Redacción
Domingo, 09 de Febrero de 2014

Santa Águeda no llegó este año al crucero

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                                                   La imagen de Santa Águeda no pudo salir de la iglesia este año.


Este año Santa Águeda no pudo salir a dar su 'paseo' hasta el crucero, la lluvia, primero, y la nieve, después, que han caído al mediodía de este domingo han impedido que se celebrara la procesión de la Hermandad de las Ánimas de Murias de Rechivaldo. La imagen presidió la misa a hombros de cuatro cofrades.


En Murias, la fiesta de Santa Águeda no tiene nada que ver con cómo entienden esta celebración, protagonizada por las mujeres, en otros puntos de la provincia. En el pueblo maragato, la hermandad, probablemente fundada a principios del siglo XIX (aunque no se tiene certeza de ello, en los libros la primera referencia es de 1834), está íntimamente unida a la muerte, los velatorios y los entierros. Esta tradición extendida por la comarca de la Somoza, ligada a diferentes figuras del santoral católico, se pierde en la memoria de los mayores. El pedáneo, Vicente Alonso, que además es el 'corredor' de la Hermandad (quien avisa con las campanas de los fallecimientos de los cofrades), recuerda el gentío que se daba cita cada 5 de febrero en la romería de Santa Águeda, "venía mucha gente de Astorga y de los pueblos de alrededor", recuerda, pero hace más de 50 años que dejó de celebrarse. 


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El juez, Amando Alonso (izquierda), junto al corredor de la hermandad, Vicente Alonso.


El 'juez' de la cofradía es Amando Alonso, uno de los jóvenes comprometidos con el mantenimiento de las señas de identidad de Murias. El próximo fin de semana dejará la 'santina' -el cetro de mando- en el transcurso de una comida a base de escabeche y pan. Pasará el testigo y los libros de la hermandad a Vicente Alonso, que compartirá la directiva con otro joven, Jorge Alonso, que con 30 años recién cumplidos ya puede aceptar el cargo de 'corredor'. En Murias el recambio generacional para que pervivan las tradiciones está asegurado, una suerte que no correrán otros pueblos maragatos con una despoblación severa.


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Los hombres son quienes tienen el mando de la hermandad de esta santa ligada, en sus celebraciones en otros lugares, a las mujeres.


Como se detalla en el inventario del mobiliario litúrgico de la iglesia barroca de Murias, Santa Águeda es una talla discreta del siglo XVIII. En 2012, la junta vecinal encargó su restauración y limpieza en profundidad, gracias a la cual se pudieron observar detalles antes ocultos por las manos de barniz y pintura, como una gargantilla con una cruz en el cuello. Los responsables de la pedanía continúan con la labor de recuperación de su patrimonio, actualmente se encuentra en el taller de restauración San Esteban, el patrón de Murias.


En la misa en honor a Santa Águeda no faltó nadie del pueblo, allí estaba Carolina Otero, que a sus 84 años es toda una institución en el pueblo, no hay detalle del común que no pase por sus manos; también se encontraba el hospitalero alemán del albergue municipal de peregrinos, Oliver Kloidt, que fue el encargado de portar la cruz.


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Carolina Otero, una institución en Murias, se encargó de vestir a Santa Águeda hasta que la restauración de la talla desveló sus ropajes. 



  


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