Emilio Geijo Rodríguez. Profesor de Filosofía
Domingo, 15 de Febrero de 2015

Cómo nos cambia Internet

El propósito de este artículo es enunciar los cambios que la Red está produciendo en nosotros como seres sociales, culturales y lingüísticos.

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2014 ha sido el año en el que se ha celebrado el 25º aniversario de la Red. ¿Qué ha cambiado desde que sir Tim Berners-Lee diese este regalo al mundo en 1989?

 

Posiblemente sería más fácil responder a la pregunta de qué no ha cambiado. El uso generalizado de la Red en casi todas las comunidades del planeta ha afectado a casi todos los aspectos de la existencia humana: muchas para bien y algunas para mal. De forma natural, casi sin darnos cuenta, la tecnología digital, en virtud del potencial intrínseco de desarrollo que tiene, nos ha obligado a adaptarnos a lo efímero, a dispositivos nuevos, a sistemas operativos nuevos, aplicaciones nuevas… Y también asistimos –con cierta perplejidad- a cambios pasmosos que produce en los  ámbitos tradicionales de la economía, de la política, de la educación, de la cultura y del ocio.


Podemos recapitular sobre lo acontecido en estos 25 años, pero más importante es considerar lo que podríamos lograr en los próximos 25 porque  la revolución digital no ha hecho más que empezar. El ser humano  está superando barreras que nunca sospechó poder derribar y esto le enardece hasta el punto de que Paul Saffo, experto en Inteligencia artificial de la Universidad de Stanford, (en el corazón del ya legendario Silicon Valley) afirme: “Cualquiera que diga que las máquinas no pueden hacer tal cosa, se va a arrepentir. Dentro de uno o dos decenios, los coches se moverán solos, habrá máquinas completamente autónomas, Universidades sin profesores… La vida casi autónoma”.


No voy a enumerar la lista de los cambios funcionales porque el propósito de este artículo es enunciar los cambios que la Red está produciendo en nosotros como seres sociales, culturales y lingüísticos que vivimos un acelerón de la historia de la humanidad. ¿Hacia dónde se dirige este torrente tecnológico, en qué mares desembocará la especie humana y el mundo en general?

 

 

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Impacto Social

Suele decirse que un uso intensivo de Internet aumenta el riesgo de enajenación, aislamiento, depresión o distanciamiento social. Sin embargo, los datos disponibles evidencian que si la tendencia cultural dominante en nuestra sociedad es la búsqueda de autonomía y si esta búsqueda es alimentada por Internet, entonces avanzamos hacia una sociedad de individuos asertivos y con libertad cultural al margen de las barreras impuestas por rígidas organizaciones sociales heredadas de la era industrial.


Así mismo, los estudios sobre conducta autónoma muestran que cuanto más autónoma es la persona, más utiliza la web, y cuanto más utiliza la web, más autónoma es (Castells et al., 2007). A partir de esta cultura de la autonomía sustentada por Internet han aparecido nuevos tipos de sociabilidad, las relaciones en red, y también nuevos tipos de prácticas sociopolíticas, los movimientos sociales en red y la democracia en red.  Estas dos tendencias se están produciendo en los procesos de cambio social  actualmente en todo el mundo.


Está en marcha una nueva revolución sociotecnológica en Internet: la irrupción de redes sociales donde ya están representadas todas las actividades humanas, que incluyen relaciones personales, negocios, trabajo, cultura, comunicación, movimientos sociales y política. Por tanto, estamos ante una sociedad autoconstruida mediante la conexión en red con otras redes. Pero no se trata de una sociedad virtual. Existe una estrecha conexión entre las redes virtuales y las redes vivas. Es un mundo híbrido, un mundo real. No es un mundo virtual ni un mundo aparte. Empleando otros factores de control, los estudios muestran que el uso de Internet reafirma a las personas, al intensificar su sensación de seguridad, libertad personal e influencia. Es decir, todos viven su vida física, pero se conectan cada vez más y en múltiples dimensiones a las redes sociales. ‘Paradójicamente, la vida virtual es más social que la física, ahora atomizada por la organización del trabajo y de la vida en las ciudades’.

 

Otra institución social transformada por la Red es la Política. Los movimientos sociopolíticos han estado especialmente activos desde 2010, sobre todo durante las revoluciones árabes contra sus dictaduras; en Europa y Estados Unidos, en forma de protestas contra la gestión de la crisis financiera; o en Brasil en Turquía, en México, en contextos institucionales y economías de gran diversidad.  Es precisamente la similitud de los movimientos en contextos del todo distintos lo que  autoriza a los autores del estudio a formular la hipótesis de que estamos ante el patrón de los movimientos sociales característicos de la sociedad global en red. En todos los casos observan la capacidad de estos movimientos para organizarse, sin líderes, sobre la base de una reacción emocional espontánea. Y también en todos los casos se da una conexión entre las comunicaciones a través de Internet.


