Camina el Nazareno hacia su destino
Jueves Santo
![[Img #15301]](upload/img/periodico/img_15301.jpg)
![[Img #15302]](upload/img/periodico/img_15302.jpg)
![[Img #15303]](upload/img/periodico/img_15303.jpg)
![[Img #15304]](upload/img/periodico/img_15304.jpg)
Tras el Pregón matutino, anunciando el Sermón de las Siete Palabras del viernes, es la Procesión del Silencio, la protagonista de la noche del Jueves Santo.
En este día me puede la pasión y el sentimiento. Fui durante más de tres quinquenios, hermano mayor de la Hermandad del Silencio, y este Jueves Santo, tras largos años, he vuelto a pujar al Nazareno, mi Nazareno.
![[Img #15316]](upload/img/periodico/img_15316.jpg)
Roto ya mi voto de silencio, con el hombro dolorido, empiezo a escribir estas líneas, con la satisfacción y la alegría de mi reencuentro con Él.
No hace ni cuatro horas que esto sucedió....
Cae la noche. Túnicas blancas entrando en la iglesia, algún rezagado cruza corriendo las calles de la ciudad. El Nazareno y el Ecce Homo ya esperan en el atrio.
![[Img #15306]](upload/img/periodico/img_15306.jpg)
Es la hora. Las puertas se cierran, un toque de trompeta nos indica que el acto comienza. Se hace el silencio. Momento de sosiego, íntimo y personal. Cada uno de nosotros realiza su particular ofrenda prometiendo SILENCIO las próximas horas en las que vamos a acompañar al Nazareno. Nos dirigimos al Padre con una oración y comienza la procesión desde el interior del templo.
![[Img #15305]](upload/img/periodico/img_15305.jpg)
Encabezando el desfile sale el Guión, blanco de pureza, anunciando que ya viene Él. Le sigue una hilera de cruces y llamas que le enseñan el Camino. Catorce faroles nos relatan los sufrimientos que padeció aquel Niño nacido en Belén, que terminó clavado en la Cruz solo por transmitir un mensaje de Amor.
Ya viene, ya se acerca, emoción contenida cuando sale el Nazareno. Con el rostro ensangrentado, agobiado por el peso de la Cruz, soportando con bondad y dulzura las ofensas e injurias de una turba amotinada, camina el Nazareno hacia su destino. Las espinas que coronan su cabeza, vierten la sangre redentora. Desde lo alto observa a la gente que sobrecogida guarda silencio a su paso, el reencuentro con su Padre ya está cerca.
![[Img #15317]](upload/img/periodico/img_15317.jpg)
Entra en la Plaza de la Semana Santa, solo se escucha el rasear de los pies de sus braceros contra la piedra pulida, camina lentamente, el silencio profundo se va enredando en los curiosos, en las aceras, en los edificios, en la noche entera. Un motete suena y el Nazareno escucha atentamente sin frenar su paso. Faltan las palabras para describir este momento.
![[Img #15308]](upload/img/periodico/img_15308.jpg)
Al paso por el Santuario de la Virgen de Fátima, su Madre, sale a recibirlo. Trata de consolarlo, limpia sus lágrimas, y regresa a su morada. Él continúa su Camino.
Pasada la medianoche regresamos al lugar de partida, conmovidos, exhaustos y conscientes del inmenso Sacrificio que realizó por nosotros. Ahora en su rostro creo observar calma, como diciéndonos que aun hay esperanza. “... Y al tercer día resucitará”.
![[Img #15307]](upload/img/periodico/img_15307.jpg)
Se rompe el voto y los braceros y braceras se felicitan y se abrazan, pero a la vez fluye un lamento en ellos, pues el tiempo ha pasado demasiado deprisa y tendrán que esperar un año para volver a reunirse con 'su' Nazareno y con 'su' Ecce Homo.
Jueves Santo
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![[Img #15304]](upload/img/periodico/img_15304.jpg)
Tras el Pregón matutino, anunciando el Sermón de las Siete Palabras del viernes, es la Procesión del Silencio, la protagonista de la noche del Jueves Santo.
En este día me puede la pasión y el sentimiento. Fui durante más de tres quinquenios, hermano mayor de la Hermandad del Silencio, y este Jueves Santo, tras largos años, he vuelto a pujar al Nazareno, mi Nazareno.
![[Img #15316]](upload/img/periodico/img_15316.jpg)
Roto ya mi voto de silencio, con el hombro dolorido, empiezo a escribir estas líneas, con la satisfacción y la alegría de mi reencuentro con Él.
No hace ni cuatro horas que esto sucedió....
Cae la noche. Túnicas blancas entrando en la iglesia, algún rezagado cruza corriendo las calles de la ciudad. El Nazareno y el Ecce Homo ya esperan en el atrio.
![[Img #15306]](upload/img/periodico/img_15306.jpg)
Es la hora. Las puertas se cierran, un toque de trompeta nos indica que el acto comienza. Se hace el silencio. Momento de sosiego, íntimo y personal. Cada uno de nosotros realiza su particular ofrenda prometiendo SILENCIO las próximas horas en las que vamos a acompañar al Nazareno. Nos dirigimos al Padre con una oración y comienza la procesión desde el interior del templo.
![[Img #15305]](upload/img/periodico/img_15305.jpg)
Encabezando el desfile sale el Guión, blanco de pureza, anunciando que ya viene Él. Le sigue una hilera de cruces y llamas que le enseñan el Camino. Catorce faroles nos relatan los sufrimientos que padeció aquel Niño nacido en Belén, que terminó clavado en la Cruz solo por transmitir un mensaje de Amor.
Ya viene, ya se acerca, emoción contenida cuando sale el Nazareno. Con el rostro ensangrentado, agobiado por el peso de la Cruz, soportando con bondad y dulzura las ofensas e injurias de una turba amotinada, camina el Nazareno hacia su destino. Las espinas que coronan su cabeza, vierten la sangre redentora. Desde lo alto observa a la gente que sobrecogida guarda silencio a su paso, el reencuentro con su Padre ya está cerca.
![[Img #15317]](upload/img/periodico/img_15317.jpg)
Entra en la Plaza de la Semana Santa, solo se escucha el rasear de los pies de sus braceros contra la piedra pulida, camina lentamente, el silencio profundo se va enredando en los curiosos, en las aceras, en los edificios, en la noche entera. Un motete suena y el Nazareno escucha atentamente sin frenar su paso. Faltan las palabras para describir este momento.
![[Img #15308]](upload/img/periodico/img_15308.jpg)
Al paso por el Santuario de la Virgen de Fátima, su Madre, sale a recibirlo. Trata de consolarlo, limpia sus lágrimas, y regresa a su morada. Él continúa su Camino.
Pasada la medianoche regresamos al lugar de partida, conmovidos, exhaustos y conscientes del inmenso Sacrificio que realizó por nosotros. Ahora en su rostro creo observar calma, como diciéndonos que aun hay esperanza. “... Y al tercer día resucitará”.
![[Img #15307]](upload/img/periodico/img_15307.jpg)
Se rompe el voto y los braceros y braceras se felicitan y se abrazan, pero a la vez fluye un lamento en ellos, pues el tiempo ha pasado demasiado deprisa y tendrán que esperar un año para volver a reunirse con 'su' Nazareno y con 'su' Ecce Homo.






