Javier Gutiérrez (Saberius)
Sábado, 30 de Mayo de 2015

Málaga: Crónica de un festival en su mayoría de edad ( I )

Javier Gutiérrez (Saberius), en calidad de reportero para Astorgaredacción ha acudido al festival cinematográfico de Málaga. Hoy desgranamos la primera jornada de su estancia con las proyecciones de las películas 'A cambio de nada' de Daniel Guzmán y 'Techo y comida', de Juan Miguel del Castillo además del documental '‘Palabras, mapas, secretos y otras cosas' un documental de Elena Trapé sobre Isabel Coixet, homenajeada del festival. Por último se proyectó su última película, ‘Aprendiendo a conducir’, rodada en Nueva York y con Ben Kingsley y Patricia Clarkson como protagonistas

 

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Este año, el festival cumplía los 18 años de edad y le sería concedido además el Premio Platino por su fomento del cine español. Era una ocasión única para todo periodista cinematográfico o cinéfilo de pro, ya que el Festival de Málaga se está convirtiendo en uno de nuestros principales referentes y más grandes eventos de nuestra cinematografía nacional e incluso más allá de nuestras fronteras.

 

Salimos a primera hora de la mañana para poder disfrutar de los últimos días del festival, los más intensos; apreciar por la tarde y noche las producciones más destacadas, los homenajes a los cineastas y los premios que les serían concedidos. También podríamos visitar por las mañanas la hermosa ciudad malagueña, con su imponente Alcazaba, que domina todo el perfil más reconocible de la ciudad, el que culmina las últimas elevaciones sobre la playa de la Malagueta, el anfiteatro, la casa natal y el Museo de Picasso, la nueva sede del Guggenheim recién inaugurada, etc…

 

La misma tarde de la llegada pudimos apreciar la película que a la postre más premios cosecharía: A cambio de nada, de Daniel Guzmán, cuyo equipo al completo, con sus actores a la cabeza, había estado presentando la producción unos días antes. La proyección tuvo lugar en el Cine Albéniz, colindante con el anfiteatro romano al pie de la Alcazaba.

 

La película poseía la frescura y espontaneidad que emanaban todos y cada uno de sus actores, representantes fieles de existencias realistas que pueblan los barrios de la ciudad madrileña, otorgando el protagonismo a uno de tantos adolescentes que padecen las secuelas de una familia desestructurada, con padres separados y aún así en eterno conflicto, con problemas escolares a pesar del esfuerzo, y la necesidad de labrarse una vida paralela que otorgue sentido y lógica a su devenir, junto a su amigo y compañero de andanzas y una motocicleta que parece una suerte de Rocinante. Ante futuro que se les presupone escaso de oportunidades y que se dibuja cada vez más negro, los amigos deciden sobrevivir en su día a día combinando el empleo escasamente remunerado con los pequeños hurtos y empresas aún más arriesgadas que pueda sacarles de sus cotidianas miserias en las antípodas del mundo prometido que se publicita por doquier en las grandes superficies. Pero la realidad parece imponerse de nuevo, con toda su crudeza, aunque quizás alguna pequeña casualidad, un destello de esperanza que pueda conmover a tutores y jueces en medio de su drama existencial, podría sacarles del atolladero, al menos por el momento… La verdad de sus interpretaciones y el pulso narrativo ostentado por su joven director se hizo merecedor de los mejores premios del festival, incluido el de mejor película y director.

 

Ésa misma tarde también se pudo presenciar otra de las películas triunfadoras del festival, Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo, con Natalia de Molina, Mariana Cordero, Jaime López, Mercedes Hoyos y Gaspar Campuzano, producida por Germán García. La película nos adentra en el drama personal que vive toda una familia: Rocío, joven madre soltera y sin trabajo que vive con su hijo Adrián de ocho años, en un piso de alquiler que no puede pagar desde hace meses, a partir de que se le comunica el desahucio de su vivienda, entre la vergüenza y el temor a perder la tutela, con una situación de precariedad que empeora cada día. Un tema de máxima actualidad que narra la realidad sin ambages, con un realismo social y verosimilitud tal que bordea incluso el naturalismo o la apariencia de hiperrealismo, aunque en estos casos, la mayoría de las veces la realidad supera a la ficción. No en vano la película ha sido publicitada con el lema: “¿…Y a ti quién te rescata?”… Sobran las palabras.

 

 

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Al caer la tarde, las miradas de nuevo estaban puestas en la alfombra roja. Desde el hotel que alojaba a los cineastas, próximo a la catedral, hasta el mismo Teatro Cervantes, donde tendrían lugar las galas más importantes.  


  
La directora de cine Isabel Coixet fue, junto al director de fotografía Kiko de la Rica, la gran homenajeada del Festival.

Esa misma noche pudimos apreciar este homenaje que se iniciaba con los discursos y admiración profesados por actores que habían trabajado con ella, como Javier Cámara y Leonor Watling. Ésta última interpretó como nunca el tema ‘Senza fine’ que años antes había elegido como ‘leit-motiv’ para su película ‘Mi vida sin mí’. La emocionada realizadora recogió la biznaga de honor a toda su carrera y se presentó el documental sobre su vida y obra, en torno al mundo particular y sentimental que componen sus películas, que tuvimos ocasión de presenciar.

