Horacio Bórliz
Jueves, 26 de Diciembre de 2024

Ideas para el gurú de los malos sentimientos

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Ha circulado por las redes una fotografía en la que aparecían todos los líderes provinciales de Vox, posando como si ya todos fueran ministros. La foto ha llamado mucho la atención, por el poderío que mostraban, todos ellos vestidos como dependientes de 'El Corte Inglés'. Siempre ocurren cosas de estas, que cuando se muestra la grandeza se desata la envidia.

Más que por eso, la foto, que ha circulado por las redes, llamaba la atención, por el detalle que se descubría de su presidente Santiago Abascal posando en el centro, de puntillas sobre los pies, para parecer más alto. El hecho se ha interpretado mal. Como él también tiene por lema uno no original, sino copiado, de hacer a España más grande, ha querido empezar por sí mismo para engrandecer al país, con que tomen nota los ONCE enanitos.

 

Lo hubiera tenido más fácil y no se le habrían cachondeado los ciudadanos, con un sistema más seguro: coger una pila de libros y subirse encima. Siempre le quedaba la salida de que lo hacía para mejorar su ideología, aunque no está claro que eso lo logre, pues los suyos, son más que de ideas de sentimientos y más asentados en el pasado, en plan nostálgico y tierno, aunque circulan opiniones calumniosas de que, entre todos, en su vida, no han leído un libro y a los de Vox, más concretamente, se les imputa tener cara de fracaso escolar.

 

Por si acaso, un aviso: los libros no hacen daño si no los abres y los lees, con que vale la propuesta para otra ocasión: que el líder, con aspiraciones de crecimiento personal, se procure una peana de libros. Hará el ridículo igual, pero los que se rían se reirán con más ganas y el humor entraña inteligencia.

 

Más vale que no se introduzcan en el tema de las ideas, que les va muy bien sin ellas, y ya se ve cómo tiene a gente de su lado. Feijóo, que no hace más que dar bandazos, que, si fuera en un coche por una carretera de montaña, que es a lo que se parece la política, ya estaba más que despeñado. Su secretaria Gamarra, que más que hablar ladra y Tellado, que va más perdido que Mazón, y como él, tampoco se entera. Menos mal que queda Pons, un intelectual de solera, y la Montse, dicho a la catalana, que va para destripadora europea. Cuento esto para prevenir al nuevo caudillo, que se perfila, del estirado Abascal, no por estiramientos, sino por aupamientos personales y voluntarios, el nuevo líder de la ultraderecha y la derecha, como recambio necesario a su agotado y desahuciado Feijóo. En cuando consiga alzarse unos centímetros, por encima de los gases contaminantes, que a veces la humanidad que le rodea huele mal, no habrá quien le tosa.

 

A nosotros nos queda nuestro equipo local de los ONCE, sobrios de saberes, de ideología y de capacidad de gestión, que Mazón les guiará como adelantado. Su casa, que antes era de todos, la han dejado marcada con su nuevo lema: “Donde el saber no ocupa lugar”, que sustituye al de la campaña de “Astorga entre todos”, una vez que fue desenmascarado por el mas realista de “Astorga entre lodos”. Por eso ellos se permiten ser generosos y dar consejos gratis a los periodistas, como si ellos supieran ser munícipes. Ya lo dijo don Nieto, el alcalde: "Consejos vendo que pa mí no tengo". Cuando lo que hay no es información sino desinformación, que la veraz sólo se lleva para que figure en la Constitución.

 

Que le vamos a hacer, que estamos en un Estado Fallido, en un continente perdido y un mundo que no se encuentra, aunque se buscara. Eso es seguir con fidelidad a Trump, que sigue la vieja propuesta de Bannon: echarle mierda al periodismo y así se acaba con él. Es lo que más entiende Trump. Lo malo es cuando no se sabe leer y menos escribir, que es lo que en nuestro Ayuntamiento practican.

 

Mierda echan, cuando por su estupidez desprestigian a la ciudad entera. Es lo que hacen los trumpistas, aferrados a su ignorancia. La Constitución de los Estados Unidos creó el cuarto poder, el del periodismo, como crítica y baluarte contra los otros tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Se acabó con el cuarto, que lo ha hecho muy bien Trump, y el país sigue de momento, pero con todos los boletos en la mano del nuevo presidente, premiado y reconocido, para no ir a ningún lado bueno. Nada de decir que hay que respetar a Trump, porque es bueno. Se le respeta porque se es demócrata, aunque él no lo sea. Que él sigue siendo lo que es, pero no vamos a discutir, que tampoco es joven y moreno. Diremos que es como se le ve, azanahoriado.

 

La duda es si esto el señor Abascal lo entiende o sigue creyendo que la altura la dan los tacones. Más inteligente sería entonces que se buscara unos zapatos con calzas. Bueno, ya se sabe que, como gurú, no tiene ideas, sino sentimientos, pero malos. Y cumple con los preceptos de la ultraderecha: no tenerlas, porque pensar es malo y, en cambio, mentir, para tapar su carencia, es bueno y lo practican con tantas artes.

 

Mientras, la Corporación Municipal de Astorga progresa. Si la iluminación de Navidad del año pasado fue pobre y mala, este año no ha sido mejor, que ya lo dejó escrito un colega: "La iluminación navideña astorgana no es un problema de watios, sino de luces municipales". Quien ha dicho que era buena ha sido la Corporación, en sus notas de propaganda. La solución del optimista, le llaman a eso, o de la cara dura. Solo falta que le canten la copla: La tiene de cemento. La tiene de hormigón. Como otro alcalde, que se llamaba Pepón.

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