Esteban Carro Celada
Domingo, 23 de Marzo de 2014
Arriería Maragata: Empresa de Diligencias del Poniente de España (9)
Ajustando los tiempos. De Madrid a La Coruña en 73 horas: Cronometría de las etapas.
Una vez planteado el traslado de Oviedo a Gijón de estos enseres y efectos de la reina, el traslado de Madrid a Oviedo era sencillo, pues esta era una de las líneas propias de la Compañía. Los pormenores de este traslado los conocemos a través de una carta del 28: “Hoy a las doce y media de la mañana ha salido el mayoral José Faura con un coche de nueve asientos que al paso conducirá hasta León. En su vista he dispuesto que si hubiera en Valladolid algunos viajeros que con aquella condición quieran entrar en él, puede usted admitirlos para el jueves próximo de madrugada, que deberá llegar a este punto. El expresado coche lleva, como verá parte de los efectos que constituyen el equipaje de Su Majestad la Reina Doña María Cristina y aun cuando en el suelo de las cajas del coche van algunos cofres, esto se ha hecho porque no cabe que entretanto se proporcionen asientos. Sírvale a usted de gobierno, que caminará al paso.”
El fin de mes es tiempo de hacer cuentas. Y entre las correcciones que se propone a la contabilidad de algunos administradores está el cajón que envía la Marquesa de San Martín a Don Antonio Marín.
Francisco Martínez Martínez es un maragato de Boisán casado con una hija del maragato Cordero, con María Victoria. Posee en la empresa un tiro que corre desde Betanzos a Montesalgueiro. Su zagal, por tercera vez consecutiva, se ha negado a enganchar las mulas en las diligencias. Esto trae consigo “el descrédito de la Empresa y además hace trabajar en demasía al tiro anterior, al que su dueño, por evitar males mayores, engancha el coche, después de haber corrido su parada, haciéndole hacer un esfuerzo que por haberse repetido, como sucede en esta ocasión, tarde o nunca se mejora el tiro de él.” Se le recuerdan las penalizaciones previstas en contrato. Y las causas agravantes de repetición.
El cinco de Julio los viajeros que vienen y van a La Coruña se quejan del mal trato de la casa de comidas de Astorga. Había prometido Miguel Crespo un cambio de fonda para una mejor y no lo ha llevado a efecto, según parece. El camino es ruedas, parador, mayorales, tiros. Todo un mundo alineado a la nubecilla de polvo, que con cascarrias, deja a la orilla del camino; pero el posadero astorgano está acostumbrado a que los viajeros vayan a su fonda, mal servida. ¿Qué hace? Nos lo cuenta el ocho de julio de 1852: “distrae a los viajeros con el fin de no dejarlos llegar al parador que usted tiene establecido, y aun cuando en ello traspasa los límites de la razón, creo que solamente podremos cortarlo por ahora haciendo usted que los coches, sin detención alguna, lleguen hasta su casa, después de lo cual será difícil evitar que los viajeros hagan o no el gasto en comidas.”
La administración central de Madrid hacia el nueve de julio estaba bien cuidada en lo referente a las dependencias de despacho. Había dos empleados permanentemente desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche. Y en las horas extraordinarias recibían los coches o les daban salida, aquellos a quienes por turno correspondiese.
El maestro de coches sigue siendo la obsesión que se cierne, como un ave de presa: “La razón de por qué no se reciben oportunamente las góndolas de diecinueve asientos, que deben alternar con los coches de dieciséis y de diecisiete no puede ser otra que el excesivo retraso que sufren en su taller, para verificar el entretenimiento, lo que prueba el descuido y la indiferencia con que usted mira la observancia de un compromiso”.
