M.A. Reinares
Viernes, 02 de Enero de 2015

"Voy a ir a Tokio 2020 cueste lo que cueste"

El atleta astorgano Raúl Celada tiene la mirada puesta en las Olimpiadas de Tokio de 2020 y nada lo va a detener, a la vista de la capacidad de sacrificio y de las ganas por estar entre los mejores del mundo. "Es un tío muy inteligente y competitivo cien por cien", dice de él su primer entrenador, Uriel García Fonseca, así que "si mantiene la progresión y no se salta ningún paso" llegará a donde se proponga.

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No es dificil encontrarse con Raúl Celada en Astorga, sobre todo cerca de su casa, por la Plaza de Toros y la vera del río Jerga donde en vacaciones corre a diario. Seguramente, para los astorganos que acuden a pasear por la zona hasta Murias de Rechivaldo, pasará desapercibida la figura delgada de un chaval de 19 años haciendo deporte. Sin embargo, detrás de esa estampa cotidiana de un joven en chandal corriendo se esconde una enorme fuerza de voluntad y "una de las cabezas mejor amuebladas" con las que se ha cruzado el preparador del Club de Atletismo 'Teleno', Uriel García Fonseca.

 

Bien amueblada debe de estar porque mientras los chicos y chicas de su edad están en el 'sube y baja' emocional de la adolescencia, Raúl con 15 años decidió que sacrificaría lo que fuera por correr. Ocurrió después de quedar tercero "en un campeonato de España, quedé el tercero", recuerda, "al acabar esa carrera tuve una sensación que no se puede explicar porque era mi primera medalla, y fue cuando dije 'quiero seguir ganando medallas y quiero ir a por las de oro'. Imagina, un chaval que solo quiere que llegue el fin de semana para salir un sábado por la noche y yo quería que llegara para las carreras, para entrenar el sábado por la mañana".

 

Paso a paso, sin perder el objetivo, Raúl dio el salto con 16 años al Centro de Tecnificación Deportiva 'Campo de la Juventud' de Palencia, a donde llegó con ciertos 'muebles' bien situados en su cabeza. La práctica cotidiana del deporte le está enseñando que "el esfuerzo diario, la constancia diaria del entrenamiento te hace crecer" como persona, asegura tras contar que comenzó practicando un día a la semana, depués pasó a tres, a continuación durante tres años se entrenaba cinco o seis días y ya desde hace un año corre de lunes a domingo y tres días a la semana por la mañana y por la tarde. El nivel de exigencia le ha llevado a colocar el listón en 10 sesiones y 130 kilómetros a la semana en los meses previos a disputar el Europeo de cross de Bulgaria.

 

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Y eso, semana a semana, día a día, ahora con su entrenador Santiago Laparte (otro resistente del deporte, récord de España de maratón) detrás de cada uno de sus movimientos, y siempre con el apoyo inquebrantable de sus padres, que costean desplazamientos a ciertas carreras para hacer marcas, fisios, aportes vitamínicos y toda una serie de gastos que no cubre la beca de la Junta de Castilla y León que disfruta en Palencia. "Necesito un patrocinio, ya sea empresa u organismo público. La gente no quiere ver" que su nombre ya recorre las páginas deportivas de los periódicos y las televisiones, "hay otros deportes, no solo fútbol, que también se ven", asegura convencido. Astorga se siente orgullosa de este chaval de 19 años que no ha querido fichar por ningún equipo fuera de la ciudad, sigue en el Club de Atletismo 'Teleno' donde empezó siendo un alevín, y no hay más que asomarse a las redes sociales cada vez que Raúl logra una nueva victoria, da igual la que sea, solo o en equipo, para sentir que los astorganos están ahí animándole y apoyándole.

 

Conversamos con este joven deportista en una cafetería con una infusión y un café con leche sobre la mesa. Hemos quedado a la salida del fisio a donde acude para recuperarse del esguince de tobillo que se hizo en el Europeo de Cross de Bulgaria. Si quieren que les diga la verdad, una se siente rara con un 'pipiolo' que no llega a los 20 años dándote lecciones de vida, porque entre sorbo y sorbo, de repente dice: "psicológicamente una carrera la afrontas yendo preparado, me entreno la cabeza en los entrenamientos porque son como una carrera, vas a sufrir como se sufre en una carrera y llega un momento que me digo, tengo que sufrir y tengo que sufrir y cuanto más aguante el sufrimiento más voy a ganar. Gana quien mayor capacidad de sufrimiento tenga, a parte de lo físico". ¿Qué más se le puede preguntar a esa cabeza envuelta en una cara casi de niño?

 

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La preparación psicológica y la capacidad de sufrimiento las demostró en Bulgaria, en el Erupos de Cross celebrado hace unas semanas, donde corrió las tres últimas vueltas con el tobillo tocado, "me hice el esguince en una zona que estaba helada, en un giro a la izquierda pisé mal y tuve que acabar con el pie a rastras, lo pasé mal pero íbamos cuatro si me retiraba el equipo no puntuaba, había que acabar como fuera; me decía 'tres vueltas y puede que seas podium en el campeonato de Europa' y eso no se paga con cualquier cosa", recuerda.

 

Otra vez el podium y las medallas aparecen en la conversación. Está claro que Uriel García no se equivoca, es cien por cien competitivo, pero descubrimos que además tiene espíritu crítico con lo que está sucediendo con el deporte en todos los niveles: "participar en el Europeo ha sido el resultado de años de entrenamiento, no fue individualmente como me esperaba, pero por equipos quedamos los subcampeones de Europa que parece una tontería, pero claro esto no es el fútbol que si quedan subcampeones de Europa serían los putos amos, y en atletismo parece que no eres nada, lo valoran muy pocas personas".

 

En su curriculum atesora en cross un campeonato europeo y dos mundiales, en pista es campeón de España juvenil de 2500, tercero en 5000, y en asfalto realiza buenas marcas. Entre sus objetivos inminentes sitúa en febrero o marzo el Campeonato de España promesa de 3000 metros, "que es la distancia que más me gusta, y luego en aire libre 1500 o 5000, no sé todavía". Pero no nos olvidemos de Tokio 2020 porque Raúl no tiene dudas de que "voy a ir cueste lo que cueste, es mi meta a largo plazo, tendré 24 años, lo veo factible. Voy bien, no tengo prisa, quiero llegar al límite y haré todo lo que esté en mi mano". Con esa contundencia, no podemos por menos que quedar emplazados para dentro de cinco años.

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