Juan José Alonso Perandones
Miércoles, 28 de Mayo de 2014

25M: España y Astorga

Comentaba el lunes cómo entendía el resultado electoral en el Parlamento de Estrasburgo, y destacaba la importancia de la socialdemocracia para esta nueva etapa que se abre, dado el  cierto auge de los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda. No obstante, serán los dos grandes partidos europeos quienes decidan,  esta vez también,  el futuro de la Unión; es decir, si se encamina la acción de gobierno de la Comisión Europea a restituir los estragos causados, o bien se abre una brecha aún mayor entre los intereses del norte y las necesidades del sur. Del desentendimiento de un interés electoral nacional (del contagio, en suma, de algunas propuestas del populismo ascendente de extrema derecha), por parte de Francia y de Alemania, y de su sintonía  dependerá, esencialmente, el futuro de Europa. Por ello, el que una tendencia  izquierdista en España obtenga cinco eurodiputados es muy llamativo e interesante en estos lares, pero un tanto irrelevante para la gobernanza europea. 


Las cábalas actuales de muchos medios, con la proyección electoral, para el Congreso, Autonomías y Ayuntamientos, es pura ficción; por las razones ya manifestadas en el artículo del lunes pasado. No obstante, la situación, aunque con el bipartidismo, que entiendo seguirá imperante, será bien distinta. Dos incógnitas se nos presentan en el futuro inmediato: si habrá una mayoría relativa del PP, y en qué medida será tal,  y el beneficio o perjuicio electoral de la sustitución del secretario general del PSOE. Es evidente que el socialismo español conserva aún un electorado "en potencia" mayoritario en la Nación, y que muchos votos de los que han ido a parar a agrupaciones izquierdistas son papeletas de rabia y de desengaño. Una nueva y joven generación debería acceder a regir el socialismo español, con un afán plenamente regeneracionista, es decir,  esencialmente "moral" en el cometido público: en el entendimiento de qué han de ser las instituciones, en el destierro de la política como oficina de colocación propia o para los cercanos, en la limpieza en el acceso a la función pública, en el final de las canonjías al llegar la retirada; con la supresión de tantos organismos superfluos y de tantas duplicidades, etc. Y una idea clara de España,  y de defensa institucional de los principios e historia que la constituyen como Nación. 


Si ficción decía era el extrapolar sin matices datos de unas elecciones europeas a unas generales, verdadero delirio es el entenderlas en clave municipal; incluso alcanzar pueden el desvarío quienes ejerzan sus dotes adivinatorias en los pequeños municipios. Una suerte de desvarío he leído estos días en ese traslado de voto a los próximos comicios municipales astorganos. Es cierto que uno se desayuna cada día con mucha comedia virtual, con fotos métricas, o bien con atriles, mesas y mesillas, con posturas de frente, de lado y de costado, siempre con  los mismos protagonistas retratados por ellos mismos. Pero dado que en Astorga es muy clara cuál es la tendencia política mayoritaria, y que son muy diversos los  factores que la pueden alterar, conviene a los aspirantes no hacerse tan temprano la boca agua, sino mantenerla hasta mejor ocasión más bien cerrada y reseca. A todos sosegar puede,  en estos tiempos de tribulación, la lectura de la fábula de Esopo, "Hermes y el escultor", para que la propia vanidad no lleve a nadie a pasar después por terribles desilusiones.

 

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