Esteban Carro Celada
Domingo, 06 de Abril de 2014
Arriería Maragata: Empresa de Diligencias del Poniente de España (XI)
La Casa Real paga tarde y mal. Caída de un coche en el puente de Bahamonde. El mayoral ‘Quintín’ queda preso por atropellar a una mujer en Baralla. Artículos pagados, en la prensa lucense para salir al paso de las difamaciones contra la Empresa.
En la denodada lucha por colocar buenos tiros a lo largo de la línea se amonesta a Gullón y Prieto de Astorga, a Ignacio Pérez de Santiago de Millas, a Pedro Alonso de Cubillos, pero más que a nadie a Francisco Martínez. Tiene un tiro en puertos escarpados, o quizá dos. Así se describe el poco garbo del “par de lanza, que es inseguro por su poca fuerza para bajar la cuesta de la Sal, y rompen las conchas de los coches a fuerza de coces”. Por otra parte el tiro contratado es de ocho y no de seis, cosa que hace que muy frecuentemente haya de que emplear parejas de bueyes que se pagarán con la multa.
La casa de comidas de Martín Muñoz, a partir del tres de septiembre deja de ser parada habitual para las diligencias: “No siendo conveniente que los coches se detengan en puntos que no sean de parada, por la exposición del ganado y demás contingencias, no puedo menos que decir que desde este día no se detendrán los carruajes de poniente de España, para las comidas".
Luis Franco Alonso recibe de los socios varios miles de pesetas que le debían por las aparejadas, que había pagado con destino a diferentes tiros, que no son de contratistas, sino de socios de Diligencias del Poniente.
Desde Tarancón, Felipe María Acebal solicita la cuenta del viaje de su majestad. Los maragatos tan honrados van a hacer la quijotada. Pero ni aún así van a cobrar pronto. En medio de terremotos políticos, tardarán casi un año. Y lo que con tanta ilusión hicieron les fue causa de disgusto, tanto al director como a la junta directiva que en una reunión celebrada a propósito responde de esta manera: “Se ha visto que llegó a los 7000 duros como indiqué a V. , teniendo presente que la ida a Oviedo y el regreso ha sido en las épocas de más afluencia de viajeros, pero como el servicio de su Majestad es muy atendible y nos proporciona un honor al que nos creemos en el deber de corresponder, se ha acordado que la cuenta de los citados viajes se presente por la cantidad de 90 a 100 000 reales de vellón, a pesar de que, como ya digo a usted, asciende a algo más, porque los días que se paralizó el servicio público hubiera proporcionado mayores utilidades, como así resulta de las hojas de viaje”.
En Madrid todas las pegas que se plantean, se las pasan al director que está recorriendo la línea. Así los tiros de crucero que tiene Miguel Pérez en Astorga, la casa de comidas de Villafranca del Bierzo, el paso de los coches en el portazgo de Torre del Bierzo, que les cobra un suplemento porque asegura que las llantas no son todas uniformes.
De Galicia llega la noticia. Don Santiago Franco Alonso anda por la línea revisándola.
Razón tendrá, porque en pocos días dos sucesos les azotan con dureza por aquellos lares. Después de la euforia de la Reina, el pan de cada día, el disgusto, pero también el tesón.
Se produce el 14 de septiembre, “caída del coche en el puente de Bahamonde”. El conductor era el mayoral Antonio González. “Las desgracias ocurridas por tal suceso fueron únicamente una simple lesión en un brazo del zagal y de un viajero”. Le fue imposible hallar un coche para restablecer el servicio inmediatamente. Ese mismo día el coche que provenía de Lugo llegó sin mayoral conductor. Lo manejaba el socio Tomás Pérez. Quintín había quedado a disposición del juzgado, “a consecuencia de haber cogido el coche a una mujer. Esta mujer atropellada, al paso por el puente de Baralla era sorda y que falleció el día 15”. Parece que la caída del coche al río fue toda una suerte, pues pudo haber sido una catástrofe. El miedo guarda la viña y el paso del puente retrasa en Baldomar toda la noche, a una góndola que conducía Bomati. Estas alteraciones y los retrasos que cada vez fueron más frecuentes en el trayecto de Galicia son un incordio para los poseedores de los tiros, ya que no les da tiempo a descansar las tres horas preceptivas intermedias, y hasta a veces se juntan dos coches que vienen de la misma dirección, estando las mulas esperando uno que ha de llegar de la otra parte. La reacción de la dirección ante la petición de los viajeros de que les reembolsen el importe del billete es negativa. Se trata de imprevistos. Pueden continuar su viaje. Además alega una razón de equidad. José Rodríguez, el representante, les puso un coche de regreso a La Coruña, sin pedirles dinero a cambio por este servicio.
