Club Senderismo 'La Salle'
Jueves, 08 de Mayo de 2014
Por Los Calderones del Diablo
![[Img #9399]](upload/img/periodico/img_9399.jpg)
El grupo de senderismo 'La Salle' realizó una marcha por Los Calderones del Diablo el pasado domingo 4 de mayo.
El recorrido comenzó en Piedrasecha. Poco a poco nos fuimos internando en el valle que se transforma de pronto en una garganta profunda, con altas paredes verticales a ambos lados. Estas paredes calizas toman formas caprichosas retorcidas por fuerzas internas hace miles de años.
Antes de entrar en el desfiladero nos encontramos con una gran losa en la ladera. Luis se empeñaba en hacernos ver la silueta de una virgen escondida en la piedra. Para la mayoría no había imaginación suficiente.
La garganta de los Calderones es el lecho de un río cuyo caudal suele discurrir sumergido en las rocas, pero en épocas como éstas, el agua también sale por arriba y nuestro caminar se convirtió en saltos de piedra en piedra para evitar el agua.
Más adelante, el valle se abre y aparece una senda a la orilla del río. Subimos una collada y atravesamos una gran dolina. Un prolongado valle colgado con frecuentes fosas por donde el agua se sumerge a lugares recónditos. Grandes praderas sembradas de multitud de flores de tantas especies y colores que algunas de ellas nos resultaban nuevas a nuestra vista.
En esta época el monte es un regalo para nuestros sentidos. Lo pudimos constatar en la anterior salida; cuando subimos al Pico Yordas y contemplamos unas vistas extraordinarias de nuestras montañas.
Después de comer y pasar un buen rato de descanso, con cata de licores caseros incluida, emprendemos el regreso por otro valle más abierto, pero con algún trozo que recordaba al de Los Calderones de la mañana.
Llegamos a Carrocera. Una cerveza para reponer líquidos y retorno a Astorga repasando momentos e imágenes del día, con la mente puesta ya en la próxima.
El grupo de senderismo 'La Salle' realizó una marcha por Los Calderones del Diablo el pasado domingo 4 de mayo.
El recorrido comenzó en Piedrasecha. Poco a poco nos fuimos internando en el valle que se transforma de pronto en una garganta profunda, con altas paredes verticales a ambos lados. Estas paredes calizas toman formas caprichosas retorcidas por fuerzas internas hace miles de años.
Antes de entrar en el desfiladero nos encontramos con una gran losa en la ladera. Luis se empeñaba en hacernos ver la silueta de una virgen escondida en la piedra. Para la mayoría no había imaginación suficiente.
La garganta de los Calderones es el lecho de un río cuyo caudal suele discurrir sumergido en las rocas, pero en épocas como éstas, el agua también sale por arriba y nuestro caminar se convirtió en saltos de piedra en piedra para evitar el agua.
Más adelante, el valle se abre y aparece una senda a la orilla del río. Subimos una collada y atravesamos una gran dolina. Un prolongado valle colgado con frecuentes fosas por donde el agua se sumerge a lugares recónditos. Grandes praderas sembradas de multitud de flores de tantas especies y colores que algunas de ellas nos resultaban nuevas a nuestra vista.
En esta época el monte es un regalo para nuestros sentidos. Lo pudimos constatar en la anterior salida; cuando subimos al Pico Yordas y contemplamos unas vistas extraordinarias de nuestras montañas.
Después de comer y pasar un buen rato de descanso, con cata de licores caseros incluida, emprendemos el regreso por otro valle más abierto, pero con algún trozo que recordaba al de Los Calderones de la mañana.
Llegamos a Carrocera. Una cerveza para reponer líquidos y retorno a Astorga repasando momentos e imágenes del día, con la mente puesta ya en la próxima.
