Esteban Carro Celada
Domingo, 09 de Febrero de 2014
Arriería maragata: Diligencias del Poniente de España (3)
Gastos de puesta a punto, obras, reparaciones, portazgos y demás menudencias:
Don Gabriel tiene más problemas. Su administración está instalada en el Arco de Ánimas que era demasiado estrecho para el paso de la góndola, Por allí nunca había pasado una diligencia tan abultada. ¿Qué hacer? En el siglo anterior, la piqueta era fácil de manejar. Gregorio Blanco recibe antes de terminar la obra 520 reales que “importa el derribo del Arco de Ánimas para dar la debida entrada a los coches del Poniente de España, sin perjuicio de otros 100 reales que tengo que recibir a la conclusión de la obra del derribo paralizada accidentalmente por el ayuntamiento”.
Por Busdongo no siempre los tiros habituales suben bien. Y necesitan de un suplemento, como el de tres caballos, por los que cobraron 68 reales, por cuatro leguas. José Gutiérrez hace el herraje para colgar el tablón de la inscripción del despacho de Astorga. Juan Acebedo estaba como comodín en la administración de León. Un día gasta 5 reales de vellón por la cebada que le da al caballo para transporte de una bolsa de la Señora Condesa de Mina, todo ello según las órdenes recibidas del director de la empresa en Madrid, Santiago Franco Alonso.
El once de septiembre es el último día de la línea de León a Oviedo, propiedad de Bernardo Suárez. Desde ahora será asumida por la empres maragata y Bernardo Suarez pasa a ser contratista en las mismas condiciones que los demás maragatos. Entrega los carruajes en Madrid y Santiago Franco Alonso le abona las últimas facturas por los arreglos de sus coches: eslabones, planchas, pezoneras… Miguel Crespo Rodríguez ha tenido sus dolores de cabeza a causa del carruaje averiado, pero todos los días tiene también lo suyo en la cuesta de San Justo. Al menos desde el veinticinco de agosto hasta el veintinueve de septiembre, Antonio Ramos pone sus parejas de Bueyes para que la góndola corone el crucero de Santo Toribio. Por cierto que el mayoral Vicente Leunda le causa también problemas, esta vez desde las cuestas de Congosto y de Cubillos, en las que ha tenido que pedir ayudas de parejas de bueyes, así como recibos del portazguero de La Torre del Bierzo. Ya ha colocado los dos cuadros con su cristal. Y Lorenzo Alonso le ha vendido una mesa con su cajón y cerradura. Ahí ha metido los 1416 reales que de los viajes ha obtenido en este mes de septiembre, en Astorga.
Al cargo de la administración de Villafranca del Bierzo está Ventura Franco, otro maragato socio de la empresa. Cobra a razón de 3000 reales por año. En septiembre gasta 1337 reales, pero obtiene de los viajes un producto de 3908 reales. Entre los gastos más importantes que ha realizado para la puesta en marcha de las diligencias están algunos recibos del portazgo de Rábade, y desde luego Manuel Martínez le firma como portazguero un recibo de 222,220 reales, un poco más que el de Torre.
Las subidas de Piedrafita provocan un incremento de gastos por la parejas de bueyes adosados a los tiros insuficientes de mulas, caballo y macho, y hasta ha de atender a las composturas de un carruaje.
Un nuevo nombre maragato nos sale enclavado en Lugo. El administrador de las Diligencias del Poniente de España es un socio, que paga los portazgos de su demarcación, cuales son Rábade, Cerezal y Guitiriz. Solo de portazgos, por los pases de la diligencia, hace un gasto mensual de más de 1500 reales. Si al de Villafranca se le plantean problemas para subir al Cebrero, al de Lugo se le plantean para bajar hasta Los Nogales. El 25 de agosto de 1851 paga dos parejas de bueyes. Unos días más tarde, ya en septiembre, dos parejas para bajar de Castelo al Cerezal. En cambio para subir al Castelo necesita tres parejas. El 14 a la góndola se le rompió un tornaruedas, cuando iba al cargo del mayoral Plácido Laseca.