La contumacia de algunos de los contratistas no es pequeña. Agustín López, ante la falta de tiros enganchó el coche, no sin antes recabar 500 reales. Aquel día viajaba hacia Madrid, la esposa de Don Santiago Alonso Cordero, María Francisca, que es quien paga esos dineros. El relato que utilizamos se condensa en estas palabras: “Tuvo la osadía de exigir 500 reales por servir a la Empresa que si bien no era en su punto, debiera haberlo hecho sin consentir que su señora tía de Usted, esposa de Don Santiago entregase dicha cantidad para enganchar el coche”.
Mientras tanto a Madrid escribe el mayoral Quintín de Ansotegui, que está en Baralla. Es el que atropelló a la mujer sorda. Tres días después el 17 de septiembre, le contestan sobre “la desagradable concurrencia con la infortunada mujer que falleció a impulsos de la cogida del coche. La dirección ya tenía conocimiento del suceso y espera no sean muy desagradables para con usted sus consecuencias, ya porque creo no podía remediarse, como también por hallarse en esa línea el señor Director, quien le defenderá en el terreno legal”.
Los detentadores de los tiros se negaban a enganchar los carruajes porque especialmente desde Valladolid, llevan más viajeros de los que oficialmente caben dentro de los coches. Se le recomienda a Plácido Francisco Quintana no despache más asientos “que admiten localidades”. Cumpliéndolo así están en condiciones de aplicar por cada media hora de retraso 100 reales de multa, según contrato firmado.
Pero los enemigos de los maragatos no cejaban. Esta empresa próspera y brillante que había dejado en la cuneta a dos o tres, tenía que tener alguna fisura. “Por otra parte, la opinión pública necesitaba ser dirigida. Es por ello que aparece en la prensa de Lugo un artículo. Luis Franco escribe a su hermano, el cual debe hallarse en Lugo por aquellos días, sobre la “necesidad que tenemos de contestar al artículo de ‘El Coruñés’ relativa al percance del puente de Bahamonde, cuya noticia y ejemplar he enviado desde La Coruña: "Me disponía a contestar, pero como te hallas en la línea, creo que reuniendo mejor que yo todos los datos necesarios podré verificarlo desde ese mismo punto antes que otros periódicos hagan referencia a dicho artículo suscrito por alguno que bien o mal informado o por espíritu de animosidad tenga consignada una noticia capciosa a todas luces”.
Diligencias del Poniente está a punto de pasar su primer invierno. Algunos socios como Antonio y Justo Llamas y Sinforoso Gil son de la opinión de que debe de suprimirse muy pronto el carruaje diario a Asturias, una vez pasada la época del veraneo. También se plantea de cara al invierno en la línea de La Coruña. Esto supuesto, hay que darle un destino a los tiros que sobran al utilizarse solo la mitad. Los contratistas, ¿no tratarán de darlos a una posible competencia antes que tenerlos parados, durante varios meses?
Por de pronto la Junta Directiva decide rebajar los precios del billete con objeto de animar a los asturianos a viajar. La reserva de billetes se da sobre todo a La Coruña, que no ha manifestado desánimo al viajar.
El director, por Galicia, tiene que capear los vientos duros que le plantean los contratistas detenidos. Desde Madrid la Junta Directiva no puede ayudarle, por falta de representación de una octava. Se espera darle una vía de salida con la constitución de la Junta Sindical. Esa octava parte no representada era la del señor Ferré, fallecido muy pocos días antes. El cuatro de octubre no se ha presentado “Don Ángel Henry, representante de la Junta Sindical”. “Pero tan pronto como lo verifique determino llamar a la Junta Directiva, para tratar varios asuntos pendientes y entre ellos el diario de Galicia y Asturias”. Por cierto que en León el treinta de octubre se celebra la Junta General de los socios de la antigua compañía de Poniente de España.