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
El viaje de la reina ha traído su descontrol. De seguro que fueron tratados a cuerpo de reina, ya que 11 días después aún no tienen la menor noticia en Madrid. Y he aquí cómo reacciona la dirección en carta dirigida a Gónzalez Alegre: “Es esencialmente preciso que usted me diga el paradero de los mayorales que fueron con su majestad la Reina Madre y la razón que usted haya podido tener para que aquellos se detengan después de haber cubierto aquel servicio; pero, si como me figuro, esto consiste, en que dichos mayorales, faltando a un deber, miran con descuido la obligación que les incumbe, es necesario que sin perder un momento les exija contestación categórica, averiguando si están al servicio de su Majestad, en cuyo caso se les considera despedidos de esta empresa.”
Modesto La Fuente se quedó en cuadró, un día de este año al llegar a La Coruña. Su destino era Santiago de Compostela. El administrador de La Coruña no se llevaba bien con el que había establecido los coches a La Coruña. La empresa le dice que no es hora de cambiar a otros. “No ha habido ninguna deficiencia por parte de Cándido Valdés. Sus enemistades particulares no han de influir en la desmejora de los servicios. Por otra parte Valdés estuvo con nosotros en los momentos más difíciles de la competencia. El coche ha de estar a punto, a la llegada de nuestros coches, especialmente el de Vigo: es muy fácil que salga alguno que desee llegar a tiempo de coger el vapor en Vigo para Lisboa o Inglaterra”. El señor Lafuente iba a Inglaterra, y ha tenido que arbitrar medios de locomoción por su cuenta. ¿A quién se le carga?
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
Por un nuevo cambio de horario nos podemos enterar de las fechas que se tardaba en trasladarse, en carruaje público, de Madrid a La Coruña. Esta determinación se lleva a efecto el 17 de julio. A partir del 22 saldrán los coches de Madrid a las siete de la tarde y llegarán a La Coruña tres días y medio después. Se esperaban reclamaciones. Las razones que han de alegar son las siguientes: “evitar que pasen cuatro días de calor, durante los que traen expuesta su vida, cambiándolos por cuatro noches claras de verano”.
¿Quién sería el personaje misterioso que cambió de nombre, en el billete de Poniente de España, que dio propina al escribiente de León y saca de quicio a Santiago Franco Alonso, pidiéndole responsabilidades? Además ese día, aparte de los asientos normales de la diligencia, extendió de delantera. Eso no sucedía solamente allí, porque la gente viajaba y nos consta que Antonio Díaz, de Ataquines, que tiene un tiro en la empresa desea salir, y no puede hacerlo por venir los coches de bote en bote: “Los coches salen ahora de Madrid llenos y casi siempre con dos o tres viajeros en la baca y delantera”.
Torero tenemos. En Santiago de Compostela habrá toros el día del Apostol y uno de los toreros viaja en Diligencias del Poniente. La compañía ha de trasladarlos a Santiago; se le reserva todo el coche desde León y lo mismo debe suceder a la vuelta el día 29 de julio. Nuestro torero es José Redondo, el chiclanero.
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
Con el nuevo itinerario empiezan a funcionar ocho carruajes grandes, con sus mayorales. Contando con las paradas los madrileños podrían ir a La Coruña en 73 horas, y volver en 72 horas y media. En la primera parada de las Rozas hay dos tiros con nueve caballos. Dista de Madrid tres leguas que cubren las góndolas tanto a la ida como a la vuelta en dos horas. Otras tres leguas de las Rozas a Galapagar, con dos horas y cuarto, tanto a la ida como a la vuelta. Le sigue Guadarrama (dos leguas y media, hora y media). Las Ventas del Pajar (tres leguas y media, tres horas y media de ida y tres de regreso). Villacastín, tres leguas, dos horas. Adanero, cuatro leguas, dos horas a la ida y dos y cuarto a la vuelta. San Cristobal, cuatro leguas, hora y tres cuartos. Olmedo, tres leguas y cuarto, hora y tres cuartos. Mojados, tres leguas, una hora y media. Laguna, cuatro leguas, dos horas. A Valladolid lleva tres cuartos de hora. Seis tiros cubren las seis paradas de la Mudarra, Berruecas ,Becilla (seis horas). Siete tiros son los que cubren desde Becilla a León, con los intermedios de Alvires, Matallana, Mansilla y por fin León. La travesía de esta paramera, que no se da en kilómetros es prevista en ocho horas.
