Miguel García Bañales
Martes, 06 de Mayo de 2014
Eugenio Curiel, director del Instituto de Astorga (1933-1936), una cabeza brillante que apagó la intolerancia (III)
Eugenio Curiel en Astorga. El Instituto de Astorga en el siglo XIX. El nuevo instituto, su claustro de catedráticos, año 1933
El instituto de Astorga de 1933 partirá de cero, pues esta precaria situación la había provocado la oligarquía, que no quería este centro para la ciudad. La creación de los institutos vendrá del período liberal del siglo XIX y tendrá una clara influencia francesa: en sus inicios estos serán provinciales, el de León está ya en 1846. Más tarde se crearán otros a mayores en cada provincia, por lo que se abrirá un Instituto Local de Enseñanza Libre en Astorga en 1869, su director era Pelayo González (un catedrático cobraba 1.500 pesetas, en 1.933 cobrarán 7000), pero más tarde, sobre 1874, se cerró. Ya en 1870 existía, también, un Instituto Local en Ponferrada, que se cerrará en 1888, pasando a ser un Colegio Local de Segunda Enseñanza, lo que seguramente sucedió en Astorga (hasta la República parece que se pasará por varios).
Al principio de la época republicana existían en la provincia dos institutos, el de León y el de Ponferrada, ya que este último vuelve a ser Elemental en 1928. Durante la República y a la vista del conflicto que se plantea al no querer el instituto un sector de la población, el periódico republicano EL Combate le echará la culpa a la oligarquía de que no volviera a Astorga y que se fuera a Ponferrada dicho centro, además le reprochará el gran trastorno que ocasionó a la ciudad ya que los alumnos que preparaban el bachiller, a mayores de los perjuicios económicos, tenían que ir a León o a Ponferrada a examinarse: seguramente en 1928 se fue a Ponferrada por falta u omisión de interés o de requerimiento. Al comienzo de la República nos encontramos en Astorga con varios centros que imparten el bachiller, el colegio de los Hermanos de La Salle, el Hospicio (dicen que la enseñanza era buenísima, había alumnos no hospicianos) y la Academia Gallegos (parece ser que era centro asociado al Instituto de León) del capitán Elías Gallegos. La mayoría de los que impartían las clases eran militares, también los de estudios seguramente 'convalidables' como el seminario y el colegio de la Milagrosa (éste, además de la enseñanza de las novicias, podía ser que diera sólo primaria).
La educación en la época republicana se moverá entre tres parámetros: la Libre Enseñanza, de gran formación humanística; la Enseñanza Única, es decir la integración de las tres enseñanzas, la primaria, la secundaria y la universitaria, como continuación cada una de la anterior; y la Enseñanza Mixta, es decir se juntarán ambos sexos, además de la enseñanza primaria obligatoria y gratuita. Todo esto conllevará la formación pedagógica del profesorado, la exigencia de titulación y el incremento de los sueldos que estaban muy bajos (los maestros pasaron de 50 duros algunos [otros 400 pesetas] a 3.000 pesetas, los porteros de Instituto cobrarán 3.000). A lo anterior se unirá la creación de numerosas escuelas y también de nuevos institutos. La nueva ley de congregaciones de 1933 que prohíbe el lucro de la enseñanza religiosa, unido a la exigencia de titulación del profesorado, se lo pone difícil a los colegios religiosos, por lo que parece de ahí vendrá el rechazo de la Iglesia hacia los nuevos institutos, aquí también.
En esta época eran diputados por León Gabriel Franco (Izquierda Republicana) y Alfredo Nistal (socialista), y aprovechando esta coyuntura el Alcalde Miguel Carro iniciará una serie de peticiones con el objetivo de mejorar la ciudad. Será a mediados de 1933 cuando una comisión se desplazará a Madrid y, además del instituto, pedirán: más obras en el cuartel, crear la plantilla de seguridad (Guardia de Asalto), una nueva cárcel, un campo de tiro y maniobras, una Escuela de Trabajo, la carretera a la Cabrera, el pantano de Villameca, ampliación del puesto de carabineros, el arreglo de las carreteras a Pandorado y Riello y la ampliación de la Estación del Norte; la mayoría de las cuales, en el tiempo, se concederán. En principio se hablará de un Colegio de Segunda Enseñanza (era el nivel más bajo, seguían los locales, los elementales, y el más alto el nacional), pero volverá otra comisión solicitando el Instituto Elemental. Será en agosto de este año 1933, cuando Gabriel Franco acuciará al alcalde para que presente, urgentemente, un local para el nuevo instituto, ya que era preceptivo para su creación. La oligarquía se defiende y pone trabas para facilitar el alquiler de un local. Como esto es urgente el alcalde hace la propuesta de colocar el instituto en el Palacio Gaudí, lo cual acepta el pleno del Ayuntamiento, por lo que una comisión visitará al Obispo para solicitarlo, pero este se disculpará con que debe autorizarlo la Santa Sede, ya que no tiene en cuenta la nueva legislación que decía que los edificios religiosos que estaban sin uso, era como estaba el Palacio, se podían expropiar. Aunque la solución es llamativa, habrá un informe sobre la viabilidad del proyecto, y ya en 1931 se quería crear en éste la nueva oficina de Correos y Telégrafos (en ese momento separados, estaban en la calle Manuel Gullón). Quizás la solución a alguno le parecerá aberrante, pero lo más aberrante será cuando a mediados de agosto de 1936 el obispo Senso Lázaro autorizará la creación en este edificio del Cuartel de Falange y en cuyos locales se maltrataba a los detenidos, especialmente haciéndoles tomar ricino, y presuntamente se le 'invitaba' a alguno de ellos a 'dar un paseo'.
