Del Lazarillo a Genarín
![[Img #15593]](upload/img/periodico/img_15593.jpg)
Un pobre andaluz, solicitado para votar, mediante soborno, por un diputado no de su gusto, respondió: "En mi hambre mando yo". -Anónimo-
"Las leyes son como los perros, ladran a quien va mal vestido". -Pio Baroja-
La mejor manera de contar lo que sucede con 'El entierro de Genarín', libro de Julio Llamazares reeditado por Alfaguara y presentado el viernes 10 de abril en el salón de actos de la Casa de León en Madrid, lo decía ya José Carlón en la contraportada de aquella edición de Ayuso, en 1981: "El entierro de Genarín entronca, de este modo, con la larga tradición de rituales y ceremonias mágicas con que el pueblo ha combatido siempre los rigores religiosos y que tiene algunas de sus manifestaciones más notables en las Lupercarias y Saturnales romanas, en la Cuaresme prenant que gozosamente nos narra Rabelais, en las innumerables copias de la Coena Cyprianni o fiesta de los locos...".
En la mesa José María Hidalgo vocal de cultura de la Junta Directiva de La Casa de León; los periodistas Bernardo Marín, subdirector del área digital de El País y David Rubio, director de La Nueva Crónica de León, además del autor y el artista-ilustrador Antonio Santos.
Las referencias a aquella "milagrosa" edición y las siguientes, como la que se hizo en los cines Alphaville contando en la mesa con Tomás Pollán, Gutiérrez (Guti) y Luis Mateo Díez, y entre los asistentes, dicen, estuvo Rafael Alberti.
Esta edición actual conserva el mismo texto y la novedad y fecundidad de un Lazarillo de Tormes o un Genarín de la Chantría. Ilustraciones como si fuesen antiguos aguafuertes, xilografías en bajo-relieve plano, poéticas del blanco y negro. Y el tan manido entierro de jueves santo donde el espacio público hacinado, se muta en laberinto histórico y las fuentes folklóricas del personaje en refranero de Correas.
La sátira religiosa de todo el acontecer de Genaro Blanco Blanco, permitiría pensar que su autor era lector de Erasmo, o que más bien entroncaría con el anticlericalismo de los *fabliaux de la Edad Media y de los cuentos italianos del primer Renacimiento. Americo Castro hubiera pensado en la obra de un alumbrado o converso. Lo que parece evidente es que autor y personaje, ante todo, pertenece a la gran familia de los espíritus libres y no a la de las almas timoratas. El desgraciado por excelencia, se transforma en héroe de chascarrillos, bajo un nombre de terminación diminutiva, Genarín, que confiere al personaje un carácter de ingenuidad infantil, que como Lazarillo "cabalgó a su agüela".
![[Img #15594]](upload/img/periodico/img_15594.jpg)
Literariamente, la obra de Julio Llamazares, en palabras de José Carlón, supone, además, la recuperación de viejos géneros españoles como la picaresca y el esperpento, la reivindicación activa de la heterodoxia y, también, el análisis del nacimiento y formación de un mito en pleno siglo XX.
Julio Llamazares confiesa que ya no participa en la fiesta pagana surgida a raiz de la publicación de su libro. Recordaba a Jesús Ayuso como editor de la obra, hasta aquel momento subterránea y que se negó a reeditar en Seix Barral, su anterior editora, y que dio pie a ser un ‘éxito’ de ventas con cinco ediciones en algo más de una década, - cosa que aprovechó Ayuso-Endymion editar a otros autores (‘Last river together’ de Leopoldo M. Panero)-. El entierro de Genarín y el Manifiesto comunista, han sido los éxitos comerciales de dicha editorial de viejos amigos de la librería Fuentetaja, terminó recordando Julio Llamazares.