 

Coproducido por el Festival de Málaga, junto a Miss Wasabi Films ‘Palabras, mapas, secretos y otras cosas’ es el documental de una hora de duración realizado por Elena Trapé que nos adentra en la personalidad y sensibilidad de Coixet, un mapa de ruta en torno a la geografía humana y espacial de sus películas y lugares comunes, de los equipos técnicos y artísticos que las han poblado, indispensable para conocer su evolución, rodado a caballo entre Los Ángeles, Portland, Nueva York, Berlín y Barcelona. En el documental hay testimonios directos de sus más estrechos colaboradores, amigos, familiares, periodistas, críticos de cine y realizadores que se han visto influenciados por sus propuestas, además del milagro de su distribución internacional y del eco universal que la mayoría de sus películas han tenido, algo muy poco frecuente en nuestra cinematografía.

 

Después se proyectó su última película, ‘Aprendiendo a conducir’, rodada en Nueva York y con Ben Kingsley y Patricia Clarkson como protagonistas. Ambos actores ya habían trabajado con la directora catalana y junto a Penélope Cruz en ‘Elegy’.

 

El reparto lo completaba Grace Grammer, la hija pequeña de Meryl Streep. La película nos adentra en la historia de Wendy (Patricia Clarkson), una escritora de Manhattan que acaba de descubrir el adulterio de su marido, profesor de Literatura, con una alumna, y se dispone a afrontar un doloroso divorcio cuando conoce a Darwan (el personaje encarnado por Ben Kingsley), un refugiado político, en el taxi donde se origina la tragedia, en medio de una de las más enconadas discusiones con su marido. Precisamente Kingsley es el taxista y también instructor en una autoescuela, y convence a Wendy de que la mejor forma de afrontar sus problemas es centrándose en una actividad nueva o finalizando algo que en su vida no haya podido completar, como aprender a conducir. Él mismo se erige como monitor y medium capaz de hallar remedio a todos sus males, ya que a través de la metáfora de ese aprendizaje práctico y mecánico, desgranará toda una filosofía de la vida y una técnica para alcanzar la felicidad personal y una peculiar auto realización. Lo que comienza como un drama deviene en una película repleta de momentos cómicos, irónicos, cuajados de ingenio y talento con ecos al mejor Billy Wilder o Berlanga y Bardem, capaces de encontrar el más sabio equilibrio entre la comedia y el drama en sus filmes.

 

El guión está firmado por Sarah Kernochan, responsable de otros títulos como ‘Lo que la verdad esconde’ o ‘Sommersby’, y para su recreación se basó en un artículo de Katha Pollit que publicó el New York Times sobre el taxista que conoció durante su separación matrimonial; el proceso de curación y aprendizaje de una nueva vida que le transmitió la persona que le enseñó a conducir.

 

 

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Este título se estrenará en las salas el día 15 de Mayo.

 

Tras las proyecciones pudimos asistir y participar en calidad de reporteros cinematográficos, en una extensa entrevista que se le hizo en directo, desde el mismo Teatro Cervantes, para Radio Nacional. A lo largo de la misma se repasaba su filmografía, desde su primera película rodada en inglés, ‘Things I never told you’ (Cosas que nunca te dije), en 1996, pasando por ‘A los que aman’ (1998), alcanzando el reconocimiento internacional a partir de ‘Mi vida sin mí’ (2003), ‘La vida secreta de las palabras ‘(2005), ‘Elegy’ (2008), ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ (2009) o ‘Ayer no termina nunca’ (2012), que se presentaría en la sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín y que inauguraría precisamente el Festival de Málaga de ese año donde cosecharía las Biznagas de Plata correspondientes el Premio Especial del Jurado, mejor actriz, mejor fotografía y mejor montaje. También se habló de la calidad de sus documentales con piezas como ‘Escuchando al juez Garzón’, Goya al mejor documental en el 2011, y ‘Aral, el mar perdido’, rodado en Uzbekistan en 2009, año en el que recibiría la Medalla de Oro de las Bellas Artes además de formar parte de la 59 edición del Berlín Film Festival. Además ha destacado asimismo en el terreno de la publicidad, creando insólitos anuncios que llevan su sello inconfundible.

 

La propia realizadora reconoció en la entrevista que “Es el momento ideal para hacer balance de mi vida, de ‘mi vida conmigo’, un balance que resulta una gran montaña rusa, aunque yo de pequeña tenía la intuición de que mi vida iba a ser subidas, bajadas, alegrías, penas, diversión, viajes… En ese sentido creo que soy muy afortunada porque he tenido la oportunidad de contar muchas cosas, desde muchos puntos de vista y desde muchos países. He cambiado, he aprendido, desaprendido… Y sigo teniendo la misma curiosidad que cuando empecé… Del Festival de Málaga diría que es el festival europeo que ha tenido una evolución más clara. Ahora cualquier película española que se precie tiene que estar aquí. Aquí se han descubierto grandes directores, actores, guionistas, ha sido un crisol de jóvenes promesas y luego se han confirmado y en ese sentido si eres cineasta tienes que estar aquí… Es necesario el apoyo al cine como el que existe en Francia, donde es toda una declaración de intenciones… Nunca he tenido una agenda de lo que voy a hacer en mi carrera… Mi última producción es una historia muy tierna, muy amable, sobre las pequeñas catástrofes de la vida cotidiana y cómo podemos aprender de la gente que creemos muy lejana a nosotros… El último proyecto que tengo en ciernes se llama ‘La librería’ y está basado en la novela de Penélope Fitzgerald y es la historia de una mujer que quiere abrir una pequeña librería… Hay además un par de guiones que tengo escritos y espero que alguna vez pueda llevarlos a cabo…”

 

Tras la entrevista llegó un encuentro y conocimiento más personal donde descubrimos la especial predilección de Isabel por las berenjenas con miel, su tapa favorita de Málaga. Cineasta de talento admirable, persona de una proximidad asombrosa, humilde donde las halla, Isabel Coixet nos dejó un recuerdo imborrable la noche del viernes.

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