José Luis Puerto
Sábado, 18 de Abril de 2015

Enrique Gil y Carrasco, Folclorista I

José Luis Puerto comienza una serie de artículos en los que aborda la labor de Enrique Gil y Carrasco como folclorista

 

 

 [Img #15626]

 

 

Celebramos este 2015 el segundo centenario del nacimiento del escritor leonés y berciano Enrique Gil y Carrasco (Villafranca del Bierzo, 1815 – Berlín, 1846), muy conocido tanto como novelista (suya es la acaso mejor novela histórica española: 'El señor de Bembibre'), como poeta (en el conjunto de su lírica, destaca su hermoso y antológico poema titulado 'La violeta'), pero mucho menos conocido como folclorista, faceta en la que nosotros queremos profundizar a lo largo de este 2015 con varios artículos sobre este quehacer del escritor berciano.

 

El 'folklore', como término y concepto, fue propuesto y utilizado por ver primera por el arqueólogo británico William John Thomson, el 22 de agosto de 1846, poco antes de la mitad del siglo XIX, para nombrar lo que en aquel momento se denominaba ‘antigüedades populares’.

 

La ciencia del folclore nace entonces, fruto de la ideología romántica de valoración de lo local, de lo popular, de lo autóctono, de todo aquello que el pueblo elabora, ya sea en el plano material o inmaterial. Consecuencia de tal actitud romántica, que da lugar al nacimiento del folclore como ciencia, es la exaltación de todo lo popular, de todo aquello que crea y encarna ‘el alma del pueblo’, y ello da lugar al costumbrismo, plasmado sobre todo en el género llamado ‘cuadro de costumbres’ o ‘artículo de costumbres’, que estuvo tan en boga no solo en la primera mitad del XIX, sino a lo largo de todo el siglo e incluso en los lustros iniciales del siglo XX.

 

Y tal molde del llamado artículo de costumbres es el que cultiva fundamentalmente Enrique Gil y Carrasco, cuando trata de acercarse a esa alma del pueblo del noroeste hispánico, que, como berciano, él tan bien conoce.

 

¿Y cuáles son las principales contribuciones de Enrique Gil y Carrasco a describir y documentar esa alma del pueblo del noroeste hispánico? ¿Dónde podemos encontrar los textos para poder considerar a Enrique Gil y Carrasco como folclorista, tal y como proponemos en el título de estos sucesivos trabajos que iremos publicando a lo largo de este año en que conmemoramos el segundo centenario de su nacimiento?

 

Para empezar, diremos que Enrique Gil y Carrasco es colaborador en ese libro que tanta fortuna tendría en nuestro siglo XIX, como paradigma del artículo de costumbres que fuera, titulado 'Los españoles pintados por sí mismos'.

 

'Los españoles pintados por sí mismos' fue una gran compilación colectiva de cuadros de costumbres sobre tipos y profesiones populares, que se publicó en Madrid, en dos volúmenes, por Ignacio Boix, en 1843 y 1844; y que luego después, en 1851, se reeditarían en un solo volumen, también en Madrid, por Gaspar y Roig, Editores.

 

Pues bien, Enrique Gil y Carrasco es una de las firmas de tal prestigiosa y difundidísima publicación colectiva. Colabora, en concreto, con los siguientes artículos sobre tipos y oficios populares (citamos por la edición de Gaspar y Roig, de 1851):

 

'El pastor trashumante' (pp. 188-192), 'El segador' (pp. 211-213) y 'El maragato' (pp. 276-279) son los tres artículos o cuadros sobre tipos y oficios populares con los que colabora Gil y Carrasco en esta prestigiosa obra colectiva del romanticismo español.

 

 

[Img #15627]

 

 

Para entender su carácter, hemos de ver que, junto a la de Enrique Gil y Carrasco, hay otras prestigiosas firmas de aquel momento literario español, como, por ejemplo: Ramón de Mesonero Romanos ('El curioso parlante'), Manuel Bretón de los Herreros, Juan Eugenio Hartzembusch, Antonio García Gutiérrez, Francisco Navarro Villoslada, José Zorrilla o el Duque de Rivas, figuras todas ellas bien conocidas en la literatura romántica española.

 

¿Solo esa es la contribución de Enrique Gil y Carrasco al folclore? No, ni mucho menos. Aparte de otros diversos artículos costumbristas que escribió y publicó en revistas de la época, el escritor berciano es autor de un hermoso y documentado libro sobre la vida y tradiciones del noroeste leonés, titulado 'Bosquejo de un viaje a una provincia del interior'; y de otro más, 'El lago de Carucedo', en el que recrea la leyenda sobre tal lago berciano, que tiene que ver con la minería romana del oro.

 

Si el presente ha sido de mera exposición, en sucesivos artículos, iremos detallando la contribución de Enrique Gil y Carrasco a la naciente ciencia del folclore, que nace en Inglaterra y que enseguida se extiende por toda Europa.

 

Escritores románticos (y realistas incluso) como Enrique Gil y Carrasco, Fernán Caballero, Gustavo Adolfo Bécquer o Rosalía de Castro, entre otros muchos, contribuirían a echar los primeros cimientos de esa ciencia del folclore, que luego tanto evolucionaría.

 

De ahí que –creemos– merezca la pena de reivindicar la figura del escritor berciano como folclorista, algo que apenas hasta el momento se ha hecho.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.