Años de obligada reconversión: Una economía de 'guerra' logra que el Atlético no desaparezca (VII)
Reanudamos esta breve y jugosa historia del fútbol astorgano, por los duros comienzos del presente siglo con las presidencias de Leandro Simón y José Guzmán (2001-2006).
Tras el nuevo, y más que anunciado, descenso se atravesó una larga travesía en el desierto que se prolongó durante siete temporadas en las que se militó en el Grupo B de la Primera División Regional de Aficionados, hasta el ascenso alcanzado la temporada 2007-2008 que supuso el retorno a la Tercera División.
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Fue un entusiasta grupo de aficionados quienes, tras pactar una directiva de integración que encabezó Leandro Simón, lograrían evitar una disolución del club que parecía inevitable, tan solo tres décadas después de que el Atlético Astorga se hubiese constituido. Las más que lamentables situaciones económica –la deuda acumulada ascendía a nueve millones de las antiguas pesetas– y deportiva –un equipo descendido y con una plantilla a la que se adeudaban varias mensualidades– obligaron a los nuevos rectores atléticos a hacer de la necesidad virtud, procediéndose a aplicar una economía de guerra que pasaba fundamentalmente por amortizar, en sus cuatro años de mandato, los injustificados débitos contraídos y junto a ello, y no menos importante, apostar decididamente por la cantera señalándose que desde León tan sólo llegarían cinco jugadores –un automóvil–.
Así en la temporada 2001-2002 se producía una auténtica revolución –continuaban tan sólo cuatro jugadores del curso anterior– en una plantilla que, gestionada por Roberto Tejerina –quien ya había dirigido a los verdes algunas semanas, unas temporadas antes– realizó un fútbol alegre y atractivo en un equipo plagado de jóvenes jugadores –Misas, Andy, Richi, Matías, Cañal, Álvaro, Leandro, Bardal, Damián, etc.– que acabarían ocupando en la tabla clasificatoria un más que meritorio cuarto puesto.
Fue sólo una campaña después, la 2002-2003 cuando en un sobresaliente curso –y tras una racha de once jornadas invicto– el Atlético se consolidaba en el segundo puesto de la tabla. El ascenso a Tercera División, para nada programado por la directiva, pasaba por superar al SC Uxama, el segundo del otro Grupo, el A, de la Primera División Regional de Aficionados regional. Faltando dos partidos al Astorga debía obtener cuatro puntos para certificar el cambio de categoría. Sin embargo, una dolorosa derrota en Villablino ante el titular de la localidad lacianiega –el único gol del encuentro llegó en el minuto 83– daba al traste con las aspiraciones de los verdes que veían como la escuadra soriana les superaba al no fallar en sus dos encuentros, obteniendo los seis puntos que necesitaba.
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En los dos cursos siguientes se continuó enjuagando la deuda aunque deportivamente no se pudo optar al ascenso. En la temporada 2003-2004 se ocupaba el cuarto puesto después de una excelente segunda vuelta –trece jornadas invicto entre las jornadas 18ª y 31ª– que firmó como entrenador el ex jugador atlético Miguel Ángel Miñambres – un astorgano volvía a dirigir al club desde que lo hiciese Pedrín– después de que cumplido un tercio de la competición la directiva optase por cesar al también ex atlético José Antonio López. Por su parte, en el curso 2004-2005, el último presidido por Leandro Simón, una plantilla descapitalizada tras la marcha de algunos de sus puntales –Richi y Álvaro (La Bañeza FC), Cañal (Promesas Ponferrada), Damián (varios meses lesionado)– y dirigida por el berciano Miguel Ángel Martínez Cabero –tras la renuncia bien entrada la pretemporada de Javier Canelas– acabó ocupando una deslucida sexta plaza, Sin duda, lo más reseñable fueron los éxitos alcanzados por el equipo juvenil, dirigido por Vicente, tras lograr los títulos de Liga y Copa y el ascenso a la Primera Regional Juvenil que le convertían, estos resultados así lo atestiguan, en el mejor filial de la historia de la institución.
![[Img #15853]](upload/img/periodico/img_15853.jpg)
Pese a que bajo el mandato de Leandro Simón se había logrado eliminar la mayor parte de la deuda de la entidad, la viabilidad del Atlético volvía a peligrar al iniciarse la temporada 2005-2006 al no surgir ningún candidato que asumiese su gestión. Fue uno de los hombres de su equipo, Pepe Guzmán, quien dio un paso al frente dirigiendo la institución prácticamente en solitario, sin directivos que le apoyasen. Aunque se intentó reforzar la plantilla con hombres que diesen el plus necesario para pelear el ascenso, lo cierto es que buena parte de los fichajes pretendidos no pudieron hacerse efectivos, realizándose un curso más que discreto en el que bajo la dirección de Miguel Ángel Miñambres –quien retornaba un año después a la dirección deportiva del club tras su paso por la UD Salamanca– se obtenía el noveno puesto. Después de cinco temporadas, la Tercera División parecía convertirse en una categoría a la que resultaba imposible retornar.
