La tradición etnográfica de La Carballeda convivió con el rugido de los motores

Val de San Lorenzo ha mostrado este sábado toda la riqueza etnográfica de su fiesta grande. La procesión con el canto del ramo a la Virgen de la Carballeda; el campeonato de bolos, el más veterano de Maragatería que ha llegado a su 35 edición; y el baile maragato con uno de los mejores corros de la comarca, han sido las tres propuestas con sabor tradicional del programa organizado por la Asociación Cultural 'La Carballeda' y el Ayuntamiento. En la tercera jornada festiva también ha destacado la primera carrera de cars que ha recorrido las calles próximas a las escuelas.

La Misa Angelis tenía lugar al mediodía en la iglesia del pueblo, donde sonaron de música de fondo las castañuelas y el tamborín. Al finalizar la celebración religiosa llegaba el momento del canto del ramo para dar paso a continuación a la salida del carro triunfante con la imagen de la Virgen de La Carballeda engalanada para la ocasión, con sus mejores ropajes y rodeada de flores. En el pórtico, los maragatos y maragatas recibieron a la patrona, momento en que los varones bailaron el primer paloteo.

El pendón iniciaba el cortejo junto con las mujeres que acompañaron a la Virgen. La procesión continuó hasta llegar a la campa de la Fragua, allí los maragatos demostraron una vez más su habilidad en el baile del paloteo antes de dar paso al rezo de la salve. En la vuelta de la procesión a la iglesia, las maragatas danzaron delante de la Virgen, finalizando con la entrada al templo de la patrona de cara a los fieles, que la despidieron con el tradicional 'Viva la Virgen de la Carballeda'.

Por la tarde, los aficionados a los bolos maragatos continuaron disputando el campeonato de bolos maragatos que llegará a la final el lunes, el último día de la fiesta.

La expectación fue máxima en la carrera de cars que aunque no fue competitiva atrajo a numeroso público y participantes. Era la primera vez que en las fiestas de Val de San Lorenzo sonaban los motores de estos pequeños bólidos que convirtieron las calles del pueblo en un circuito urbano.