OPINIÓN / Cultura e incultura
![[Img #71071]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2025/3337_imagen-de-whatsapp-2025-02-05-a-las-193738_518c3f2b.jpg)
Un buen amigo, con confianza, me protesta por mi columna dedicada al concejal de cultura Tomás Valle. Porque le juzgaba con acritud, le insultaba y le calificaba con dureza. No es que me disculpe, pero creo que no me leyó bien, como si hubiera leído lo que él quería, que a veces pasa, y no lo que estaba escrito. Mi comentario era humorístico y festivo, que a veces uno tiene el día para eso, en el que destilaba ironía.
Volvemos a lo de la comprensión lectora, que tan mermada anda, para entender lo que se escribe y no verle tres patas al gato. La crítica, como tal y la sección que lo publicaba se titula 'Crítica municipal', coloca un espejo en la que la imagen que refleja del protagonista puede verse menos favorecida y que sea él el que menos se gusta al verse. Que se vea a sí mismo y no se reconozca, como cuando te ves de cerca y te ves cómo crees que no eres.
Si te miras en un espejo cóncavo o convexo, en las ferias, apareces deformado. Es el efecto de lo público, con la imagen de uno mismo deformada. Suele ocurrirle a los personajes públicos, los concejales lo son, y en la vida pública hay de todo. Hasta camioneros o chusqueros, pero no es este el caso, que yo le definía como cineasta, director, guionista y productor y él ha llegado a ello por su propia actividad y esfuerzo. Por festivales de la tierra, con lo que tiene más mérito. Junto con Luis Miguel Alonso Guadalope, recientemente fallecido, son los dos cineastas astorganos que consiguieron tal proeza en la misma tierra, lo que no es ninguna bagatela.
Jugaba con las figuras de los enanitos, en un símil que había iniciado en crónicas anteriores, que no implica ningún demérito, para definir la cultura para hacer de él un trabajador y luchador, que se bate el cobre a diario con tan buenos resultados, como acreditó, por aquellas fechas, el señor alcalde, resaltando la eficacia de su trabajo frente a otros colegas, con lo que le rendía una justa admiración y lo resaltaba su apellido, como Pico o Montaña, por su altura, y no Valle. Como por dos veces le evocaba con Papá Noel, que si algo entraña su figura es bondad y felicidad ante tantos niños y no tan niños.
Al elegir el título de su próxima película acudí a la de 'Chica para todo', por española y próxima, para resaltar su multitarea y su multifunción. Como podía haber elegido 'Bola de fuego', del maestro Howard Hawks, que a él le hubiera gustado más por su relevancia, pero si no lo hice, fue por no reincidir en el símil de los enanitos, pues el clásico hollywoodiense cuenta la historia de ocho sabios dedicados al saber y al conocimiento, componiendo una enciclopedia y resulta que uno de ellos, nada menos que Gary Cooper, se decanta como el príncipe que enamora y resucita a Blancanieves, encarnada por Barbara Stanwyck. No sin humor, pues el guión es de Billy Wilder y se hace notar.
Con que me perdone mi amigo por intentar ver en mi escrito lo que no hay y el querría que hubiera, y querer ver en mi critica lo que no había y dejar de ver lo que de positivo y extraordinario contaba, resaltando su dedicación a la ciudad, su capacidad para recrecerse a sí mismo, mucho más allá de lo que yo pueda pensar y escribir.
La crítica, que es análisis y no propaganda municipal, implica el señalamiento de discapacidades o disfunciones, por encima de la mera charlatanería, para resaltar las acciones y actividades, por encima de las fantasías personales que los munícipes puedan dedicarse a sí mismos.
En estos mismos días el concejal dedicó uno de los fotomatones municipales para hablar del próximo semestre cultural que nos va a ofrecer. La crítica podrá apuntar que apenas habló de obras interesantes y sí dedicó más atención a los precios de las entradas. Entramos así en la cuestión de si lo más importante es la cantidad o la calidad, pero apuntarlo no es negar la oferta.
Rechazo, pues, el comentario amigo. Y me quedo en el conjunto de lo apuntado, sobre qué es lo importante y lo que no, y más vale ver lo que hay que lo que no. Llamarle Tomasín no es hacerle de menos, a alguien próximo y afectivo, con mejor sentido del humor, talento y talante, que los que ven lo malo y no lo bueno. No es el caso del protagonista, que es el primero que sabe verse y divertirse consigo mismo, por encima de las mediocridades, sin estar a la altura frente a quienes vuelan.
Cada uno puede ver así las palabras del color del cristal con el que mira. No nos pongamos las gafas del desenfoque para no ver lo que sólo se quiere ver. En la vida política astorgana hay algunos que no son capaces de reírse de sí mismos. Ese no es Tomás Valle y es lo que le hace grande, Pico o Montaña, más que Valle. El que no lo vea ese es su problema, que la proyección y el proyector es lo que se hace en el cine, como el enfocar es cosa del cineasta. Como el uso del color, por mucho que a veces resulte más conveniente el blanco y negro. La diferencia entre la cultura y la incultura.
Los concejales son personajes que salen al ruedo cuando hay toros. El riesgo es de ellos. Es la forma de ser del torero y de distinguirse del público, que son los que se quedan en los tendidos. Por eso los simples mortales nos fiamos. Hay toros y hay toreros. No es buen futbolista el que no produce emociones con su juego en el balón, que son como las que se producen en los toros.
A los que admira el pueblo desde las gradas, su valor y su coraje. Lo demás son cosas de oscuros complejos. Lo malo de los chaqueteros es que van de un partido a otro buscando su acomodo, que sea bueno para ellos cuando no lo consiguen donde están. No es el caso de Tomás Valle. Cambiar de un partido a otro, es solo la garantía de la libertad y del propio pensamiento.
