo Diocesano (que cuenta, asimismo, con la mayoría de números, desde su inicio en 1904, de este último).
Respecto a 'La Luz', que presumiblemente se pudo haber hecho eco de esta purga política, por las colaboraciones en el mismo de Esteban Carro, no se ha conservado por la emisora el tomo de 1968 (de existir en otro lugar, no he podido acceder al mismo). Sí está a nuestro alcance el de 'El Pensamiento', por el cual podemos acercarnos a la actualidad de la Astorga de aquel entonces, sin acontecimientos importantes, y dedicada a recordar efemérides, como el 50 aniversario de la instalación del “servicio telefónico urbano”, con 70 usuarios, la preocupación por el deterioro de la plaza de toros, las noticias eclesiásticas y de reuniones municipales… Atención merece, asimismo, el pesimismo ante el crecimiento que no se atisba de la población —entonces rebasaba ligeramente los 10.000 habitantes— y las escasas perspectivas para los jóvenes, en unos años en que ya descendía la migración a Europa y América.
El cese de Esteban Carro, al menos para 'El Pensamiento', era una noticia ‘delicada’, si no vetada, por tanto no encontraremos más datos que su sustitución, en el número del 10 de diciembre, en el cargo de director de Radio Popular, por «Andrés Luis Rodríguez Gutiérrez, jefe de emisión de la emisora local». Dos días después se reseñará su actividad profesoral, en el Seminario, con motivo de la festividad de La Inmaculada, en estos términos: «El día 13 tendrá lugar un acto académico bajo la dirección del profesor señor Carro Celada, y el día catorce se oficiará una misa /…/, y por la noche en el salón de la Casa Sacerdotal la representación teatral de la obra 'Esperando a Godot', de Samuel Beckett, a cargo de los alumnos del Seminario».
La purga política del director de la emisora, en los finales de la dictadura, ocasionó silencios oficiales, pero también una respuesta en dos ámbitos, el seglar y el eclesiástico. Con la organización de un homenaje en la parroquia de San Andrés, de la que era coadjutor, el dos de diciembre. Hacia este reconocimiento debió imperar el silencio informativo, al menos en 'El Pensamiento', que no recoge alusión alguna al mismo. Se acercaba la Navidad y Esteban Carro quiso, personalmente, a través de una felicitación navideña y “algo más”, entregada personalmente o a través del correo, el agradecer a los participantes la deferencia con su persona. La cuartilla, manuscrita, en papel sepia, con fecha 15 de diciembre, finaliza firmada con su nombre completo, y bajo el mismo estos títulos: «Ex-Director de Radio Popular de Astorga, Ex-Director de DÍA 7, No Ex-Esteban Carro Celada (de esto no dimito)».
Aparece la felicitación navideña bordeada por este mensaje, con letras versales: «A falta de otro cristmas, esta pared de palabras y su techo de mayúsculas hacen el belén de la alegría —casa del pan—; con este folio casi hipie te deseo que la paz entre en tu casa por la chimenea, por los ojos, por la ventana y el corazón de los labios. E.C.C.». Acompaña el texto con el dibujo de un cuadrado en el que detalla cómo se han de colocar las figuras del belén. Tras la salutación de «Amigos», en cuatro párrafos entrevemos lo que supuso para Esteban Carro este homenaje “en el que yo no era un islote tragado, ni los 20 concelebrantes (del oficio religioso) un archipiélago, sino todos —sacerdotes, seglares, chicas, chicos y mayores— un enorme continente de coincidencias reales en la Verdad, en la Justicia y el Amor. Fuisteis 400”.
Ante tal arropamiento no deja de mostrar su agradecimiento, al considerarse «la sombra frágil del coadjutor de 11 años —más pobre y navideño que nunca— en los momentos del vivir despojado de dos Direcciones Gratuitas”. Denuncia ciertos entorpecimientos para que las tarjetas del homenaje no fueran recibidas por 150 personas, pues “una mano anodina las retiró, por motivos técnicos, ¿lo sabías?”. Finaliza la carta con una extensa felicitación, que concluye de esta suerte: “En dos palabras quiero entre nosotros, no un Dios apergaminado, senescente y varilarguero, sino el pueril Dios de la Nochebuena, a las 12, la hora del gallo».
Constatar los hechos anteriormente narrados, a través de la felicitación navideña de tan insigne y testimonial astorgano, nos acerca una sociedad en la que la realidad no solo era lo aparente, sino también lo que latía sin ser públicamente narrado, y que depararía para la ciudad, bastante pronto, en los estertores de la dictadura, la savia para nuevos tiempos, abiertamente combativos, reivindicativos, en los ámbitos civil y eclesiástico.
