M.A. Reinares
Jueves, 23 de Enero de 2014
Tres generaciones en cien años de un negocio familiar
![[Img #7435]](upload/img/periodico/img_7435.jpg)
Víctor Blanco Arija, fundador de Peluquería Víctor en 1914.
Cien años después de que Víctor Blanco Arija, de La Bañeza, cogiera en traspaso la peluquería de la Calle Santiago Alonso Garrote, su nieto, también Víctor, mantiene con orgullo el negocio familiar. Son tres generaciones de una familia al frente de una firma, que la Asociación de Empresarios de Astorga y Comarca (Asemac) reconoce este sábado con la entrega del Premio Empresa Tradicional 2014.
Víctor Blanco, el nieto del fundador, guarda en su memoria cada detalle de la vida de su abuelo contada por su padre, Francisco Blanco, o por algún cliente que lo conoció, "me hace mucha ilusión que me cuenten cosas de mi abuelo, no hay palabras para descifrar lo que se siente, con el tiempo que ha pasado y que la gente aún lo recuerde".
Víctor Blanco en el establecimiento donde continúa con el negocio familiar.
Este empresario de 50 años es uno de los últimos aprendices de un oficio que ahora se estudia en academias, pero que él asimiló observando y dejándose guiar por las enseñanzas de su progenitor. Para él es una gran responsabilidad llevar el peso de 100 años de un negocio que comenzó en la Calle Santiago Alonso Garrote, donde después de que un incendio arrasara el establecimiento se trasladó a la Calle Manuel Gullón, primero a los bajos del antiguo hospital de San José y ahora en un amplio local de enfrente.
Víctor no conoció a su abuelo, pero a lo largo de su vida ha saboreado cada dato que ha ido conociendo de su antepasado. Con él comparte el gusto por las artes: mientras el nieto toca percusión en la Banda Municipal, el abuelo gustaba del contacto con las gentes del teatro. "En el antiguo Teatro Gullón era el acomodador pero acababa haciendo de caracterizador, porque cuando venía alguna compañía si había que poner un bigote, arreglar una barba, hacer un peinado o poner una extensión de pelo, él se encargaba de hacerlo", señala.
Los hermanos Francisco y Vicente Blanco en la peluquería que heredaron de su padre.
El actual propietario recogió el testigo de su padre en 1996. Antes lo había cogido Francisco Blanco de su hermano Vicente cuando éste murió. Atrás había quedado un concepto de peluquería ligado a las barberías, donde rasurar los bigotes era un arte y en los pueblos pagaban al barbero en especie. El salto ha sido de vértigo, "antes en la peluquería era sota, caballo y rey, dos cortes clásicos, en cambio ahora, sin perder la esencia del corte de caballero, hay más tendencias, tienes que saber adaptarte a lo que quiere la gente sin que te lo diga", por eso, asegura, "si levantara la cabeza el abuelo estaría muy orgulloso" de que el negocio se mantenga en pie.
Víctor Blanco Arija, fundador de Peluquería Víctor en 1914.
Cien años después de que Víctor Blanco Arija, de La Bañeza, cogiera en traspaso la peluquería de la Calle Santiago Alonso Garrote, su nieto, también Víctor, mantiene con orgullo el negocio familiar. Son tres generaciones de una familia al frente de una firma, que la Asociación de Empresarios de Astorga y Comarca (Asemac) reconoce este sábado con la entrega del Premio Empresa Tradicional 2014.
Víctor Blanco, el nieto del fundador, guarda en su memoria cada detalle de la vida de su abuelo contada por su padre, Francisco Blanco, o por algún cliente que lo conoció, "me hace mucha ilusión que me cuenten cosas de mi abuelo, no hay palabras para descifrar lo que se siente, con el tiempo que ha pasado y que la gente aún lo recuerde".
![[Img #7436]](upload/img/periodico/img_7436.jpg)
Víctor Blanco en el establecimiento donde continúa con el negocio familiar.
Este empresario de 50 años es uno de los últimos aprendices de un oficio que ahora se estudia en academias, pero que él asimiló observando y dejándose guiar por las enseñanzas de su progenitor. Para él es una gran responsabilidad llevar el peso de 100 años de un negocio que comenzó en la Calle Santiago Alonso Garrote, donde después de que un incendio arrasara el establecimiento se trasladó a la Calle Manuel Gullón, primero a los bajos del antiguo hospital de San José y ahora en un amplio local de enfrente.
Víctor no conoció a su abuelo, pero a lo largo de su vida ha saboreado cada dato que ha ido conociendo de su antepasado. Con él comparte el gusto por las artes: mientras el nieto toca percusión en la Banda Municipal, el abuelo gustaba del contacto con las gentes del teatro. "En el antiguo Teatro Gullón era el acomodador pero acababa haciendo de caracterizador, porque cuando venía alguna compañía si había que poner un bigote, arreglar una barba, hacer un peinado o poner una extensión de pelo, él se encargaba de hacerlo", señala.
![[Img #7434]](upload/img/periodico/img_7434.jpg)
Los hermanos Francisco y Vicente Blanco en la peluquería que heredaron de su padre.
El actual propietario recogió el testigo de su padre en 1996. Antes lo había cogido Francisco Blanco de su hermano Vicente cuando éste murió. Atrás había quedado un concepto de peluquería ligado a las barberías, donde rasurar los bigotes era un arte y en los pueblos pagaban al barbero en especie. El salto ha sido de vértigo, "antes en la peluquería era sota, caballo y rey, dos cortes clásicos, en cambio ahora, sin perder la esencia del corte de caballero, hay más tendencias, tienes que saber adaptarte a lo que quiere la gente sin que te lo diga", por eso, asegura, "si levantara la cabeza el abuelo estaría muy orgulloso" de que el negocio se mantenga en pie.