Don Manuel y Don Valentín Llamas, sobrestantes y supervisores de la línea, se hospedan en el parador de Mariquita Varela de Aguilar. Cuando sorprendemos a Ventura Crespo Cordero, hace poco que se ha comprado el escritorio. Se dirige a la librería y encuadernación de Pujol a proveerse de lo conveniente para poner en marcha la burocracia de la administración, expendiduría de billetes. Se procura un paquete de papel Tolosa, una cartera de papel fino, una botella de tinta, dos plumas y paquete de polvo, dos carpetas en cuarto, una caja de obleas. Y no se olvida de la publicidad. Hace una inserción de los coches del Poniente de España, en los Boletines Oficiales. El primer mes, la empresa en Lugo un beneficio de más de 6000 reales.
La administración de La Coruña viene pilotada por José Rodríguez. Paga portazgo de la diligencia, como el de Vilaboa. En La Coruña nos encontraremos con muchas novedades de la arriería. Uno de los elementos fundamentales en una empresa de diligencias es el gasto del herrero, como diríamos hoy, el gasto de garaje. El 29 de Agosto uno de los coches de Oviedo llegó en malas condiciones y José Barro, maestro herrero, compone un bocín para una rueda pequeña del carruaje, coloca dos tornillos nuevos en la lanza, compone la puente por donde pasa la cadena del torno y hace la garrucha; refuerza los dos nudillos de la media luna del torno, ajusta las ballestas, refuerza el gancho donde se cuelga la rastra, compone la clabia. Continúa reparando coches. El 14 de septiembre lo hace en el que lleva el número de la empresa. La factura que pasa enumera diecinueve conceptos. Uno de ellos es el de componer el sosteniente de rosca del cupé, así como dos planchas para la puente del mismo.
De Madrid a La Coruña siempre hay un coche de más. De manera que el que está de reserva queda a cargo del maestro herrero. Necesita la góndola asearse por dentro y por ello acude al guardicionero Cristobal Quintela, quien el 30 de Agosto le coloca dos francaletes dobles de una vara de largo para los cegaderos. Otro día desmonta la cubierta del cupé, le recompone su forro. En el coche número tres dispone una correa con su hebilla, en la ventanilla de la berlina. En la rotonda instala una correa para los paraguas. Eso sucede el 21 de septiembre en el coche de Diligencias del Poniente número dos.
Cuando las averías son más gordas o las precauciones se han de hacer a mayor escala se acude a la fundición de Hierro de La Coruña, Fabrica de la Victoria, Coruña-Monelos. Se colocan ejes, se instalan bujes de bronce por su mayor resistencia ante los largos y accidentados caminos de la España inhóspita. Esta administración da mucho trabajo a los especialistas. Antonio Orozco, maestro carromatero, inspecciona a diario, en todas sus minucias los coches que llegan de Madrid. Siempre hay algo que hacer, hasta alpargatar el buje trasero de la derecha. Las facturas son largas y costosas. Hasta el punto, de que como aquí es, inicialmente donde se reparan los coches para la travesía de dos días después, los gastos están por encima de las ganancias. Y en este primer recorrido de las Diligencias del Poniente va a ser la única administración deficitaria, a pesar de su alta recaudación que asciende a 34346 reales. Cuando los coches aún son alternos hasta León, José Rodríguez percibe un sueldo de 777 reales, superior al de ninguna otra administración.
Tampoco hemos de olvidar que el tiro que corre desde La Coruña hasta Montesalgueiro pertenece a la propia Compañía de las Diligencias del Poniente. Consumen las caballerías centeno y yerba. Lo gastan en La Coruña y en la parada de Montesalgueiro. El ferrado de centeno cuesta a 6 reales. Y cada día consumen yerba por valor de 17 reales. Celestino Rodríguez es herrero y las tiene a punto de herraje. Estas dieciséis caballerías de los dos tiros de ida y vuelta gastaron en un mes 212 reales, que pagó el encargado de los tiros de la diligencia Tomás Pérez, también maragato de Santiago de Millas.
¿Cuesta arrear bien un caballo? Aquí tenemos que al menos Pedro Sanz lo puso a punto con 200 reales. Era un caballo nuevo, para correr con la diligencia desde Betanzos a La Coruña. Y por este precio le colocó una collera con entremantes, un orcate completo con briclón con serrete y un collar de cascabeles. Ya tenemos así como las diligencias de los maragatos llenaron de un sonido alegre los caminos de España. Por aquellos días el zagal del tiro de mulas de Betanzos a la Coruña, Jerónimo Moll recibe una flamante manta para su caballo de silla.
