Sábado, 31 de Mayo de 2014

El corazón del maestro: la biblioteca de los niños

José González Torices estudió Magisterio en Tarragona y Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona. Becado por la Embajada francesa, cursó estudios de Arte dramático en Madrid. En 1978, con José Antonio Rodríguez Lozano, fundó la editorial Castilla Ediciones. Ha dirigido las colecciones “Fuente Dorada”, de Teatro Infantil y Juvenil, de Caja España; 'Zoo de Papel', de Literatura Juvenil, en Ediciones Paulinas de Madrid; ahora es director de la colección 'Campo de Marte', de Teatro Joven, y 'Galería del Unicornio', de Teatro Juvenil, de la editorial CCS de Madrid. En 2005 fundó la Asociación 'Leer es Crear' para el fomento de la lectura, de la que es presidente, y la conocida revista 'Leer es Crear'.
Colabora en prensa nacional y en revistas especializadas, así como en proyectos editoriales de Santillana, Anaya, Bruño, Everest, S.M., Pearson educación, Oxford University, Ediciones Paulinas, Didascalia, Castilla Ediciones, etc.
El Ayuntamiento de Pozaldez (Valladolid) convoca cada año el Premio Nacional de Cuentos que lleva su nombre, José González Torices.

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Eloy Rubio Carro: 'Leer es crear', es una asociación que pretende motivar la lectura mediante una serie de actividades innovadoras en el campo de la enseñanza. ¿Cuáles son estas actividades?


José G. Torices: Primero publicar libros de poesía de teatro y de relatos, los cuales regalamos a los colegios. Segundo, publicar recortables donde se incorpora el teatro, la poesía, la narrativa  y el cuento; es decir acercarlos mediante unos recortables donde el chaval puede participar, como pueden ser el de Miguel Delibes, el de San Pedro Regalado. Una manera muy sencilla, de acercar a la escuela los libros muy solemnes, ponerlos a nivel muy infantil. Otra de las cosas que hacemos es ‘El libro Dulce Solidario’. Un Mago trabaja sobre un libro clásico, ya lo hemos hecho con doce libros. El libro sobre el que trabaja el niño se entrega luego a una ONG que lo transporta a Perú, por ello es solidario; es dulce porque hemos institucionalizado un pastel en forma de libro que en las ferias del libro de Valladolid se ha convertido en un pastel festivo y emblemático.

 


E.R.C.:¿Dónde se vienen realizando estas actividades? ¿Para qué niveles de enseñanza se vienen aplicando? y, por último ¡Quiénes son los encargados de impartirlas?


J.G.T.: El grupo está compuesto por pedagogos, escritores y psicólogos que participan en esta actividad con conferencias, coloquios, encuentros con autor; pero sobre todo dando ideas, también desde la revista ‘Leer es Crear’, desde la escuela para fomentar la lectura y llevar al libro. Vamos desde lo más sencillo hasta lo más complicado. Pensamos que la escuela es la base de la lectura desde la emoción, desde la creación.

 

 

E.R.C.: Decías  hace un momento, en la charla-conferencia: “Llevar al maestro al libro. No podemos imponer el libro.” Explique lo que significa para la lectura que el maestro debería de tener tiempo para emocionar y para transmitir esa emoción. ¿Qué es eso de que el fracaso de la lectura es el fracaso de la afectividad?


J.R.T.: La emoción se transmite desde la credibilidad de un maestro, de un padre, de un abuelo.  Desde la credibilidad se convierte así el niño en protagonista de esa emoción. Estas emociones sedimentadas, le llevarán luego a  buscar y encontrar en el libro eso que ha vivido y convivido en el plano emocional desde la escuela. En definitiva, un libro tiene valor para un niño cuando le sirve para recuperar las emociones, las ilusiones, los sueños, las fantasías que le enseñaron de pequeño y es cuando se encuentra a sí mismo; y entonces es cuando se enriquece, lo que le lleva a la necesidad de expresarse. Cada libro gusta en tanto en cuanto el lector se encuentra con esas emociones anteriores. En cada libro que te gusta te encuentras a ti mismo.


