Daniel Franco
Domingo, 16 de Febrero de 2014
También es Marca España (y II)
Nuevamente, Marca España. Ahora que el pedestal público proclama que los rayos del sol volverán a entrar por la claraboya de la habitación, es la hora de volver a hablar de las miserias. No es cuestión de disparar contra las palabras que impulsan una celebración; casi siempre es un buen momento para tomar una copa. Tampoco voy a negar que los datos están tímidamente cambiando de cara (¿alguien recuerda el año 2010 y sus brotes verdes?). Ahora bien, independientemente del estado individual de euforia, lo que no hay que ignorar es que los temas que en Diciembre lastraban la recuperación no son productos perecederos y que, no hay más que poner la televisión, siguen estando presentes. Corremos el riesgo de volver a las andadas. Corremos el riesgo de volver a caminar con los ojos cerrados.
Tranquilidad, no estoy hablando de ti. O sí. Y de mí también. Hay que intentar detectar los problemas y procurar que los buenos datos (algún día desaparecerán las oscuras golondrinas), no disminuyan los impulsos transformadores (o reformadores o críticos, como quieran llamarse).
No es ningún secreto que hay personas que llenan su boca de patriotismo y que, por la espalda y en silencio, hacen desaparecer el dinero con la finalidad de que el sabueso de Hacienda vuelva a girar hacia su casa.
El sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), publicó en Noviembre del pasado año que las grandes fortunas y las grandes empresas acaparan el 71,8% del fraude fiscal en España (aquí ya hablamos de la economía sumergida en términos generales). 42.000 millones de euros escapan con nocturnidad. Además, se muestran partidarios de dedicar más esfuerzo a perseguir dicho fraude y no concentrar, como se está haciendo hasta ahora, el 80% de los recursos a investigar a autónomos, microempresas, pymes y asalariados. Además, en cuestión de recursos para luchar contra el fraude, España no sale bien parada. El número de inspectores fiscales es cinco veces menor que el existente en Francia y Alemania, y mientras en dichos países un 42% del personal se dedica a la inspección y comprobación, en España lo hace un 30%. La crisis, aunque haya puesto los problemas en la mesa, incide negativamente sobre los recursos. La reducción en el número de plazas convocadas en las oposiciones relacionadas con dicho ámbito, sólo es una de las consecuencias.
Hablando de patriotismo es difícil no pensar en la clase política. La principal causa por la que he esperado para escribir la segunda parte del artículo, ¿falta de motivación?, es que cada semana irrumpe en nuestras tertulias de bar un nuevo escándalo. Que si la Infanta. Que si UGT en Andalucía. Que si Bárcenas. El último escándalo que me ha llamado la atención, y que tiene que ver en cierto sentido con la política (relación política-fútbol), es que los presidentes de la mayoría de equipos de fútbol de España han firmado una petición para que se indulte a Del Nido, ex presidente del Sevilla. El parchís de la corrupción: de escándalo a escándalo y tiro porque me toca.
Más de 300 políticos españoles están imputados en casos de corrupción. Baleares y Valencia se cuelgan la medalla. La corrupción se ha situado como uno de los problemas que más importan a los ciudadanos. En el barómetro mensual sobre la 'Percepción de los principales problemas de España' del CIS, podemos constatar que la corrupción ha pasado de 'importarnos una mierda' (¡buenos tiempos!) a escalar posiciones en el ranking hasta situarse en el segundo lugar. Hoy por hoy, únicamente el paro nos preocupa más.
Evolución de la corrupción en el Barometro del CIS 'Percepción de los principales problemas de España'
Hace unos días, Transparencia Internacional publicaba el 'Índice de Percepción de la Corrupción'. ¡Correcto! España tampoco sale muy bien parada. Pero bueno, afortunadamente, esta es una de las cosas que no inciden en absoluto sobre la prima de riesgo, ¿verdad?. Hay que tener en cuenta que 0 corresponde a un país muy corrupto mientras que 100 hace referencia a ausencia de corrupción. España está ubicada en el puesto 40 (de 175 países) con una puntuación de 59. Ha caído una decena de posiciones en un año y está muy lejos de países como Dinamarca (91), Finlandia (89), Alemania (78), Reino Unido (76), Japón (74), Estados Unidos (73) o Austria (69). Pero no se preocupen: está por debajo Italia (43) y Grecia (40). Usssh, ¡qué alivio! Es un informe, sí, pero no deja de llamar la atención que en los países que presentan menor nivel de economía sumergida también se tenga menor percepción de la corrupción. Para todos aquellos que aplauden la Marca España sin añadir una cantidad de crítica…espero no se sonrojen en exceso con el siguiente mapa.