Después de estos avatares se habla de instalarlo en el Colegio La Salle, pero aparece, por fin a finales de septiembre, un edificio para instalar el instituto, que será en los locales del antiguo casino (esquina Pío Gullón-Marcelo Macías). A principios de octubre se inician las matrículas que sorprendentemente tendrán una gran aceptación ya que se matricularán los hijos de los máximos detractores. Por fin el día 2 de noviembre salen destinados los profesores del Instituto de Astorga y en la relación aparecen: Eugenio Curiel Curiel (profesor de Geografía e Historia y director), Luis Sánchez Gerona (profesor de Francés y vicedirector), Jerónimo Rodríguez Martín (profesor de Física y Química y secretario), Bernardo Blanco Gaztambide (profesor de Latín), Juana García Revillo (profesora de Literatura), Antonio Lagarriga Bringas (profesor de Matemáticas) y Ramón Pontones Vidal (profesor de Dibujo). Completando este cuadro se contratarán, posteriormente, como profesores ayudantes a Vidal Sánchez, José María Arrojo (Matemáticas, farmacéutico), Julio Montoya (Ciencias, inspector de Aduanas) y Gonzalo Goy (Letras, policía). El 15 de enero ocupará oficialmente la plaza de profesor de Fisiología e Higiene y Gimnasia Santiago Fuertes Franco, médico.
El día 14 de noviembre Curiel toma posesión, lo que ya confirma la fehaciente apertura del instituto. En estas fechas se empezará a hablar del cierre del seminario y en el recibimiento eclesiástico de Bernardo Blanco, sacerdote, se le “repudiará” tanto por el obispo como por la mayoría de los clérigos. En ese momento el país está inmerso en la batalla electoral para las elecciones del día 19, las cuales ganará la coalición de derechas. Curiel designará el día 23 para los exámenes de ingreso, que deberán efectuarse en la sala capitular del Ayuntamiento y en cuyas oficinas se podrá hacer la inscripción correspondiente. La esperanza es poder abrir el instituto el día 1 de diciembre, para lo cual el Estado aportará inicialmente 1.500 pesetas para los primeros gastos. El día 16 se reunirá por primera vez el claustro de profesores y, como las noticias por la ciudad corren rápido, se reconocerá ya a Eugenio como un hombre muy culto. El día 23 se realizan los exámenes, no en el Ayuntamiento, si no en el Grupo Escolar Santa Marta, y el tribunal estará presidido por Curiel que será acompañado, como vocales, por Jerónimo y Bernardo: los exámenes serán orales para los aspirantes, que serán 61 y aprobarán todos. Las expectativas se desbordan, ya que estos últimos, unidos al medio centenar de matriculados, más los que están pendientes del cambio de matrícula superarán con muchos las expectativas más optimistas: al final se matricularán 135 de carácter oficial y 80 libres. Este mismo día renuncia Lagarriga, por lo que será urgente buscar un nuevo profesor de Matemáticas. El elegido será el farmacéutico José María Arrojo García, que daba clase en la Academia Gallegos y que se hará cargo de dicha asignatura a mediados de diciembre. En estas fechas el Estado concede la subvención de 15.000 pesetas para acondicionar los locales del antiguo casino y nutrirlo con el mobiliario necesario, el Ayuntamiento proporcionará la misma cantidad. Faltaba por completar la plantilla administrativa por lo que se publicarán las vacantes, obteniendo dichas plazas: María Petit de Sánchez (maestra, funcionaria técnico administrativa y esposa del catedrático Luis Sánchez) como auxiliar de secretaría y los subalternos (porteros) Manuel Bécares Álvarez y José Carro Fernández, este primo del Alcalde Miguel Carro.
En la foto, 1934, parece la plantilla administrativa el día de inauguración del Instituto, probablemente serán: Bécares (portero), María Petit (auxiliar de secretaría), Luis (vicedirector), Curiel (director), Jerónimo (secretario), desconocido (parece Franco, pero la ropa es distinta), y José Carro (portero).