Los zagales de Montesalgueiro y La Coruña gastan, como decían ellos frioleras, que no llegan al maravedí: cuartillos de vinagre, libras de sal, ramales, ovillos, una ‘abuja’, una libra de estoposa, dos onzas de grasa, un saco y una cadena de hierro para el ronzal de un macho del tiro de Betanzos.
No iba a ser solo al administrador de León a quien había de acontecerle que no le empalmaran las combinaciones. Los gallegos habían reclamado daños y perjuicios por lo de septiembre en León, al llegar a las ocho de la noche y no poder continuar viaje hasta el doce a las dos de la mañana. No sería vida y dulzura la continuación, ya que la diligencia se averió en Betanzos. Dos de ellos ya se habían quedado en Lugo, pero los otros ocho, incluida una niña y un criado pidieron nuevos daños y perjuicios así como el importe de dos carros que desde el punto en que los dejó la diligencia los transportó hasta La Coruña. La Diligencia del Poniente lo satisfizo todo. Eran 264 reales, incluidos los chocolates, el líquido que percibieron.
El despacho del administrador es sobrio: dos sillas y dos asientos redondos, un banco con respaldo de pino en el portal. En la calle Espoz y Mina de La Coruña, Francisco Bola ha fundado una fábrica de puntas. Allí compra Rodríguez ‘cuatro gatos de fierro’. Tienen que comprar caballerías. Y así por tres mulas y dos caballos para un tiro ofrecen 6400 reales. Y se confirma el trato. Los gastos se acumulan: desde la renta de la casa de Acebedo a la lámpara de colgar, con tres tubos y los 5 reales por los dos vasos de limón helado y las dos botellas de cerveza que consumen los hermanos Llamas que recorren la línea en nombre del director Santiago Franco. Julián Gil cobra aquí 22 reales que había pagado por tres pares de bueyes que mandó poner en Villadangos, y otros tantos en el puente de San Justo. Cuerdas de amarrar, madejas de tralla, palos para untar los coches, cinco varas de percalina verde para una cortina son preocupaciones del administrador. Los coches deben salir de La Coruña impecables, lo mismo que desde Madrid. No en vano es La Coruña final de trayecto.
Gastos de puesta a punto, obras, reparaciones, portazgos y demás menudencias:
![[Img #7676]](upload/img/periodico/img_7676.jpg)
Don Gabriel tiene más problemas. Su administración está instalada en el Arco de Ánimas que era demasiado estrecho para el paso de la góndola, Por allí nunca había pasado una diligencia tan abultada. ¿Qué hacer? En el siglo anterior, la piqueta era fácil de manejar. Gregorio Blanco recibe antes de terminar la obra 520 reales que “importa el derribo del Arco de Ánimas para dar la debida entrada a los coches del Poniente de España, sin perjuicio de otros 100 reales que tengo que recibir a la conclusión de la obra del derribo paralizada accidentalmente por el ayuntamiento”.
Por Busdongo no siempre los tiros habituales suben bien. Y necesitan de un suplemento, como el de tres caballos, por los que cobraron 68 reales, por cuatro leguas. José Gutiérrez hace el herraje para colgar el tablón de la inscripción del despacho de Astorga. Juan Acebedo estaba como comodín en la administración de León. Un día gasta 5 reales de vellón por la cebada que le da al caballo para transporte de una bolsa de la Señora Condesa de Mina, todo ello según las órdenes recibidas del director de la empresa en Madrid, Santiago Franco Alonso.
El once de septiembre es el último día de la línea de León a Oviedo, propiedad de Bernardo Suárez. Desde ahora será asumida por la empres maragata y Bernardo Suarez pasa a ser contratista en las mismas condiciones que los demás maragatos. Entrega los carruajes en Madrid y Santiago Franco Alonso le abona las últimas facturas por los arreglos de sus coches: eslabones, planchas, pezoneras… Miguel Crespo Rodríguez ha tenido sus dolores de cabeza a causa del carruaje averiado, pero todos los días tiene también lo suyo en la cuesta de San Justo. Al menos desde el veinticinco de agosto hasta el veintinueve de septiembre, Antonio Ramos pone sus parejas de Bueyes para que la góndola corone el crucero de Santo Toribio. Por cierto que el mayoral Vicente Leunda le causa también problemas, esta vez desde las cuestas de Congosto y de Cubillos, en las que ha tenido que pedir ayudas de parejas de bueyes, así como recibos del portazguero de La Torre del Bierzo. Ya ha colocado los dos cuadros con su cristal. Y Lorenzo Alonso le ha vendido una mesa con su cajón y cerradura. Ahí ha metido los 1416 reales que de los viajes ha obtenido en este mes de septiembre, en Astorga.