![[Img #8679]](upload/img/periodico/img_8679.jpg)
En la denodada lucha por colocar buenos tiros a lo largo de la línea se amonesta a Gullón y Prieto de Astorga, a Ignacio Pérez de Santiago de Millas, a Pedro Alonso de Cubillos, pero más que a nadie a Francisco Martínez. Tiene un tiro en puertos escarpados, o quizá dos. Así se describe el poco garbo del “par de lanza, que es inseguro por su poca fuerza para bajar la cuesta de la Sal, y rompen las conchas de los coches a fuerza de coces”. Por otra parte el tiro contratado es de ocho y no de seis, cosa que hace que muy frecuentemente haya de que emplear parejas de bueyes que se pagarán con la multa.
La casa de comidas de Martín Muñoz, a partir del tres de septiembre deja de ser parada habitual para las diligencias: “No siendo conveniente que los coches se detengan en puntos que no sean de parada, por la exposición del ganado y demás contingencias, no puedo menos que decir que desde este día no se detendrán los carruajes de poniente de España, para las comidas".
Luis Franco Alonso recibe de los socios varios miles de pesetas que le debían por las aparejadas, que había pagado con destino a diferentes tiros, que no son de contratistas, sino de socios de Diligencias del Poniente.
![[Img #8676]](upload/img/periodico/img_8676.jpg)
Desde Tarancón, Felipe María Acebal solicita la cuenta del viaje de su majestad. Los maragatos tan honrados van a hacer la quijotada. Pero ni aún así van a cobrar pronto. En medio de terremotos políticos, tardarán casi un año. Y lo que con tanta ilusión hicieron les fue causa de disgusto, tanto al director como a la junta directiva que en una reunión celebrada a propósito responde de esta manera: “Se ha visto que llegó a los 7000 duros como indiqué a V. , teniendo presente que la ida a Oviedo y el regreso ha sido en las épocas de más afluencia de viajeros, pero como el servicio de su Majestad es muy atendible y nos proporciona un honor al que nos creemos en el deber de corresponder, se ha acordado que la cuenta de los citados viajes se presente por la cantidad de 90 a 100 000 reales de vellón, a pesar de que, como ya digo a usted, asciende a algo más, porque los días que se paralizó el servicio público hubiera proporcionado mayores utilidades, como así resulta de las hojas de viaje”.
En Madrid todas las pegas que se plantean, se las pasan al director que está recorriendo la línea. Así los tiros de crucero que tiene Miguel Pérez en Astorga, la casa de comidas de Villafranca del Bierzo, el paso de los coches en el portazgo de Torre del Bierzo, que les cobra un suplemento porque asegura que las llantas no son todas uniformes.
De Galicia llega la noticia. Don Santiago Franco Alonso anda por la línea revisándola.
Razón tendrá, porque en pocos días dos sucesos les azotan con dureza por aquellos lares. Después de la euforia de la Reina, el pan de cada día, el disgusto, pero también el tesón.
![[Img #8675]](upload/img/periodico/img_8675.jpg)
Se produce el 14 de septiembre, “caída del coche en el puente de Bahamonde”. El conductor era el mayoral Antonio González. “Las desgracias ocurridas por tal suceso fueron únicamente una simple lesión en un brazo del zagal y de un viajero”. Le fue imposible hallar un coche para restablecer el servicio inmediatamente. Ese mismo día el coche que provenía de Lugo llegó sin mayoral conductor. Lo manejaba el socio Tomás Pérez. Quintín había quedado a disposición del juzgado, “a consecuencia de haber cogido el coche a una mujer. Esta mujer atropellada, al paso por el puente de Baralla era sorda y que falleció el día 15”. Parece que la caída del coche al río fue toda una suerte, pues pudo haber sido una catástrofe. El miedo guarda la viña y el paso del puente retrasa en Baldomar toda la noche, a una góndola que conducía Bomati. Estas alteraciones y los retrasos que cada vez fueron más frecuentes en el trayecto de Galicia son un incordio para los poseedores de los tiros, ya que no les da tiempo a descansar las tres horas preceptivas intermedias, y hasta a veces se juntan dos coches que vienen de la misma dirección, estando las mulas esperando uno que ha de llegar de la otra parte. La reacción de la dirección ante la petición de los viajeros de que les reembolsen el importe del billete es negativa. Se trata de imprevistos. Pueden continuar su viaje. Además alega una razón de equidad. José Rodríguez, el representante, les puso un coche de regreso a La Coruña, sin pedirles dinero a cambio por este servicio.
La contumacia de algunos de los contratistas no es pequeña. Agustín López, ante la falta de tiros enganchó el coche, no sin antes recabar 500 reales. Aquel día viajaba hacia Madrid, la esposa de Don Santiago Alonso Cordero, María Francisca, que es quien paga esos dineros. El relato que utilizamos se condensa en estas palabras: “Tuvo la osadía de exigir 500 reales por servir a la Empresa que si bien no era en su punto, debiera haberlo hecho sin consentir que su señora tía de Usted, esposa de Don Santiago entregase dicha cantidad para enganchar el coche”.
Mientras tanto a Madrid escribe el mayoral Quintín de Ansotegui, que está en Baralla. Es el que atropelló a la mujer sorda. Tres días después el 17 de septiembre, le contestan sobre “la desagradable concurrencia con la infortunada mujer que falleció a impulsos de la cogida del coche. La dirección ya tenía conocimiento del suceso y espera no sean muy desagradables para con usted sus consecuencias, ya porque creo no podía remediarse, como también por hallarse en esa línea el señor Director, quien le defenderá en el terreno legal”.
Los detentadores de los tiros se negaban a enganchar los carruajes porque especialmente desde Valladolid, llevan más viajeros de los que oficialmente caben dentro de los coches. Se le recomienda a Plácido Francisco Quintana no despache más asientos “que admiten localidades”. Cumpliéndolo así están en condiciones de aplicar por cada media hora de retraso 100 reales de multa, según contrato firmado.
![[Img #8677]](upload/img/periodico/img_8677.jpg)
Pero los enemigos de los maragatos no cejaban. Esta empresa próspera y brillante que había dejado en la cuneta a dos o tres, tenía que tener alguna fisura. “Por otra parte, la opinión pública necesitaba ser dirigida. Es por ello que aparece en la prensa de Lugo un artículo. Luis Franco escribe a su hermano, el cual debe hallarse en Lugo por aquellos días, sobre la “necesidad que tenemos de contestar al artículo de ‘El Coruñés’ relativa al percance del puente de Bahamonde, cuya noticia y ejemplar he enviado desde La Coruña: "Me disponía a contestar, pero como te hallas en la línea, creo que reuniendo mejor que yo todos los datos necesarios podré verificarlo desde ese mismo punto antes que otros periódicos hagan referencia a dicho artículo suscrito por alguno que bien o mal informado o por espíritu de animosidad tenga consignada una noticia capciosa a todas luces”.
Diligencias del Poniente está a punto de pasar su primer invierno. Algunos socios como Antonio y Justo Llamas y Sinforoso Gil son de la opinión de que debe de suprimirse muy pronto el carruaje diario a Asturias, una vez pasada la época del veraneo. También se plantea de cara al invierno en la línea de La Coruña. Esto supuesto, hay que darle un destino a los tiros que sobran al utilizarse solo la mitad. Los contratistas, ¿no tratarán de darlos a una posible competencia antes que tenerlos parados, durante varios meses?
Por de pronto la Junta Directiva decide rebajar los precios del billete con objeto de animar a los asturianos a viajar. La reserva de billetes se da sobre todo a La Coruña, que no ha manifestado desánimo al viajar.
El director, por Galicia, tiene que capear los vientos duros que le plantean los contratistas detenidos. Desde Madrid la Junta Directiva no puede ayudarle, por falta de representación de una octava. Se espera darle una vía de salida con la constitución de la Junta Sindical. Esa octava parte no representada era la del señor Ferré, fallecido muy pocos días antes. El cuatro de octubre no se ha presentado “Don Ángel Henry, representante de la Junta Sindical”. “Pero tan pronto como lo verifique determino llamar a la Junta Directiva, para tratar varios asuntos pendientes y entre ellos el diario de Galicia y Asturias”. Por cierto que en León el treinta de octubre se celebra la Junta General de los socios de la antigua compañía de Poniente de España.