Manuel Jesús Álvarez
Sábado, 23 de Mayo de 2015

VIII) Tiempos de impulso: La presidencia de Jorge Alonso Alija. Un campeonato nunca alcanzado y el retorno a la tercera división (2006-2010)

A punto de abordar el presente del fútbol astorgano, Manuel Jesús Álvarez cuenta hoy el último tramo que ya es historia, del Atlético Astorga, la etapa que comprende los años del 2006 al 2010, ayer mismito.

 

Después de que a lo largo de la temporada 2005-2006 un más que generoso –y resentido en su salud– Pepe Guzmán ejerciese de, prácticamente, único directivo, no podía extrañar su marcha al concluir el curso. La falta de candidaturas volvía a cernir sobre el Atlético la sombra de su disolución. En esta ocasión fue el empeño de Miguel Ángel Miñambres el que, tras convencer a su grupo de amigos para asumir la gestión del club, evitó su desaparición. 

 

 

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Liderados por Jorge Alonso Alija –junto a Miñambres los dos catalizadores del proyecto– las premisas establecidas eran más que nítidas: incrementar las partidas de ingresos y gastos; atraer a patrocinadores y socios –triplicando los abonados existentes hasta alcanzar, al menos, los 550–; renovar y modernizar la gestión del club; remozar las instalaciones de un campo vetusto e incómodo; establecer una línea deportiva no sujeta a fluctuaciones –patrón de juego reconocible, césped de La Eragudina convertido en una ‘alfombra’, compromiso de mantener a los entrenadores el curso firmado, al menos la mitad de la plantilla debía estar integrada por jugadores de la ciudad–; disputar los partidos los sábados –truncando, de este modo, una tradición de años–; abandonar el club al cumplir los cuatro años comprometidos; y, no menos importante, alcanzar en dos años el deseado ascenso a Tercera División.

 

Al iniciarse la temporada 2006-2007, en la que Miñambres continuó  como entrenador, los fichajes pretendidos no se lograron hacer efectivos notándose en exceso la marcha, no deseada por el club, de los dos máximos artilleros del curso anterior: Rubén Bardal y Merino. Tras un inicio dubitativo –una victoria y cinco empates–, se conseguía en la jornada 24ª aproximarse a los puestos de cabeza, realizando un fútbol intenso y atractivo muy del gusto del aficionado, situándose a sólo cuatro puntos del primer clasificado. Sin embargo, una dolorosa derrota en La Eragudina ante el Real Monterrey CF, cuatro jornadas después, enterraba las opciones de ocupar las dos primeras plazas ocupándose, al concluir la competición, el tercer puesto.

 

 

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Fue un año después, 2007-2008, cuando bajo la batuta de Ángel Luis, en una temporada para recordar, se alcanzaba el Campeonato de Primera División Regional Aficionados –el único título oficial obtenido por el Atlético– y, corolario necesario, el ascenso a Tercera División. A diferencia del curso finalizado la secretaría técnica confeccionó una plantilla amplia –su número de efectivos resultó decisivo– y de calidad –se  ‘convenció’ a algunos jugadores que un año antes declinaron su incorporación–. Con un inició soñado y desconocido, seis triunfos consecutivos, en la jornada 13ª se alcanzaba el liderazgo en solitario que se mantendría hasta el final de la temporada. Pese a que en la jornada 27ª el ascenso parecía garantizado –nueve puntos sobre el segundo quedando siete jornadas por disputar– un cúmulo de malos resultados –derrotas ante CD Villaralbo, La Bañeza FC y CD Laciana– hicieron peligrar el ansiado objetivo. Sería en la penúltima jornada en una Eragudina repleta, 1.200 espectadores, cuando un agónico gol de Borja, en el alargue del encuentro que enfrentó a los verdes al CD Béjar Industrial, certificaba la obtención del campeonato y el ascenso a Tercera División siete años después. La base de aquel equipo la formaban un conjunto de jugadores que llevaban varios años en el club: Matías, Cefe, Misas, Andy, Leandro, Cañal, Richi, Boni, Luis, Juan Carlos, Diego, etc; a los que se unieron otros que aportaron el plus necesario –Busto, Tino, Borja, Alex, Mario Villar, etc.

 

La tarea para el curso 2008-2009 pasaba por conseguir la consolidación del equipo en la nueva categoría, reto que se mostraba tan complicado como apasionante. Tras acordarse no renovar a Ángel Luis la dirección técnica recayó, por cuarta vez en las últimas seis temporadas, en Miguel Ángel Miñambres. Como aperitivo a un año que se presentaba apasionante, y en homenaje a una afición que no dejaría de incrementarse, alcanzándose los 700 socios, se logró conformar una pretemporada de lujo llegando a La Eragudina un equipo de la División de Plata –Rayo Vallecano AD–, un histórico que nunca antes había acudido a la ciudad –Real Oviedo CF– y el primer equipo de la provincia –la más habitual CyD Leonesa–. Después de un buen inicio, cimentado en la solidez conseguida en La Eragudina, ocupándose en la jornada 9ª una notable octava posición, una racha muy negativa –tan sólo ocho puntos en quince encuentros– llevó al equipo a coquetear de forma dramática con los puestos de descenso. Fue una sustantiva mejoría en el cuarto final del curso –que incluyó tres victorias consecutivas a domicilio– la que posibilitó alcanzar la más que ansiada permanencia en la penúltima jornada ocupándose, finalmente, el 15º puesto. Resulta sustantivo advertir que el incombustible Juanma Aláez retornaba a la disciplina verde ¡dieciocho temporadas después de haberla abandonado! 

 

 

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El curso 2009-10, el último que la Junta Directiva presidida por Jorge Alonso Alija permanecería en el cargo tal y como se había comprometido ante los socios cuatro años antes, supuso la consolidación del equipo en Tercera División después de una más que plácida temporada. Establecida la continuidad como entrenador de Miguel Ángel Miñambres y después de un mal inicio –en la jornada 12ª tras seis derrotas consecutivas se estaba a un solo punto del descenso– el Atlético comenzó a realizar un excelente fútbol –siete jornadas invicto– certificándose con mucha antelación la permanencia lo que propició que en el último tramo de la competición el equipo se dejase llevar ocupándose, al concluir el campeonato, el 11º puesto. En la pretemporada se celebró en La Eragudina un partido amistoso entre el Real Sporting de Gijón y la UD Las Palmas, 3–1 para los asturianos, al que acudieron 2.000 aficionados. El que el partido fuese televisado por la Televisión Autonómica del Principado propició la instalación de una nueva iluminación que posibilitaba no sólo la celebración de partidos nocturnos –el primero en la historia del club se produjo finalizando septiembre en un partido jugado entre semana frente al CD Huracán Z– sino, mucho más importante, fijar en los meses de invierno el horario de los partidos a las 17 horas y no, como hasta entonces, una hora y cuarto menos.

 

Resulta importante señalar que en los cuatro años que nos ocupan –eso sí, en distintas fases– se produjo una sustantiva remodelación de La Eragudina: sustitución del murete de piedra perimetral por una barandilla metálica; cambio de la superficie hormigonada; sistema de riego por aspersión; redes detrás de las porterías; banquillos de policarbonato con perfiles metálicos; sillas de plástico y reflectores de calor infrarrojo para combatir el frio en la grada; modificación de los accesos al campo; erección de una nueva sede social –dos pisos, cafetería de 38 mm y terraza exterior de 40 mm–; hormigonado del aparcamiento; instalación de placas de energía solar térmica en los vestuarios; y, por último, la recién referida nueva iluminación. 

 

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