Cámara de Comercio... ¿de Astorga?
Hasta no hace mucho tiempo, pensaba, inocente, que las Cámaras de Comercio tenían la función de defender los intereses de las empresas y promocionar el comercio en su zona de influencia. Sin embargo, permítanme mostrar mi desengaño en este punto, para conocimiento de todos los ciudadanos y empresarios de nuestro entorno,
a quienes, probablemente, resultará de interés la siguiente información.
A pesar de haber transmitido por escrito a su presidente lo que aquí voy a relatar, la Cámara de Comercio de Astorga, desde hace ya más de dos años, viene empeñándose en ofertar cursos de formación que se solapan con otros que ya impartimos otras empresas de Astorga a las que debería más bien defender y apoyar que hacerles la competencia o provocar su cierre, como ya ha ocurrido en algún caso.
Ingenuamente consideraba, que la defensa de las empresas debía ser el objetivo primordial de éstas, pues, así lo había estipulado la Comisión Nacional de la Competencia y la propia nueva ley de Cámaras. Desde luego su objetivo nunca tendría que ser el perjuicio a sus “supuestos” protegidos entrando en competencia desleal con
los mismos, puesto que juegan con ciertas ventajas a las que sus propios “defendidos” no pueden tener acceso.
La situación a la que aludimos en el caso de la Cámara astorgana se agrava más, si tenemos en cuenta que esta Entidad se sirve de empresas y de profesionales que no son de Astorga ni de su partido judicial (recordemos que la denominación de la Entidad que figura en su propia página web es Cámara Oficial de Comercio e Industria
de Astorga y su Partido Judicial) para gestionar e impartir la formación mencionada en lugar de contar para ello con los negocios de Astorga que cuentan con suficientes recursos, y de calidad, en este sentido.
No obstante, mi ingenuidad, me llevó a creer durante algún tiempo que las aguas habían vuelto a su cauce y que, por tanto, habían abandonado su mala praxis, sobre todo cuando cesaron de publicitar sus cursos a bombo y platillo (muy especialmente los mismos que ofertamos otras empresas de Astorga) por todos los medios provinciales posibles, como habían estado haciendo durante bastante tiempo. Poco más tarde, me he percatado de que lo que había ocurrido era algo bien distinto: conscientes de su mal, creo yo, habían pasado a la “clandestinidad”, realizando sus cursos sin anunciarlos ni siquiera a la entrada del propio local de la Cámara (como suelen hacer con todos ellos) y evitando los profesores hacerse ver con vehículos rotulados de empresas foráneas.
Pero lo que ya me ha hecho perder definitivamente mi “fe” en la Cámara de Comercio es que no sólo presta estos servicios con empresas que no son de Astorga o su partido judicial, sino que además, cuando no puede ofertar la formación, deriva a sus potenciales alumnos a La Bañeza, por ejemplo, en lugar de hacerlo a los centros que en Astorga imparten los cursos correspondientes. Así pues, resulta paradójicamente que, la empresa que represento, que nunca ha encontrado trabas en lo que a permisos y licencias se refiere por parte del Ayuntamiento de Astorga, sino más bien facilidades, va a topar ahora con los obstáculos de la Cámara, que, en lugar de hacer más cómoda mi existencia como negocio, como sería de esperar, actúa como una gran sociedad privada para conseguir su fin de sobrevivir a cualquier precio sin importar los medios empleados para conseguirlo. La importancia de su supervivencia no entro yo a valorarla aquí, deberán someterla a examen las propias empresas.
Aunque con pocas esperanzas de ser escuchado, le sugiero al Sr. Presidente de la Cámara de Comercio de Astorga que trate de ofertar sus servicios contando con profesionales y empresas de Astorga, pues, bien está promocionar los productos gastronómicos de nuestra ciudad por las ferias, pero mucho mejor estaría promover
todo el comercio de Astorga o, al menos, no “darle la lata”, como diríamos por estas tierras.
