Esteban Carro Celada
Domingo, 27 de Abril de 2014
Arriería Maragata: Empresa de Diligencias del Poniente de España (XIV)
La carta del Coronel hubo de venir en la 'Del Poniente'... Ideada una forma especial de billete: 'El billete condicional'. El Excmo. Sr. Ministro de Fomento consigna sus papeles en la Empresa del Poniente. Tras la reunión de la Junta de Accionistas Ángel Íñigo y Cabello inspeccionará la línea incansablemente. Se sigue sin cobrar lo de la Reina. En las administraciones 'del Poniente' se organizan, con la aquiescencia de la dirección, 'Casas de Banca'. Noticias de vuelcos en la diligencia y resultado poco satisfactorio para el mayoral Placido Lesaca. La marquesa de Bendaña alquila un carruaje para viajar con toda su familia.
Las desventuras de la montaña se recrudecen. El 19 de marzo, el puerto de Piedrafita aparece interceptado, causando disgusto y “desgracia positiva”. Las caballerías del tiro de Ventura Franco están a pleno rendimiento, pasando a los viajeros, que quedan a pie de montaña, de parte a parte.
El 24 de marzo llega a Santiago de Millas uno de los fundadores de estas empresas de arriería y de diligencias, Francisco Alonso Cordero, hermano de Santiago. Su misión consiste en volver a contratar con destino al próximo año, los tiros que han de cubrir las paradas entre Ruitelán y Astorga. Se le dan cifras de otros contratos. Añaden: “Concluirá este negocio mejor que yo mismo lo podría hacer y convencido de esto mismo le envío el contrato de bases bajo el que debe verificarlo”.
El coche de la empresa no es el procedimiento más rápido para hacer llegar una carta. A esto se refiere el escrito dirigido a José Rodríguez, el coruñés. La carta ha tardado nueve días, “cuando podía haberlo verificado por el correo, puesto que era una carta sencilla, cuyo coste estaría reducido a 24 maravedises”.
Para el puerto de Piedrafita, punto de especial enojo, cuando está como ahora cerrado, se arbitra otra forma especial de billetes: ‘el billete condicional’. La empresa con este billete no se “pone en ridículo por falta de claridad”. En Villafranca pasan cuenta por más de treinta parejas de bueyes al mes. La reacción es inmediata, en carta a Ramón Chicharro, por entonces, finales de marzo de 1853, aún en Lugo: “no ignoro que los contratistas de la parada del puerto han querido abusar”. Se adoctrina al administrador villafranquino a que no pague el servicio de los boyeros, cuando no hay nieve, vayan menos de cinco viajeros o no exista exceso de peso. Por esta compañía llegaban encargos para los ministros. El mismo 26 de marzo: “quedo enterado de las noticias que me comunica, sobre los cajones consignados al Excmo. Sr. Ministro de Fomento. Espero que el puerto esté transitable”.
Jaime Riera, el mayoral debe a ‘la Narcha’ 110 reales por manutención y pescado. Como es Oviedo se le comunica que a final de mes se lo deducirá del sueldo. No obstante se consulta con él, al regreso. La contestación del deudor es tremendamente afirmativa. Aún así no dan crédito a su palabra, pues ahora corre en la carrera de La Coruña y no ha de verse de frente con ‘la Narcha’ ovetense. Se le ha descontado a su mujer. Y se espera que caso que se demuestre la falsedad se le devuelva.
El contrato que suscribe Francisco Alonso Cordero, ha sido revisado por Canellas y por Henry. El único apuntalamiento consiste en que en vez de poner tres meses de invierno, pueden ser cuatro.
La redistribución de tiros no es bien vista por algunos maragatos como por Pedro García Matanzo, primo de los directores de Poniente de España.
El 4 de abril se reúne la Junta: Canellas, Henry y Luis Alonso Franco. El director está lejos. Le comunican a Valladolid, donde se encuentra, preocupado por los remates de las nuevas góndolas: “La obra de fragua es como sabes la de más trabajo y la que menos se ve, previniendo a esos cíclopes que lo que se hace de noche, se ve claro a la luz del sol”.
