British Council, una aventura educativa astorgana que corre el peligro de desaparecer
MERCEDES GONZÁLEZ ROJO. Concejala de Educación de Astorga /
Hace nueve años, uno de los tres colegios públicos existentes en Astorga comenzaba una hermosa y novedosa aventura educativa, cuyo objetivo fundamental era preparar a su alumnado para conseguir un excelente nivel de idiomas, en concreto de inglés, que les pusiese a la altura del aprendizaje del mismo a nivel europeo.
Se trataba del programa British Council del que solo existía otro centro en León, demostrando, al igual que todos los demás colegios que lo tenían adscrito dentro del territorio español, los excelentes resultados de aprendizaje que con el mismo se conseguían. Un programa que apostaba, y apuesta, por introducir a niños y niñas en el dominio del inglés, paralelamente al desarrollo del resto de las áreas, a través de una enseñanza basada fundamentalmente en la práctica oral del mismo, introduciéndolo ya desde 1º de Educación Infantil (3 años).
Una metodología muy activa, tremendamente práctica y llevada a cabo por especialistas, sino nativos al menos con un dominio similar del idioma, constituyen los pilares fundamentales de un método de enseñanza capaz de permitir que los más pequeños sigan perfectamente el diálogo de una película en inglés sin subtítulos (naturalmente adaptada a su edad), puedan mantener una conversación básica con nativos de este idioma o sean capaces de contarle a su 'teacher', en inglés, los síntomas o características de la enfermedad que por unos días les ha mantenido en su casa. Estas son las bondades de las que, una y otra vez, nos hablan madres y padres cuyos hijos e hijas siguen este método de enseñanza. En este caso, en el Colegio Público Santa Marta de Astorga. Un método que introduce el aprendizaje sistematizado del inglés en nuestra ciudad, mucho antes de que se pusiese en marcha la otra opción, la de los centros bilingües y que tanto familias como profesorado diferencian considerablemente, no solo en lo referente al método de trabajo, sino también a los resultados obtenidos.
Pero ahora, los nueve años han pasado, nuestra primera generación de alumnos y alumnas formada en este método ven peligrar la continuidad de su aprendizaje. Desde el primer momento, las familias han contado con la idea de que este programa se implantaría en Secundaria cuando llegase la hora. Mientras tanto, con más o menos esfuerzo, el colectivo de madres y padres se ha unido al resto de centros de la Comunidad para pelear conjuntamente por lograr esa continuidad. Parece que en lo referido a la Primaria lo han conseguido, al menos por un año más. Pero ahora se encuentran con que de lo prometido para Secundaria no hay nada, y que la única opción que se les da, sin necesidad de salir de la ciudad en la que viven y estudian, es optar a la línea bilingüe que, parece ser, será lo máximo con lo que pueden encontrarse. Al menos en lo que al IES de Astorga se refiere y al de otros siete centros que se inscriben en las áreas conocidas como rurales.
¿Y qué pasa si esos padres y madres que confiaron en los beneficios de este programa consideran que esta opción supone un paso atrás en el desarrollo del inglés conseguido hasta ahora por sus hijos e hijas? Pues que la única solución que les queda será la de matricularles en un instituto de la capital. Así lo han decidido desde la Consejería, pues, aunque el convenio con el British Council se firma directamente desde el Ministerio de Educación, son las Comunidades quienes deciden en que centros se impartirá o no el mismo.
El único centro de Secundaria que continua con el British Council en León, y al que accede el alumnado que llega desde el C.P. 'Quevedo', el otro centro en toda la provincia que cuenta con el programa, es el IES 'Eras de Renueva', en León. Y a día de hoy todo indica que no se contempla la posibilidad de que el IES de Astorga se una a él, en una decisión en la que han salido perdiendo, una vez más, los centros de las zonas rurales, aquellos que no se encuentran en las capitales de provincia, que ven sustituida esta posibilidad por la creación de una línea bilingüe. Una vez más un tremendo varapalo a la igualdad de oportunidades educativas entre zonas urbanas y zonas rurales. Un criterio que aleja a las poblaciones más pequeñas de la oportunidad de disfrutar de una enseñanza pública y de calidad. Y como tantas otras cosas relacionadas con la mengua constante de nuestros derechos ciudadanos, el proceso se pone en marcha como por casualidad, sin hacer ruido, para ver si somos capaces de pasar de puntillas por el problema sin que salte la alarma, sin que nadie se dé cuenta y que, cuando el momento llegue, ya no haya posibilidad de marcha atrás por muchos revuelos que se produzcan.