*Los fabliaux son breves poemas narrativos (de entre 300 y 400 versos) franceses de los siglos XII y XIV. Su contenido es erótico o humorístico y son de carácter popular. Un 'fabliau' (hablilla) es un cuento escrito con el propósito de provocar la risa, para conseguirlo se centra en ambientes y personajes reales y vulgares
Un pobre andaluz, solicitado para votar, mediante soborno, por un diputado no de su gusto, respondió: "En mi hambre mando yo". -Anónimo-
"Las leyes son como los perros, ladran a quien va mal vestido". -Pio Baroja-
La mejor manera de contar lo que sucede con 'El entierro de Genarín', libro de Julio Llamazares reeditado por Alfaguara y presentado el viernes 10 de abril en el salón de actos de la Casa de León en Madrid, lo decía ya José Carlón en la contraportada de aquella edición de Ayuso, en 1981: "El entierro de Genarín entronca, de este modo, con la larga tradición de rituales y ceremonias mágicas con que el pueblo ha combatido siempre los rigores religiosos y que tiene algunas de sus manifestaciones más notables en las Lupercarias y Saturnales romanas, en la Cuaresme prenant que gozosamente nos narra Rabelais, en las innumerables copias de la Coena Cyprianni o fiesta de los locos...".
En la mesa José María Hidalgo vocal de cultura de la Junta Directiva de La Casa de León; los periodistas Bernardo Marín, subdirector del área digital de El País y David Rubio, director de La Nueva Crónica de León, además del autor y el artista-ilustrador Antonio Santos.
Las referencias a aquella "milagrosa" edición y las siguientes, como la que se hizo en los cines Alphaville contando en la mesa con Tomás Pollán, Gutiérrez (Guti) y Luis Mateo Díez, y entre los asistentes, dicen, estuvo Rafael Alberti.
Esta edición actual conserva el mismo texto y la novedad y fecundidad de un Lazarillo de Tormes o un Genarín de la Chantría. Ilustraciones como si fuesen antiguos aguafuertes, xilografías en bajo-relieve plano, poéticas del blanco y negro. Y el tan manido entierro de jueves santo donde el espacio público hacinado, se muta en laberinto histórico y las fuentes folklóricas del personaje en refranero de Correas.
La sátira religiosa de todo el acontecer de Genaro Blanco Blanco, permitiría pensar que su autor era lector de Erasmo, o que más bien entroncaría con el anticlericalismo de los *fabliaux de la Edad Media y de los cuentos italianos del primer Renacimiento. Americo Castro hubiera pensado en la obra de un alumbrado o converso. Lo que parece evidente es que autor y personaje, ante todo, pertenece a la gran familia de los espíritus libres y no a la de las almas timoratas. El desgraciado por excelencia, se transforma en héroe de chascarrillos, bajo un nombre de terminación diminutiva, Genarín, que confiere al personaje un carácter de ingenuidad infantil, que como Lazarillo "cabalgó a su agüela".
Literariamente, la obra de Julio Llamazares, en palabras de José Carlón, supone, además, la recuperación de viejos géneros españoles como la picaresca y el esperpento, la reivindicación activa de la heterodoxia y, también, el análisis del nacimiento y formación de un mito en pleno siglo XX.
Julio Llamazares confiesa que ya no participa en la fiesta pagana surgida a raiz de la publicación de su libro. Recordaba a Jesús Ayuso como editor de la obra, hasta aquel momento subterránea y que se negó a reeditar en Seix Barral, su anterior editora, y que dio pie a ser un ‘éxito’ de ventas con cinco ediciones en algo más de una década, - cosa que aprovechó Ayuso-Endymion editar a otros autores (‘Last river together’ de Leopoldo M. Panero)-. El entierro de Genarín y el Manifiesto comunista, han sido los éxitos comerciales de dicha editorial de viejos amigos de la librería Fuentetaja, terminó recordando Julio Llamazares.
*Los fabliaux son breves poemas narrativos (de entre 300 y 400 versos) franceses de los siglos XII y XIV. Su contenido es erótico o humorístico y son de carácter popular. Un 'fabliau' (hablilla) es un cuento escrito con el propósito de provocar la risa, para conseguirlo se centra en ambientes y personajes reales y vulgares