Uno de los ‘slogans’ más apreciados por nosotros en la asociación es por ello: “El corazón del maestro: la biblioteca de los niños”. El corazón del maestro, del adulto es la biblioteca donde va el alumno a encontrar siempre algo que le desarrolló su capacidad de emoción, de creación, de crítica, de literatura. Quiero decir, ahí está el libro.

 

 

E.R.C.: Se tiene miedo a la capacidad de creación, señalaba usted en la charla. La escuela peca de demasiado dirigismo, parece un avaro contando en la noche sus latidos. Teme que de hacer otra cosa, provocaría un tránsito por el desorden, que estaríamos perdiendo el tiempo.

 

J.G.T.: Crear supone desestabilizar. Y en la escuela que tenemos, demasiado tradicional, hay que desestabilizar para avanzar; pero si tenemos miedo a esta desestabilización no podremos llegar al libro. El que desestabiliza es quien crea, quien ilusiona, quien motiva…El libro es siempre un segundo paso después de una motivación; y estamos haciéndolo a la inversa, si es que no es así, al libro se tiene que llegar desde una necesidad, no mediante una imposición.

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E.R.C.: ¿Qué quiso decir con que el libro es un recurso más?  ¿Para qué es un recurso más? ¿Se trata de un recurso imprescindible? ¿Cuáles son los otros recursos?

 

J.G.T.: Cualquier chaval tiene que saber leer en la sociedad. El libro es un elemento más de lectura, ya que también tenemos el cine, que también requiere aprendizaje de lectura, de la que el chaval es muy capaz. Lo mismo sucede con el teatro. ¿Qué diferencia hay entonces en el aprendizaje de unas formas de leer y otras? La lectura del libro pasa muchas veces por ser una actividad solitaria, cosa que no suele suceder con el cine ni con el teatro. En la asociación ‘Leer es crear’ facilitamos estas otras formas de lectura, por ejemplo en una ciudad como Astorga, plagada de monumentos, tendríamos que ser capaces de poder leer el sentido de esas edificaciones, de esas ruinas.

 

E.R.C.: Raffaele Simone escribió ya hace unos años un curioso librito que tituló ‘La Tercera Fase; formas de saber que estamos perdiendo’. En esta fase de la cultura, se refiere al momento en el que ahora estamos, dominada por la cultura audiovisual, internet etc, estaríamos perdiendo formas de conocimiento centenarias. ¿Cuáles son esas formas de conocimiento o qué aprendizajes no llevaremos con nosotros en el futuro? ¿Qué consecuencias tienen esas transformaciones tecnológicas, internet, T.V., Etc para nuestra construcción como personas, para la conformación de nuestra identidad?

 

J.G.T.: Me preocupa sobre todo cuando nos convertimos en masa y no nos dejan crecer con la libertad que tiene cada uno para realizarse. Desde la escuela lo que tenemos que hacer es respetar las posibilidades que tiene cada chaval para desarrollar todo su potencial humano. Me preocupa el afán de dirigismo de los medios y que no fuéramos capaces de enfrentarnos a una sociedad que querría impedirnos la realización del potencial propio al convertirnos en masa.

 
En el mundo de la creación literaria yo me manejo con dos proclamas: Primero, que nadie tiene derecho a redimirme, -con consejos, con religiones, con política-, porque yo soy mi propia persona y tengo que descubrir mi mundo. Ir descubriendo este mundo propio es emplear todos mis recursos para personalizarme y enriquecerme. Si el libro me proporciona esa liberación  para mi enriquecimiento personal, lo valoro. Pero lo que no puedo admitir es que nadie venga con fórmulas a redimir y orientar mi libertad como persona….