Menos mal que en esta ocasión, las familias implicadas, tanto en Astorga como en el resto de poblaciones, están verdaderamente preocupadas por el futuro educativo de sus hijos e hijas y atentas a lo que pueda suceder. Y la alarma ha saltado aún a tiempo de paralizar una medida a todas luces injusta. Porque aunque al resto de la población nos parezca que da igual un método que otro, quienes están de lleno metidos en el proceso educativo conocen perfectamente las diferencias entre ellos, y el alcance de las mismas en nuestros pequeños. No entendemos la obsesión de recortar las posibilidades de un convenio educativo directo entre dos países, que no supone un incremento en el gasto de profesorado para impartirlo. No entendemos la insistencia en mantener a todo un colectivo de padres y madres en la inquietud por la continuidad de un programa que, a todas luces, da buenos resultados, y ha conseguido convencer incluso a aquellas familias que comenzaron el mismo de forma un tanto reacia. Y, por supuesto, no entendemos que los primeros perjudicados en estas cuestiones sean quienes viven en las pequeñas ciudades que se inscriben en el ámbito de influencia de las zonas rurales.
En Astorga, son 19 familias las afectadas por la falta de continuidad de este programa en el IES, si finalmente la Consejería de Educación se sale con la suya. Un recorte más que se viene a unir a la repetida disminución sufrida por los presupuestos de nuestros centros públicos, a los oídos sordos hechos para reformas estructurales que mejoren las condiciones en las que se imparten las clases, al lento proceso en la sustitución de las bajas que se producen entre el profesorado, y que en ocasiones tardan más de dos semanas en ser cubiertas. 19 familias con un futuro incierto para la continuidad en la educación elegida para sus hijos e hijas, 19 familias que – si no consiguen sus objetivos – se verán incrementadas los próximos años por las de quienes este año aún cursan 5º de Primaria en el C.P. Santa Marta, y 4º, y 3º, y…
Puede que a priori, 19 familias no nos parezcan muchas. Pero para una ciudad pequeña como la nuestra, 19 familias son multitud. Y lo que a ellas les ocurra irá nuevamente en detrimento del intento de fijar población en nuestra zona que, inexorablemente y como tantas otras en zonas rurales, van viendo desaparecer por parte de las altas instituciones, todos los servicios básicos; donde hay un claro trato de desigualdad que pareciera tener como objetivo que finalmente todos decidan trasladarse a vivir a las capitales de provincia, o a las grandes ciudades entre las que, por supuesto, no se encuentra la nuestra. Por más que hasta ahora hayamos podido mantener muchos más servicios de los que nos corresponda por población, gracias al repetido empeño de los equipos que durante años han llevado las riendas municipales de este Ayuntamiento.
Si no logramos que el British Council se instaure este año en nuestro Instituto, corremos el peligro de que algunas de esas familias afectadas decidan trasladar a sus hijos e hijas al IES Eras de Renueva de León. Teniendo en cuenta que las clases de Secundaria comienzan a las 8,30 de la mañana, tendrán que ponerse en carretera, al menos a las 7,30. Y no volverían a Astorga al menos antes de las 16 horas, tal vez incluso sin comer. Y no olvidemos los largos y fríos inviernos que nos azotan, cuyos efectos estamos viendo estos días. Por otro lado, el incremento económico en el bolsillo de las familias, de tener que acogerse a esta opción, sería muy, muy importante. Una difícil decisión entre renunciar a continuar por el camino elegido hace ya 9 años, o seguir por él a costa de grandes sacrificios para la familia, económicos, de calidad de vida, de pérdida de espacio familiar, … comenzando con el desplazamiento de los hijos para acabar, estoy segura de ello, con el traslado de toda la familia a la propia ciudad de León, en busca de las oportunidades que se le niegan en la localidad que inicialmente habían elegido para vivir y sacar adelante a su familia.
Un nuevo atentado a la calidad y gratuidad del sistema público de educación que hasta ahora, y desde hace muchos años, veníamos disfrutando.
Hace 9 años el Colegio Público Santa Marta, su profesorado y el colectivo de padres y madres que les dieron su apoyo, comenzaron con muy buenos resultados una aventura educativa que ha ido avanzando por buen camino. Y ahora, desde la Consejería de Educación (e incluso desde el propio Ministerio si no diera continuidad a un programa que tanto esfuerzo costó afianzar) dejan a toda una promoción de estudiantes ante un abismo de incertidumbre para su futuro.
Cómo ya he apuntado, las connotaciones van mucho más allá de lo puramente educativo y de lo que concierne, en Astorga, a las 19 familias directamente implicadas. Son connotaciones que afectan al futuro de la ciudad porque ponen en peligro la estabilidad no solo de estas familias, sino de todas las que vendrán después. Y de su contribución al avance de nuestra ciudad. Por ello, es necesario que nos sacudamos las telarañas de la apatía y de la indiferencia y que, todos a una, apoyemos al colectivo de padres y madres del C.P. Santa Marta para conseguir su objetivo. PORQUE SU FUTURO TAMBIÉN FORMA PARTE DEL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD.
