Tomás Álvarez
Martes, 06 de Octubre de 2015

Entonces… ¿quemamos las urnas?

Desde hace más de 2000 años el ser humano ha entendido que su participación en los asuntos públicos enriquece a la sociedad. Pericles lo definió magníficamente, ya en el siglo V a.C., cuando llegó a calificar de inútil a quien se despreocupa de las tareas comunitarias.

 

En una sociedad democrática, el ejercicio del voto es clave y el voto importantísimo, sea cual sea la opción apoyada por el ciudadano. Esto está en el abecedario de la democracia, y me sorprende que alguien lo ignore, y más aún si se dedica a la actividad política.

 

Una sociedad  participativa es una sociedad viva… Envidio a esos municipios de Suiza donde los ciudadanos son convocados una o varias veces al año en Asamblea Comunal para aprobar cuestiones relativas al gobierno local o cantonal y en la que todos, a mano alzada, deciden sobre una disposición o unas elecciones.

 

En mis escasos meses en la corporación municipal astorgana he mantenido una actitud prudente intentando aprender de la experiencia de quienes ya llevan muchos años en la corporación; escuchando a unos y a otros… aunque a veces sintiendo decepción por actitudes lejanas al respeto personal y a la democracia.

 

En el pasado pleno municipal, por ejemplo, con motivo del debate sobre las ayudas a la compra de materiales escolares, Victorina Alonso, en nombre del PSOE, apoyó la medida, aun reconociendo reparos por la existencia de informes negativos de Intervención y Secretaría. Me asombró la ácida respuesta del portavoz del PAL, quien pidió a la representante socialista que votara en contra si no le gustaba lo propuesto porque una vez que “PAL y PP han unido sus votos”, los votos de los demás no sirven para nada…

 

Lamentable, la idea de que los votos de los demás no valen. Sólo le faltó argumentar que una vez que el PAL se ha unido de facto al PP ya se pueden eliminar las votaciones en el ayuntamiento de Astorga.

 

En realidad, los debates ya se están ocultando porque por acuerdo de ambos grupos se eliminó la posibilidad de leer en el pleno los ruegos y preguntas planteadas por los grupos políticos, con lo que se ocultan al público una serie de temas que pueden ser de su interés. Cabe recordar que los plenos municipales son claves en la vida local y que entre sus competencias indelegables está en primer lugar el “control y la fiscalización de los órganos de gobierno”.

 

Por otro lado, la celebración de los plenos está abierta a la ciudadanía, que puede seguir en directo los debates y conocer temas que le son de interés inmediato. Por todo ello, todo lo que sea hurtar el debate va en contra del ejercicio democrático y del interés general.

 

Tal vez para el equipo de Gobierno lo más fácil es caer en la tentación de “acallar” a la oposición. Tremendo error, porque del debate abierto sale la luz y del acuerdo dialogado surgen las disposiciones más adecuadas para mejorar la vida ciudadana.

 

Cada representante elegido por el pueblo tiene la legitimidad de los votos que le arropan, y estoy seguro que su actuación ha de estar orientada a actuar en beneficio de la sociedad. Por todo ello sobra el oscurantismo y la descalificación.

 

…Y sobra la crispación, una crispación que se nota a cada paso, como ocurrió en el mismo pleno con el debate sobre la rebaja del IBI, una propuesta que el PSOE llevaba ya en su programa electoral y que ahora ha hecho suya el PP.

 

Hace unos meses cuando el PSOE presentó la medida, los populares la calificaron de absurda y demagógica. El número dos de la candidatura popular, José Guzmán, dijo entonces que la bajada del IBI prometida por la entonces alcaldesa “era un síntoma de la nula iniciativa económica que los socialistas de Astorga (…) Van a salto de mata y ahora se les ha ocurrido una bajada que supone una pérdida de 200.000 euros para las arcas municipales”.

 

Bien, ahora han sido los populares quienes ponen en marcha esta medida, que rebaja los ingresos de las arcas municipales, y el PSOE, en coherencia con su promesa, la apoyó. Pues bien, lejos de agradecer el apoyo y reconocer la insolvencia de la crítica hecha antaño, el portavoz popular afirmó que él hizo la propuesta “porque sabía de números” y que en cambio, cuando la hizo Victorina Alonso era sólo por demagogia y “a salto de mata”.

 

El municipio de Astorga merece y exige respeto, serenidad y altura de miras. El conjunto de representantes municipales está en la Corporación para trabajar por la ciudad, no para machacar al concejal del partido de enfrente. Todo lo que sea fomentar un debate respetuoso y positivo redundará en beneficio de los ciudadanos. Por ello es necesario respetar el voto y acercarse a la sociedad con serenidad, sin mordazas, sin temor al debate y al  ejercicio de la democracia.

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