Por lo tanto, estamos ante una nueva forma de ser de la sociedad: la sociedad red al igual que la red eléctrica y el motor fueron el soporte del modelo de organización social que conceptualizamos como sociedad industrial. Es una forma abierta de organización social que acoge lo mejor y lo peor del género humano.

 

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Impacto cultural y lingúístico

McLuhan advirtió hace tiempo que “Los efectos de la tecnología no se dan en el nivel de las opiniones, sino que alteran los conceptos y los patrones de percepción”. ¿Qué papel juega Internet en nuestros sistemas de pensamiento? Partamos de que el lenguaje es inherente al pensamiento consciente y a las manifestaciones del inconsciente. Por lo tanto, es ahí donde merece la pena repasar el modo en que las formas de expresar el lenguaje, de exteriorizarlo, han modificado la manera en que el ser humano construye la realidad, “su” realidad.


Durante los últimos cinco siglos, desde que la imprenta de Gutemberg hiciese de la lectura un afán popular, la inteligencia lineal y literaria ha estado en el centro del arte, la ciencia y la sociedad.  Con el libro, se expandieron los límites del lenguaje pues los escritores estaban obligados a expresar con mayor elegancia, claridad y originalidad el acontecer humano externo e interno. A medida que el lenguaje se ampliaba, el hombre profundizaba en su conciencia. 


Se produjo un fenómeno histórico en el que la toma de conciencia del hombre por medio del libro generó un cambio profundo cuya onda expansiva llega hasta nuestros días: La Ilustración europea en el siglo XVIII. Fue un siglo extraordinariamente fecundo en textos que permitieron a los seres humanos tomar conciencia de sí  y descubrir que el espíritu humano puede ser autónomo si tiene valentía para ello. “Atrévete a saber” es la interpelación kantiana a la especie humana. En los hogares, por las noches, la lectura de la Enciclopedia de Diderot sustituyó a la de la Biblia. Los seres humanos no solo se informaban, sino que se formaban como seres conscientes, libres que caminaban hacia su emancipación. Poco después de concluida La Enciclopedia, la obra más emblemática de la Ilustración, estalló la Revolución Francesa. 


Hoy nos encontramos entre dos mundos tecnológicos. Después de 550 años, la imprenta y sus productos se están viendo desplazados del centro de nuestra vida intelectual. El cambio comenzó a mediados del XX cuando empezamos a dedicar cada vez más tiempo y atención a los nuevos productos de entretenimiento: radio, cine, fonógrafo, televisión.


La Red, además de la palabra escrita, ha incorporado todas esas tecnologías de comunicación y las ha sustituido con una característica importante: es bidireccional. Además de recibir, podemos enviar mensajes a través del sistema y, así, el sistema se ha hecho más útil y versátil: negocios, comunicaciones, relaciones personales y creaciones de todo tipo se almacenan, difunden y critican en formatos variados: blogs, páginas web, vídeos, redes sociales. Como resultado, el tiempo que pasamos conectados no ha dejado de aumentar. Hay quien afirma que la Red muy pronto se implicará tanto en nuestras vidas tanto como la electricidad.

 

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Ahora bien, los textos que se exponen en la Red van acompañados de numerosos enlaces que combinan diferentes tipos de información en la pantalla (vídeo, audio, texto) de manera que la Red multimedia fragmenta los contenidos e interrumpe nuestra concentración. Por eso, nuestro comportamiento en la Red es antitético respecto a la lectura del libro: El libro nos obliga a concentrarnos, la Red, nos invita a distraernos. La conexión a la Red nos sumerge en la multitarea y nos exige mucha atención. Cuando estamos ‘online’ a menudo nos mostramos ajenos a todo cuanto acontece a nuestro alrededor hasta provocar situaciones grotescas o definitivamente groseras. Pero paradójicamente la Red atrae nuestra atención para dispersarla. Distintos investigadores, no solo neurobiólogos, coinciden en que cuando nos conectamos a la Red entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado, distraído, superficial.


Ahora bien, el proceso tecnológico es irreversible por lo que la tendencia a la multitarea y el consumo de muchos tipos diferentes de información no hará sino continuar. Por ello, es previsible que las generaciones jóvenes experimenten una evolución para convertirse en ágiles consumidores de datos, sus mentes se adaptarán para procesar de manera eficiente un caudal de información que a los más maduros ahora nos 'distrae'.

 

 

 
 

 
 
 

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