A Ana María y a José Manuel, con mi afecto
El instituto de Astorga de 1933 partirá de cero, pues esta precaria situación la había provocado la oligarquía, que no quería este centro para la ciudad. La creación de los institutos vendrá del período liberal del siglo XIX y tendrá una clara influencia francesa: en sus inicios estos serán provinciales, el de León está ya en 1846. Más tarde se crearán otros a mayores en cada provincia, por lo que se abrirá un Instituto Local de Enseñanza Libre en Astorga en 1869, su director era Pelayo González (un catedrático cobraba 1.500 pesetas, en 1.933 cobrarán 7000), pero más tarde, sobre 1874, se cerró. Ya en 1870 existía, también, un Instituto Local en Ponferrada, que se cerrará en 1888, pasando a ser un Colegio Local de Segunda Enseñanza, lo que seguramente sucedió en Astorga (hasta la República parece que se pasará por varios).
Al principio de la época republicana existían en la provincia dos institutos, el de León y el de Ponferrada, ya que este último vuelve a ser Elemental en 1928. Durante la República y a la vista del conflicto que se plantea al no querer el instituto un sector de la población, el periódico republicano EL Combate le echará la culpa a la oligarquía de que no volviera a Astorga y que se fuera a Ponferrada dicho centro, además le reprochará el gran trastorno que ocasionó a la ciudad ya que los alumnos que preparaban el bachiller, a mayores de los perjuicios económicos, tenían que ir a León o a Ponferrada a examinarse: seguramente en 1928 se fue a Ponferrada por falta u omisión de interés o de requerimiento. Al comienzo de la República nos encontramos en Astorga con varios centros que imparten el bachiller, el colegio de los Hermanos de La Salle, el Hospicio (dicen que la enseñanza era buenísima, había alumnos no hospicianos) y la Academia Gallegos (parece ser que era centro asociado al Instituto de León) del capitán Elías Gallegos. La mayoría de los que impartían las clases eran militares, también los de estudios seguramente 'convalidables' como el seminario y el colegio de la Milagrosa (éste, además de la enseñanza de las novicias, podía ser que diera sólo primaria).
La educación en la época republicana se moverá entre tres parámetros: la Libre Enseñanza, de gran formación humanística; la Enseñanza Única, es decir la integración de las tres enseñanzas, la primaria, la secundaria y la universitaria, como continuación cada una de la anterior; y la Enseñanza Mixta, es decir se juntarán ambos sexos, además de la enseñanza primaria obligatoria y gratuita. Todo esto conllevará la formación pedagógica del profesorado, la exigencia de titulación y el incremento de los sueldos que estaban muy bajos (los maestros pasaron de 50 duros algunos [otros 400 pesetas] a 3.000 pesetas, los porteros de Instituto cobrarán 3.000). A lo anterior se unirá la creación de numerosas escuelas y también de nuevos institutos. La nueva ley de congregaciones de 1933 que prohíbe el lucro de la enseñanza religiosa, unido a la exigencia de titulación del profesorado, se lo pone difícil a los colegios religiosos, por lo que parece de ahí vendrá el rechazo de la Iglesia hacia los nuevos institutos, aquí también.
En esta época eran diputados por León Gabriel Franco (Izquierda Republicana) y Alfredo Nistal (socialista), y aprovechando esta coyuntura el Alcalde Miguel Carro iniciará una serie de peticiones con el objetivo de mejorar la ciudad. Será a mediados de 1933 cuando una comisión se desplazará a Madrid y, además del instituto, pedirán: más obras en el cuartel, crear la plantilla de seguridad (Guardia de Asalto), una nueva cárcel, un campo de tiro y maniobras, una Escuela de Trabajo, la carretera a la Cabrera, el pantano de Villameca, ampliación del puesto de carabineros, el arreglo de las carreteras a Pandorado y Riello y la ampliación de la Estación del Norte; la mayoría de las cuales, en el tiempo, se concederán. En principio se hablará de un Colegio de Segunda Enseñanza (era el nivel más bajo, seguían los locales, los elementales, y el más alto el nacional), pero volverá otra comisión solicitando el Instituto Elemental. Será en agosto de este año 1933, cuando Gabriel Franco acuciará al alcalde para que presente, urgentemente, un local para el nuevo instituto, ya que era preceptivo para su creación. La oligarquía se defiende y pone trabas para facilitar el alquiler de un local. Como esto es urgente el alcalde hace la propuesta de colocar el instituto en el Palacio Gaudí, lo cual acepta el pleno del Ayuntamiento, por lo que una comisión visitará al Obispo para solicitarlo, pero este se disculpará con que debe autorizarlo la Santa Sede, ya que no tiene en cuenta la nueva legislación que decía que los edificios religiosos que estaban sin uso, era como estaba el Palacio, se podían expropiar. Aunque la solución es llamativa, habrá un informe sobre la viabilidad del proyecto, y ya en 1931 se quería crear en éste la nueva oficina de Correos y Telégrafos (en ese momento separados, estaban en la calle Manuel Gullón). Quizás la solución a alguno le parecerá aberrante, pero lo más aberrante será cuando a mediados de agosto de 1936 el obispo Senso Lázaro autorizará la creación en este edificio del Cuartel de Falange y en cuyos locales se maltrataba a los detenidos, especialmente haciéndoles tomar ricino, y presuntamente se le 'invitaba' a alguno de ellos a 'dar un paseo'.
