La idea no es nueva sino al contario muy antigua, de hace más de dos mil quinientos años cuando un hombre menudo y humilde como si estuviera viendo por una mirilla a Donald Trump, predijo lo que podía pasar y ha pasado. Aquel viejo, Sócrates, lo predijo hablando de la retórica y sus peligros cuando un orador sin ética en sus discursos convence a su audiencia, porque esta no quiere oír la verdad, sino que prefiere fiarse de la apariencia y así puede hacer pasar a un burro viejo y maltrecho por un hermoso alazán y venderlo.
Eso exactamente es lo que hizo el ahora flamante presidente de los EEUU en su populista campaña electoral y lo más sorprendente es que en eso no engañó. Lo que dijo lo está cumpliendo para sorpresa de tantos millones de habitantes del planeta que ni se preocuparon de lo que estaba ocurriendo porque a ellos no les incumbía lo que se cocía. Por eso, pienso y escribo en Astorga, no podemos alegar que eso no nos incumbe y menos en el mundo global en el que, como por el efecto del vuelo de la mariposa, lo que allí se decide y se hace nos afecta. Ni se nos permite mantenernos al margen, ¡qué más quisiéramos!
Ahora se está viendo que el burro ya está comprado con los votos de una parte de los norteamericanos, menos de la mitad de los votantes, y lo han dejado suelto por la cacharrería, porque el burro no era su mensaje sino que era él. Es la democracia y lo consiguió con los votos de un veinte por ciento de los norteamericanos, que son responsables de lo que él hace y de lo que pueda hacer, y nos afecta a todos con que esos norteamericanos en vez de comprar burros ya se podían preocupar un poco por nosotros, los habitantes del planeta en donde él ha caído como un destructivo meteoro.
Cada día salta con una nueva sorpresa además del muro que quiere levantar en su frontera con México, el cierre de fronteras para países árabes y otras lindezas sumadas. Entre el cúmulo de las falsedades que acopia, con una media superior a cuatro al día en sus primeros 30 días de mandato, según The Washington Post, se ha hecho acreedor por sus propuestas de calificativos como misógino, fascista y fumado y le faltaban las guindas: Renuncia a su sueldo de presidente porque es rico y no lo necesita pero solo en sus desplazamientos de descanso en los fines de semana gastó en un mes más que su predecesor en todo un año. A cuenta de los contribuyentes a los que les ahorró su sueldo.
Era el comienzo de lo que ha venido después con manifestaciones multitudinarias en numerosas ciudades de EEUU por encima de la rebelión y oposición de jueces y fiscales, hasta el extremo que un grupo de prestigiosos psiquiatras han planteado la conveniencia de que se le haga un reconocimiento para ver si puede ejercer la presidencia. Así estamos. El presidente no da tranquilidad ni calma sino que agita las aguas y provoca la inquietud. Mentalmente es un niño sin formación que se cree listo porque es rico. Lo último, de momento, aunque qué puede haber peor, ya lo ha decidido: prepararse para las guerras y armarse hasta los dientes porque hay que ganarlas. Consuela que las espere en plural y no una sola.
Ya hubo un presidente norteamericano que nos metió en una guerra ilegal, inmoral e injusta como preventiva porque Sadam Hussein en Irak tenía armas de destrucción masiva, ante la complacencia de los oligofrénicos Marhuendas de turno, por fortuna porcentualmente muy pocos. No arregló nada sino dejó las cosas de Oriente peor que estaban, aunque posiblemente los amigos del vicepresidente Cheney se llevaron parte de la tostada del petróleo y a nosotros nos costó casi doscientos muertos y el susto nacional de los atentados del 11 M. Luego él reconoció que había sido una información falsa, pero el mal quedó hecho con la desestabilización de aquella toda zona y el surgimiento del moderno estado islámico, que eso si es amenaza y no existía.
¿Qué podría pasar si al burro le llegaran noticias de que llegaban los extraterrestres y que venían con malas intenciones? ¿Y si la información fuera falsa? ¿Quién repararía el descalabro que el hiciera? - No olvidemos que tiene el botón nuclear y, oh horror, se ha proclamado el jefe de la manada porque debe entender que el asunto es cosa de animales y hay burros alfa -.
¿Nos incumbe o no? ¿Es para preocuparse? No hablo de ciencia ficción sino del peligro que vivimos porque no hacen falta los extraterrestres, ni que vengan de esos planetas nuevos que ha descubierto la NASA. Basta con Corea del Norte, Irak o Irán. Cualquier país que sea propicio para la causa o el quiera apuntarle.