 


E.R.C.: Pero lo que ha sucedido es que desde que existe internet el modo de lectura adulto se ha modificado. Ahora leemos, valga la imagen, surfeando. La lectura profunda que requería un gran esfuerzo y concentración ha desaparecido de nuestros hábitos.  Por otra parte lo que leemos carece de la secuenciación propia del libro, miramos un fragmento aquí que encolamos con otra minucia de por allá. Esto tan encogido y abreviado curiosamente se denomina ‘hipertexto’. ¿Cuál es el texto qué estamos leyendo? Yo no lo sé.

 

J.G.T.: A nuestra edad y después de haber leído y escrito mucho, todo lo que escribimos son testamentos, que son las dos cositas con las que te quedas luego de haber vivido una infinidad de experiencias y que te han ayudado a ser feliz. Estás dando consejos vitales a los demás. Como escritor estás dando testimonio constante de tu propia vida, pero recogiendo las vidas de los demás en plan de experiencia. El escritor tiene que ser un paranoico por naturaleza porque cada día puede cambiar su pensamiento al descubrir los otros mundos de las otras personas; y él se sabe el mediador, el intérprete, el lugar donde se hace la síntesis. No es la fuente, es el lugar donde las aguas se entrecruzan, por tanto el portavoz de muchos sentimientos. En ese mismo sentido el poeta no deja de ser sino un imitador de voces. Ahora como lector mira a ver cual es de todas la que te gusta. 

 

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E.R.C.: Con respecto a eso que dice de escribir testamentos, le menciono a un filósofo alemán, Sloterdijk que comienza uno de sus mínimos opúsculos recordando lo que dijera una vez el poeta Jean Paul de que los libros son voluminosas cartas para los amigos, lo que él considera la esencia del humanismo, entendido como telecomunicación fundadora de amistades y/o de solidaridades que se realiza en el medio del lenguaje escrito.


J.G.T.: Lo que viene haciendo de siempre toda la humanidad, ya antes de la escritura, lo que vienen haciendo los abuelos ahora cuando charlan con sus nietos; fíjate lo que me pasó…pues yo cuando viví…En realidad son experiencias vitales que se transmiten solidariamente para que en la vida, que solo se vive una vez, no estemos perdidos…

 

 

E.R.C.: Parece un lugar común el decir que las nuevas generaciones han dejado de leer. ¿Es esto así? En la edad media la gente no leía nada, pues no sabía leer. Yo que hoy no me he puesto delante de ningún libro, desde que me he levantado hasta ahora mismo, he absorbido más texto impreso que toda una familia medieval a lo largo de su vida. No estoy yo tan seguro que se lea ahora menos que antes, incluso si habláramos del siglo XIX, ese siglo de las grandes novelas, me costaría defender que se leyera más que ahora. Tal vez se leyera de una manera más vívida, con la conciencia de estar realizando una tarea distintiva, casi sacra. Con ello la calidad de la lectura era otra, implicando pertenecías y como no, exclusiones.

 

J.G.T.: Pero estamos pasando de una lectura tradicional a otro nuevo tipo de lectura que tenemos que ir descubriendo. Estamos agarrados a la lectura que llevamos haciendo desde siempre, y la sociedad está cambiando. Quizás nosotros aún no hemos encontrado el modo de lectura de esta sociedad que ya está aquí. Habrá que buscar otras formas, otras maneras, otras maneras de leer. El hombre, siempre lo he pensado, es la palabra y el paisaje. El ser humano tiene una palabra y se encuentra en un decorado, en ese decorado es donde y cuando se expresa su palabra, habiendo tantas palabras como hombres y tantas palabras como comunidades. No es lo mismo el creador literario del hijo del pobre que espanta a las liebres que  el cazador que va a matarlas. Por lo tanto nos encontramos ante dos literaturas, una es la literatura que sufre, que padece el que la escribe, y la otra es la literatura del paisaje embellecido. Los que sufren cuando escriben es que han vivido; pero los que copian del sufrimiento de los demás no lo han vivido, pero se aprovechan muy bien de las historias. No es lo mismo ser grito que escuchar el grito y copiar el grito. Ser grito en teatro supone que tú estás mordido por dentro y al espectador eso le provoca y le hace reflexionar. 

 

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