De la reunión de la Junta sale un inspector que recorrerá la línea, incansablemente. Su nombre es Ángel Íñigo y Cabello. Como el invierno ha sido malo y no se cobra lo de la Reina, Luis Franco “está supliendo los indispensable gastos de primeros de mes: portazgos, y contratistas que cobran en esta corte, lo mismo que usted tiene cobrado. Confirmo se materializará lo del viaje de su Majestad de un día a otro, por lo cual, en razón del estado en que se encontraba la empresa, ha sido indispensable que la junta autorizase a negociar este escrito, y según parece aún no se ha conseguido. Tan pronto como se haga este ingreso, cuidaré de avisar a usted, porque al mismo tiempo se ha de satisfacer a todos los socios”.
La llegada de los socios del Norte motiva una visita que paga Diligencias del Poniente de España. El director está en Valladolid. Luis Franco Alonso le sustituye en funciones, y el secretario dirige una carta a Don Santiago, en la que, entre otras cosas le asegura: “recibí su favorecida desde Rueda. Luis salió ayer al mediodía para El Escorial con la mayor parte de los socios del ‘Norte’, de donde creo regresarán esta noche. Tío Don Francisco ha llegado”.
Lo mismo que en otro tiempo los arrieros de más fuste, estos de ahora, en cierto modo, también han organizado una casa de banca. Las mismas administraciones son lugares de préstamo y cobranza, con la aquiescencia e iniciativa de la dirección. No extraña que Blas Alonso deposite dinero en León.
Tenemos una oportunidad de saber cómo están los negocios el 17 de abril, por una carta destinada a Santiago de Millas, donde por entonces se halla el director. Por el tono parece escrita de su hermano Luis. Lo más sustancioso podemos reducirlo a lo que sigue: “En la mudanza de Ministerio o no sé por qué causa, el señor Canellas aún no ha realizado el viaje de la Reina; estuve a visitarle a pesar de mis ocupaciones en estos días; no le hallé en casa, le escribí una esquela y no me ha contestado. Por lo cual no sé la detención de este cobro. Me alegro infinito que el servicio se haga bien desde León a Madrid y cuento que si no es posible antes, para el uno de mayo quede establecida la diaria, pues nos es muy perjudicial dilatarlo un solo día”.
Las góndolas van a llegar de un momento a otro. Es preciso tenerlas a punto. La góndola primera “llegó hoy a esta corte, en muy mal estado, pues se le rompió el tornillo que aguantaba el muelle delantero, por lo que las hojas de dicho muelle llegaron sueltas, los dos bujes del juego trasero sueltos y fuera de su lugar, con la caja estropeada del lado izquierdo con el roce de la rueda. En consecuencia he dispuesto en esta se le hagan los bujes de metal y se compongan inmediatamente, pues es extraño que un coche nuevo, que sale del taller, llegue a este con un gasto lo menos de 600 reales”… “Espero que en lo sucesivo procure hacer salir los coches mejor arreglados, pues además del perjuicio que a usted se le ocasiona, también a nosotros se nos provocan inconvenientes”.
Una vez escrita esta carta, extractada por nosotros, al propio dueño del taller, mandó otra a su representante en Valladolid para que exija los bujes de bronce, en los nuevos coches.
Ramón Vázquez, alcalde constitucional de Los Nogales, exige a Diligencias del Poniente de España el pago de unos cientos de reales, en calidad de derechos. Los del año 1852 están ya satisfechos. Y los de 1853 también, pero según los reales decretos recientemente salidos se han de pagar en Madrid, por las leguas de distancia del recorrido(,) igual que el impuesto de 23 reales anuales por cada caballería. Sin embargo se le han pagado a este alcalde constitucional las deudas de la empresa ‘Navarra’ insolvente. Esta contribución había sido general hasta entonces, modificada ahora. Ventura Franco se encarga de presentar los oportunos recibos.
Julio Alba, representante de la empresa en León después de la muerte de Gabriel Franco, envía la liquidación de lo que queda por pagar a Luis Roldán de una cuenta pendiente, que por muchos meses ha sido desquitada, a favor de la Casa de Don Santiago Alonso Cordero.
Hablando de cambios, no hemos de ocultar el que se está verificando en Lugo. Lo solicita Domingo Arias, de quien se dice ser celoso y esmerado, pero no se le puede dar, mientras haya socios de la empresa que lo pretenden. Y en este caso el destinatario de esta administración renovada es otro santiagomillés, Tomás Pérez, a nombre de quién comienzan a llegar las cartas a partir del 27 de abril.