Al cargo de la administración de Villafranca del Bierzo está Ventura Franco, otro maragato socio de la empresa. Cobra a razón de 3000 reales por año. En septiembre gasta 1337 reales, pero obtiene de los viajes un producto de 3908 reales. Entre los gastos más importantes que ha realizado para la puesta en marcha de las diligencias están algunos recibos del portazgo de Rábade, y desde luego Manuel Martínez le firma como portazguero un recibo de 222,220 reales, un poco más que el de Torre.
![[Img #7677]](upload/img/periodico/img_7677.jpg)
Las subidas de Piedrafita provocan un incremento de gastos por la parejas de bueyes adosados a los tiros insuficientes de mulas, caballo y macho, y hasta ha de atender a las composturas de un carruaje.
Un nuevo nombre maragato nos sale enclavado en Lugo. El administrador de las Diligencias del Poniente de España es un socio, que paga los portazgos de su demarcación, cuales son Rábade, Cerezal y Guitiriz. Solo de portazgos, por los pases de la diligencia, hace un gasto mensual de más de 1500 reales. Si al de Villafranca se le plantean problemas para subir al Cebrero, al de Lugo se le plantean para bajar hasta Los Nogales. El 25 de agosto de 1851 paga dos parejas de bueyes. Unos días más tarde, ya en septiembre, dos parejas para bajar de Castelo al Cerezal. En cambio para subir al Castelo necesita tres parejas. El 14 a la góndola se le rompió un tornaruedas, cuando iba al cargo del mayoral Plácido Laseca.
Don Manuel y Don Valentín Llamas, sobrestantes y supervisores de la línea, se hospedan en el parador de Mariquita Varela de Aguilar. Cuando sorprendemos a Ventura Crespo Cordero, hace poco que se ha comprado el escritorio. Se dirige a la librería y encuadernación de Pujol a proveerse de lo conveniente para poner en marcha la burocracia de la administración, expendiduría de billetes. Se procura un paquete de papel Tolosa, una cartera de papel fino, una botella de tinta, dos plumas y paquete de polvo, dos carpetas en cuarto, una caja de obleas. Y no se olvida de la publicidad. Hace una inserción de los coches del Poniente de España, en los Boletines Oficiales. El primer mes, la empresa en Lugo un beneficio de más de 6000 reales.
La administración de La Coruña viene pilotada por José Rodríguez. Paga portazgo de la diligencia, como el de Vilaboa. En La Coruña nos encontraremos con muchas novedades de la arriería. Uno de los elementos fundamentales en una empresa de diligencias es el gasto del herrero, como diríamos hoy, el gasto de garaje. El 29 de Agosto uno de los coches de Oviedo llegó en malas condiciones y José Barro, maestro herrero, compone un bocín para una rueda pequeña del carruaje, coloca dos tornillos nuevos en la lanza, compone la puente por donde pasa la cadena del torno y hace la garrucha; refuerza los dos nudillos de la media luna del torno, ajusta las ballestas, refuerza el gancho donde se cuelga la rastra, compone la clabia. Continúa reparando coches. El 14 de septiembre lo hace en el que lleva el número de la empresa. La factura que pasa enumera diecinueve conceptos. Uno de ellos es el de componer el sosteniente de rosca del cupé, así como dos planchas para la puente del mismo.
![[Img #7678]](upload/img/periodico/img_7678.jpg)
De Madrid a La Coruña siempre hay un coche de más. De manera que el que está de reserva queda a cargo del maestro herrero. Necesita la góndola asearse por dentro y por ello acude al guardicionero Cristobal Quintela, quien el 30 de Agosto le coloca dos francaletes dobles de una vara de largo para los cegaderos. Otro día desmonta la cubierta del cupé, le recompone su forro. En el coche número tres dispone una correa con su hebilla, en la ventanilla de la berlina. En la rotonda instala una correa para los paraguas. Eso sucede el 21 de septiembre en el coche de Diligencias del Poniente número dos.