De manera que de Valladolid a León, el kilometraje había de ser cubierto en catorce horas como mucho. Luego desde León a San Martín del Camino, cuatro leguas, tres horas. Astorga, tres leguas y media, tres horas y media. Manzanal, cuatro leguas, tres horas a la ida, dos al regreso. Bembibre, tres leguas y cuarto, dos horas a la ida, tres horas y media a la vuelta. Cubillos, tres leguas, hora y media. Villafranca del Bierzo, cuatro leguas, dos horas y media a la ida, dos horas y cuarto al regreso. Ruitelán, cuatro leguas y cuarto, dos horas y cuarto a la ida, dos horas al regreso. Castelo, tres leguas y media, tres horas y tres cuartos a la ida, dos horas y cuarto a la vuelta. Cerezal, tres leguas y media, tres horas y media, dos horas y tres cuartos de regreso. Sobrado, tres leguas, hora y tres cuartos a la ida, dos horas a la vuelta. Lugo, cuatro leguas, una hora y tres cuartos y dos horas y media para volver. San Juan de Valdomar, tres leguas y cuarto, treinta y cinco minutos por legua. Guitiriz, tres leguas y media, una hora y tres cuartos, tanto de ida como de vuelta. Montesalgueiro, tres leguas y media, hora y media. Betanzos, dos leguas y media, hora y media a la ida, dos horas y tres cuartos a la vuelta. La Coruña, cuatro leguas y media, dos horas y tres cuartos.
Esta medición del tiempo comprende la operación de enganche y desenganche de las caballerías, al cambiar de tiro.
![[Img #8452]](upload/img/periodico/img_8452.jpg)
Una vez planteado el traslado de Oviedo a Gijón de estos enseres y efectos de la reina, el traslado de Madrid a Oviedo era sencillo, pues esta era una de las líneas propias de la Compañía. Los pormenores de este traslado los conocemos a través de una carta del 28: “Hoy a las doce y media de la mañana ha salido el mayoral José Faura con un coche de nueve asientos que al paso conducirá hasta León. En su vista he dispuesto que si hubiera en Valladolid algunos viajeros que con aquella condición quieran entrar en él, puede usted admitirlos para el jueves próximo de madrugada, que deberá llegar a este punto. El expresado coche lleva, como verá parte de los efectos que constituyen el equipaje de Su Majestad la Reina Doña María Cristina y aun cuando en el suelo de las cajas del coche van algunos cofres, esto se ha hecho porque no cabe que entretanto se proporcionen asientos. Sírvale a usted de gobierno, que caminará al paso.”
El fin de mes es tiempo de hacer cuentas. Y entre las correcciones que se propone a la contabilidad de algunos administradores está el cajón que envía la Marquesa de San Martín a Don Antonio Marín.
Francisco Martínez Martínez es un maragato de Boisán casado con una hija del maragato Cordero, con María Victoria. Posee en la empresa un tiro que corre desde Betanzos a Montesalgueiro. Su zagal, por tercera vez consecutiva, se ha negado a enganchar las mulas en las diligencias. Esto trae consigo “el descrédito de la Empresa y además hace trabajar en demasía al tiro anterior, al que su dueño, por evitar males mayores, engancha el coche, después de haber corrido su parada, haciéndole hacer un esfuerzo que por haberse repetido, como sucede en esta ocasión, tarde o nunca se mejora el tiro de él.” Se le recuerdan las penalizaciones previstas en contrato. Y las causas agravantes de repetición.