Un buen amigo, con confianza, me protesta por mi columna dedicada al concejal de cultura Tomás Valle. Porque le juzgaba con acritud, le insultaba y le calificaba con dureza. No es que me disculpe, pero creo que no me leyó bien, como si hubiera leído lo que él quería, que a veces pasa, y no lo que estaba escrito. Mi comentario era humorístico y festivo, que a veces uno tiene el día para eso, en el que destilaba ironía.
Volvemos a lo de la comprensión lectora, que tan mermada anda, para entender lo que se escribe y no verle tres patas al gato. La crítica, como tal y la sección que lo publicaba se titula 'Crítica municipal', coloca un espejo en la que la imagen que refleja del protagonista puede verse menos favorecida y que sea él el que menos se gusta al verse. Que se vea a sí mismo y no se reconozca, como cuando te ves de cerca y te ves cómo crees que no eres.
Si te miras en un espejo cóncavo o convexo, en las ferias, apareces deformado. Es el efecto de lo público, con la imagen de uno mismo deformada. Suele ocurrirle a los personajes públicos, los concejales lo son, y en la vida pública hay de todo. Hasta camioneros o chusqueros, pero no es este el caso, que yo le definía como cineasta, director, guionista y productor y él ha llegado a ello por su propia actividad y esfuerzo. Por festivales de la tierra, con lo que tiene más mérito. Junto con Luis Miguel Alonso Guadalope, recientemente fallecido, son los dos cineastas astorganos que consiguieron tal proeza en la misma tierra, lo que no es ninguna bagatela.
Jugaba con las figuras de los enanitos, en un símil que había iniciado en crónicas anteriores, que no implica ningún demérito, para definir la cultura para hacer de él un trabajador y luchador, que se bate el cobre a diario con tan buenos resultados, como acreditó, por aquellas fechas, el señor alcalde, resaltando la eficacia de su trabajo frente a otros colegas, con lo que le rendía una justa admiración y lo resaltaba su apellido, como Pico o Montaña, por su altura, y no Valle. Como por dos veces le evocaba con Papá Noel, que si algo entraña su figura es bondad y felicidad ante tantos niños y no tan niños.
Al elegir el título de su próxima película acudí a la de 'Chica para todo', por española y próxima, para resaltar su multitarea y su multifunción. Como podía haber elegido 'Bola de fuego', del maestro Howard Hawks, que a él le hubiera gustado más por su relevancia, pero si no lo hice, fue por no reincidir en el símil de los enanitos, pues el clásico hollywoodiense cuenta la historia de ocho sabios dedicados al saber y al conocimiento, componiendo una enciclopedia y resulta que uno de ellos, nada menos que Gary Cooper, se decanta como el príncipe que enamora y resucita a Blancanieves, encarnada por Barbara Stanwyck. No sin humor, pues el guión es de Billy Wilder y se hace notar.
Con que me perdone mi amigo por intentar ver en mi escrito lo que no hay y el querría que hubiera, y querer ver en mi critica lo que no había y dejar de ver lo que de positivo y extraordinario contaba, resaltando su dedicación a la ciudad, su capacidad para recrecerse a sí mismo, mucho más allá de lo que yo pueda pensar y escribir.
La crítica, que es análisis y no propaganda municipal, implica el señalamiento de discapacidades o disfunciones, por encima de la mera charlatanería, para resaltar las acciones y actividades, por encima de las fantasías personales que los munícipes puedan dedicarse a sí mismos.
En estos mismos días el concejal dedicó uno de los fotomatones municipales para hablar del próximo semestre cultural que nos va a ofrecer. La crítica podrá apuntar que apenas habló de obras interesantes y sí dedicó más atención a los precios de las entradas. Entramos así en la cuestión de si lo más importante es la cantidad o la calidad, pero apuntarlo no es negar la oferta.
Rechazo, pues, el comentario amigo. Y me quedo en el conjunto de lo apuntado, sobre qué es lo importante y lo que no, y más vale ver lo que hay que lo que no. Llamarle Tomasín no es hacerle de menos, a alguien próximo y afectivo, con mejor sentido del humor, talento y talante, que los que ven lo malo y no lo bueno. No es el caso del protagonista, que es el primero que sabe verse y divertirse consigo mismo, por encima de las mediocridades, sin estar a la altura frente a quienes vuelan.
Cada uno puede ver así las palabras del color del cristal con el que mira. No nos pongamos las gafas del desenfoque para no ver lo que sólo se quiere ver. En la vida política astorgana hay algunos que no son capaces de reírse de sí mismos. Ese no es Tomás Valle y es lo que le hace grande, Pico o Montaña, más que Valle. El que no lo vea ese es su problema, que la proyección y el proyector es lo que se hace en el cine, como el enfocar es cosa del cineasta. Como el uso del color, por mucho que a veces resulte más conveniente el blanco y negro. La diferencia entre la cultura y la incultura.
Los concejales son personajes que salen al ruedo cuando hay toros. El riesgo es de ellos. Es la forma de ser del torero y de distinguirse del público, que son los que se quedan en los tendidos. Por eso los simples mortales nos fiamos. Hay toros y hay toreros. No es buen futbolista el que no produce emociones con su juego en el balón, que son como las que se producen en los toros.
A los que admira el pueblo desde las gradas, su valor y su coraje. Lo demás son cosas de oscuros complejos. Lo malo de los chaqueteros es que van de un partido a otro buscando su acomodo, que sea bueno para ellos cuando no lo consiguen donde están. No es el caso de Tomás Valle. Cambiar de un partido a otro, es solo la garantía de la libertad y del propio pensamiento.