![[Img #70751]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2024/2009_ec-1.jpg)
La destitución, exigida al obispo Briva por la autoridad gubernativa, en noviembre de 1968, del sacerdote, escritor y profesor Esteban Carro Celada, de sus cargos como director de Radio Popular de Astorga y de la revista diocesana Día 7, fue, obviamente, la noticia más importante en los dos meses últimos de aquel año. Encuadernó la emisora local, desde su apertura, en 1962, los dos periódicos vigentes durante decenios, La Luz de Astorga y El Pensamiento Astorgano, colecciones ambas depositadas en el Archivo Diocesano (que cuenta, asimismo, con la mayoría de números, desde su inicio en 1904, de este último).
Respecto a 'La Luz', que presumiblemente se pudo haber hecho eco de esta purga política, por las colaboraciones en el mismo de Esteban Carro, no se ha conservado por la emisora el tomo de 1968 (de existir en otro lugar, no he podido acceder al mismo). Sí está a nuestro alcance el de 'El Pensamiento', por el cual podemos acercarnos a la actualidad de la Astorga de aquel entonces, sin acontecimientos importantes, y dedicada a recordar efemérides, como el 50 aniversario de la instalación del “servicio telefónico urbano”, con 70 usuarios, la preocupación por el deterioro de la plaza de toros, las noticias eclesiásticas y de reuniones municipales… Atención merece, asimismo, el pesimismo ante el crecimiento que no se atisba de la población —entonces rebasaba ligeramente los 10.000 habitantes— y las escasas perspectivas para los jóvenes, en unos años en que ya descendía la migración a Europa y América.
El cese de Esteban Carro, al menos para 'El Pensamiento', era una noticia ‘delicada’, si no vetada, por tanto no encontraremos más datos que su sustitución, en el número del 10 de diciembre, en el cargo de director de Radio Popular, por «Andrés Luis Rodríguez Gutiérrez, jefe de emisión de la emisora local». Dos días después se reseñará su actividad profesoral, en el Seminario, con motivo de la festividad de La Inmaculada, en estos términos: «El día 13 tendrá lugar un acto académico bajo la dirección del profesor señor Carro Celada, y el día catorce se oficiará una misa /…/, y por la noche en el salón de la Casa Sacerdotal la representación teatral de la obra 'Esperando a Godot', de Samuel Beckett, a cargo de los alumnos del Seminario».
La purga política del director de la emisora, en los finales de la dictadura, ocasionó silencios oficiales, pero también una respuesta en dos ámbitos, el seglar y el eclesiástico. Con la organización de un homenaje en la parroquia de San Andrés, de la que era coadjutor, el dos de diciembre. Hacia este reconocimiento debió imperar el silencio informativo, al menos en 'El Pensamiento', que no recoge alusión alguna al mismo. Se acercaba la Navidad y Esteban Carro quiso, personalmente, a través de una felicitación navideña y “algo más”, entregada personalmente o a través del correo, el agradecer a los participantes la deferencia con su persona. La cuartilla, manuscrita, en papel sepia, con fecha 15 de diciembre, finaliza firmada con su nombre completo, y bajo el mismo estos títulos: «Ex-Director de Radio Popular de Astorga, Ex-Director de DÍA 7, No Ex-Esteban Carro Celada (de esto no dimito)».
Aparece la felicitación navideña bordeada por este mensaje, con letras versales: «A falta de otro cristmas, esta pared de palabras y su techo de mayúsculas hacen el belén de la alegría —casa del pan—; con este folio casi hipie te deseo que la paz entre en tu casa por la chimenea, por los ojos, por la ventana y el corazón de los labios. E.C.C.». Acompaña el texto con el dibujo de un cuadrado en el que detalla cómo se han de colocar las figuras del belén. Tras la salutación de «Amigos», en cuatro párrafos entrevemos lo que supuso para Esteban Carro este homenaje “en el que yo no era un islote tragado, ni los 20 concelebrantes (del oficio religioso) un archipiélago, sino todos —sacerdotes, seglares, chicas, chicos y mayores— un enorme continente de coincidencias reales en la Verdad, en la Justicia y el Amor. Fuisteis 400”.
Ante tal arropamiento no deja de mostrar su agradecimiento, al considerarse «la sombra frágil del coadjutor de 11 años —más pobre y navideño que nunca— en los momentos del vivir despojado de dos Direcciones Gratuitas”. Denuncia ciertos entorpecimientos para que las tarjetas del homenaje no fueran recibidas por 150 personas, pues “una mano anodina las retiró, por motivos técnicos, ¿lo sabías?”. Finaliza la carta con una extensa felicitación, que concluye de esta suerte: “En dos palabras quiero entre nosotros, no un Dios apergaminado, senescente y varilarguero, sino el pueril Dios de la Nochebuena, a las 12, la hora del gallo».
Constatar los hechos anteriormente narrados, a través de la felicitación navideña de tan insigne y testimonial astorgano, nos acerca una sociedad en la que la realidad no solo era lo aparente, sino también lo que latía sin ser públicamente narrado, y que depararía para la ciudad, bastante pronto, en los estertores de la dictadura, la savia para nuevos tiempos, abiertamente combativos, reivindicativos, en los ámbitos civil y eclesiástico.