Tras el nuevo, y más que anunciado, descenso se atravesó una larga travesía en el desierto que se prolongó durante siete temporadas en las que se militó en el Grupo B de la Primera División Regional de Aficionados, hasta el ascenso alcanzado la temporada 2007-2008 que supuso el retorno a la Tercera División.
Fue un entusiasta grupo de aficionados quienes, tras pactar una directiva de integración que encabezó Leandro Simón, lograrían evitar una disolución del club que parecía inevitable, tan solo tres décadas después de que el Atlético Astorga se hubiese constituido. Las más que lamentables situaciones económica –la deuda acumulada ascendía a nueve millones de las antiguas pesetas– y deportiva –un equipo descendido y con una plantilla a la que se adeudaban varias mensualidades– obligaron a los nuevos rectores atléticos a hacer de la necesidad virtud, procediéndose a aplicar una economía de guerra que pasaba fundamentalmente por amortizar, en sus cuatro años de mandato, los injustificados débitos contraídos y junto a ello, y no menos importante, apostar decididamente por la cantera señalándose que desde León tan sólo llegarían cinco jugadores –un automóvil–.
Así en la temporada 2001-2002 se producía una auténtica revolución –continuaban tan sólo cuatro jugadores del curso anterior– en una plantilla que, gestionada por Roberto Tejerina –quien ya había dirigido a los verdes algunas semanas, unas temporadas antes– realizó un fútbol alegre y atractivo en un equipo plagado de jóvenes jugadores –Misas, Andy, Richi, Matías, Cañal, Álvaro, Leandro, Bardal, Damián, etc.– que acabarían ocupando en la tabla clasificatoria un más que meritorio cuarto puesto.
Fue sólo una campaña después, la 2002-2003 cuando en un sobresaliente curso –y tras una racha de once jornadas invicto– el Atlético se consolidaba en el segundo puesto de la tabla. El ascenso a Tercera División, para nada programado por la directiva, pasaba por superar al SC Uxama, el segundo del otro Grupo, el A, de la Primera División Regional de Aficionados regional. Faltando dos partidos al Astorga debía obtener cuatro puntos para certificar el cambio de categoría. Sin embargo, una dolorosa derrota en Villablino ante el titular de la localidad lacianiega –el único gol del encuentro llegó en el minuto 83– daba al traste con las aspiraciones de los verdes que veían como la escuadra soriana les superaba al no fallar en sus dos encuentros, obteniendo los seis puntos que necesitaba.
En los dos cursos siguientes se continuó enjuagando la deuda aunque deportivamente no se pudo optar al ascenso. En la temporada 2003-2004 se ocupaba el cuarto puesto después de una excelente segunda vuelta –trece jornadas invicto entre las jornadas 18ª y 31ª– que firmó como entrenador el ex jugador atlético Miguel Ángel Miñambres – un astorgano volvía a dirigir al club desde que lo hiciese Pedrín– después de que cumplido un tercio de la competición la directiva optase por cesar al también ex atlético José Antonio López. Por su parte, en el curso 2004-2005, el último presidido por Leandro Simón, una plantilla descapitalizada tras la marcha de algunos de sus puntales –Richi y Álvaro (La Bañeza FC), Cañal (Promesas Ponferrada), Damián (varios meses lesionado)– y dirigida por el berciano Miguel Ángel Martínez Cabero –tras la renuncia bien entrada la pretemporada de Javier Canelas– acabó ocupando una deslucida sexta plaza, Sin duda, lo más reseñable fueron los éxitos alcanzados por el equipo juvenil, dirigido por Vicente, tras lograr los títulos de Liga y Copa y el ascenso a la Primera Regional Juvenil que le convertían, estos resultados así lo atestiguan, en el mejor filial de la historia de la institución.
Pese a que bajo el mandato de Leandro Simón se había logrado eliminar la mayor parte de la deuda de la entidad, la viabilidad del Atlético volvía a peligrar al iniciarse la temporada 2005-2006 al no surgir ningún candidato que asumiese su gestión. Fue uno de los hombres de su equipo, Pepe Guzmán, quien dio un paso al frente dirigiendo la institución prácticamente en solitario, sin directivos que le apoyasen. Aunque se intentó reforzar la plantilla con hombres que diesen el plus necesario para pelear el ascenso, lo cierto es que buena parte de los fichajes pretendidos no pudieron hacerse efectivos, realizándose un curso más que discreto en el que bajo la dirección de Miguel Ángel Miñambres –quien retornaba un año después a la dirección deportiva del club tras su paso por la UD Salamanca– se obtenía el noveno puesto. Después de cinco temporadas, la Tercera División parecía convertirse en una categoría a la que resultaba imposible retornar.