En la administración de Madrid, “se trabaja sin levantar mano en la contabilidad, desde las ocho y media de la mañana hasta las cinco de la tarde”. En la administración se está cociendo un reparto de dividendos de la antigua “Diligencias del Poniente de España”.
Con el 18 de Mayo, noticias de vuelcos en la diligencia y resultado poco satisfactorio para el mayoral. Se lo cuenta Santiago a su hermano Luis, metido en negocios familiares en su pueblo de Santiago de Millas. Y vuelve Luis a rumiarlo en otra carta de la que extraemos estas líneas: “Me comunicas el vuelco que ha sufrido el coche, en su tránsito a Oviedo, teniendo que lamentar la desgracia del estado en que ha quedado el mayoral Plácido Lesaca. Es sensible no poder exigir, cual correspondía, la responsabilidad al maestro de coches y aquí llegan los coches en muy mal estado; ayer el que debió llegar por la noche, lo ha hecho hoy a las cinco de la mañana, efecto de faltas en el recorrido de los coches”.
Un toque de aviso a Julián Alva, en León, a Miguel Crespo en Astorga y a Tomás Pérez en León, aclara la situación de una nueva persona distinguida que viaja por esta línea. “la marquesa de Bendaña con toda su familia, que regularmente ocupará por si sola todo un carruaje”. “Esperamos que servirá estar al cuidado a su tránsito por esa ciudad, ofreciéndola en su nombre, sus respetos y facilitándola todo cuanto pueda ofrecérsela, así como si necesitan algún dinero hasta la cantidad de 1500 reales, encargando al mayoral y a los zagales, el mayor cuidado, a fin de que verifique su viaje, con las menos incomodidades posibles y que no carezca, durante él de nada que pueda necesitar y que sea posible facilitarla”.
José Rodríguez vive en La Coruña. Es el cabo del mundo y también de la línea. Se quejan de las atribuciones que se irroga y un buen día se lanza de extranjis a la corte, sin decir oxte ni moxte. La dirección se entera y le envía una carta conminándole a la residencia: “Habiendo sabido con sorpresa, se halla usted en esta corte sin el permiso y licencia que debió pedir”…”Le prevengo que si en el plazo de ocho días no está usted cumpliendo con su deber en La Coruña, me veré precisado, en virtud de las facultades que, a tomar una resolución fuerte que le será sensible”. La administración más importante había sido dejada en soledad.
![[Img #9167]](upload/img/periodico/img_9167.jpg)
Las desventuras de la montaña se recrudecen. El 19 de marzo, el puerto de Piedrafita aparece interceptado, causando disgusto y “desgracia positiva”. Las caballerías del tiro de Ventura Franco están a pleno rendimiento, pasando a los viajeros, que quedan a pie de montaña, de parte a parte.
El 24 de marzo llega a Santiago de Millas uno de los fundadores de estas empresas de arriería y de diligencias, Francisco Alonso Cordero, hermano de Santiago. Su misión consiste en volver a contratar con destino al próximo año, los tiros que han de cubrir las paradas entre Ruitelán y Astorga. Se le dan cifras de otros contratos. Añaden: “Concluirá este negocio mejor que yo mismo lo podría hacer y convencido de esto mismo le envío el contrato de bases bajo el que debe verificarlo”.
El coche de la empresa no es el procedimiento más rápido para hacer llegar una carta. A esto se refiere el escrito dirigido a José Rodríguez, el coruñés. La carta ha tardado nueve días, “cuando podía haberlo verificado por el correo, puesto que era una carta sencilla, cuyo coste estaría reducido a 24 maravedises”.
Para el puerto de Piedrafita, punto de especial enojo, cuando está como ahora cerrado, se arbitra otra forma especial de billetes: ‘el billete condicional’. La empresa con este billete no se “pone en ridículo por falta de claridad”. En Villafranca pasan cuenta por más de treinta parejas de bueyes al mes. La reacción es inmediata, en carta a Ramón Chicharro, por entonces, finales de marzo de 1853, aún en Lugo: “no ignoro que los contratistas de la parada del puerto han querido abusar”. Se adoctrina al administrador villafranquino a que no pague el servicio de los boyeros, cuando no hay nieve, vayan menos de cinco viajeros o no exista exceso de peso. Por esta compañía llegaban encargos para los ministros. El mismo 26 de marzo: “quedo enterado de las noticias que me comunica, sobre los cajones consignados al Excmo. Sr. Ministro de Fomento. Espero que el puerto esté transitable”.
