Esteban Carro Celada
Domingo, 25 de Octubre de 2015

El entorno familiar del Maragato Cordero (XVI)

Curiosa la receta y los pormenores de Andrés, minerólogo y con botica en Boisán, para curar la erisipela de nuestra ya querida Clotilde. En la carta, siglo y medio después todavía permanecían intactos los cinco ingredientes recomendados: belladona, aconitum, rhus, lachesis.

 

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Disponemos de la carta que manda Luis a su padre político Santiago, ocho días más tarde: “Mi querido padre: Tengo a la vista su apreciable de fecha 18, en la que me dice tiene reclamado de mi hermano Santiago los 340.000 reales que por mí satisfizo en el banco a Don Manuel Cantero, habiendo satisfecho yo el de este último con el completo de mil duros que usted me dio. Todo esto está bien, pero creo que posteriormente y, al regreso de Barcelona, entregué dos mil duros más. Todo esto podré contestar cuando pase a esa con más acierto (contesta desde Santiago de Millas), por tener los papeles a la vista y habrá más o menos cantidades recibidas que se apliquen a esa cuenta. Me dice usted que le ha dicho el hermano que tiene dado poder a Don Manuel Vicente para arreglar definitivamente la testamentaría con mi madre y conmigo, lo que es exacto, y solo esperamos la copia de la obligación que según dice firmó mi hermano conmigo, de lo que no recuerdo yo haber firmado semejante obligación, pero es bastante mi firma en los pagarés; y ahora puede comprender que es indispensable el que mande a mamá, a mis hermanos y que saque copia literal de la obligación y enterado él del compromiso, se la mande a Don Manuel Vicente con las intenciones que quiera, pues usted debe conocer que se hace preciso tener la copia de este compromiso para saber la responsabilidad del hermano y según esta sea ceder más o menos en las reclamaciones que cada uno hace, y si he de decir lo que siento sobre este particular, le diré que nunca creí a mi hermano comprometido en este importante asunto y si lo está, ya puede usted comprender que yo no tengo la fuerza que tendría no estándolo, para hacer algunas reclamaciones que estoy haciendo, según particularmente le manifesté, mamá y María podrán decirle.

 

“Por lo tanto yo desearía que a mi hermano no se le mezclase en semejante asunto, y mandando la copia que arriba indico, concluiremos nuestra testamentaría y entonces veré lo que tengo, y concluyendo con mis acreedores a fin de poder trabajar vería el medio de satisfacer dicha cantidad, pero lo que conviene para todos es concluir y salir de esta inacción en que estoy, pues si sigo de esta manera dentro de poco no tendré con que sostener mi familia.


“Respecto a lo que me dice de haber dicho a mi hermano que Vd. no podía reclamar dos veces el importe de los pagarés, no ha sido mi objeto decirle que los quería cobrar dos veces; nada de eso, sino que mi intención al decirle esto era manifestarle que V. de él nada reclamaba; y le tendré dichas trescientas mil cosas por este orden en las reyertas que hemos tenido, y por lo tanto son chinchorrerías que no conducen a nada, y lo que hace falta es la copia pronto, para que no digan que por mí está detenido este asunto y concluyendo. Veré el medio que tengo de pagar y con lo que cuento para ello. De usted mil afectos, Luis Franco Alonso”.

 

He aquí un lío de familia que sale a la palestra. El Maragato era dador y fiador de dinero que le planteaba problemas morrocotudos. Santiago se había dedicado a recorrer mundo y quizá los negocios no le fueran tan bien como se pensara.


Por este año del 60, Cordero vuelve de nuevo a la política activa y pertenece a las Cortes en la legislatura que comienza en el mes de mayo y termina en septiembre de 1861.


Un día de este año del 60, Luis escribe a su tío el canónigo de León que pasa el verano en Gijón:


“Mi querido tío: sin carta de ninguno de ustedes, lo que me extraña sobremanera, pongo a usted esta carta para decirle que al momento nos conteste, pues María Antonia está con cuidado por no haber recibido carta ninguna desde que saliera de Caldas, y ya puede usted conocer que solo una carta en todo el tiempo que están en esa; creo no sea lo suficiente para gente que no tiene más que hacer que tomar el baño y pasearse; por lo tanto no deje usted de contestarnos al momento y decirnos que ha hecho de lo de Plácido, pues deseo saberlo para contestarle o más bien escribirle. Por Santiago de Millas todos estamos buenos, deseando que los baños les hayan probado bien y que no sea por falta de salud el dejarnos de escribir. Consérvese usted bueno y mande a su sobrino. Luis”.

 

 

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Dos años antes de morir, Santiago Alonso Cordero hacía un tercer testamento que abolía a los anteriores. Estaba inscrito en la notaría de José Guerrero Bres.


Más adelante, los Franco Alonso viven en Madrid en la calle de Felipe V, 4, 2. Y a la nieta mayor, Clotilde le escribe el abuelo Santiago. En la postdata fechada dos días después de su santo en Santiago de Millas se nos comunica que Don Patricio Rubio Martínez, el cura del pueblo durante 40 años, había muerto. La cartita de Alonso Cordero a Clotilde es una nota de respuesta de su felicitación, pero nos comunica noticias de la familia y de Santiago de Millas, aparte del óbito del párroco:


“Mi querida nieta: he recibido tu carta fecha 22 y te doy, así como a los demás firmantes, las más expresivas gracias por vuestros recuerdos. Ayer se verificó el bautizo de la niña de Amalia, siendo yo el padrino y Victoria la madrina y en su nombre, mamá Mariquita; se le pusieron los nombres siguientes, Etelvina Práxedes Victoria y Milagros. Todos comieron después en casa de Antonio y entre ellos tu papá y abuelita Antonia, así como también Don Bernardino. Amalia y la niña siguen bien”. Viene detrás de los saludos la firma del abuelo.


