Beatriz G.
Viernes, 24 de Enero de 2014
El color de las hayas
La historia de Braulio, minero y patriarca de una familia numerosa que, por su parte, cuida del ganado y los animales domésticos en una montaña cuyos nombres nos son familiares a los leoneses y un tiempo que la sitúa entre 1967 y 2008.
Los personajes son seres primarios, brutos, sucios, supervivientes a toda hostilidad y creadores, por tanto, de ella. Hay un grado de tremendismo que surge de sus propias carencias afectivas que nos lleva a entender el título de la trilogía y, sin embargo, los hechos demostrarán que aman, con un sentimiento tan profundo que la duda, más que ofender, mata.
Aunque son los hombres los que tienen el protagonismo en la obra, está en las personas de las hermanas la creación de figuras que escapan a los estereotipos.
Con un estilo que se lee con avidez, diálogos creíbles y una recreación lírica que se ciñe a los momentos en los que la explosión de una naturaleza lo exige, el autor deja a un lado los acontecimientos históricos, los avatares políticos y demás mundo exterior para engendrar una obra muy trabajada en su sencillez; así el resultado final es una narración redonda y sorprendente. Una novela formalmente clásica, como la catarsis que produce en el lector.
Y con ese pensamiento existencialista de “el infierno son los otros” podremos cerrar el primer título de la trilogía cuya conclusión parece indicar que “el infierno también habita en nosotros”.
La obra de Epigmenio Rodríguez, cuya primera edición es de 2013, es presentada bajo la dirección de Hector Escobar en la Colección Narrativa de ediciones EOLAS. El diseño de portada y fotografía a cargo de Amando Casado revela una cuidada comprensión del texto.
![[Img #7447]](upload/img/periodico/img_7447.jpg)
La historia de Braulio, minero y patriarca de una familia numerosa que, por su parte, cuida del ganado y los animales domésticos en una montaña cuyos nombres nos son familiares a los leoneses y un tiempo que la sitúa entre 1967 y 2008.
Los personajes son seres primarios, brutos, sucios, supervivientes a toda hostilidad y creadores, por tanto, de ella. Hay un grado de tremendismo que surge de sus propias carencias afectivas que nos lleva a entender el título de la trilogía y, sin embargo, los hechos demostrarán que aman, con un sentimiento tan profundo que la duda, más que ofender, mata.
Aunque son los hombres los que tienen el protagonismo en la obra, está en las personas de las hermanas la creación de figuras que escapan a los estereotipos.
Con un estilo que se lee con avidez, diálogos creíbles y una recreación lírica que se ciñe a los momentos en los que la explosión de una naturaleza lo exige, el autor deja a un lado los acontecimientos históricos, los avatares políticos y demás mundo exterior para engendrar una obra muy trabajada en su sencillez; así el resultado final es una narración redonda y sorprendente. Una novela formalmente clásica, como la catarsis que produce en el lector.
Y con ese pensamiento existencialista de “el infierno son los otros” podremos cerrar el primer título de la trilogía cuya conclusión parece indicar que “el infierno también habita en nosotros”.
La obra de Epigmenio Rodríguez, cuya primera edición es de 2013, es presentada bajo la dirección de Hector Escobar en la Colección Narrativa de ediciones EOLAS. El diseño de portada y fotografía a cargo de Amando Casado revela una cuidada comprensión del texto.