Cuando las averías son más gordas o las precauciones se han de hacer a mayor escala se acude a la fundición de Hierro de La Coruña, Fabrica de la Victoria, Coruña-Monelos. Se colocan ejes, se instalan bujes de bronce por su mayor resistencia ante los largos y accidentados caminos de la España inhóspita. Esta administración da mucho trabajo a los especialistas. Antonio Orozco, maestro carromatero, inspecciona a diario, en todas sus minucias los coches que llegan de Madrid. Siempre hay algo que hacer, hasta alpargatar el buje trasero de la derecha. Las facturas son largas y costosas. Hasta el punto, de que como aquí es, inicialmente donde se reparan los coches para la travesía de dos días después, los gastos están por encima de las ganancias. Y en este primer recorrido de las Diligencias del Poniente va a ser la única administración deficitaria, a pesar de su alta recaudación que asciende a 34346 reales. Cuando los coches aún son alternos hasta León, José Rodríguez percibe un sueldo de 777 reales, superior al de ninguna otra administración.
Tampoco hemos de olvidar que el tiro que corre desde La Coruña hasta Montesalgueiro pertenece a la propia Compañía de las Diligencias del Poniente. Consumen las caballerías centeno y yerba. Lo gastan en La Coruña y en la parada de Montesalgueiro. El ferrado de centeno cuesta a 6 reales. Y cada día consumen yerba por valor de 17 reales. Celestino Rodríguez es herrero y las tiene a punto de herraje. Estas dieciséis caballerías de los dos tiros de ida y vuelta gastaron en un mes 212 reales, que pagó el encargado de los tiros de la diligencia Tomás Pérez, también maragato de Santiago de Millas.
¿Cuesta arrear bien un caballo? Aquí tenemos que al menos Pedro Sanz lo puso a punto con 200 reales. Era un caballo nuevo, para correr con la diligencia desde Betanzos a La Coruña. Y por este precio le colocó una collera con entremantes, un orcate completo con briclón con serrete y un collar de cascabeles. Ya tenemos así como las diligencias de los maragatos llenaron de un sonido alegre los caminos de España. Por aquellos días el zagal del tiro de mulas de Betanzos a la Coruña, Jerónimo Moll recibe una flamante manta para su caballo de silla.
![[Img #7679]](upload/img/periodico/img_7679.jpg)
Los zagales de Montesalgueiro y La Coruña gastan, como decían ellos frioleras, que no llegan al maravedí: cuartillos de vinagre, libras de sal, ramales, ovillos, una ‘abuja’, una libra de estoposa, dos onzas de grasa, un saco y una cadena de hierro para el ronzal de un macho del tiro de Betanzos.
No iba a ser solo al administrador de León a quien había de acontecerle que no le empalmaran las combinaciones. Los gallegos habían reclamado daños y perjuicios por lo de septiembre en León, al llegar a las ocho de la noche y no poder continuar viaje hasta el doce a las dos de la mañana. No sería vida y dulzura la continuación, ya que la diligencia se averió en Betanzos. Dos de ellos ya se habían quedado en Lugo, pero los otros ocho, incluida una niña y un criado pidieron nuevos daños y perjuicios así como el importe de dos carros que desde el punto en que los dejó la diligencia los transportó hasta La Coruña. La Diligencia del Poniente lo satisfizo todo. Eran 264 reales, incluidos los chocolates, el líquido que percibieron.
El despacho del administrador es sobrio: dos sillas y dos asientos redondos, un banco con respaldo de pino en el portal. En la calle Espoz y Mina de La Coruña, Francisco Bola ha fundado una fábrica de puntas. Allí compra Rodríguez ‘cuatro gatos de fierro’. Tienen que comprar caballerías. Y así por tres mulas y dos caballos para un tiro ofrecen 6400 reales. Y se confirma el trato. Los gastos se acumulan: desde la renta de la casa de Acebedo a la lámpara de colgar, con tres tubos y los 5 reales por los dos vasos de limón helado y las dos botellas de cerveza que consumen los hermanos Llamas que recorren la línea en nombre del director Santiago Franco. Julián Gil cobra aquí 22 reales que había pagado por tres pares de bueyes que mandó poner en Villadangos, y otros tantos en el puente de San Justo. Cuerdas de amarrar, madejas de tralla, palos para untar los coches, cinco varas de percalina verde para una cortina son preocupaciones del administrador. Los coches deben salir de La Coruña impecables, lo mismo que desde Madrid. No en vano es La Coruña final de trayecto.