Ya hemos de observar como le tiran las amistades al maragato en punto a bautizos. Si en otro momento una de sus nietas, esta en concreto cuya carta escribe, fue apadrinada por un alto hombre de la política y de la economía, ahora la huella de su amistad con Práxedes Mateo Sagasta queda como rescoldo en el segundo nombre de Etelvina, por delante del de la propia madrina Victoria, tía de la bautizada. La madre, Amalia, es la hija más pequeña del Maragato, de apenas 18 años y acaba de casarse. Esta nieta del maragato es la hermana mayor de Carmen, la llamada Monja. Ya no estará el abuelo cuando ella merodee por el mesón de Villalpando, compre fincas en La Torre o tierras y viñedo en Prado y Villar o en Paladinos o a las Claras de Benavente, pavicos, cubiertos, cucharillas y relojes.


Cuando esta nieta de Cordero que ahora acaba de nacer, se case, no desdirá de las hijas del maragato. Se irá al matrimonio can José Alonso Rodríguez, con una bien provista dote: La cama dorada del matrimonio, las colchas de damasco grosella, la colcha de tablero de damas, mantas de Palencia y del Val de San Lorenzo, sábanas de Holanda, camisas abullonadas, chambras con ‘valenciennes’ , enaguas, cubrecorsés, moarés blancos antes grises, pañuelos de jaretón; y también el sombrero de encaje y la camisola para Pepe y la pulsera de ónice con chispas de brillante y la pulsera de oro y aderezo de perlas y granates y el abanico de nácar.


Y Pepe llevó botonadura de oro y brillantes y zapatos de tafilete y ‘brodequines’ que no llegó a conocer ya el abuelo que fue padrino de esta niña Etelvina, quien compró igualmente un pañuelo de seda para que lo luciera la Dominga en su día de boda. Esto sucedería en 1893, cuando Etelvina tenga ya 30 años.

 

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Pero en 1863 hay carta entre los cuñados. Es Andrés el minerólogo de Boisán quien desde Valladolid escribe a María Antonia, el 8 de agosto. Ahora la que está indispuesta es Clotilde. Y su tío le da algunos consejillos médicos, porque entiende de botica y hasta tiene una en Boisán. Todavía en la carta permanecen los cuatro ingredientes que le envía. Veamos lo que dice y hasta la receta que con estos elementos compone: “Me entero que Clotilde volvió a notar los mismos síntomas que cuando estuve. No lo extraño y confío que con la segunda papeleta se habrán mitigado y con la tercera, o sea la primera de belladona, habrá notado bastante alivio  que habrá sostenido con la segunda toma del mismo medicamento y del que tal vez no necesite más, pero por si ha notado alivio y no ha sido suficiente, te mando más, sintiendo no haberlo hecho esta tarde, pero sale en el correo antes de que llegue el de Madrid.


“Con los medicamentos adjunto una explicación para que puedas usarlos con algo más acierto aunque no será tal vez con el que deseo y con otros he tenido, pero también los doctores se equivocan.


“Esperando que me pongas al corriente de cómo sigue la enferma y con afectos para la misma y Luis de su tía y primos, sin olvidarse de ti. Lo mismo dice tu hermano que te quiere., Andrés”.


Parece que lo que tiene Clotilde es una picazón de erisipela. Se ha de usar a tenor de la receta de Andrés algodón en rama cubriendo las partes afectadas, harina de centeno y almidón en polvo. Trata ahora de explicar la razón de ser y la eficacia curativa de  los distintos medicamentos que envía en la carta. Así de la belladona dice: “Creo que sea la más indicada, pues es cuanto dolores, calor, palpitaciones, rubicundez que empieza por una mancha pequeña que se extiende, hay intumescencia. Para la erisipela de la cara con hinchazón excesiva que cubre los ojos y oculta las facciones, dolor de cabeza, piel caliente, seca, insomnio y aún delirio”. El ‘aconitum’ “está indicado cuando fiebre, que la piel está caliente y seca, con sed”. El ‘rhus’ “si se manifiesta con placas grandes o pequeñas con ampollas”. El ‘lachesis’, “si las ampollas se ponen amarillas o azules”. La ’brionia’, “cuando ataca a las articulaciones y que el movimiento aumenta el dolor”.

 

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Tras esta exposición del tío Andrés, él mismo hace un balance médico farmacéutico para que la receta sea eficaz: “Hay otros medicamentos, pero los más indicados para el caso que nos ocupa son los que envío y en mi concepto, el que pongo en primer lugar que es belladona si hay inflamación y otros de los síntomas que menciono”. El ‘aconitum’ en relación con la fiebre y los otros por si hay algunos de los síntomas fundamentales que expone". Y termina: “si aún tuvieses que medicarle, puedes ponerles en agua una cucharada por glóbulo y darle cada cuatro horas o cada 12, según la indisposición, teniendo presente que cuando más fulminante, más a menudo se medicina, pero si no, no apresurarse que sería no adelantar pues el alivio, aunque sea poco, se respeta hasta que se ve que no continúa; en este caso se vuelve a dar; de no sentir ningún efecto un medicamento, se da otro”.


Un detalle curioso este de los familiares de Cordero ayudándose unos a otros. El boticario poniendo su sabiduría para superar la enfermedad de su sobrina. La nieta predilecta de Santiago Alonso Cordero.

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