![[Img #8453]](upload/img/periodico/img_8453.jpg)
El cinco de Julio los viajeros que vienen y van a La Coruña se quejan del mal trato de la casa de comidas de Astorga. Había prometido Miguel Crespo un cambio de fonda para una mejor y no lo ha llevado a efecto, según parece. El camino es ruedas, parador, mayorales, tiros. Todo un mundo alineado a la nubecilla de polvo, que con cascarrias, deja a la orilla del camino; pero el posadero astorgano está acostumbrado a que los viajeros vayan a su fonda, mal servida. ¿Qué hace? Nos lo cuenta el ocho de julio de 1852: “distrae a los viajeros con el fin de no dejarlos llegar al parador que usted tiene establecido, y aun cuando en ello traspasa los límites de la razón, creo que solamente podremos cortarlo por ahora haciendo usted que los coches, sin detención alguna, lleguen hasta su casa, después de lo cual será difícil evitar que los viajeros hagan o no el gasto en comidas.”
La administración central de Madrid hacia el nueve de julio estaba bien cuidada en lo referente a las dependencias de despacho. Había dos empleados permanentemente desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche. Y en las horas extraordinarias recibían los coches o les daban salida, aquellos a quienes por turno correspondiese.
El maestro de coches sigue siendo la obsesión que se cierne, como un ave de presa: “La razón de por qué no se reciben oportunamente las góndolas de diecinueve asientos, que deben alternar con los coches de dieciséis y de diecisiete no puede ser otra que el excesivo retraso que sufren en su taller, para verificar el entretenimiento, lo que prueba el descuido y la indiferencia con que usted mira la observancia de un compromiso”.
![[Img #8454]](upload/img/periodico/img_8454.jpg)
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
El viaje de la reina ha traído su descontrol. De seguro que fueron tratados a cuerpo de reina, ya que 11 días después aún no tienen la menor noticia en Madrid. Y he aquí cómo reacciona la dirección en carta dirigida a Gónzalez Alegre: “Es esencialmente preciso que usted me diga el paradero de los mayorales que fueron con su majestad la Reina Madre y la razón que usted haya podido tener para que aquellos se detengan después de haber cubierto aquel servicio; pero, si como me figuro, esto consiste, en que dichos mayorales, faltando a un deber, miran con descuido la obligación que les incumbe, es necesario que sin perder un momento les exija contestación categórica, averiguando si están al servicio de su Majestad, en cuyo caso se les considera despedidos de esta empresa.”
Modesto La Fuente se quedó en cuadró, un día de este año al llegar a La Coruña. Su destino era Santiago de Compostela. El administrador de La Coruña no se llevaba bien con el que había establecido los coches a La Coruña. La empresa le dice que no es hora de cambiar a otros. “No ha habido ninguna deficiencia por parte de Cándido Valdés. Sus enemistades particulares no han de influir en la desmejora de los servicios. Por otra parte Valdés estuvo con nosotros en los momentos más difíciles de la competencia. El coche ha de estar a punto, a la llegada de nuestros coches, especialmente el de Vigo: es muy fácil que salga alguno que desee llegar a tiempo de coger el vapor en Vigo para Lisboa o Inglaterra”. El señor Lafuente iba a Inglaterra, y ha tenido que arbitrar medios de locomoción por su cuenta. ¿A quién se le carga?
![[Img #8451]](upload/img/periodico/img_8451.jpg)
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
Por un nuevo cambio de horario nos podemos enterar de las fechas que se tardaba en trasladarse, en carruaje público, de Madrid a La Coruña. Esta determinación se lleva a efecto el 17 de julio. A partir del 22 saldrán los coches de Madrid a las siete de la tarde y llegarán a La Coruña tres días y medio después. Se esperaban reclamaciones. Las razones que han de alegar son las siguientes: “evitar que pasen cuatro días de calor, durante los que traen expuesta su vida, cambiándolos por cuatro noches claras de verano”.