Jaime Riera, el mayoral debe a ‘la Narcha’ 110 reales por manutención y pescado. Como es Oviedo se le comunica que a final de mes se lo deducirá del sueldo. No obstante se consulta con él, al regreso. La contestación del deudor es tremendamente afirmativa. Aún así no dan crédito a su palabra, pues ahora corre en la carrera de La Coruña y no ha de verse de frente con ‘la Narcha’ ovetense. Se le ha descontado a su mujer. Y se espera que caso que se demuestre la falsedad se le devuelva.
![[Img #9168]](upload/img/periodico/img_9168.jpg)
El contrato que suscribe Francisco Alonso Cordero, ha sido revisado por Canellas y por Henry. El único apuntalamiento consiste en que en vez de poner tres meses de invierno, pueden ser cuatro.
La redistribución de tiros no es bien vista por algunos maragatos como por Pedro García Matanzo, primo de los directores de Poniente de España.
El 4 de abril se reúne la Junta: Canellas, Henry y Luis Alonso Franco. El director está lejos. Le comunican a Valladolid, donde se encuentra, preocupado por los remates de las nuevas góndolas: “La obra de fragua es como sabes la de más trabajo y la que menos se ve, previniendo a esos cíclopes que lo que se hace de noche, se ve claro a la luz del sol”.
De la reunión de la Junta sale un inspector que recorrerá la línea, incansablemente. Su nombre es Ángel Íñigo y Cabello. Como el invierno ha sido malo y no se cobra lo de la Reina, Luis Franco “está supliendo los indispensable gastos de primeros de mes: portazgos, y contratistas que cobran en esta corte, lo mismo que usted tiene cobrado. Confirmo se materializará lo del viaje de su Majestad de un día a otro, por lo cual, en razón del estado en que se encontraba la empresa, ha sido indispensable que la junta autorizase a negociar este escrito, y según parece aún no se ha conseguido. Tan pronto como se haga este ingreso, cuidaré de avisar a usted, porque al mismo tiempo se ha de satisfacer a todos los socios”.
La llegada de los socios del Norte motiva una visita que paga Diligencias del Poniente de España. El director está en Valladolid. Luis Franco Alonso le sustituye en funciones, y el secretario dirige una carta a Don Santiago, en la que, entre otras cosas le asegura: “recibí su favorecida desde Rueda. Luis salió ayer al mediodía para El Escorial con la mayor parte de los socios del ‘Norte’, de donde creo regresarán esta noche. Tío Don Francisco ha llegado”.
Lo mismo que en otro tiempo los arrieros de más fuste, estos de ahora, en cierto modo, también han organizado una casa de banca. Las mismas administraciones son lugares de préstamo y cobranza, con la aquiescencia e iniciativa de la dirección. No extraña que Blas Alonso deposite dinero en León.
Tenemos una oportunidad de saber cómo están los negocios el 17 de abril, por una carta destinada a Santiago de Millas, donde por entonces se halla el director. Por el tono parece escrita de su hermano Luis. Lo más sustancioso podemos reducirlo a lo que sigue: “En la mudanza de Ministerio o no sé por qué causa, el señor Canellas aún no ha realizado el viaje de la Reina; estuve a visitarle a pesar de mis ocupaciones en estos días; no le hallé en casa, le escribí una esquela y no me ha contestado. Por lo cual no sé la detención de este cobro. Me alegro infinito que el servicio se haga bien desde León a Madrid y cuento que si no es posible antes, para el uno de mayo quede establecida la diaria, pues nos es muy perjudicial dilatarlo un solo día”.
![[Img #9170]](upload/img/periodico/img_9170.jpg)
Las góndolas van a llegar de un momento a otro. Es preciso tenerlas a punto. La góndola primera “llegó hoy a esta corte, en muy mal estado, pues se le rompió el tornillo que aguantaba el muelle delantero, por lo que las hojas de dicho muelle llegaron sueltas, los dos bujes del juego trasero sueltos y fuera de su lugar, con la caja estropeada del lado izquierdo con el roce de la rueda. En consecuencia he dispuesto en esta se le hagan los bujes de metal y se compongan inmediatamente, pues es extraño que un coche nuevo, que sale del taller, llegue a este con un gasto lo menos de 600 reales”… “Espero que en lo sucesivo procure hacer salir los coches mejor arreglados, pues además del perjuicio que a usted se le ocasiona, también a nosotros se nos provocan inconvenientes”.