Después de estos avatares se habla de instalarlo en el Colegio La Salle, pero aparece, por fin a finales de septiembre, un edificio para instalar el instituto, que será en los locales del antiguo casino (esquina Pío Gullón-Marcelo Macías). A principios de octubre se inician las matrículas que sorprendentemente tendrán una gran aceptación ya que se matricularán los hijos de los máximos detractores. Por fin el día 2 de noviembre salen destinados los profesores del Instituto de Astorga y en la relación aparecen: Eugenio Curiel Curiel (profesor de Geografía e Historia y director), Luis Sánchez Gerona (profesor de Francés y vicedirector), Jerónimo Rodríguez Martín (profesor de Física y Química y secretario), Bernardo Blanco Gaztambide (profesor de Latín), Juana García Revillo (profesora de Literatura), Antonio Lagarriga Bringas (profesor de Matemáticas) y Ramón Pontones Vidal (profesor de Dibujo). Completando este cuadro se contratarán, posteriormente, como profesores ayudantes a Vidal Sánchez, José María Arrojo (Matemáticas, farmacéutico), Julio Montoya (Ciencias, inspector de Aduanas) y Gonzalo Goy (Letras, policía). El 15 de enero ocupará oficialmente la plaza de profesor de Fisiología e Higiene y Gimnasia Santiago Fuertes Franco, médico.
![[Img #14734]](upload/img/periodico/img_14734.jpg)
El día 14 de noviembre Curiel toma posesión, lo que ya confirma la fehaciente apertura del instituto. En estas fechas se empezará a hablar del cierre del seminario y en el recibimiento eclesiástico de Bernardo Blanco, sacerdote, se le “repudiará” tanto por el obispo como por la mayoría de los clérigos. En ese momento el país está inmerso en la batalla electoral para las elecciones del día 19, las cuales ganará la coalición de derechas. Curiel designará el día 23 para los exámenes de ingreso, que deberán efectuarse en la sala capitular del Ayuntamiento y en cuyas oficinas se podrá hacer la inscripción correspondiente. La esperanza es poder abrir el instituto el día 1 de diciembre, para lo cual el Estado aportará inicialmente 1.500 pesetas para los primeros gastos. El día 16 se reunirá por primera vez el claustro de profesores y, como las noticias por la ciudad corren rápido, se reconocerá ya a Eugenio como un hombre muy culto. El día 23 se realizan los exámenes, no en el Ayuntamiento, si no en el Grupo Escolar Santa Marta, y el tribunal estará presidido por Curiel que será acompañado, como vocales, por Jerónimo y Bernardo: los exámenes serán orales para los aspirantes, que serán 61 y aprobarán todos. Las expectativas se desbordan, ya que estos últimos, unidos al medio centenar de matriculados, más los que están pendientes del cambio de matrícula superarán con muchos las expectativas más optimistas: al final se matricularán 135 de carácter oficial y 80 libres. Este mismo día renuncia Lagarriga, por lo que será urgente buscar un nuevo profesor de Matemáticas. El elegido será el farmacéutico José María Arrojo García, que daba clase en la Academia Gallegos y que se hará cargo de dicha asignatura a mediados de diciembre. En estas fechas el Estado concede la subvención de 15.000 pesetas para acondicionar los locales del antiguo casino y nutrirlo con el mobiliario necesario, el Ayuntamiento proporcionará la misma cantidad. Faltaba por completar la plantilla administrativa por lo que se publicarán las vacantes, obteniendo dichas plazas: María Petit de Sánchez (maestra, funcionaria técnico administrativa y esposa del catedrático Luis Sánchez) como auxiliar de secretaría y los subalternos (porteros) Manuel Bécares Álvarez y José Carro Fernández, este primo del Alcalde Miguel Carro.
![[Img #14733]](upload/img/periodico/img_14733.jpg)
En la foto, 1934, parece la plantilla administrativa el día de inauguración del Instituto, probablemente serán: Bécares (portero), María Petit (auxiliar de secretaría), Luis (vicedirector), Curiel (director), Jerónimo (secretario), desconocido (parece Franco, pero la ropa es distinta), y José Carro (portero).
A Ana María y a José Manuel, con mi afecto