El cielo encapotado no arrugó a los devotos de la Virgen de los Remedios
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La lluvia no ha dejado lucir con todo su esplendor la romería que cierra el calendario festivo de la siembra y la cosecha en Maragatería. La Virgen de los Remedios salió de la iglesia mirando al cielo que dejó abundante agua en la mañana.
Los romeros y los maragatos que no se 'arrugaron' ante los nubarrones que presidían el cielo, besaron el manto de la 'madre' milagrera. La romería de los Remedios congrega, cada segundo domingo de octubre, a todos los hijos de esta comarca desangrada por la emigración, y a personas de las zonas aledañas, los más numerosos son los bercianos, aunque también se dejaron ver parameses y riberanos de la Vega del Tuerto.
El canto del ramo y la salve maragata pusieron el toque de emoción en el instante de la salida de la talla del siglo XVII por la puerta grande del templo, bajo la pancarta 'Viva la patrona de la Maragatería'.
Artesanos, pulperos y perdones
El ambiente en los alrededores de la ermita lo ponían los vendedores ambulantes, buena parte de ellos artesanos de la madera, el barro y el textil. Era el día para comprar ajos de siembra, aperos de labranza de segunda mano, navajas y un sinfín de objetos construidos por las manos expertas de los talladores de madera.
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La lluvia no ha dejado lucir con todo su esplendor la romería que cierra el calendario festivo de la siembra y la cosecha en Maragatería. La Virgen de los Remedios salió de la iglesia mirando al cielo que dejó abundante agua en la mañana.
Los romeros y los maragatos que no se 'arrugaron' ante los nubarrones que presidían el cielo, besaron el manto de la 'madre' milagrera. La romería de los Remedios congrega, cada segundo domingo de octubre, a todos los hijos de esta comarca desangrada por la emigración, y a personas de las zonas aledañas, los más numerosos son los bercianos, aunque también se dejaron ver parameses y riberanos de la Vega del Tuerto.
El canto del ramo y la salve maragata pusieron el toque de emoción en el instante de la salida de la talla del siglo XVII por la puerta grande del templo, bajo la pancarta 'Viva la patrona de la Maragatería'.
Artesanos, pulperos y perdones
El ambiente en los alrededores de la ermita lo ponían los vendedores ambulantes, buena parte de ellos artesanos de la madera, el barro y el textil. Era el día para comprar ajos de siembra, aperos de labranza de segunda mano, navajas y un sinfín de objetos construidos por las manos expertas de los talladores de madera.
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