Profesores, miembros del Consejo Escolar y personal no docente
Lunes, 29 de Junio de 2015

Relato sobre las incidencias de la elección del director del IES de Astorga

Al proceso para seleccionar el nuevo director del IES de Astorga se presentaron dos candidatos, Juan Carlos Berdasco (actual Jefe de Estudios) y Enrique López, ambos profesores del Centro. La Orden que regula dicho proceso establece un concurso de méritos, al que se añade la valoración de un proyecto de dirección que debe presentar cada candidato. Los méritos se determinan según unos criterios objetivos. El proyecto es valorado por una comisión formada por cinco miembros, dos representantes del claustro de profesores, uno del Consejo Escolar y dos miembros elegidos por la Dirección Provincial de Educación (en nuestro caso dos inspectores).

 

No es difícil determinar, a partir de los criterios establecidos en la convocatoria, los méritos que corresponden a cada uno de los candidatos. De este modo cualquier persona mínimamente informada pudo establecer, una vez conocidos los candidatos, sus méritos correspondientes. Y resultó que la ventaja en los méritos de Enrique López era imposible de contrarrestar con la valoración de los proyectos a menos que se suspendiera el suyo (el candidato con un proyecto suspendido queda automáticamente eliminado del proceso de selección).
    

Y aquí empieza una larga trama cuyo objetivo último ha quedado finalmente de manifiesto de una forma meridiana.
    

Se debe dar publicidad a los proyectos de los candidatos, pero tal publicidad se retrasa. El claustro para la elección de los dos profesores representantes se convoca precipitadamente, cuando el actual equipo directivo ya tenía perfectamente preparados sus candidatos a representantes del claustro. No hubo exposición o defensa alguna por parte de los candidatos de sus proyectos, ni debate de ningún tipo.
    

La maniobra continuó en la reunión del Consejo Escolar para elegir a un representante. En dicha reunión el director animó insistentemente a los presentes a elegir al representante de entre los padres, alegando que “los alumnos no serían objetivos porque tienen manía a Berdasco”. Aquí fracasó el director y fue elegido uno de los alumnos.
    

A todo esto, ¿dónde estaban los proyectos?
    

Aquí empezó otro proceso, el de la ocultación: los proyectos tardíamente difundidos, una vez expuestos desaparecieron del tablón de anuncios, y cuando un profesor del centro decidió hacer un resumen comparativo para facilitar una lectura rápida de los proyectos y se colocaron varias copias en la sala de profesores, entonces, con inusitada rapidez, fueron retiradas y se ordenó a los conserjes recorrer aula por aula y retirar las copias que se encontraban en algunos de los tablones de anuncios de las mismas. ¡Toda una lección de respeto a la libertad de expresión!
    

Era clara la intención de impedir que se apreciara la similitud de los proyectos, punto clave en el plan urdido para suspender el proyecto de Enrique López.
    

El siguiente paso de los ya miembros de la comisión, Manuel Ortiz y Yolanda Gil, fue intentar invalidar el proyecto de Enrique López por un ¡defecto de forma!. El defecto consistía en no haberlo escrito a doble espacio y Enrique López fue obligado a subsanar ese defecto, aunque, de acuerdo con la orden de convocatoria tal requerimiento no es competencia de la comisión y debería haberse efectuado con anterioridad, a instancia de la administración. Hay que decir que también el de Juan Carlos Berdasco tenía otro defecto de forma (la Orden marca un máximo de 15 hojas y el suyo tenía 16) pero los profesores citados no repararon en el defecto de su candidato.
    

Una vez resultó fallida la estrategia formalista, los aludidos profesores no tuvieron más remedio que ponerse en evidencia. El resultado final fue el previsto por ellos: el proyecto de Enrique López recibió una nota media de 4, el de Juan Carlos Berdasco de 6,67.
    

Partiendo de la mecánica del proceso y de informaciones recabadas aquí y allá, podemos aventurar que los representantes del profesorado en la comisión puntuaron el proyecto de Enrique López con un 1 y un 2, mientras que el de Juan Carlos Berdasco mereció a ambos la calificación de 8. Estas valoraciones contrastan agudamente con las de los otros tres miembros de la comisión, los dos inspectores y el alumno, que debieron calificar ambos proyectos con notas entre 5 y 6. Todo lo cual demuestra, por un lado, la semejanza de los proyectos en cuanto a valoración y, por otro, la sesgada posición de los representantes del profesorado. En todo caso, si estamos equivocados en nuestras, creemos que fundadas, suposiciones rogamos que los interesados nos corrijan. Nada es más deseable en este tipo de procesos que la transparencia, lo que ya es, en todos los ámbitos del quehacer público, un clamor popular.
    

En fin, tras este penoso espectáculo, queda una pregunta en el aire, ¿por qué Manuel Ortiz y Yolanda Gil han tomado tan descaradamente partido y muestran tanto interés en que Enrique López no sea el próximo director del IES de Astorga?

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