Algo no funciona bien cuando en el mapa de España se han pasado con el tinte. Citemos a San Juan de la Cruz y 'entremos más adentro en la espesura'. Dividiendo los datos en parcelas volvemos a caminar sobre párrafos anteriores. La percepción de la corrupción dentro de los partidos políticos y en el Parlamente es en España mayor que la media de los países del estudio. Resulta curioso comprobar que (aunque en empate con países como Chipre) ocupa el octavo lugar en relación a la percepción de la corrupción dentro de los partidos políticos. El informe de Transparencia Internacional está en concordancia con lo que podemos leer en el barómetro del CIS. Es importante que esos problemas que percibimos los ciudadanos sean tomados en consideración y que no se piense que con un crecimiento interanual del PIB van a perderse entre la niebla.
Más de un 50% de las personas cree que la corrupción se ha agravado en los últimos dos años, según el informe de Transparencia Internacional. Lo dudo. O más bien lo niego. La corrupción siempre ha existido y pienso que no hay más en la actualidad que hace cinco o seis años. La mayoría de los casos que hoy estamos conociendo hacen referencia a actividades que se estaban llevando a cabo desde hace bastantes años. Actividades que no se pusieron en marcha el año pasado. Una buena parte de ellas se inició cuando el ladrillo sólo era un material de construcción y no un adjetivo definitorio de una etapa. Lo que sí está claro es que hoy somos más sensibles que ayer. Más sensibles y, paradójicamente, más propensos a abrir la puerta de la economía sumergida. Y más sensibles, también, a la corrupción política y a todos los chanchullos que se han llevado a cabo en los años en los que el sol, distintos del que hablaba al principio, iluminaba el calendario del próximo año. Es importante mantener la sensibilidad cuando la tasa de paro vaya cayendo. Románticos. Hay buenas cosas, sí. Pero también hay miserias. Y todas ellas… también son Marca España.
![[Img #7795]](upload/img/periodico/img_7795.jpg)
Nuevamente, Marca España. Ahora que el pedestal público proclama que los rayos del sol volverán a entrar por la claraboya de la habitación, es la hora de volver a hablar de las miserias. No es cuestión de disparar contra las palabras que impulsan una celebración; casi siempre es un buen momento para tomar una copa. Tampoco voy a negar que los datos están tímidamente cambiando de cara (¿alguien recuerda el año 2010 y sus brotes verdes?). Ahora bien, independientemente del estado individual de euforia, lo que no hay que ignorar es que los temas que en Diciembre lastraban la recuperación no son productos perecederos y que, no hay más que poner la televisión, siguen estando presentes. Corremos el riesgo de volver a las andadas. Corremos el riesgo de volver a caminar con los ojos cerrados.
Tranquilidad, no estoy hablando de ti. O sí. Y de mí también. Hay que intentar detectar los problemas y procurar que los buenos datos (algún día desaparecerán las oscuras golondrinas), no disminuyan los impulsos transformadores (o reformadores o críticos, como quieran llamarse).
No es ningún secreto que hay personas que llenan su boca de patriotismo y que, por la espalda y en silencio, hacen desaparecer el dinero con la finalidad de que el sabueso de Hacienda vuelva a girar hacia su casa.
El sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), publicó en Noviembre del pasado año que las grandes fortunas y las grandes empresas acaparan el 71,8% del fraude fiscal en España (aquí ya hablamos de la economía sumergida en términos generales). 42.000 millones de euros escapan con nocturnidad. Además, se muestran partidarios de dedicar más esfuerzo a perseguir dicho fraude y no concentrar, como se está haciendo hasta ahora, el 80% de los recursos a investigar a autónomos, microempresas, pymes y asalariados. Además, en cuestión de recursos para luchar contra el fraude, España no sale bien parada. El número de inspectores fiscales es cinco veces menor que el existente en Francia y Alemania, y mientras en dichos países un 42% del personal se dedica a la inspección y comprobación, en España lo hace un 30%. La crisis, aunque haya puesto los problemas en la mesa, incide negativamente sobre los recursos. La reducción en el número de plazas convocadas en las oposiciones relacionadas con dicho ámbito, sólo es una de las consecuencias.