Hasta no hace mucho tiempo, pensaba, inocente, que las Cámaras de Comercio tenían la función de defender los intereses de las empresas y promocionar el comercio en su zona de influencia. Sin embargo, permítanme mostrar mi desengaño en este punto, para conocimiento de todos los ciudadanos y empresarios de nuestro entorno,
a quienes, probablemente, resultará de interés la siguiente información.
A pesar de haber transmitido por escrito a su presidente lo que aquí voy a relatar, la Cámara de Comercio de Astorga, desde hace ya más de dos años, viene empeñándose en ofertar cursos de formación que se solapan con otros que ya impartimos otras empresas de Astorga a las que debería más bien defender y apoyar que hacerles la competencia o provocar su cierre, como ya ha ocurrido en algún caso.
Ingenuamente consideraba, que la defensa de las empresas debía ser el objetivo primordial de éstas, pues, así lo había estipulado la Comisión Nacional de la Competencia y la propia nueva ley de Cámaras. Desde luego su objetivo nunca tendría que ser el perjuicio a sus “supuestos” protegidos entrando en competencia desleal con
los mismos, puesto que juegan con ciertas ventajas a las que sus propios “defendidos” no pueden tener acceso.
La situación a la que aludimos en el caso de la Cámara astorgana se agrava más, si tenemos en cuenta que esta Entidad se sirve de empresas y de profesionales que no son de Astorga ni de su partido judicial (recordemos que la denominación de la Entidad que figura en su propia página web es Cámara Oficial de Comercio e Industria
de Astorga y su Partido Judicial) para gestionar e impartir la formación mencionada en lugar de contar para ello con los negocios de Astorga que cuentan con suficientes recursos, y de calidad, en este sentido.
No obstante, mi ingenuidad, me llevó a creer durante algún tiempo que las aguas habían vuelto a su cauce y que, por tanto, habían abandonado su mala praxis, sobre todo cuando cesaron de publicitar sus cursos a bombo y platillo (muy especialmente los mismos que ofertamos otras empresas de Astorga) por todos los medios provinciales posibles, como habían estado haciendo durante bastante tiempo. Poco más tarde, me he percatado de que lo que había ocurrido era algo bien distinto: conscientes de su mal, creo yo, habían pasado a la “clandestinidad”, realizando sus cursos sin anunciarlos ni siquiera a la entrada del propio local de la Cámara (como suelen hacer con todos ellos) y evitando los profesores hacerse ver con vehículos rotulados de empresas foráneas.
Pero lo que ya me ha hecho perder definitivamente mi “fe” en la Cámara de Comercio es que no sólo presta estos servicios con empresas que no son de Astorga o su partido judicial, sino que además, cuando no puede ofertar la formación, deriva a sus potenciales alumnos a La Bañeza, por ejemplo, en lugar de hacerlo a los centros que en Astorga imparten los cursos correspondientes. Así pues, resulta paradójicamente que, la empresa que represento, que nunca ha encontrado trabas en lo que a permisos y licencias se refiere por parte del Ayuntamiento de Astorga, sino más bien facilidades, va a topar ahora con los obstáculos de la Cámara, que, en lugar de hacer más cómoda mi existencia como negocio, como sería de esperar, actúa como una gran sociedad privada para conseguir su fin de sobrevivir a cualquier precio sin importar los medios empleados para conseguirlo. La importancia de su supervivencia no entro yo a valorarla aquí, deberán someterla a examen las propias empresas.
Aunque con pocas esperanzas de ser escuchado, le sugiero al Sr. Presidente de la Cámara de Comercio de Astorga que trate de ofertar sus servicios contando con profesionales y empresas de Astorga, pues, bien está promocionar los productos gastronómicos de nuestra ciudad por las ferias, pero mucho mejor estaría promover
todo el comercio de Astorga o, al menos, no “darle la lata”, como diríamos por estas tierras.