¿Quién sería el personaje misterioso que cambió de nombre, en el billete de Poniente de España, que dio propina al escribiente de León y saca de quicio a Santiago Franco Alonso, pidiéndole responsabilidades? Además ese día, aparte de los asientos normales de la diligencia, extendió de delantera. Eso no sucedía solamente allí, porque la gente viajaba y nos consta que Antonio Díaz, de Ataquines, que tiene un tiro en la empresa desea salir, y no puede hacerlo por venir los coches de bote en bote: “Los coches salen ahora de Madrid llenos y casi siempre con dos o tres viajeros en la baca y delantera”.
Torero tenemos. En Santiago de Compostela habrá toros el día del Apostol y uno de los toreros viaja en Diligencias del Poniente. La compañía ha de trasladarlos a Santiago; se le reserva todo el coche desde León y lo mismo debe suceder a la vuelta el día 29 de julio. Nuestro torero es José Redondo, el chiclanero.
![[Img #8455]](upload/img/periodico/img_8455.jpg)
Francisco Quirós Linares.'Las ciudades españolas en el siglo XIX'
Con el nuevo itinerario empiezan a funcionar ocho carruajes grandes, con sus mayorales. Contando con las paradas los madrileños podrían ir a La Coruña en 73 horas, y volver en 72 horas y media. En la primera parada de las Rozas hay dos tiros con nueve caballos. Dista de Madrid tres leguas que cubren las góndolas tanto a la ida como a la vuelta en dos horas. Otras tres leguas de las Rozas a Galapagar, con dos horas y cuarto, tanto a la ida como a la vuelta. Le sigue Guadarrama (dos leguas y media, hora y media). Las Ventas del Pajar (tres leguas y media, tres horas y media de ida y tres de regreso). Villacastín, tres leguas, dos horas. Adanero, cuatro leguas, dos horas a la ida y dos y cuarto a la vuelta. San Cristobal, cuatro leguas, hora y tres cuartos. Olmedo, tres leguas y cuarto, hora y tres cuartos. Mojados, tres leguas, una hora y media. Laguna, cuatro leguas, dos horas. A Valladolid lleva tres cuartos de hora. Seis tiros cubren las seis paradas de la Mudarra, Berruecas ,Becilla (seis horas). Siete tiros son los que cubren desde Becilla a León, con los intermedios de Alvires, Matallana, Mansilla y por fin León. La travesía de esta paramera, que no se da en kilómetros es prevista en ocho horas.
De manera que de Valladolid a León, el kilometraje había de ser cubierto en catorce horas como mucho. Luego desde León a San Martín del Camino, cuatro leguas, tres horas. Astorga, tres leguas y media, tres horas y media. Manzanal, cuatro leguas, tres horas a la ida, dos al regreso. Bembibre, tres leguas y cuarto, dos horas a la ida, tres horas y media a la vuelta. Cubillos, tres leguas, hora y media. Villafranca del Bierzo, cuatro leguas, dos horas y media a la ida, dos horas y cuarto al regreso. Ruitelán, cuatro leguas y cuarto, dos horas y cuarto a la ida, dos horas al regreso. Castelo, tres leguas y media, tres horas y tres cuartos a la ida, dos horas y cuarto a la vuelta. Cerezal, tres leguas y media, tres horas y media, dos horas y tres cuartos de regreso. Sobrado, tres leguas, hora y tres cuartos a la ida, dos horas a la vuelta. Lugo, cuatro leguas, una hora y tres cuartos y dos horas y media para volver. San Juan de Valdomar, tres leguas y cuarto, treinta y cinco minutos por legua. Guitiriz, tres leguas y media, una hora y tres cuartos, tanto de ida como de vuelta. Montesalgueiro, tres leguas y media, hora y media. Betanzos, dos leguas y media, hora y media a la ida, dos horas y tres cuartos a la vuelta. La Coruña, cuatro leguas y media, dos horas y tres cuartos.
Esta medición del tiempo comprende la operación de enganche y desenganche de las caballerías, al cambiar de tiro.