"Queridos amigos... ¿cómo estáis?"
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Con esta frase como si de la consulta médica se tratara comenzó don Salvador Fernandez Valvuena, el pregón de fiestas de Villadangos del Páramo.
Y es que en estas fiestas 2014, el que durante más de treinta años estuviera a cargo de los servicios sanitarios en el Ayuntamiento de Villadangos, fue elegido por la Corporación Municipal y la Junta Vecinal paraofrecer el pregón.
Hizo la presentación del pregonero el alcalde, Teodoro Martínez Sánchez, haciendo una alocución a la persona del médico de toda la vida; comenzó diciendo que don Salvador había sido el médico de Villadangos desde el año 1977. Una persona apátrida por la circunstancia de que habiendo nacido en el pueblo de Huelde, anegado por las aguas del pantano de Riaño, no tenía una casa vieja del pueblo donde recordar su juventud, ni un lugar donde rezar a sus antepasados.
En su pregón, don Salvador dijo soñar con todos los vecinos del pueblo, buenos sueños no pesadillas. "Durante los treinta años que estuve con vosotros, actué como un padre palizas, siempre que ibais a la consulta os recordaba ese cuidado que debíais tener con la diabetes, el colesterol, la tensión arterial... y hoy después de siete años lejos de vosotros os digo que comáis, bebáis, bailéis...y de lo otro lo que podáis".
Recordó los versos de un poeta leonés, para dar lugar a un "¡Qué comience la fiesta!".
Con esta frase como si de la consulta médica se tratara comenzó don Salvador Fernandez Valvuena, el pregón de fiestas de Villadangos del Páramo.
Y es que en estas fiestas 2014, el que durante más de treinta años estuviera a cargo de los servicios sanitarios en el Ayuntamiento de Villadangos, fue elegido por la Corporación Municipal y la Junta Vecinal paraofrecer el pregón.
Hizo la presentación del pregonero el alcalde, Teodoro Martínez Sánchez, haciendo una alocución a la persona del médico de toda la vida; comenzó diciendo que don Salvador había sido el médico de Villadangos desde el año 1977. Una persona apátrida por la circunstancia de que habiendo nacido en el pueblo de Huelde, anegado por las aguas del pantano de Riaño, no tenía una casa vieja del pueblo donde recordar su juventud, ni un lugar donde rezar a sus antepasados.
En su pregón, don Salvador dijo soñar con todos los vecinos del pueblo, buenos sueños no pesadillas. "Durante los treinta años que estuve con vosotros, actué como un padre palizas, siempre que ibais a la consulta os recordaba ese cuidado que debíais tener con la diabetes, el colesterol, la tensión arterial... y hoy después de siete años lejos de vosotros os digo que comáis, bebáis, bailéis...y de lo otro lo que podáis".
Recordó los versos de un poeta leonés, para dar lugar a un "¡Qué comience la fiesta!".
