Eloy Rubio
Viernes, 13 de Febrero de 2015

Los arrieros y las libras de chocolate

Carta del Maragato Cordero del año 1837, en la que denuncia las mañerías de Francisco como descuidero de un cajón de mantecadas que iban parejas con una caja de chocolates, destinadas ambas a 'Cabeza de Vaca'.

 

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Los arrieros maragatos fueron esenciales para importar a Astorga, desde Galicia, el cacao, el clavo, la canela y  el azúcar de caña de las ‘Yndias’. Materias primas para la fabricación del chocolate.


 
La primera fábrica de chocolate de la que se tiene noticia en Astorga es del siglo XVIII. En el siglo XIX en muchas viviendas de la ciudad se disponía de piedra y de rodillo, donde los chocolateros elaboraban el chocolate por encargo. En Astorga hubo por esas fechas más de 40 marcas de chocolates, las cuales tuvieron que fantasear con los nombres pues la realidad no daba para tanto y así vendieron sus productos con titulares como ‘La perla astorgana’, ’La conciencia’, ‘La confianza’, 'Pura fidelidad', 'La nueva aurora', ‘Pueblo español’ etc. 


El chocolate en Astorga se hacía a brazo, sobre las piedras de moler, hechas de un bloque de granito. Astorga era un lugar idóneo para fabricar el chocolate, porque en ausencia de frigoríficos el suelo helado era excepcional para enfriar la pasta.


Ya a finales del siglo XIX “comienza el proceso de mecanización de esta industria que supone la introducción a lo largo del tiempo de tostadoras con motor eléctrico, máquinas descascarilladoras, refinadoras mecánicas, mezcladoras, templadoras y túneles de enfriamiento. Todos estos elementos hacen posible aumentar la producción pero a costa de perder calidad artesanal.” [*(1)]. Una calidad que viene recuperándose aunque sea parcialmente en los últimos tiempos.


Cuenta Manuel E. Rubio Gago [*(2)] en su libro 'Cocina y despensa', que hasta hubo un maragato arriero de Andiñuela, Mateo Martínez Botas que dejó los hábitos de la arriería por las libreas del chocolate y puso fábrica en Astorga. Tal vez como transportista del chocolate habría visto las ventajas y delicias de la nueva industria. No solo se exportaba el chocolate sino que también se exportó el oficio.

 

Juan Carlos de la Mata Guerra [*(3)], indica que se hizo en Astorga una ‘escuela práctica’ del buen gourmet chocolatero que transmitía el oficio, y que acá venían y de aquí salían confiteros expertos en la fabricación de ese licor de los dioses.

 

Los arrieros mercadearon con todo lo que podía traerse y llevarse por esos caminos donde tanto podían darse de bruces con el bandido de la sierra como con el faccioso carlista. Fueron correveidile del buen hacer de los chocolateros de Astorga y lo impusieron en la corte.

 

Manuel Emilio Rubio Gago, tal vez lo haya sacado de algún ‘El envés’ cunqueriano, dice que la corona de Inglaterra envió, hacia 1809, un destacamento de soldados al mando de John Moore, que con el pretexto de ayudar a la guerrilla española contra Napoleón, en tierras leonesas, en realidad venían a eliminar la floreciente industria chocolatera astorgana que hacía grave mella en la inglesa de por aquel entonces”, astucias propias del liberalismo abogando por la libre mercadería.


Rescatamos una carta escrita desde Santiago de Millas por el señor Santiago Alonso Cordero, con fecha del 23 de diciembre de 1837, en ella el chocolate y las mantecadas astorganas fueron regalo para la colación navideña ,por parte de las empresas maragatas a sus distinguidos clientes, amigos y familiares.

 

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Transcripción de la carta

“Veo lo que me dices de las colaciones de casa y eso fue una equivocación por quitar la docena de cajas que te dieron de menos. Para mí se quitó sin duda la docena de granadas.

Llegaron los 84 cajones de tu nota, pero examinados, por lo menos falta uno grande para la Compañía, pues aunque vienen los 25, ya verías que uno trae el rótulo para mí en particular como expresión que hace el yerno de Doña Rosa, según carta suya que tengo. Tú verás que has hecho de ese cajón y si no falta el de la compañía, falta el de mantecadas del señor Cabeza de Vaca, pues el chocolate trae su rótulo y de las mantecadas, ninguno trae rótulo para dicho señor. Con que así tú debes de aclararlo pues ya se conoce en la nota anduviste enmendando el número de nuestros cajones como debían ser y luego dice 25”.

 

Bibliografía
*(1) Cristina González; El museo del chocolate de Astorga. Cuadernos de etnología y Etnografía de Navarra.


*(2) Manuel Emilio Rubio Gago. Cocina y despensa. Biblioteca leonesa de tradiciones. Diario de León.


*(3)Juan Carlos de la Mata Guerra. Chocolateros y arrieros maragatos en Benavente. Argutorio Nº 25. 2010

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