MERCEDES GONZÁLEZ ROJO. Concejala de Educación de Astorga /
Hace nueve años, uno de los tres colegios públicos existentes en Astorga comenzaba una hermosa y novedosa aventura educativa, cuyo objetivo fundamental era preparar a su alumnado para conseguir un excelente nivel de idiomas, en concreto de inglés, que les pusiese a la altura del aprendizaje del mismo a nivel europeo.
Se trataba del programa British Council del que solo existía otro centro en León, demostrando, al igual que todos los demás colegios que lo tenían adscrito dentro del territorio español, los excelentes resultados de aprendizaje que con el mismo se conseguían. Un programa que apostaba, y apuesta, por introducir a niños y niñas en el dominio del inglés, paralelamente al desarrollo del resto de las áreas, a través de una enseñanza basada fundamentalmente en la práctica oral del mismo, introduciéndolo ya desde 1º de Educación Infantil (3 años).
Una metodología muy activa, tremendamente práctica y llevada a cabo por especialistas, sino nativos al menos con un dominio similar del idioma, constituyen los pilares fundamentales de un método de enseñanza capaz de permitir que los más pequeños sigan perfectamente el diálogo de una película en inglés sin subtítulos (naturalmente adaptada a su edad), puedan mantener una conversación básica con nativos de este idioma o sean capaces de contarle a su 'teacher', en inglés, los síntomas o características de la enfermedad que por unos días les ha mantenido en su casa. Estas son las bondades de las que, una y otra vez, nos hablan madres y padres cuyos hijos e hijas siguen este método de enseñanza. En este caso, en el Colegio Público Santa Marta de Astorga. Un método que introduce el aprendizaje sistematizado del inglés en nuestra ciudad, mucho antes de que se pusiese en marcha la otra opción, la de los centros bilingües y que tanto familias como profesorado diferencian considerablemente, no solo en lo referente al método de trabajo, sino también a los resultados obtenidos.
Pero ahora, los nueve años han pasado, nuestra primera generación de alumnos y alumnas formada en este método ven peligrar la continuidad de su aprendizaje. Desde el primer momento, las familias han contado con la idea de que este programa se implantaría en Secundaria cuando llegase la hora. Mientras tanto, con más o menos esfuerzo, el colectivo de madres y padres se ha unido al resto de centros de la Comunidad para pelear conjuntamente por lograr esa continuidad. Parece que en lo referido a la Primaria lo han conseguido, al menos por un año más. Pero ahora se encuentran con que de lo prometido para Secundaria no hay nada, y que la única opción que se les da, sin necesidad de salir de la ciudad en la que viven y estudian, es optar a la línea bilingüe que, parece ser, será lo máximo con lo que pueden encontrarse. Al menos en lo que al IES de Astorga se refiere y al de otros siete centros que se inscriben en las áreas conocidas como rurales.
¿Y qué pasa si esos padres y madres que confiaron en los beneficios de este programa consideran que esta opción supone un paso atrás en el desarrollo del inglés conseguido hasta ahora por sus hijos e hijas? Pues que la única solución que les queda será la de matricularles en un instituto de la capital. Así lo han decidido desde la Consejería, pues, aunque el convenio con el British Council se firma directamente desde el Ministerio de Educación, son las Comunidades quienes deciden en que centros se impartirá o no el mismo.
El único centro de Secundaria que continua con el British Council en León, y al que accede el alumnado que llega desde el C.P. 'Quevedo', el otro centro en toda la provincia que cuenta con el programa, es el IES 'Eras de Renueva', en León. Y a día de hoy todo indica que no se contempla la posibilidad de que el IES de Astorga se una a él, en una decisión en la que han salido perdiendo, una vez más, los centros de las zonas rurales, aquellos que no se encuentran en las capitales de provincia, que ven sustituida esta posibilidad por la creación de una línea bilingüe. Una vez más un tremendo varapalo a la igualdad de oportunidades educativas entre zonas urbanas y zonas rurales. Un criterio que aleja a las poblaciones más pequeñas de la oportunidad de disfrutar de una enseñanza pública y de calidad. Y como tantas otras cosas relacionadas con la mengua constante de nuestros derechos ciudadanos, el proceso se pone en marcha como por casualidad, sin hacer ruido, para ver si somos capaces de pasar de puntillas por el problema sin que salte la alarma, sin que nadie se dé cuenta y que, cuando el momento llegue, ya no haya posibilidad de marcha atrás por muchos revuelos que se produzcan.