Una vez escrita esta carta, extractada por nosotros, al propio dueño del taller, mandó otra a su representante en Valladolid para que exija los bujes de bronce, en los nuevos coches.
Ramón Vázquez, alcalde constitucional de Los Nogales, exige a Diligencias del Poniente de España el pago de unos cientos de reales, en calidad de derechos. Los del año 1852 están ya satisfechos. Y los de 1853 también, pero según los reales decretos recientemente salidos se han de pagar en Madrid, por las leguas de distancia del recorrido(,) igual que el impuesto de 23 reales anuales por cada caballería. Sin embargo se le han pagado a este alcalde constitucional las deudas de la empresa ‘Navarra’ insolvente. Esta contribución había sido general hasta entonces, modificada ahora. Ventura Franco se encarga de presentar los oportunos recibos.
Julio Alba, representante de la empresa en León después de la muerte de Gabriel Franco, envía la liquidación de lo que queda por pagar a Luis Roldán de una cuenta pendiente, que por muchos meses ha sido desquitada, a favor de la Casa de Don Santiago Alonso Cordero.
Hablando de cambios, no hemos de ocultar el que se está verificando en Lugo. Lo solicita Domingo Arias, de quien se dice ser celoso y esmerado, pero no se le puede dar, mientras haya socios de la empresa que lo pretenden. Y en este caso el destinatario de esta administración renovada es otro santiagomillés, Tomás Pérez, a nombre de quién comienzan a llegar las cartas a partir del 27 de abril.
En la administración de Madrid, “se trabaja sin levantar mano en la contabilidad, desde las ocho y media de la mañana hasta las cinco de la tarde”. En la administración se está cociendo un reparto de dividendos de la antigua “Diligencias del Poniente de España”.
Con el 18 de Mayo, noticias de vuelcos en la diligencia y resultado poco satisfactorio para el mayoral. Se lo cuenta Santiago a su hermano Luis, metido en negocios familiares en su pueblo de Santiago de Millas. Y vuelve Luis a rumiarlo en otra carta de la que extraemos estas líneas: “Me comunicas el vuelco que ha sufrido el coche, en su tránsito a Oviedo, teniendo que lamentar la desgracia del estado en que ha quedado el mayoral Plácido Lesaca. Es sensible no poder exigir, cual correspondía, la responsabilidad al maestro de coches y aquí llegan los coches en muy mal estado; ayer el que debió llegar por la noche, lo ha hecho hoy a las cinco de la mañana, efecto de faltas en el recorrido de los coches”.
![[Img #9172]](upload/img/periodico/img_9172.jpg)
Un toque de aviso a Julián Alva, en León, a Miguel Crespo en Astorga y a Tomás Pérez en León, aclara la situación de una nueva persona distinguida que viaja por esta línea. “la marquesa de Bendaña con toda su familia, que regularmente ocupará por si sola todo un carruaje”. “Esperamos que servirá estar al cuidado a su tránsito por esa ciudad, ofreciéndola en su nombre, sus respetos y facilitándola todo cuanto pueda ofrecérsela, así como si necesitan algún dinero hasta la cantidad de 1500 reales, encargando al mayoral y a los zagales, el mayor cuidado, a fin de que verifique su viaje, con las menos incomodidades posibles y que no carezca, durante él de nada que pueda necesitar y que sea posible facilitarla”.
José Rodríguez vive en La Coruña. Es el cabo del mundo y también de la línea. Se quejan de las atribuciones que se irroga y un buen día se lanza de extranjis a la corte, sin decir oxte ni moxte. La dirección se entera y le envía una carta conminándole a la residencia: “Habiendo sabido con sorpresa, se halla usted en esta corte sin el permiso y licencia que debió pedir”…”Le prevengo que si en el plazo de ocho días no está usted cumpliendo con su deber en La Coruña, me veré precisado, en virtud de las facultades que, a tomar una resolución fuerte que le será sensible”. La administración más importante había sido dejada en soledad.