Hablando de patriotismo es difícil no pensar en la clase política. La principal causa por la que he esperado para escribir la segunda parte del artículo, ¿falta de motivación?, es que cada semana irrumpe en nuestras tertulias de bar un nuevo escándalo. Que si la Infanta. Que si UGT en Andalucía. Que si Bárcenas. El último escándalo que me ha llamado la atención, y que tiene que ver en cierto sentido con la política (relación política-fútbol), es que los presidentes de la mayoría de equipos de fútbol de España han firmado una petición para que se indulte a Del Nido, ex presidente del Sevilla. El parchís de la corrupción: de escándalo a escándalo y tiro porque me toca.
Más de 300 políticos españoles están imputados en casos de corrupción. Baleares y Valencia se cuelgan la medalla. La corrupción se ha situado como uno de los problemas que más importan a los ciudadanos. En el barómetro mensual sobre la 'Percepción de los principales problemas de España' del CIS, podemos constatar que la corrupción ha pasado de 'importarnos una mierda' (¡buenos tiempos!) a escalar posiciones en el ranking hasta situarse en el segundo lugar. Hoy por hoy, únicamente el paro nos preocupa más.
Evolución de la corrupción en el Barometro del CIS 'Percepción de los principales problemas de España'
![[Img #7802]](upload/img/periodico/img_7802.jpg)
Hace unos días, Transparencia Internacional publicaba el 'Índice de Percepción de la Corrupción'. ¡Correcto! España tampoco sale muy bien parada. Pero bueno, afortunadamente, esta es una de las cosas que no inciden en absoluto sobre la prima de riesgo, ¿verdad?. Hay que tener en cuenta que 0 corresponde a un país muy corrupto mientras que 100 hace referencia a ausencia de corrupción. España está ubicada en el puesto 40 (de 175 países) con una puntuación de 59. Ha caído una decena de posiciones en un año y está muy lejos de países como Dinamarca (91), Finlandia (89), Alemania (78), Reino Unido (76), Japón (74), Estados Unidos (73) o Austria (69). Pero no se preocupen: está por debajo Italia (43) y Grecia (40). Usssh, ¡qué alivio! Es un informe, sí, pero no deja de llamar la atención que en los países que presentan menor nivel de economía sumergida también se tenga menor percepción de la corrupción. Para todos aquellos que aplauden la Marca España sin añadir una cantidad de crítica…espero no se sonrojen en exceso con el siguiente mapa.
![[Img #7803]](upload/img/periodico/img_7803.jpg)
Algo no funciona bien cuando en el mapa de España se han pasado con el tinte. Citemos a San Juan de la Cruz y 'entremos más adentro en la espesura'. Dividiendo los datos en parcelas volvemos a caminar sobre párrafos anteriores. La percepción de la corrupción dentro de los partidos políticos y en el Parlamente es en España mayor que la media de los países del estudio. Resulta curioso comprobar que (aunque en empate con países como Chipre) ocupa el octavo lugar en relación a la percepción de la corrupción dentro de los partidos políticos. El informe de Transparencia Internacional está en concordancia con lo que podemos leer en el barómetro del CIS. Es importante que esos problemas que percibimos los ciudadanos sean tomados en consideración y que no se piense que con un crecimiento interanual del PIB van a perderse entre la niebla.
Más de un 50% de las personas cree que la corrupción se ha agravado en los últimos dos años, según el informe de Transparencia Internacional. Lo dudo. O más bien lo niego. La corrupción siempre ha existido y pienso que no hay más en la actualidad que hace cinco o seis años. La mayoría de los casos que hoy estamos conociendo hacen referencia a actividades que se estaban llevando a cabo desde hace bastantes años. Actividades que no se pusieron en marcha el año pasado. Una buena parte de ellas se inició cuando el ladrillo sólo era un material de construcción y no un adjetivo definitorio de una etapa. Lo que sí está claro es que hoy somos más sensibles que ayer. Más sensibles y, paradójicamente, más propensos a abrir la puerta de la economía sumergida. Y más sensibles, también, a la corrupción política y a todos los chanchullos que se han llevado a cabo en los años en los que el sol, distintos del que hablaba al principio, iluminaba el calendario del próximo año. Es importante mantener la sensibilidad cuando la tasa de paro vaya cayendo. Románticos. Hay buenas cosas, sí. Pero también hay miserias. Y todas ellas… también son Marca España.