Menos mal que en esta ocasión, las familias implicadas, tanto en Astorga como en el resto de poblaciones, están verdaderamente preocupadas por el futuro educativo de sus hijos e hijas y atentas a lo que pueda suceder. Y la alarma ha saltado aún a tiempo de paralizar una medida a todas luces injusta. Porque aunque al resto de la población nos parezca que da igual un método que otro, quienes están de lleno metidos en el proceso educativo conocen perfectamente las diferencias entre ellos, y el alcance de las mismas en nuestros pequeños. No entendemos la obsesión de recortar las posibilidades de un convenio educativo directo entre dos países, que no supone un incremento en el gasto de profesorado para impartirlo. No entendemos la insistencia en mantener a todo un colectivo de padres y madres en la inquietud por la continuidad de un programa que, a todas luces, da buenos resultados, y ha conseguido convencer incluso a aquellas familias que comenzaron el mismo de forma un tanto reacia. Y, por supuesto, no entendemos que los primeros perjudicados en estas cuestiones sean quienes viven en las pequeñas ciudades que se inscriben en el ámbito de influencia de las zonas rurales.
En Astorga, son 19 familias las afectadas por la falta de continuidad de este programa en el IES, si finalmente la Consejería de Educación se sale con la suya. Un recorte más que se viene a unir a la repetida disminución sufrida por los presupuestos de nuestros centros públicos, a los oídos sordos hechos para reformas estructurales que mejoren las condiciones en las que se imparten las clases, al lento proceso en la sustitución de las bajas que se producen entre el profesorado, y que en ocasiones tardan más de dos semanas en ser cubiertas. 19 familias con un futuro incierto para la continuidad en la educación elegida para sus hijos e hijas, 19 familias que – si no consiguen sus objetivos – se verán incrementadas los próximos años por las de quienes este año aún cursan 5º de Primaria en el C.P. Santa Marta, y 4º, y 3º, y…
Puede que a priori, 19 familias no nos parezcan muchas. Pero para una ciudad pequeña como la nuestra, 19 familias son multitud. Y lo que a ellas les ocurra irá nuevamente en detrimento del intento de fijar población en nuestra zona que, inexorablemente y como tantas otras en zonas rurales, van viendo desaparecer por parte de las altas instituciones, todos los servicios básicos; donde hay un claro trato de desigualdad que pareciera tener como objetivo que finalmente todos decidan trasladarse a vivir a las capitales de provincia, o a las grandes ciudades entre las que, por supuesto, no se encuentra la nuestra. Por más que hasta ahora hayamos podido mantener muchos más servicios de los que nos corresponda por población, gracias al repetido empeño de los equipos que durante años han llevado las riendas municipales de este Ayuntamiento.
Si no logramos que el British Council se instaure este año en nuestro Instituto, corremos el peligro de que algunas de esas familias afectadas decidan trasladar a sus hijos e hijas al IES Eras de Renueva de León. Teniendo en cuenta que las clases de Secundaria comienzan a las 8,30 de la mañana, tendrán que ponerse en carretera, al menos a las 7,30. Y no volverían a Astorga al menos antes de las 16 horas, tal vez incluso sin comer. Y no olvidemos los largos y fríos inviernos que nos azotan, cuyos efectos estamos viendo estos días. Por otro lado, el incremento económico en el bolsillo de las familias, de tener que acogerse a esta opción, sería muy, muy importante. Una difícil decisión entre renunciar a continuar por el camino elegido hace ya 9 años, o seguir por él a costa de grandes sacrificios para la familia, económicos, de calidad de vida, de pérdida de espacio familiar, … comenzando con el desplazamiento de los hijos para acabar, estoy segura de ello, con el traslado de toda la familia a la propia ciudad de León, en busca de las oportunidades que se le niegan en la localidad que inicialmente habían elegido para vivir y sacar adelante a su familia.
Un nuevo atentado a la calidad y gratuidad del sistema público de educación que hasta ahora, y desde hace muchos años, veníamos disfrutando.
Hace 9 años el Colegio Público Santa Marta, su profesorado y el colectivo de padres y madres que les dieron su apoyo, comenzaron con muy buenos resultados una aventura educativa que ha ido avanzando por buen camino. Y ahora, desde la Consejería de Educación (e incluso desde el propio Ministerio si no diera continuidad a un programa que tanto esfuerzo costó afianzar) dejan a toda una promoción de estudiantes ante un abismo de incertidumbre para su futuro.
Cómo ya he apuntado, las connotaciones van mucho más allá de lo puramente educativo y de lo que concierne, en Astorga, a las 19 familias directamente implicadas. Son connotaciones que afectan al futuro de la ciudad porque ponen en peligro la estabilidad no solo de estas familias, sino de todas las que vendrán después. Y de su contribución al avance de nuestra ciudad. Por ello, es necesario que nos sacudamos las telarañas de la apatía y de la indiferencia y que, todos a una, apoyemos al colectivo de padres y madres del C.P. Santa Marta para conseguir su objetivo. PORQUE SU FUTURO TAMBIÉN FORMA PARTE DEL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD.